1.3
En noviembre ya se sentía que las temperaturas iban en descenso y Sirius Black fue tan delicado como de costumbre en cuanto bajaron de las escobas en la clase de vuelo.
—¿No sientes que se te van a caer las piernas con esa falda, Lil?
—Hay amuletos de calor, Sirius —Ella le contestó con una mezcla de exasperación y diversión—, nos lo enseñan a todas las chicas apenas empieza a bajar la temperatura, aunque sí es un poco incómodo subir a la escoba con falda...
James adoptó una expresión que le hizo pensar que era la primera vez que reflexionaba sobre este tema.
—¿Te presto mi pantalón, Lil? —ofreció Sirius.
—¿Y tú qué se supone que vas a usar si me lo das?
—Puedo-
—No se va a quitar el pantalón en plena clase, señor Black —dijo la profesora desde otro lado.
—Ah —Sirius sonó decepcionado—, qué aburrido, no dejan ni ayudar a una amiga...
Esperaron a que la profesora se distrajera y James y Sirius comenzaron a intercambiar gestos y apuntar hacia el vestidor. Lily los veía sin entender demasiado.
De repente le dijeron que distrajese a la profesora y desaparecieron.
Lily entró en pánico y empezó a preguntarle a la profesora acerca de las jugadoras de Quidditch más famosas de la temporada.
Mientras la profesora hablaba emocionada sobre su jugadora favorita, James y Sirius regresaron con las manos detrás de las espaldas y Sirius le pasó a Lily un uniforme de Quidditch.
—¿De dónde lo sacaron...?
Sirius le hizo un gesto de que no preguntara.
—Tú ponte la ropa robada y a volar, no es como que te puedan castigar por eso.
De hecho, sí que les regañaron y les hicieron explicarle a la dueña real del uniforme por qué lo robaron y por qué había una niña de once años usándolo para una clase.
—0—
—...me da pena que crea que vine al mundo mágico a quejarme y a robarle su uniforme...
—Nunca te vas a poder quejar tanto como una sangrepura, no te preocupes —James le restó importancia al tema y luego preguntó por lo que harían durante las vacaciones—. Creo que mi padre ya está buscando el tronco para quemar en Yule y mi madre debe estar recibiendo cartas de sus familiares con nombres que no recuerdo porque me cargaron cuando era bebé y desaparecieron...
—Yo...supongo que iré de compras con mi familia y luego a celebrar la Navidad y el año nuevo —Lily se encogió de hombros—. Mi familia no es católica pero nos gustan los regalos.
Hubo una breve interrupción en la que Sirius preguntó qué era "católica" y varios minutos vagando por los corredores mientras intentaba entender qué tenía que ver el nacimiento de un bebé mágico en otro continente con un libro que recopilaba muchos libros y niñas recibiendo regalos en diciembre.
No pudo entenderlo.
—Pues yo voy a sufrir con ropa cara y a aguantar gritos de mi madre hasta que nos den algo de pastel a mi hermano y a mí y luego a quemar el tronco —Sirius se encogió de hombros y codeó a Severus para que les dijese sus planes. Ya se había acostumbrado a que él era más de guardarse lo suyo si no le preguntaban directamente.
—Mi papá anda borracho como una semana entera y a veces no aparece por Navidad, así que voy a ver a Lily cuando regrese de las compras y para que me muestre su regalo.
Como a Sirius esto le pareció incluso más aburrido que sus planes familiares, comenzó a cuestionarlo de una manera que empezó a irritar a Severus hasta que James se abrió paso en medio de ambos con los brazos extendidos.
—Bueno, bueno, a ver. Es obvio que las familias divertidas aquí son la mía y la de Evans, entonces yo creo que ustedes dos deberían visitarnos. Si lo pregunto esta semana, seguro mi mamá dice que se pueden quedar. ¿Qué dirían en tu casa, Evans?
—Tienen una mente muy abierta, pero no estoy segura de qué tanto les pueda gustar un tipo de pijamada de su hija sólo con chicos —aclaró Lily en tono vacilante— y Petunia odiará cada segundo que estén en casa, entonces...
—Decidido —James agitó una mano—, me los llevo. Hoy mismo escribo a mi casa. Sirius, escribe a tu casa, usa el apellido Potter como escudo. Severus...—Hizo una pausa—. Tú sólo ven. Después de que haya dicho que se pueden quedar, le voy a preguntar si también nos deja visitar a Evans o recibir a su familia un día del Yule. ¿A tu familia le gustaría más eso o crees que tendrían miedo en una casa donde las cosas pasan flotando por encima de sus cabezas...?
—0—
La respuesta de la familia Potter demoró veinticuatro horas exactas. Al otro día, un James que se veía como si acabase de ganar un partido de Quidditch movió una carta frente al rostro del resto y exclamó:
—¡Oficialmente han sido adoptados por la familia Potter! —Y luego fingió tocar una trompeta de aire con alguna melodía de celebración que sólo sonaba dentro de su cabeza.
—Vacaciones lejos de casa suena...perfecto —Sirius exhaló de puro alivio.
—¿Hay que llevar algo? —Severus era más práctico.
—Tu ropa, tu cepillo de dientes y a ti mismo —contestó James de buen humor—. Deja de preocuparte por todo, haremos espacio, mi padre te va a querer dar una pócima para el cabello porque es básicamente su forma de presentarse y mi madre te va a rellenar de comida. Tú te vas a relajar. Yo sé que no te sabes relajar, pero intenta, mira a Sirius...
Severus se limitó a darle una mirada de "no esperes que tome como ejemplo de algo a Sirius Black" que hizo que James y Lily se riesen.
—0—
Remus Lupin abandonó el colegio días antes de que las clases terminaran. Sirius se sentó en el borde de su cama, encaró a la cama que llevaba una semana vacía y realizó algunos cálculos mentales.
—James, ¿te diste cuenta de que Lupin desaparece cada mes y que han sido cinco días cada vez?
—No —James hizo una pausa en su tarea de revisar que tuviese todo dentro del baúl—, ni idea. ¿En serio ha sido cada mes y cinco días?
—Eso parece...¡eh, Pettigrew!
Peter Pettigrew, que se movía en silencio por el cuarto empacando su propio baúl, dio un brinco que hizo que soltase su cepillo de dientes y champú al escuchar a Sirius llamarlo.
—¿Tú sí te has dado cuenta de que Lupin desaparece cinco días cada mes desde que entramos al colegio?
Un vacilante Peter asintió en cuanto tuvo sus artículos de vuelta.
—Ah, ¿de verdad? —James pareció sorprendido de que este niño también se hubiese dado cuenta—. Bueno, él dijo que estaba enfermo, Sirius.
—¿Pero se enferma cada mes y por sólo cinco días? —Sirius insistió con esto como si estuviese señalando lo más obvio y James fuese incapaz de verlo.
James se encogió de hombros.
—A ti te dieron ganas de ir al baño antes de cada clase de Encantamientos, seguro algo lo pone nervioso también en ese momento y pues se enferma. Deja al chico, Sirius.
Sirius resopló pero terminó de empacar.
Ese día regresaban a sus casas.
Los dos se encontraron con Lily en la Sala Común y ella les hizo un gesto para que se acercaran y les habló en voz baja a medida que abandonaban el lugar.
—Sev está muy nervioso.
—Le dije que no tenía que preocuparse por nada —murmuró James, frunciendo el ceño.
—Es Sev —replicó ella, rodando los ojos.
—Pues mi mamá está muy feliz porque llevo a dos amigos...a lo mejor se calma cuando ella lo quiera abrazar...
Les hicieron subir al tren en filas diferentes, Slytherin por un lado, Gryffindor por el otro, Lily en una fila de niñas y ellos con niños de su edad. Severus fue el último en llegar al compartimiento donde ya estaban tres Gryffindor esperando y ocupó el puesto al lado de Lily.
Estuvieron hablando gran parte del camino. Cuando pasó el carrito de dulces, Sirius volvió a sacar su saco de monedas para que comprasen todo lo que quisieran y tanto él como Lily se durmieron después de excederse con las golosinas.
James estaba revisando una revista de Quidditch, y cada poco tiempo, miraba de reojo hacia un Severus que leía un libro de amuletos mientras intentaba no despertar a Lily, que tenía la cabeza en su hombro.
—¿Sabes que la famosa madre de Sirius va a estar en el andén cuando lleguemos? —James intentó sacarle conversación. Recién se había dado cuenta de que eran Sirius o Lily quienes solían hacerlos hablar.
—¿Vamos a ver a la sangrepura gritona? —Severus arrugó la nariz de inmediato y él aguantó la risa al asentir.
—Es que dijo que no confía en Sirius y en lo que le dice y quiere ver si la familia Potter de verdad piensa llevárselo por las vacaciones.
—Cree que porque a ella no le cae bien Sirius a nadie le va a caer bien, ¿no? —Severus resopló y rodó los ojos antes de regresar a su libro.
—¿Ese es el libro que te prestó la prima de Sirius?
—Sí.
—¿Qué tal?
—Interesante.
—¿Has aprendido algo?
—Sí.
—¿Y qué...?
—¿Por qué estás hablando tanto? —Severus le dio una mirada extraña—. Estábamos leyendo muy tranquilos hace un rato.
—Evans dijo que estabas nervioso.
—No lo estoy.
Como James siguió observándolo sin ceder ni por un segundo, Severus terminó exhalando y bajando el libro.
—Mi papá no ha escrito ni una vez y no creo que sepa que hoy empiezan las vacaciones, y como no me llevó al andén el primer día, no creo que venga a recogerme tampoco, pero si llega a aparecer de repente borracho gritando y queriendo golpear a quien esté en medio, me voy a morir de pena y no voy a poder ver a tu madre a la cara nunca jamás en mi vida.
Luego regresó al libro y James ya no supo qué contestar.
—0—
Cuando llegaron al andén, la madre de Lily corrió hacia ella para abrazarla y James no tardó en encontrarse atrapado en una especie de sándiwch Potter entre su madre y su padre.
El par de adultos de la familia Evans lucían como una especie de hippies que no se enteraron del declive de su movimiento y decidieron que mientras más colores en la ropa mejor. El matrimonio Potter era más como una pareja ya mayor y canosa con atuendos cómodos semiformales que debían ser de estos casos raros en que alguien viene de una familia importante y adinerada y es realmente una persona agradable.
La madre de Sirius, por otro lado, era la señora más rígida que cualquiera en esa zona del andén había visto, a excepción quizás del padre de Lucius Malfoy, vestida con un atuendo tan elegante como si fuese a un evento formal, sobrecargada de joyas de apariencia costosa, sin un solo mechón fuera de su sitio y con un rictus permanente de desprecio. Era como si estuviese enojada con el mundo en general pero sólo pudiese desquitarse con su hijo.
El grupo de tres Gryffindor y un Slytherin permanecieron lado a lado observando la curiosa interacción entre el grupo adulto y temiendo en secreto que la madre de Sirius sacase la varita de su falda y atacase de pronto a la madre de Lily por hablar y sonreír demasiado para su gusto.
Sólo cuando al fin se aclaró todo, la madre de Sirius le dio una mirada rabiosa y se marchó. Sirius exhaló como si acabase de salvarse de un terrible destino.
Lily consiguió que su padre le prometiese a la familia Potter que les visitarían durante las vacaciones antes de despedirse de los tres niños.
La madre de James, Euphemia, quería hablar con el padre de Severus igual que como lo hizo con la madre de Sirius para asegurarle que todo estaría en orden durante su estadía en la casa Potter.
—No...no creo que sea necesario —explicó Severus, vacilante.
Pero como ella insistió, se quedaron.
Durante la primera hora, todavía había gente en el andén y el padre de James, Fleamont, les invitó algunas golosinas y les habló de una poción para el aliento.
En la segunda hora, los tres niños se sentaron en un banco y Sirius les estuvo contando historias de los retratos de su casa y su hermano menor huyendo de familiares que no recordaba.
En la tecera hora, Euphemia comenzaba a tener una expresión preocupada y a susurrarle a su esposo mientras observaba el andén ya vacío y Severus tenía el rostro hundido entre las manos.
—Oye, pero es...es casi mejor que no venga, ¿cierto? —James intentó animarlo.
Y luego Sirius soltó un:
—Tu madre tiene cara de que cree que lo criaron unos lobos en una cueva.
Al comienzo de la cuarta hora, Fleamont se les acercó con una sonrisa y les preguntó si querían ir a comer algo.
Cuando le respondieron que sí, se llevaron a tres niños a un restaurante muggle-mágico de una hija de muggles.
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