Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4.28

Libro 4. Merodeadores vs. las pruebas de Adivinación

Durante el verano de 1974, la casa de la familia Evans se llenó de magos.

Comenzó con un Sirius que se paró bajo el umbral de la puerta y se puso a gritar y agitar las bolsas con comida apenas Lily abrió. Tenía detrás a James, Regulus y el crup Wezen.

—Pads trajo comida como si fuese a darle a la mitad de Inglaterra —susurró James en cierto tono de disculpa. Le había prometido a su madre que se iba a comportar de manera que no horrorizase a la familia muggle de Lily porque había tenido algunos accidentes mágicos esos días.

Lily agitó la mano para restarle importancia, los hizo entrar y palmeó la cabeza de Wezen cuando le pasó por un lado.

—¿Dónde están Rem y Peter?

—Ya casi llegan —respondió Regulus en tono suave—, nos dijeron que venían en un rato, lo que pasa es que alguien se emocionó.

Sirius ya había saludado a la señora Evans, colocado las bolsas con comida en la cocina y halagado las flores en el vestido de la mujer. Era obvio quién estaba emocionado y no esperó a los otros dos para ir a la casa de Lily.

Unos pasos sonaron por las escaleras y luego un quejido ahogado.

Petunia estaba de pie en la parte de arriba de las escaleras y fruncía la nariz.

Lily suspiró.

—Vamos a ver Bambi. ¿Te gustaría...?

—¡Claro que no quiero ver nada con tus amigos monstruos! —Petunia le chilló sin dudar.

James se acercó a la escalera y le dio un vistazo con una expresión algo confundida.

—Hola, Petunia-

—¡No me hables! ¡Monstruo!

Él apretó los párpados, sorprendido por el repentino chillido incluso más fuerte que el anterior. Unos cuadros colocados en la pared junto a la escalera se movieron y cayeron y Petunia gritó aún más fuerte.

—¡Mamá! ¡Uno de los fenómenos que Lily trajo a la casa acaba de intentar matarme...!

James ya estaba intentando disculparse cuando Sirius se metió a decirle a Petunia que ningún mago correría el riesgo de un castigo por hacerle algo porque tampoco valía tanto para eso. Lily tuvo que poner un alto para que no discutiesen, Petunia se encerró en su cuarto tras dar un portazo y Sirius fue con el señor Evans a ayudarlo a terminar los preparativos.

Lily dejó a Regulus encargado de abrir la puerta cuando llegasen Remus o Peter y sacó a James de la casa para que la acompañase a buscar a Severus.

La primera parte del trayecto no le quitó la mirada de encima y eso empeoró el aparente nerviosismo de James. No dejaba de acomodarse los lentes, jugar con sus dedos y mover la cabeza. Caminaba tan encorvado que ni siquiera se notaba el último estirón que había pegado.

—Sirius me dijo que has tenido accidentes mágicos estos días —murmuró, viendo cómo eso lo hacía dar un pequeño salto y volver a encorvarse después.

Lily frunció el ceño y le puso una mano en la espalda para ayudarlo a enderezarse. James siguió su indicación de forma inconsciente y ella se sorprendió al notar la diferencia por el último estirón. Todavía no superaba a Remus, pero ya estaba más alto que Sirius. Lily lo pasaba por apenas unos dos centímetros.

—¿Qué pasa?

James se pasó una mano por el cabello y caminó unos pasos adelante como si necesitase pensarlo. Luego se dio la vuelta y siguió caminando así, de reversa y viéndola. Agitaba demasiado las manos.

—Tú sabes que soy sangrepura.

—Ajá.

—Y los sangrepuras tienen sus...cosas raras.

—Sí, eso escuché.

James tomó una profunda bocanada de aire, volvió a caminar hacia adelante, se desordenó tanto el cabello que casi todo quedó levantado hacia arriba y se volteó de nuevo para seguir moviéndose de reversa.

—Al comienzo del verano, mi papá me sentó en su laboratorio mientras trabajaba y me dijo...que quienes tienen magia y sangre muggle tienen la ventaja de que su magia siempre esté disponible, es como- como si tuviesen un recipiente lleno desde el principio, ¿entiendes? No la saben usar, pero está toda la magia disponible desde el principio, como- como que la sangre muggle regula esa parte y todavía tienen los accidentes mágicos que todo el mundo tiene antes del colegio, pero eso es todo. ¿Entiendes? ¿Sí entiendes o no se entiende nada?

Lily movió la cabeza en un gesto que era un "más o menos".

—Supongo que sí...tuve varios de esos accidentes de pequeña...

—¡Pues yo me enteré este verano de que alguien como tú deja de tenerlos cuando recibe educación! ¡Y alguien como yo no!

