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2.7

Libro 2: Merodeadores vs. la segunda serpiente

1972

Casa de la familia Potter a las afueras de Inglaterra.

Sirius soltó un largo bostezo y se sentó en la cama con la sábana todavía sobre la mitad del cuerpo, cubriendo la pijama de snitches que le quitó prestada a James porque se veía suave y era mucho mejor que la bata de seda que él usaba en casa, claramente elegida por su madre que tenía ganas de volver a comienzos del siglo XX.

Había estado viendo una revista de Quidditch con James hasta tarde usando una lámpara de aceite y su "anfitrión" seguía medio muerto tendido a su lado con el cabello más despeinado de lo usual y la boca abierta. Sirius parpadeó un par de veces, y en cuanto su cerebro reaccionó, se estiró para apretar la nariz de James con los dedos de una mano y cerrarle la boca con la otra.

James se despertó con un sobresalto y dándole un golpe que casi lo tiró de la cama.

—¿Por qué no me puedes despertar como una persona normal, Sirius? Aprende de Remus-

—Remus se cansa de sacudirte y nunca reaccionas. Conmigo sí despiertas —Sirius chasqueó los dedos frente a la cara del otro para comprobar que no estaba hablándole dormido (de nuevo) y se ganó un quejido a cambio—. ¿Vamos a ver qué está haciendo tu madre de comer?

—Sí, sí...—La respuesta de James fue interrumpida por otro bostezo.

Esto hizo que Sirius cambiase de táctica y lo jalase fuera de la cama antes de correr el riesgo de que James se recostase de nuevo.

Era la tercera semana de las vacaciones de verano.

Sirius estaba de un muy buen humor porque sólo tuvo que pasar un día en su casa antes de recoger su baúl de nuevo y partir hacia el hogar de la familia Potter.

Lo único que lamentaba era no poder llevarse a su hermano menor con él, ya que tenía que lidiar con su madre por su cuenta, pero la familia Black se reuniría con la familia Potter para comprar los materiales del siguiente año escolar y Regulus estaría en Hogwarts con él a partir de entonces, por lo que no debería haber ningún problema.

Sirius arrastró a James fuera del cuarto y siguieron el aroma del pan recién horneado. Esto sí que hizo que los sentidos de ambos se despertasen.

Euphemia Potter estaba levitando el pan de molde recién hecho hacia el otro lado de la cocina desde el horno. Utilizaba un hechizo sobre este para no tener que esperar que reposara durante horas y poder cortarlo para que tuviesen su desayuno con rodajas frescas.

—Buenos días, mamá —La última parte fue un sonido extraño por el bostezo de James. Pasó junto a ella, recibió un beso en la mejilla y se robó una hogaza de pan.

—Buenos días, cariño —Ella se rió cuando su hijo le estampó un sonoro beso con migajas de pan en la mejilla y luego se alejó—. Llama a tu padre para que recuerde que existe un mundo afuera del laboratorio y que hay comida aquí.

—Sí, sí...

—Buenos días, señora Eu —murmuró Sirius, echando un vistazo al pan.

—Buenos días, tesoro —Euphemia también le besó la mejilla y le ofreció una hogaza de pan.

James no tardó en regresar junto a un Fleamont Potter que tosía por lo que fuese en lo que estaba trabajando. Exactamente igual que su hijo, se acercó, saludó, robó algo de pan y presionó un beso en la mejilla de la bruja después de comerlo.

Ella rodó los ojos con una sonrisita y fue a sentarse. El pan y unos platos la siguieron flotando hacia la mesa. Fleamont comenzó a buscar por la cocina hasta que encontró café, té, leche y jugo para enviar levitando a la mesa también. Euphemia le decía qué más llevar y él lo enviaba.

—¿Qué tienen pensado para hoy? —le preguntó a los chicos.

James miró a su padre y Fleamont se tardó unos segundos en entender que esperaba que hablase en su lugar.

—Ah, los voy a llevar por su amigo y pasarán a visitar a la niña que estuvo aquí en Yule. Lily, ¿verdad?

James asintió. Ya era un logro que un hombre cuya memoria se limitaba a las pociones recordase el nombre de un ser vivo fuera de su familia.

—¿Severus pudo convencer a su padre de dejarlo venir unos días? —siguió Euphemia mientras los invitaba a sentarse con gestos—. ¿Está todo bien? Puedo ir a hablar con él si no está de acuerdo. Fleamont también puede, ¿verdad?

—¿Ah? —Fleamont arrugó el entrecejo.

