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- Quieta.- exigió el frustrado artista, con ojeras bajo sus ojos y una expresión llena de cansancio, pero motivación al mismo tiempo, cuando el cuerpo contrario se movió unos centímetros producto del cansancio acumulado por mantener la misma postura durante largas horas.
Se escuchó un suspiro cansado y se quedó en un completo silencio, al mismo tiempo que permanecía inmóvil en el sitio. Tras un cuarto de hora más, pudo ver como dejaba los lápices de reojo, miraba el dibujo, la miraba a ella, después volvía a mirar el dibujo... dejó escapar un sonido dubitativo, tomó el lápiz y dió un par de trazados más, finalmente sus ojos vagaron hacia ella.
- Acabé.- finalizó levantándose de la banqueta y se frotó las lumbares lentamente al mismo tiempo que crujía la espalda.- Ya puedes moverte.- dijo sacando una caja de cartón de uno de sus bolsillos y llevándose un cigarro a los labios.
Así lo hizo, ella se sentó bien en el sillón donde le dijeron que se tumbase, suspiró profundamente con cansancio, sentía los músculos entumecidos, se levantó del sillón y acomodó el vestido de tonos morados, suaves toques para quitarle las arrugas. El artista de rasgos endurecidos, miraba cansada, volvió a sentarse en la banqueta en la que estuvo dibujando todo el tiempo, le dio un ademán para que se acercara, un gesto rápido con la mano, seductor; así lo hizo. Sus pasos fueron ingenuos en un primer momento.
- ¿Qué te parece?- preguntó repentinamente después de unos segundos en silencio.
- Uh... No sé de arte, lamentablemente...- musitó una melodiosa voz que parecía haber sido entregada por los mismos ángeles, era embaucadora, a tal punto que desde luego volvería loco a cualquier hombre.- Lo lamento...
- No te disculpes, querida...- apoyó una de sus manos mano en la cintura de la mujer, un gesto atrevido considerando que era ella una mujer en edad de casarse y muy posiblemente comprometida con un poderoso noble; y la acercó más hacia él, notando su delicado busto más cerca y como su tenue cuerpo se pegaba contra el suyo de forma que la tentación era aún más acentuada.
Ella se estremeció y se tensó, aun así no se movió ni hizo fuerza, sabía que las acciones que pudieran implicar resistencia siempre iban acompañadas de golpes y abusos. No quería acabar involucrada en problemas de tal nivel con un hombre que, desde luego, tenía mucha más fuerza que ella y podía someterla sin problemas a pesar de tener una constitución tan pobre.
- Saber o no de arte es una concepción que la gente y los artistas hemos creado para sentirnos mejores que los seres humanos que no se dedican al arte...- ella hizo silencio.- Tu opinión sobre arte cuenta tanto como la mía... y yo quiero saber qué opinas de este dibujo.- la mano del artista se deslizó por su cintura hacia su pierna de forma un tanto morbosa, buscando, muy posiblemente, acariciar sus muslos y si le fuera posible adentrarse a territorios sombríos que desde luego no podrían llevarle más que problemas.
La hermosa joven de cabellos rubios y ojos azules con tonalidades tan llamativas como impresionantes de color morado, apretó los labios e intentó alejarse un poco, pero no pudo hacerlo, él hizo más fuerza para mantenerla al lado, además, enterró sus dedos en la intersección del muslo y su trasero, apretando a placer, provocando un vergonzoso sonido reprimido. Él no tuvo respuesta ante aquello, así que la muchacha se aseguró de responder rápido para que la tortura finalizara y no acabara por convertirse en un sometimiento indeseado...
- Supongo que... No está mal...- musitó con cierta vacilación en su voz.
- No seas tímida, querida...- dijo subiendo sus dedos lentamente desde su muslo hasta su cintura, dejando caricias suaves en el proceso, movió su vestido al hacer esto.- Puedes ser crítica tranquilamente, no voy a enojarme; el dibujo está acabado, en cuanto regreses a tu hogar se lo enviaré a vuestro padre, el marqués de la ciudad. Está bien tener tu propia opinión sobre algo... ¿sabías?- giró los ojos hacia ella.
- No suelo tener eso...
- Oh, eso no puede ser...- negó con la cabeza.- Deberías tener más opinión, si algo no te gusta, no está mal decirlo...- apretó suavemente su piel mientras exhalaba el humo del cigarro.
Ella tembló de pies a cabeza, había apretado indiscriminadamente su nalga, sus labios temblaron. El artista suspiró profundamente, derrotado, tal vez un tanto frustrado, su forma de temblar y de ser tan poco efusiva ante sus preguntas no era de gran ayuda. Le gustaba tener conversaciones con las hermosas mujeres que acudían a su estudio a ser retratadas... Ella no emitía un solo sonido hasta que no le hablaban, con la vista baja, evitando molestar, evitando ser el centro de atención, evitando que pudieran tener su atención puesta en ella y pudieran hacerle algo desagradable.
- Puedes irte...- la soltó con una expresión irregular y seria.- Espero que no sea la última vez que alguien tan hermosa pose para mí...
Ella no dijo nada, solo mostró una postura avergonzada, inclinó la cabeza y se marchó del estudio. El artista de cabellos rubios estridentes y despeinados se mantuvo sentado en aquella silla hasta finalizar el cigarro, mirando con desinterés el dibujo a carboncillo. Se levantó de la banca y dejó el cigarro apagándolo en el cenicero de cristal. Se asomó al balcón viendo a la chica de cabellos rubios como el oro, ligeramente ondulados, alejarse por la calle con paso rápido y sin dejar de mirar a los lados. Ella parecía sentir... miedo a todo... Tal vez no saliera mucho a la calle...
...
...
...
Varios días después ella volvía a estar sobre el sillón, completamente inmóvil, quieta, aquella vez estaba tranquila, no tenía que mantener una postura tensa como la vez anterior, lo incómodo era que tenía que mantener su mirada fija puesta sobre el artista, tal vez aquello era lo único que hacía que el sudor frío y la expresión hostil estuviera en su rostro de forma intimidada.
Aquella hermosa muchacha de cabellos rubios como el oro, aprovechaba aquellos momentos de completo silencio incómodo para intentar adivinar la edad del hombre, es decir, su tono de voz implicaba tal vez que era mayor que ella, las arrugas de sus manos y su cuerpo físico algo desgastado indicaba que tal vez fuese por los malos hábitos que desde siempre habían caracterizado a los artistas. Los rumores decían muchas barbaridades sobre los artistas, tales como el consumo excesivo de bebidas alcohólicas o el fumar tantos cigarros... Si bien no estaba mal encaminada, ese hombre fumaba cada vez que dibujaba a alguien, y era uno de los pocos artistas que, desde su punto de vista silencioso, lo hacía bien, por lo tanto tendría bastantes clientes y dibujaría mucho a lo largo del día...
Por lo tanto también fumaría mucho a lo largo del día... Su voz estaba resentida, esa era la pista que tenía para evidenciar que fumaba excesivamente.
- Al final no me diste tu opinión sobre el dibujo de la última vez...- musitó repentinamente entre el silencio de la sala.
- Si lo hice...- dijo ella quedándose quieta aun así.
- No fue una opinión totalmente segura. No me voy a conformar con eso... Quiero una opinión completa.
- No sé qué decir...
- Cualquier cosa que sea totalmente segura me sirve...- carraspeó y la miró.- Acabé.- ella inmediatamente bajó su mirada y se sentó bien en el sillón.- Ven, acércate, esta vez no me conformaré solo con un: "Supongo que no está mal".
Con algo de inseguridad, sabiendo que tal vez se repetiría lo de la vez anterior, se acercó, con pasos intranquilos y permaneció algo alejada de él, tratando de impedir que la tocara, aun así fue en vano, la acabó rodeando por la cintura y haciendo fuerza para acercarla, lo cual acabó siendo un impacto suave contra su cuerpo. El artista encendió un cigarro, giró los ojos hacia sus cabellos brillantes como el oro y preguntó de nuevo, como la última vez: "¿Qué te parece?" A lo que solo hubo silencio. Sintió como se estremecía al acariciar su pierna y cerca de la nalga.
- E-Está bien...- no parecía complacido del todo, lo hizo hacer una mueca extraña con el labio, después suspiró el humo del cigarro.
- De acuerdo, preciosa... ¿Podrías concretar un poco más?
Hizo silencio, estaba temblando mucho, lo cual, no es que le preocupase, pues sabía que era él quien causaba esos nervios, y le parecía tan sumamente adorable que tuviera aquellas reacciones.
- El rostro...- no siguió hablando, su labio temblaba, tenía los ojos en el suelo, totalmente avergonzada.
- ¿Si?
- El rostro es muy detallado...
Ajá...- musitó esperando que siguiera hablando.
Pero no lo hizo. Esperó un poco más, aun así sin lograr que dijera gran cosa, hizo una mueca con el labio. Se llevó el cigarro a la boca y después suspiró el humo con un largo suspiro.
- Querida...
- ¿S-Si?- ella tembló.
- Puedes irte...- la soltó.
Tomó distancia tan rápido como sintió la libertad, su expresión estaba avergonzada, sus mejillas rojas, lo cual le resultó tan sumamente enternecedor al artista, la miró detenidamente, después le sonrió. Tomó los bordes de su vestido, aquella vez azulado, se inclinó para hacer una delicada reverencia y caminó hacia la puerta con una postura insegura. Finalmente abrió y cerró la puerta a su espalda.
Cuando se fue, fue cuando el silencio llenó el estudio al completo, un silencio se cernió sobre él, sumamente aburrido, caminó hacia el exterior, hacia el balcón, se apoyó en la barandilla de madera y observó cómo ella se giraba una última vez para ver la casa, al entablar contacto visual, ella bajó sus ojos y caminó rápidamente hasta perderse de su vista.
El artista apretó los labios y tomó su blog de dibujo que aún yacía sobre el cabestrillo, salió y se sentó sobre un banco, observó el paisaje y tomó la acuarelas, un vaso de agua y finalmente trazó suaves líneas para iniciar el dibujo del paisaje. Finalizó cuando ya había anochecido. Caminó de forma vaga hacia su habitación dejando el blog sobre un escritorio, se dejó caer en la cama y suspiró agotado. Se pasaría horas dibujándola, lástima que ella tuviera que irse y fuese demasiado tímida como para entablar una conversación al finalizar el dibujo. También era cierto que tenía ese don para poner nerviosas a las chicas, bueno, cuando dibujaba prostitutas ellas mismas ya se encargaban de iniciar una conversación en un intento de que fuese... erótica... lástima que no solía funcionar, porque apenas les pagaba "miseria" para asegurarse de que ellas no ejercieran sus servicios con él.
No lo hacía por rata, lo hacía para asegurarse de que no se pasarán de listas.
Daba gracias a que el honorable padre, el marqués de la ciudad, de la muchacha le contactara al menos una vez cada dos meses más o menos para retratar a su hija. Suspiraba con satisfacción cada vez que salía de la gran mansión donde aquellas personas vivían después de ser "contratado" para realizar un retrato de la hermosa hija que poseía. Ella llegaba muy tímida, picaba con una sutileza increíble y era tan tenue, tenía tanto cuidado de no tocar nada... la acompañaba hacia el estudio donde la pintaría, en aquel sillón de cuero blanco con algunos cojines del mismo color, la acompañó incluso hasta la hora de sentarse, una vez hecho eso, pidió que subiera su falda hasta la rodilla y que cruzara las mismas. Las mejillas tan pálidas que poseía se enrojecieron tanto que llegó a preocuparse por su bienestar. Intentó negarse, pero no le salían las palabras.
- Solo serán unas horas para posar, no haré nada indebido, lo prometo...- habló con solemnidad.
- No me permiten mostrar mi piel...- su voz temblaba, sus ojos estaban cristalizados, tomó sus mejillas para limpiarlas suavemente.
- Calma... calma... es solo hasta la rodilla...- musitó con suma tranquilidad, casi en un intento de que ella se tranquilizara.- Además, el retrato será para vuestro padre, no para una exposición artística, nadie más que las visitas de vuestro hogar verán el cuadro.- se arrodilló ante ella y tomó el borde de la falda.
Ella se estremeció y dejó escapar un sonido lleno de vulnerabilidad, como si fuera un gimoteo de un perro apaleado, mientras se encogía, llevándose las piernas al pecho, se las abrazó fuertemente. Apartó las manos y se levantó pidiendo disculpas, tomando distancia. Después de unos minutos y muy lentamente, bajó las piernas al suelo, pidió que cruzara las piernas, así lo hizo, con duda, lentitud, vacilación. Tembló cuando la miró fijamente, ladeó la cabeza a un lado.
- ¿Puedes...? Hmph... ¿Puedo acomodar la falda sobre tu rodilla?- no dijo nada, solo tembló de pies a cabeza.- De acuerdo... ¿Podrías hacerlo tú?- pidió.
Con suma lentitud y determinación acabó por convencerla de que subiera la falda hasta la rodilla, sonrió con calma y retocó las curvas del vestido, procurando no rozar su piel, finalmente tomó sus manos con una delicadeza perfecta y las apoyó sobre su rodilla, una encima de la otra. La miró con un poco de distancia, pasó por detrás del sillón y acomodó su cabello con dos mechones sobre sus hombros y el resto cayendo como una cascada por su espalda. Volvió a ponerse delante, palpó suavemente sus mejillas, estaban teñidas de un tenue rosado y acomodó los mechones encima de sus hombros y que cayeran como diminutas cascadas, volvió a la parte de atrás y tomó pequeños mechones de cabello para hacer un pequeño recogido que ató con una pequeña pinza. Volvió a tomar distancia para mirar al completo su figura, asintió con la cabeza.
- Bien, estás preciosa así, linda... Pero ahora quédate quieta, ¿De acuerdo?- sonrió con calma.
Ella no se movió, solo susurró un casi silencioso "sí" tartamudeando. El artista se sentó sobre la banqueta, inspirado, iluminado, motivado y empezó con trazos suaves aleatorios sobre el papel, después empezó a darle forma lentamente, al paso de varias horas empezó a colorear con acrílico, mirando detenidamente el color de su piel. Todo para acabar después de tres horas y media, en las que suspiró con alivio y miró como ella tenía una expresión cansada, pero mantenía la seriedad y la vista fija.
- ¿Qué edad tienes?- preguntó repentinamente el rubio estridente.
- D-Diecinueve...- musitó con timidez.
- Vaya... Pensaba que eras más joven...- confesó mientras sacaba el paquete de tabaco del bolsillo.- Acabé, por cierto...- inmediatamente bajó la falda del vestido, esto provocó una risilla en el pelinegro.- Realmente pensé que tendrías unos dieciséis o así... Tienes un rostro bastante jovial...- se acercó y le ofreció el cigarro, ella negó con la cabeza.- Hmph...- dio una calada larga- Será por el cabello...- le quitó la pinza suavemente para no hacerle daño.
- ¿Y vos?- se aventuró a preguntar.
- Veintiocho, preciosa...- susurró él dejando la pinza donde estaban las demás gomas de pelo.- Aunque seguramente parezco un degenerado de treinta y cinco por estas pintas de psicópata que tengo...- se rio en un intento de ser amable mientras acariciaba sus cabellos.- Me paso bastante tiempo enterrado en estas cuatro paredes... Tengo mucho trabajo...- Confesó dejando escapar un suspiro.- Perdón por hablar de estas tonterías... Seguramente lo que prefieres es volver a tu hogar...- suspiró el humo.
- N-No quiero hacerle el feo de irme en medio de una conversación.
- No eres muy habladora, pero parece que te gusta escuchar... ¿A qué se debe eso? ¿No te dejan hablar en tu hogar?
- No mucho...- susurró de forma escueta.- Muchas veces tengo afonía, por eso prefiero no hablar... No quiero dañarme la garganta.
- La afonía se tiene al hablar mucho o al no hablar nada... Eso si es un gran problema si sueles tener afonía...
- S-Supongo...
- No seas tan tímida... Tengo pinta de ser un degenerado deseoso de tocar a chicas jóvenes, pero no te preocupes... Mi pinta externa no se compara con mis deseos internos... Preferiría mil veces dibujarla desnuda que mantener relaciones sexuales con cualquier persona de la calle.
Las mejillas de la rubia de ojos azules se volvieron completamente rojas.
- Lamento mucho si eso sonó como una barbaridad... No creo que oigas estas expresiones muy a menudo... Lo lamento...
- No me permiten quitarme telas ni mostrar mi piel más de lo necesario a la gente desconocida... Lo lamento, pero sus deseos no podrán cumplirse...
- Hmph...- se llevó una mano al mentón.- Técnicamente no somos desconocidos una vez llegamos al punto de presentarnos...- le sonrió.- Sé tu nombre, pero tú no el mío...- murmuró con calma en su voz.- Mi nombre es Tweek, lindura...- le sonrió amablemente.- Puedes ver que no soy alguien tan... sucio como parece el ser la figura de un artista común... Es cierto que me fascinan los cuerpos desnudos pero jamás por razones sexuales... Solo artísticas...- tomó sus manos y la ayudó a levantarse del sofá.- Hablaré con tu padre, le pediré retratarte desnuda... Sería un dibujo que realmente amaría hacer y podría morir tranquilo...
- N-No...- negó con la cabeza.- M-Mi padre no permitirá tal cosa...- sus mejillas volvían a estar rojas y su nerviosismo estaba latente en su piel... El artista de piel pálida suspiró y la acompañó hacia la puerta con un brazo en su cintura baja.
- Bueno... No lo sabré hasta que no le pregunte... Espero volverla a ver...
Ella no dijo nada más, solo dio una sutil reverencia con la cabeza y tomando parte de su vestido y salió del departamento.
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Tweek estaba en su casa, sentado en el sofá, relajado, fumando un cigarro, miraba el techo con relajación, bajó sus ojos hacia el cuadro que acababa de terminar, estaba sobre el cabestrillo, un paisaje urbano durante el crepúsculo, después desvió los ojos hacia la izquierda, hacia el balcón, suspiró de nuevo, junto a ese suspiro se escapó el humo del cigarro. Escuchó varios toques suaves a la puerta, lo cual lo sorprendió por la hora que era y sobre todo porque no había llamado a ninguna prostituta para dibujarla... Aquella vez no... encaminó sus pasos hacia la puerta y al girar el pomo con una expresión confusa en su rostro, el mismo se crispó con sorpresa al ver a aquella hermosa mujer de cabellos como el oro justo delante de la puerta.
- Ah... Pensaba que...- carraspeó.- Me dijeron que no volvería a retratarte jamás después de mi bárbaro atrevimiento... ¿Cambiaron de opinión?
Cierto, algo de lo que no los he puesto al corriente, es que después de ir al hogar del padre de la hermosa chica a pedir tratarla desnuda, el marqués pensó que era como los aquellos artistas que pedían que se desnudasen y luego aprovechaban para tener relaciones sexuales y desvirgar a las pobres chicas... Pero Tweek no tenía esas intenciones... aunque lo tomaron así, por lo que el marqués le dijo que jamás la volvería a retratar... Pero allí estaba ella, negando con la cabeza lentamente, no cambiaron de opinión respecto a lo de retratarla o no hacerlo. La confusión tatuó el rostro del artista, ladeó la cabeza con extrañeza, hacia un lado.
- ¿Entonces...? ¿Qué estás haciendo aquí?- alzó una ceja.
- M-Me escapé para q-que me...- sus mejillas estaban ligeramente enrojecidas.- Pintase...
Tweek alzó una ceja lentamente.
- Tu padre me paga por qué te pinte, ¿Acaso tien. . .?- sacó una bolsa de monedas de un pequeño bolsillo escondido en los pliegues del vestido y se la entregó de forma tímida. Revisó las monedas y su expresión se mostró asombrada, se la devolvió.
- Pasa...- susurró en bajo girando la vista hacia el pasillo, no había nadie. Cuando ella pasó, cerró la puerta y la acompañó hacia el salón.- ¿Cómo qué viniste tan tarde?- preguntó con un tono de voz relajado.
- No me dejan salir de casa a no ser que vaya a por un recado bajo ninguna circunstancia...- explicó con una voz tenue, entre susurros, como si alguien fuese a escucharla en algún momento, como si le diera vergüenza estar allí.
- ¿Y cómo sabías que estaría despierto y con ganas de trabajar tan tarde?
- No lo sabía lo primero, lo segundo...- apartó la mirada.- Supuse que le entrarían las ganas cuando me ofreciera a que me pintase.
- Lo único que podría darme ganas a esta hora y no quedarme dormido en el proceso a no ser que me tome tres litros de café sería pintarte al natural.- caminó hacia la sala de trabajo donde tenía el cabestrillo, los lienzos, las pinturas, los lápices y todo lo que necesitara.
- ...
Ella no dijo nada, su expresión palideció, sus manos temblaron, sus labios igual. Tweek apretó los labios al no escuchar respuesta.
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Bieeeeeeeeeeeeeeeeeenvenidos a la primera parte de las cuatro que tendrá esta historia que, sí, señores, es técnicamente un one-short que tuve que dividir en múltiples capítulos porque no me gusta publicar one-shorts completos de más de 10.000 palabras porque considero que son muy pesados y largos >:3
Spoiler alert: también es para darme tiempo suficiente y poder escribir la historia Kyman con viajes en el tiempo y comedia barata de peleas de matrimonio que, literalmente, fue atravesada, mutilada y violada por un golpe de inspiración que me destrozó el cerebro y me obligó a escribir esta historia antes que la otra (puede que en parte tuviera la culpa que ya tuviera escrita la historia, pero con OCs y la reutilizara literalmente calcando todo menos los nombres... Pero yo no os he dicho nada uwu)
En fin... Ignorando que literalmente esta historia es en parte una excusa para escribir una historia que tiene una ambición de llegar al menos a las 20.000 palabras (aunque solo vaya por las 3.000 (*c mata*)), tengo que decir que me gustó esta historia, claramente por la inspiración que tiene al ser una historia que originalmente la escribí con OCs y también porque está basada en la época previa a las vanguardias, por tanto, está por ahí en los tiempos del Realismo - Naturalismo aproximadamente uwu.
No es una sorpresa para nadie, si se dice que hay una musa, CIEN POR CIEN va a ser Kenny, obviamente... Además... Soy Princess Kenny religion, así que, no pueden esperar que no haga aparecer a la hermosa princetzu kinny uwu
Además, es un factor interesante usar a Kenny, saben? Es muy andrógino y no me extraña que Tweek se muera por Kenny... uwu
Aquí las opiniones de la primera parte uwu ----------------------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en la próxima parte
Bye~
By Silvia Line / Ecchisforlife
[3826 Palabras]
P.D.: Cuando estaba decidiendo los protagonistas de la historia me quedé pensando en la pareja y tuve literalmente CUATRO opciones:
- Stenny --> Stan acabaría vomitando el lienzo.
- Crenny --> Se ve muy rudo para no tener sexo con Kenny y solo tocarle el trasero (XD).
- Creek --> Muy típico; además, creo que ya ha habido historias así, y si no, seguro que las habrá más clichés todavía.
- Twenny --> Perfección owo.
P.D.2.: Además, así contribuyo a que haya más fanfics Twenny en wattpad...
P.D.3.: Ya van dos seguidos, lol XD
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