—¿Alguien como...?

—¡Sangrepuras! —James alzó apenas la voz, se quemó algo del césped que estaba pisando y casi lloriqueó por esto—. No sé por qué, pero mi papá dijo que el desarrollo de alguien sangrepura es diferente de alguien con sangre muggle. Lo que tú ya tienes desde el principio y sólo necesitas manejar, yo no lo tengo como- como "completo" sino que va desarrollándose y creciendo conmigo-

Lily empezó a fruncir el ceño.

—¿Como si tuvieses más magia que yo?

James sacudió la cabeza de inmediato. Se sacó los lentes, se pasó una mano por la cara y jugueteó con los lentes en su mano.

—No creo que sea así. Él no lo dijo en ese sentido, es más como...como si de pequeño hubiese tenido desbloqueada una porción de magia y ahí vinieron los primeros accidentes mágicos pero- pero luego crecí y ahora- ¿ahora se desbloqueó otra parte? ¿Sí se entiende? No creo tener más magia que tú y no creo que mi papá crea-

Lily lo detuvo con gestos de las manos.

—Sí entiendo, sí entiendo, sé que no lo dijo en ese sentido, respira.

James no se había dado cuenta de que estaba hablando tan rápido que no había inhalado en varios segundos y se obligó a respirar profundo de nuevo. Se colocó los lentes otra vez.

—Pero a Sirius no le está pasando y él es sangrepura también y yo sólo- es que-

James se detuvo cuando llegaron al árbol que les servía de punto de encuentro con Severus. Se apoyó en el tronco y volvió a pasarse las manos por el cabello. El gesto era más brusco ahora.

—Esta mañana también le quemé algo a mi mamá, algo que ella estaba sosteniendo. Me morí de vergüenza —masculló—. Me siento un bicho raro.

Lo último lo dijo más bajito.

Lily aprovechó que James estaba medio agachado para darle unas palmaditas en la cabeza. No estaba segura de cómo consolar a alguien además de Severus o Remus y se distrajo durante unos segundos porque el cabello de Potter era mucho más suave de lo que parecía y le dieron ganas de ponerse a jugar con él.

—Mamá me dijo que si me sentía un bicho raro no es que lo fuera, solamente es que estaba siendo adolescente. Y que luego se pasaría, que le diese tiempo.

James levantó la cabeza y la observó como si acabase de darle la respuesta a todos los problemas en el universo.

—¿No lo habías pensado? —Lily arqueó las cejas. Él negó—. Pues es obvio, ¿no? Ni tu papá ni tu mamá tienen accidentes mágicos y ya están grandes, entonces...

—En algún momento se pasa —James estaba tan boquiabierto que Lily soltó una risita—. ¡Claro! ¡Se pasa!

James comenzó a reírse de sí mismo y seguía mascullando cómo no se le ocurrió que se "pasaba" en algún momento cuando Severus se acercó. Llevaba un maletín con lo que Lily le pidió, iba seguido de cerca por un Bezoar que tenía un accesorio en la cola para disimular la "extrañeza" mágica y le dio una mirada inquisitiva a James.

—Déjalo —Lily sacudió la mano para restarle importancia—. Cosas adolescentes sangrepuras.

—Bueno...—Severus lo observó durante unos segundos más antes de encogerse de hombros.

Cuando regresaron a la casa, todo estaba listo y sólo tuvieron que entregarle el maletín al padre de Lily. Remus y Peter ya estaban allí y lo único que tenían que hacer era acomodarse mientras anochecía.

—¡El señor Evans nos mostró a Reg y a mí la cosa que rueda para dar imágenes! —Sirius se apresuró a pasarle un brazo sobre los hombros a James y anunciar esto como una gran hazaña.

—El proyector —indicó Lily.

—Pensé que a tu mamá y papá no les gustaban estas cosas —comentó Remus, algo extrañado.

—Eso era antes de descubrir los documentales y las grabaciones de conciertos —aclaró Severus—. Cuando regresamos de Hogwarts, Lily se dio cuenta de que ya tenían una ligera adicción, y en vez de conseguirse un televisor, buscaron un proyector...

El señor Evans les dejó la pared de la casa que podían usar como superficie, cubierta por tela blanca. No se veía el proyector desde donde estaban, pero sí el montón de comida llevada por Sirius. También les dejó el auto sin las llaves, por lo que eran libres de acomodar la parte de atrás de la furgoneta pintada con flores como quisieran mientras oscurecía lo suficiente para ver la película cómodamente.