—Puedes —decidió ella en su lugar—. "Snape" no es el apellido de una familia mágica, así que si se siente inseguro de que su hijo esté en nuestra casa...

—No hace falta —James sacudió la cabeza y se sirvió jugo—, su papá está bien con que venga.

—No creo que se dé cuenta si no está —susurró Sirius, más ocupado en servirse su parte del desayuno que en despotricar contra un muggle que no valía la pena.

James le dio un pisotón por debajo de la mesa y cambió de tema.

—Papá otra vez estaba trabajando con la poción amarilla.

—¡Fleamont Henry Potter...!

James no tenía ni idea de qué era la "poción amarilla", sólo que estaba en un frasco, era amarilla, hacía que su padre tosiera y que su madre lo reprendiera. Era una gran forma de desviar la atención.

Después de un largo desayuno en que Euphemia les contó de un duelo entre dos brujas que se llevaría a cabo durante la tarde y que ella iba a supervisar y sobre unos gnomos de jardín que intentaron hacerse un hogar en su patio, Fleamont cumplió su promesa y se preparó para llevar a los dos chicos a la casa de su amiga.

Llegaron a la casa de la familia Evans poco antes del mediodía, según lo acordado. Los intercambios de cartas estas últimas semanas fueron todos dirigidos a casa de Lily y de James, por lo que lo que se enviaba a la casa Potter iba para James y Sirius y lo que se enviaba a la casa Evans iba para Lily y Severus. Fue lo más inteligente después de que Lily les escribió para explicar que el padre de Severus destruyó la invitación que le envió Euphemia Potter para que estuviese unos días en su casa incluso antes de que él la pudiese leer.

La madre de Lily se encontraba en casa, su ropa aún más colorida que cuando se vieron en el andén, y los recibió con una gran sonrisa y abrazos. James sonreía sin parar y Sirius y Fleamont parecían algo aturdidos porque los abrazaran de repente.

Lily los hizo pasar y otra niña le gritó desde un cuarto más allá del pasillo lleno de cuadros con fotografías de distintos países y de flores.

—¿...de ese colegio de fenómenos?

Lily exhaló.

—Sólo están de visita, Petunia, no tienes que decirles así. Yo no digo nada cuando vienen tus amigas-

—¡Mis amigas son normales!

—¡Pero si una de ellas casi te quema el pelo...!

Su madre intervino pidiendo paz entre las chicas, lo que resultó en que Petunia permaneció encerrada en su cuarto para no tener que ver a los "fenómenos" y Lily llevó al señor Potter a la sala para que tomase algo con el señor Evans. En cuanto ambos hombres se distrajeron, Lily empacó algunas porciones del pastel que se suponía que sería su postre en el almuerzo y sacó a sus dos compañeros de la casa a través de la puerta trasera.

—¿A dónde vamos...? —James miró hacia atrás con vacilación y se acomodó los lentes que le bajaron por el puente de la nariz entre tanto movimiento.

—¡Con Sev! —Lily lideraba al grupo caminando rápidamente alrededor de un área de césped para desviarse por una calle secundaria de la zona—. Le avisé hace unos días que venían hoy de visita y ya debería estar allá, él siempre llega antes que yo...

—¿Dónde es "allá"? —preguntó Sirius, intentando mantener el ritmo de ella.

—Nuestro escondite. Les va a encantar. Pensé que Sev no iba a querer que les mostrase, pero dijo que sí, es muy bonito, ya verán.

Ambos chicos intercambiaron miradas, se encogieron de hombros y continuaron caminando detrás de ella. Lily los sacó del conjunto de casas coloridas de típico suburbio muggle y los hizo rodear una parte de casas de ladrillo en mal estado junto a un río. Las pocas personas que les miraron desde allí no lucían para nada amigables.

—Se nota que creció por aquí —comentó Sirius en voz baja.

—No sabía que hubiese muggles viviendo en sitios tan...—James apretó los labios e hizo todo lo posible por no sonar como lo que se imaginaba que sería un imbécil sangrepura rico—. ¿Poco agradables?

—Es feo, puedes decir que es feo, Sev es el primero en quejarse de la basura en la orilla del río y el olor —aclaró Lily.

—Es...bastante feo —James adoptó una expresión de disculpa—, horrible, da miedo. Se ven como la gente muggle que cazaba magos y brujas de la que hablan las historias de terror.

—¡¿Cuánto más vamos a caminar...?!

—¡Que te esperes un poco más, Sirius! —lo regañó ella, haciéndolo callarse.

Lily sólo caminó más lento cuando llegaron a una especie de colina con césped y algunas flores. En el punto más alto había un árbol.

—Aquí es —Ella dejó la comida empaquetada sobre el césped y empezó a señalar—. Por ese lado hay un lago en que se pueden meter, esa agua sí está limpia y no está cerca de esos muggles que te asustaron, James —Ella se rió por el sonido indignado que James soltó—, y aquí te puedes acostar porque el árbol da sombra todo el día.

Sirius hizo caso a la segunda opción y se recostó sobre el césped.

—Creo que alguien llega tarde...

Apenas lo dijo, unas hojas salieron disparadas en su dirección y se le clavaron a ambos lados.

—Eso significa que no —tradujo Lily, intentando no reírse de la expresión de sorpresa de Sirius, que se giró para ponerse boca abajo y apoyado en los codos.

—Snape, en serio, el truco está bien, ¡pero no lo uses en tus amigos!

Lily soltó una risita y rodeó el árbol. Severus debió estar sentado en el otro lado porque ella comenzó a hablar de inmediato. Luego se quedó callada y vio hacia los otros dos con una expresión vacilante.

James aprovechó para sentarse junto a Sirius y le habló en voz baja.

—Sirius, ¿tú crees que el padre muggle de Sev sea de verdad igual que tu madre...?

Tras sólo un día con su familia, Sirius había llegado a la casa Potter con dos moretones muy bien escondidos por la ropa y una gran sonrisa. James había gritado cuando se estaban poniendo las pijamas y vio eso.

Sirius tenía la mirada fija en Lily. Parecía que le estaba acomodando el cabello a Severus mientras le decía algo, pero no podían verlo bien a él.

—Sí —No había duda en su respuesta—, igual y diferente. No sé cómo explicártelo. Pero igual de horribles, estoy seguro.

En cuanto Lily consiguió alejar a Severus del árbol, lo llevó de la mano hacia ellos. Severus tenía un libro en su otra mano y los saludó con un gesto.

Sirius lo observó fijamente durante unos segundos, pero no notó nada inusual, así que lo dejó pasar.

Pronto estuvieron comiendo en una especie de picnic improvisado. Lily había llevado algo del desayuno aparte para Severus y además tenían los pasteles. James les intentaba explicar sobre la "poción amarilla" que vio en el laboratorio de su padre y después Lily les contó que Remus le respondió una carta y le dijo que preguntaría si su padre y él podían ir a comprar sus útiles escolares con la familia Potter.

—Mi mamá ya dijo que yo sí puedo, papá se pierde mucho con el cambio de moneda, mamá sólo quiere hablar con tu mamá antes para estar segura de que va a estar pendiente de mí...

James asintió con la boca llena de pastel.

Después de que acabaron con el pastel, Sirius comenzó a hablarles sobre el trabajo de la madre de James, que lo tenía muy emocionado.

—¡...es que es una duelista retirada! —decía—. Entonces ahora no es ella la que pelea con otras personas, ¡ella es la que le dice a la gente cómo pelear con magia con otras personas! ¿Verdad, James? Hace unos días dijo que un mago iba a pedirle consejos de algo, ¡¿y saben quién llegó a la casa?! ¡El mago ese de la revista de duelistas de Europa...! ¡El rubio que tiene un apellido de como diez sílabas!

Como hacía algo de calor en esa zona durante el verano y Lily había cometido el error atroz de mencionarles el lago, una hora más tarde había un Sirius metido en el agua sin camisa y con el pantalón todavía puesto, que se reía a carcajadas porque había llenado de agua los lentes de James y toda la ropa de Lily estaba salpicada.

—¡Algunas personas no estamos con un mago adulto que nos limpie y seque con un hechizo, Sirius! —le chilló ella.

—¡El señor Potter te va a secar igual antes de que nos vayamos, no te molestes! ¡Estoy jugando!

James, sabiendo lo mismo que él de que estaría seco en un segundo con magia de su padre, se metió al agua para "vengarse" dejando atrás sólo los zapatos y los lentes. Lily rodó los ojos, pero les salpicó agua desde afuera.

Cuando empapó más a James por error, este se distrajo quejándose y Sirius aprovechó la oportunidad para ir a salpicar a Severus, que estaba sentado junto a la orilla.

—No —Severus lo apuntó con un dedo amenazador y entrecerró los ojos, sabiendo perfectamente que lo que viniese de un Sirius con esa sonrisa no sería bueno.

—Está bien, está bien...

Sirius se sumergió por unos segundos. Luego salió del agua lo más rápido que podía, agarró un brazo de Severus y lo jaló con toda su fuerza.

Hubo un leve forcejeo y varias salpicadas y Sirius se carcajeó hasta que notó un detalle. Entre el agua y el movimiento, el cabello de Severus se había movido de la posición en que Lily debió acomodarlo, lo que hacía que pudiese ver que tenía unas heridas de corte en el borde del rostro y por la parte de la oreja, todo ese pedazo que estuvo cubierto antes.

Severus se dio cuenta de la expresión que puso Sirius y se cubrió ese lado del rostro con la mano.

Sirius recordó lo incómodo y raro que se sintió tener a James encima preocupado por unos moretones y decidió agarrar a Severus de nuevo y tirarlo dentro del agua aprovechando esa distracción.

Un Severus muy aturdido salió a la superficie escupiendo agua. Sirius lo salpicó de nuevo y huyó hacia James para esconderse detrás de él.

Como si nada hubiese pasado.

—¡Sirius, deja de salpicarme mientras peleas con James!

—¡Ese no fui yo!

—Fui yo, Lil.

Lily observó a Severus con la boca abierta como si acabase de ser traicionada. Severus soltó una risita que se convirtió en un grito cuando Lily se sacó los zapatos entre saltos y se metió al agua con la ropa puesta también, intentando recogerse un poco el cabello mientras lo hacía.

—¡Ven aquí, Severus Snape!

—¡Sirius, ayuda...!

—¡Voooy! ¡James, ven!

—Yo con ella no me peleo, ¿no ves que ella nos destroza?

—¡Cobarde!

—¡¿A quién le dijiste cobarde, Snape?! ¡Ya vas a ver...!

Al final Fleamont Potter sí tuvo que limpiarles y secarles con magia.

—0—

Euphemia Potter fue a buscar a Severus a finales de julio. James estaba hablando con su padre en la sala mientras esperaban y Sirius se sentó frente a la puerta de entrada. Apenas esa puerta se abrió, una bruja con una expresión muy extraña llamó a su esposo para hablar a solas y Sirius y James corrieron a mostrarle el cuarto de James a un aturdido Severus.

Se quedó allí hasta la segunda semana de agosto y visitaron a Lily los sábados durante todo el día.

La última semana de agosto, Fleamont y Euphemia Potter llevaron a los dos chicos por sus útiles escolares. Buscaron a Lily de camino al Callejón Diagón y les dieron helados para que esperasen por el resto.

Remus llegó con su padre poco después y Lily instó a los otros dos a abrir espacio en la banca que compartían para que se sentase.

Severus llegó después con un pequeño saco que le pasó a James, quien se había ganado el título del experto en cambios de moneda después de que el señor Evans le enseñase sobre la moneda muggle. James seguía contando lo que Severus tenía en la bolsita cuando oyó a su madre preguntar por el paradero de Tobías Snape.

—Dijo que estaba muy ocupado para...venir —La pausa de Severus fue para pasar las palabras originales de su padre a una frase más educada.

Euphemia frunció el ceño, pero sabía que esto no era culpa del niño y se giró hacia Fleamont de inmediato para hablarle en voz baja.

—Severus —Fleamont le habló tras unos segundos—, ¿te quieres quedar en nuestra casa hasta que tengan que ir a Hogwarts? Le podemos avisar a tu padre que te llevamos al andén si él no tiene...tiempo.

Severus asintió y le agradeció.

James acababa de terminar de contar y llamó su atención con un gesto.

—Según mis cálculos —James incluso se acomodó los lentes en ese momento como si se tratase de un miembro del personal del banco—, te faltan...dos galeones para tener todos tus útiles. O uno si no cambias tu uniforme...

—Cuando llegue mi madre le robamos unos quince galeones —Sirius agitó una mano para restarle importancia.

—No quiero tu dinero.

—No empieces con eso, a mí no me importa...

—Sólo necesito uno o dos, no es mucho, veré de dónde los saco —replicó Severus, negando.

—Ella no necesita ni uno ni dos-

—Yo te puedo prestar —ofreció Remus en tono amable.

—No, no, nada de prestar, le quitamos a mi madre —insistió Sirius en tono más serio.

El ambiente animado y las pláticas, tanto del grupo adulto como del de estudiantes, se detuvieron en cuanto se acercó aquella bruja vestida con atuendo formal que era la madre de Sirius. Esta vez traía a alguien detrás que se asomaba con timidez, un niño de once años que hacía pensar en un Sirius más asustadizo y que sí se dejó poner en un pequeño traje y acomodar el cabello hacia atrás.

Pareció tan aliviado cuando localizó a Sirius entre el grupo.

Sirius sólo esperó a que su madre se distrajese lo suficiente para "alejar al niño de sus garras", según él. Atrapó a su hermano menor y lo llevó con el resto. Luego se colocó detrás de él, le puso las manos en los hombros y se los presentó.

—Este enano elegante es Regulus Black, es mi hermano, es como yo pero...menos divertido —Sirius hizo un gesto de "más o menos"—. Reg, ese es James, esa es Lily, aquel es Remus y ese Severus. ¿Crees que te acuerdes de sus nombres o les ponemos apodos?

—James, Lily, Remus y Severus —Regulus lo recitó a la perfección mirando a cada quien al decir su nombre. Luego vio a Sirius—. Madre me hizo memorizar las listas de sangrepuras que están en Hogwarts este año, unos nombres más no es mucho.

Sirius puso una expresión extraña al oír eso. Le colocó una mano en el cabello y lo desordenó un poco a pesar del hechizo que lo mantenía bien peinado. Sólo Regulus escuchó el susurro de "lo siento por dejarte allí solo con ella".

Él se tomó muy en serio su deber de mantener la mayor distancia posible entre Walburga Black y Regulus durante todo el día. Arrastraba a Regulus de un lado al otro, lo mantenía dentro de su grupo, le ponía un brazo sobre los hombros, le daba una mirada de agradecimiento a Lily y James cuando intentaban sacarle conversación a Regulus y lo acompañó cuando tuvieron que ir por el saco con dinero y el sello de la familia Black.

Como Sirius dijo antes, sacó galeones de más, le pasó a Severus los que necesitaba, a Lily le dejó otros para que los guardase por él para comprar algo para todo el grupo después de tener sus útiles y le hizo un gesto de silencio a Regulus, que asintió dos veces. Cuando le regresó la bolsita de dinero a su madre, ella sólo arqueó una ceja y preguntó si estaba seguro de haber contado bien.

—No me sorprendería con lo idiota que eres que después me digas que te falta un galeón o dos para ti o para tu hermano —murmuró ella.

Sirius regresó con su grupo y masculló algo como "debí quitarle más".

Pero como vio a Regulus reírse de una broma absurda que hizo James en la tienda de túnicas, pensó que podía ignorar su presencia durante unas horas por esto.

Cuando terminaron las compras, Euphemia Potter les invitó a comer algo. Walburga dijo que no tenían tiempo y Sirius sólo consiguió despedirse de su hermano porque el señor Potter comenzó a distraerla.

Sirius lo abrazó y sintió que los ojos le ardían un poco cuando sintió que Regulus se aferraba a él con fuerza.

—Una semana —prometió—. Una semana y son meses enteros sin ella. Te va a gustar Hogwarts. En diciembre vamos a ver si nos quedamos los dos o vienes conmigo y con James. Una semana, ¿sí?

—Sí, Sirius —A Regulus le temblaba la voz.

—Quédate en el ático, ¿ya intentó buscarte en el ático?

—No, pero se acerca mucho...

—Quédate en el ático. Métete a mi cuarto si se acerca mucho. ¿Estás hablando con Kreacher?

Su hermanito asintió.

—¿Crees que te ayude hablar con ese horrible elfo?

—Hace unos días la distrajo cuando me estaba buscando y terminó golpeándolo a él con un candelabro en vez de a mí...

—Está bien. Ya sabes, ático, mi cuarto, sin mucho ruido. ¿Recuerdas qué tabla de la escalera no pisar para no molestarla con el ruido?

—La tercera cuando bajo.

—¿A qué cuadro no le vas a hablar?

—Al del abuelo Orión. Es un soplón.

—Eso, muy bien, ya verás que...

Fleamont no pudo distraerla por más tiempo y Sirius apretó el abrazo antes de que su madre agarrara el brazo de Regulus y los apartase.

Verla irse y a Regulus intentando mirarlo por encima del hombro lo hizo sentir culpable. Y un poco cobarde.

Un detrás de escenas:

Euphemia viendo a las familias de Sirius y Severus: es nuestro deber, Fleamont, adoptar a estos muchachos y cuidarlos porque no tienen a una persona adulta en la que puedan...

Fleamont que sólo venía saliendo de su laboratorio en casa: ah, bueno.

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