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1.5

Sirius entró a Gryffindor por su valor y por desafiar a su familia, no porque quisiera perder la vida antes de la mayoría de edad al menos.

Claro que cuando se dio cuenta de lo que pasaba echó a correr. Pasó por el túnel corriendo, lo atravesó, salió al otro lado y ni siquiera supo cómo tuvo tanta suerte para que el sauce no lo golpeara. Todo el cuerpo le temblaba y sudaba frío.

Estaba jadeando por aire cuando se encontró con Severus en un pasillo. Iba ceñudo, con un libro en la mano y extendió los brazos para frenarlo.

—...llevamos todo el día buscándote y Potter está como si se fuese a morir de...

Sirius agarró los hombros de Severus con tanta fuerza que el otro se calló.

—¡Lupin es un hombre lobo!

Recibir un golpe del libro en el rostro lo sorprendió incluso más que lo que acababa de ver. Sirius parpadeó y se tocó la mejilla golpeada sin entender por qué Severus parecía tan furioso con él.

—Te molestas tanto con lo de ser un Black sangrepura pero sí que eres un sangrepura tan idiota como cualquier otro a veces —Severus lo reprendió entre dientes—. ¿Qué crees que hacen con los licántropos? ¿Crees que lo van a tratar bien? Y vienes y lo gritas en medio de un colegio donde hay otro montón de sangrepuras idiotas que pueden entrar en pánico y empezar una cacería-

Sirius se horrorizó al entender y comenzó a mirar alrededor. Nadie los estaba viendo, así que se intentó convencer de que tampoco lo escucharon o que podría disimular lo que dijo.

Cuando se encogió y bajó la voz, Severus también relajó la postura y bajó el amenazador libro golpeador.

—¿Por qué no estás sorprendido? —murmuró, frunciendo el ceño.

Severus soltó un pesado suspiro.

—Porque ya tenía la teoría de que era un licántropo, sólo no pensé que el viejo de Dumbledore fuese tan irresponsable.

—Está encadenado...

—Black, si un estudiante de primer año lo pudo descubrir es que no está tan seguro ni el colegio tan protegido.

Sirius abrió la boca y la cerró cuando consideró que no podía negar eso. En realidad ni siquiera fue tan difícil notarlo si lo pensaba bien.

—¿Entonces...no nos dijo para que no empezáramos una cacería? —balbuceó Sirius con los ojos puestos en el suelo—. ¿Porque tiene miedo de que le hagamos algo?

—Bueno, si yo fuese un licántropo, tampoco te lo diría, Sirius.

—¿Por qué no? —protestó el Gryffindor.

—Porque tú pareces el tipo de persona que me delataría por cualquier estupidez como estar muy sorprendido o distraerte o para asustar a alguien más.

Sirius entrecerró los ojos y se inclinó más cerca.

—¿Eres un licántropo?

Severus rodó los ojos, le dio la espalda y comenzó a caminar.

—Será mejor que dejes eso así, Dumbledore debe estar dándole algún tipo de cuidado durante esos días y es peligroso acercarse a él cuando esté así.

Sirius quería continuar hablando del tema porque era difícil sacarse de la cabeza los gritos de dolor de Remus Lupin y su cuerpo delgado encadenado al suelo y la pared mientras daba los primeros indicios de una transformación, pero Severus se negó a mencionarlo más y no tardaron en encontrarse con James y Lily.

Al parecer, el grupo se había dispersado para buscarlo por todo el colegio durante la tarde. Incluso le dijeron a Peter Pettigrew.

—¿Dónde estabas?—James le puso las manos en los hombros de inmediato. Se veía tan preocupado, ni siquiera se había dado cuenta de que los lentes estaban por caérsele.

Sirius balbuceó algo y Severus respondió por él.

—Lo castigaron por una tontería en la mañana y se puso a vagar después —Él se encogió de hombros.

Lily soltó un "ah" como si aquello fuese de esperarse tratándose de Sirius y James suspiró.

—Avisa la próxima vez, Sirius...

Sirius se limitó a asentir, demasiado aturdido para pensar en algo más. No le gustaba la idea de mentir, pero...¿James tendría algún problema con un licántropo por ser un sangrepura también? ¿Lily podría sentir miedo de estar en la misma Casa que uno porque era hija de muggles y no sabía (o no tanto) del tema?

Su idea no era que un chico de su edad fuese cazado dentro de su propio colegio sólo por...existir.

James le pasó un brazo sobre los hombros y comenzó a hablarle de algo que sucedió durante la tarde. Lily les hablaba de la cena. Severus caminaba un paso por detrás del resto y estaba pensativo, pero como era común que tuviese ratos de silencio, no lo encontraron extraño.

—0—

Remus Lupin regresó a la Sala Común la mañana del sexto día para prepararse para ir a las clases del jueves. Despertó a unos James y Sirius que esa semana llegaron tarde a los salones, sin corbata o con los zapatos equivocados y comenzó a alistarse mientras Peter ocupaba el baño.

Sirius reaccionó a la voz de Remus más rápido de lo usual y se sentó en la cama. James sólo se enrolló más en su cobija y les dio la espalda.

Era normal que Sirius estuviese ido durante un rato cuando lo despertaba, por lo que Remus no notó nada inusual ni siquiera cuando el otro lo estuvo mirando fijamente durante unos minutos. Sólo siguió acomodándose la corbata en silencio. Se tambaleaba un poco al caminar, tenía una mano vendada de nuevo y Sirius creyó notar nuevas cicatrices en el rostro.

—¿Cómo te sientes? —La voz de Sirius fue tan suave como le era posible.

Remus dio un ligero brinco y lo observó. Luego intentó sonreírle.

—Cansado. Necesito comer algo antes de terminar de reaccionar hoy —Hizo una pausa—. Gracias por preguntar.

¿En serio ese chico tan educado y tranquilo era el mismo que estaba encadenado en aquella casa?

Si Sirius no lo hubiese visto, no lo creería.

Al menos se pudo calmar diciéndose que no era el tipo de persona a la que buscarían por licantropía. Tal vez estaba a salvo si podía mantenerlo en secreto.

Tal vez.

Como Sirius continuó mirándolo la segunda vez que Remus sacudió a James, este sí que se fijó por un momento en él.

—¿Pasa algo...?

—¿Qué vas a hacer hoy? —Sirius habló antes de poder pensar en las palabras—. ¿Por qué no estás en la enfermería si sigues cansado? ¿No te dejan estar ahí? Deberías poder tomarte la semana completa...

Remus parpadeó un par de veces, sin saber cómo reaccionar frente a este despliegue.

—Irme por unos días ya es demasiado...—Él negó—. Hoy sólo voy a ir a clases, igual que tú.

Sirius asintió sin verlo.

—¿Y con quién comes? ¿Dónde comes?

—¿En el comedor? —Remus titubeó—. ¿En la mesa de Gryffindor?

—¿Solo?

—Eh...sí, a veces sí. A veces me siento con Peter, pero no hablamos demasiado si no es por una tarea...

James se sentó en ese momento. Era el tercer intento de Remus.

El Potter se estiró, bostezó y tanteó la mesa en busca de sus lentes. Se los puso e intentó tallarse los ojos después, lo que resultó en que frotó el cristal y adoptó una expresión muy confundida.

Sirius lo observó y luego de nuevo a Remus.

—¿Quieres venir a comer con nuestro grupo? Estamos comiendo en un salón hasta que la temperatura suba un poco. Somos buenas personas...Sev tiene cara de amargado, pero es sólo la cara...y la personalidad y el tono de voz, pero-

—¡Oh, sí! —James empezó a asentir de inmediato mientras se sacaba los lentes para tallarse bien los ojos—. Ven, Lupin. Somos un grupo divertido, lo prometo.

La puerta del baño se abrió y Peter le avisó a Remus que estaba desocupándolo.

—Yo...—Remus vio a Peter—. No quisiera dejar a Peter so-

—Que venga también —James hizo un gesto raro que los abarcó a ambos—. Nos llevan la comida al salón, sólo tenemos que avisar que vienen dos más. Es la misma comida del comedor. Vengan, vengan...—Y se interrumpió por un bostezo.

Sirius estuvo muy agradecido con su adormilado amigo por esto.

James, por supuesto, no se enteró de nada.

—0—

A la hora del almuerzo, Severus entró al salón después de su clase de Pociones compartida con Hufflepuff y estaba refunfuñando sobre algún compañero que hizo estallar el caldero y cómo lo hubiese mandado a la enfermería de no haberse agachado para esquivar el líquido ardiente, se detuvo y se tensó. Apretó mucho los labios mientras Sirius hacía las presentaciones.

—Remus Lupin, Severus. Peter Pettigrew, Severus. Severus, Lupin y Pettigrew —Fue apuntando a cada uno en un intento de hacer de buen anfitrión.

—Necesito a otro Slytherin conmigo —masculló Severus.

—No muerde —prometió Sirius a sus dos compañeros de Gryffindor que no lo conocían tan bien.

—¿Seguro? —se burló Severus, caminando hacia Lily para sentarse junto a ella después de haber analizado el "cambio" en el salón.

—No ha mordido a nadie todavía —aclaró James con una sonrisa conciliadora.

—Bueeeeeno...—Lily habló y se rió frente a los gestos de los dos para pedirle que no hablase—. Está bien, no, no ha mordido a nadie. Normalmente sólo ataca con objetos pequeños.

—¿No hay otra manera de presentarme? —se quejó Severus, ceñudo.

—También es mestizo —siguió Sirius— y Lily es hija de muggles, no somos puros sangrepura y no queremos ser idiotas sangrepuras que cazarían a otra gente-

Severus se palmeó la frente.

—¿Hacía falta decir eso? —murmuró James, de nuevo con esa expresión confundida.

Pero antes de que Sirius pudiese responder, oyeron una risita de Remus. Fue muy suave y él intentó cubrirse la boca de inmediato para que no pensaran que se burlaba.

Lily sonrió.

—Siempre son así. Si comes aquí, te vas a acostumbrar a oír las cosas raras de esos dos. Tú también, Peter.

—Son graciosos —opinó Peter con una sonrisita y Lily asintió sin dudar.

Severus retomó la historia de cómo casi se vuelve un Severus sancochado ya que se había dado cuenta de que podía hablar casi con normalidad. Todavía andaba algo tenso por estas apariciones repentinas y le dio un par de miradas a Sirius de "¿qué haces?" a las que él respondió encogiéndose de hombros e intentando sonreír.

Después de comer, como la siguiente clase la compartían Gryffindor y Slytherin, el grupo entero se trasladó hacia su aula. Y para la hora de la cena, ya estaban de nuevo en el salón comiendo y escuchando a Lily hablar sobre que McGonagall la había felicitado por responder algunas preguntas que hizo para todo el salón.

—0—

Durante los siguientes días, este ligero cambio mostró repercusiones más allá de las horas de las comidas. Lily se sentó con Remus para una actividad en clases y estudiaron una tarde en la biblioteca junto a Peter. James arrastró a Peter y a Sirius a asaltar la cocina por dulces en un descanso entre clases (y fue encontrado junto a ambos por un profesor).

Severus terminó adaptándose al cambio y hablaba un poco con Remus cuando se encontraban en los pasillos, pero nunca tanto como lo hacía con el resto en el salón porque siempre había estudiantes de Slytherin que le daban unas miradas muy raras.

Y la temperatura subió y luego sus reuniones para comer volvieron a ser en el jardín, sólo que ya no cabían en la banca ni haciendo un gran esfuerzo, por lo que se llevaban una manta y tenían una especie de picnic. A veces había estudiantes que les veían como si no les entendiesen, pero juraban que era por las carcajadas escandalosas de Sirius más que nada.

Remus Lupin continuó ausentándose cinco días al mes y Sirius comenzó a llevar una cuenta en un pergamino que tenía bien guardado en el fondo de su baúl. Pensó que de esta manera podía estar más pendiente cuando se comenzara a sentir mal y hacer cosas como distraerlo al comer para que comiese poco a poco en vez de dejar el plato casi intacto y ayudarlo a cargar algunos libros los días en que se cansaba más por la cercanía de la luna llena.

No fue el único que empezó a notar un patrón en su condición: James también le cargó los libros extras algunas veces cuando veía que Sirius lo hacía o que Remus caminaba más lento, Peter iba más despacio cuando a Remus le costaba seguirle el ritmo, Lily le dejaba apuntes extras de las clases cuando notaba que se veía cansado y ausente y Severus había pasado varias veces por la enfermería para pedir algo para el dolor de cabeza y de huesos y el malestar general en nombre de Remus y después se lo llevaba.

Esto se volvió rutinario y Sirius dejó de verlo como si fuese por esa imagen de Remus encadenado y gritando por el dolor. Y comenzó a pensar que sólo lo hacían por Remus. Así, sin más.

Una tarde después de la luna llena de ese mes, un Remus con dificultades para caminar o estar de pie más que unos minutos quería buscar unos libros en la biblioteca y Sirius se ofreció a llegar más tarde al partido de Quidditch para llevar los que elegía.

Para ese punto ya se podían considerar una especie de mini expertos en el hechizo de levitación, pero entre sus notas, Sirius anotó que a Remus le costaba más utilizar magia los dos días posteriores a la luna llena. Lo cansaba demasiado y terminaba incluso cubierto de sudor como si fuese un esfuerzo físico.

Además no creía que fuese tanto el peso, cuatro o cinco libros no le pesaban. Lo consideraba más una forma de compañía.

Si su cuerpo se rompiese por un cambio de forma cada mes, le gustaría tener gente pendiente de él durante la siguiente semana. No le costaba nada hacerlo. Remus era bastante agradable una vez que le dabas una oportunidad.

—¿...seguro? —Era el sexto libro que Remus escogía y Sirius asintió para indicarle que podía ponerlo en la pila que él llevaba entre los brazos—. ¿Estás haciendo más este mes...?

Sirius arrugó el entrecejo.

—No creo.

—Yo creo que sí —Remus siguió caminando lentamente.

Otro detalle que había notado (y tenía en su pergamino sobre Remus) era el cambio en la respiración. Le parecía que la semana antes de la luna llena, Remus respiraba un poco más rápido como si siempre estuviese algo agitado.

La semana después del cambio, respiraba más lento, a veces tosía y hacía un sonidito de ahogo. Como el de ese momento. Sólo caminaba y de repente parecía que se ahogaba por unos segundos.

Sirius quería preguntarle si creía que fuese por alguna diferencia importante entre los pulmones de un hombre lobo y los de un "humano", pero no podía.

Remus no les había mencionado la realidad de su condición.

Ni siquiera una insinuación.

Ni la menor pista.

Incluso ahora que estaban en mayo, Remus sostenía una historia en que iba al pueblo cerca del colegio a descansar en una habitación que le proporcionaban junto a la matrícula para que estuviese más cómodo que en la enfermería cuando su cuerpo cedía bajo la enfermedad.

Fuera de eso, Remus prácticamente evitaba hablar de sí mismo.

Hasta ese día.

Sirius dejó los libros en la mesa junto a la ventana que él le señaló y Remus se sentó. Había elegido una ventana diferente y podía ver el partido en el campo desde aquí, pero Sirius se sentó, echó un vistazo y decidió curiosear los títulos de los libros que escogió.

Todos trataban sobre criaturas mágicas.

Se percató de algo más en uno de los libros.

El nombre "Lyall Lupin" estaba escrito en la parte del autor, abajo del título "Apariciones espectrales no humanas, vol. II: ¿qué hago en caso de infestación? Consejos y hechizos recomendados".

—¿Hay un poltergeist en el cuarto que no he visto o Peeves hizo un amigo y no supe? —indagó.

Remus sacudió la cabeza. Ya tenía abierto un libro titulado "Los verdaderos crítipcos: criaturas que ni la sociedad mágica entiende todavía y otras que no sabemos si existen". Sirius movió la cabeza para ver bien la cubierta y notó que tenía una lista de colaboradores en la que se repetía el nombre de Lyall.

—¿Eres familia de ese Lyall Lupin?

—Es mi papá —La voz de Remus fue muy tranquila.

Era la primera vez que mencionaba a su familia y Sirius se sintió entusiasmado.

—¿Y es un...?

—Especialista en cosas no humanas parecidas a fantasmas. Como Peeves. Y a veces autor obligado a escribir para que la gente se entere de sus investigaciones —Remus sonrió al recordarlo.

—Suena increíble —comentó Sirius con sinceridad.

Remus sólo asintió. Él volvió a ver a través de la ventana cuando no supo qué más decirle.

—Puedes irte al partido, no pasa nada...

Nah —Sirius arrugó la nariz—, Gryffindor va perdiendo, desde aquí lo veo. Mejor voy a ver...—Tomó el libro de crípticos—. ¿Aquí es donde salen el yeti y esas cosas?

—Sí, debería estar ahí.

Sirius lo abrió y se alegró de que tuviese muchas imágenes y algunas fotos. Así al menos podía distraerse sin morir de aburrimiento.

—Sirius —Remus hizo una pausa, bajando el libro que revisaba—, quiero preguntarte algo.

Sirius bajó su libro de inmediato también y lo miró.

—No he escuchado a James ni a ti decir alguna tontería contra una persona mestiza o hija de muggles...

—No haríamos eso-

—...pero sí tratan a los elfos como a unos muebles hasta que les traen cosas.

Sirius abrió la boca, la cerró y empezó a fruncir el ceño.

—No entiendo —admitió.

Remus abrió de nuevo el libro pero sus ojos no se movieron sobre las palabras.

—¿Crees que...de alguna manera un mago es como...superior o mejor que otro tipo de ser mágico?

—¿Comparado a los elfos domésticos? —Sirius estaba haciendo un esfuerzo mental por seguirle el ritmo.

—Comparado a cualquier otro ser mágico.

Bueno, eso seguramente incluía a un licántropo como él y la respuesta en ese caso sería que no era mejor que Remus. Pero también incluía a un ser como Peeves o a un elfo doméstico, ¿no?

—Yo creo que...que...—Sirius estaba muy confundido—. Eso...eso dependería de...hablo de que...a ver. No es como que vaya a comparar a Peeves con James para decidir quién es "superior", sólo son como...como...¿no tienen relación y no tiene sentido compararlos...?

—¿Así que todos los seres mágicos te parecen iguales?

—¿Sí? —Sirius ladeó la cabeza y se concentró más que en su último examen de historia—. Creo. Es como...¿iguales diferentes? ¿Entiendes? Como...

Esta probablemente era la conversación más complicada que Sirius había mantenido en su vida.

—Bueno, nunca he tenido que pensar en esto —reconoció Sirius, más nervioso, agitando las manos—, pero sí estoy bastante seguro de que no me parece que esté bien que insulten a Lily por su familia ni que haya gente que patea a sus elfos ni que...se cacen a hombres lobo o cosas así. Eso suena mal, estoy bastante seguro de que suena mal-

Remus volvió a cerrar el libro que sostenía y Sirius estaba tan asustado de que se sintiese decepcionado o asustado que soltó lo único que se le ocurrió.

—Ya sé que eres un hombre lobo, no te preocupes, no me parece malo, no creo que seas malo, creo que-

Por la mirada horrorizada de Remus, se percató de que decirlo no fue la mejor idea que pudo tener.

Un detrás de escenas:

Sirius de cuarenta años, casado con Remus y viendo al hijo de ambos: pensándolo bien, creo que lo de primer año sólo era yo siendo un gay chiquito...

Remus: lo de- ¿qué?

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