La parte de atrás de la furgoneta, que no tenía asientos, se llenó de la comida, mantas y almohadas. Severus se sentó en uno de los bordes, desde donde podía tocar a Bezoar echado en el césped junto al vehículo, Lily y Remus se acostaron entre las mantas y almohadas con las golosinas y jalaron a Regulus para que lo hiciera, aunque él sólo se sentó sobre las mantas y recibió las golosinas. Intentó darle una a Wezen sin ser visto. James y Sirius se apropiaron de su propia cesta de dulces y se sentaron de algún modo inexplicable en el techo de la furgoneta, y después de un rato de intentar subir, Peter se rindió y se tiró en el césped junto a las puertas del auto.

Alrededor de una hora más tarde, James gritaba desde el techo preguntando por qué los pusieron a ver una película donde un ciervo bebé perdía a su mamá y el bosque se quemaba. Le temblaba la voz. Severus alzó la cabeza, notó que James y Sirius estaban abrazados mientras veían a la pantalla con una mezcla de sorpresa, tristeza y horror y fingió que no había visto nada.

—¡Pero termina bien! —respondió Lily, sin entender por qué tanto drama.

—¡Pero mataron a su mamá! —replicó James, incrédulo.

—¿Se supone que eso es un producto infantil? —Regulus sonaba muy serio y estaba sentado muy recto en el auto, lo que hacía un contraste bastante obvio con los ojos enrojecidos.

—Sí, es para que lloren sólo niños como de cinco años —aclaró Severus.

—¡Yo no pondría a un niño de cinco años a ver cómo matan a la mamá de un ciervo! —James les contestó desde el techo, todavía aferrado a Sirius.

—Algo más feliz ahora...—sugirió Lily.

Después de un breve recorrido por la animación muggle, que incluyó la visión muggle de Merlín (tuvo a todos menos Severus riéndose por cómo lo representaban y a Lily mirándolos con una mezcla de ternura y diversión) y películas de gatos y perros (Sirius y James lloraron otro poco sosteniéndose fuerte en el techo del auto), era casi medianoche. Mientras Remus ayudaba a Lily a recoger los residuos de las golosinas y todo el desastre, en el césped, James y Sirius pasaban de sostenerse y forcejear fingiendo ser ciervos peleando con astas imaginarias a dar un concierto de jazz con instrumentos inexistentes y jalar a Peter para que los acompañara.

—Creo que ponerles películas animadas no fue buena idea —murmuró Severus, que los observaba desde el borde de la parte de atrás de la furgoneta.

Al menos hasta que los dos decidieron arrastrarlo a él también a su concierto y le pidieron ayuda a Peter, logrando que fuesen cuatro contra uno porque sorprendentemente Regulus se levantó y ayudó a su hermano a empujar a Severus hasta el medio del patio.

—Hacen desastres a donde van, ¿no? —Lily soltó una risita y vio a Remus, que seguía junto a ella, pero ya no estaba recogiendo nada.

Parecía bastante ensimismado con la vista fija en alguien más allá y una sonrisa abriéndose paso por su rostro. Lily siguió su mirada, notó que observaba a Sirius y decidió fingir que ella no se daba cuenta de nada para seguir recogiendo.

No hubo forma de deshacerse de ellos durante el resto del verano. James y Sirius querían subirse a los autobuses muggles y ver las tiendas, se perdieron dos veces en un parque (Severus tuvo que convertirse en pájaro para localizarlos desde arriba) y otra vez en un centro comercial (aquí los encontró Regulus como gato), cambiaron dinero del mundo mágico para conseguir discos de Queen, presionaron hasta entender más o menos el funcionamiento de las películas e incluso convencieron a Lily de colocar un concierto en el proyector sólo para que ellos dos estuviesen saltando y fingiendo tocar instrumentos al ritmo de The Beatles en medio de su patio.

Una noche consiguieron fingir que eran una banda completa haciendo que Peter y Remus se parasen en el "escenario" junto a ellos. James decidió que Severus era el mánager, Regulus el productor, Lily la estilista, y al terminar su "presentación", gritó "¡gracias, somos los Merodeadores!" y se echó a reír junto con Sirius, los dos balanceándose en un abrazo torpe que casi los tira al césped.

Es verdad que algunos cuadros continuaron cayéndose, hubo parches de césped quemados, una de las puertas de la furgoneta se salió de su sitio y una vez se cayó la manta que usaban de superficie para las proyecciones, pero no era nada tan grave.

¿Cierto?

Normalmente cuando escribo algo tan largo (en tiempo dentro de la misma historia) la adolescencia la empiezo entre los 13-14 como tal.

Pues estamos empezando.

(Merlín nos ampare porque no hay diosito de aquí en adelante)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro