Capítulo 5
Ninguna llamada y ningún mensaje, al parecer todo estaba bien; Jimin había cumplido su palabra.
La ventana de mi habitación estaba medio abierta.
Cuando entré escuché algunas voces que provenían del comedor, probablemente eran Namjoon y Taehyung.
Caminé confiando y con una sonrisa para no levantar sospecha.
—¿Qué pasa hermanitos...?
Vi a Jimin, sentado junto a Namjoon, comiendo palomitas y con una laptop, al parecer viendo una película.
Estaba en shock.
—¿Te vas a quedar ahí? —habló Namjoon, mientras Jimin comía gustosamente palomitas— Entré en tu habitación y me encontré con esta sorpresa.
Abrí la boca intentando sacar una excusa.
—No quiero explicaciones, estoy viendo tranquilamente una película con este tierno sujeto.
Me los quedé mirando por la siguiente hora, se veían bastante cómodos y yo me preguntaba si Jimin había abierto la boca.
Mandé a Jimin a mi habitación apenas terminó la película; él subió con otro recipiente de palomitas.
—¿Te lo estás...? —encaró Namjoon.
—¡No!
—¿Entonces?
—¿Cómo lo encontraste? —me acomodé en una de las sillas.
—Escuché un ruido en tu habitación, pensé que ibas tarde, pero ahí estaba él, leyendo un libro muy cómodamente en tu cama.
Él me miró esperando una respuesta, al parecer Jimin no había dicho nada.
—No tiene familia, sus padres no lo quieren en casa —inventé en tiempo récord—. Lo estoy ayudando, eso es todo.
Namjoon se sorprendió y dio una mirada de comprensión.
—¿Por qué no lo dijiste? Mamá estaría encantada de ayudarle... ¿Por qué sus papás no lo quieren?
—Lo sé —miré por la pequeña ventana que daba a la calle—. Es algo complicado, no puedo decirte, lo siento.
—No importa, iré a comprar más palomitas, él estaba hambriento.
Le agradecí y volví con Jimin.
No le había prestado tanta atención para ver que llevaba mi ropa.
—Lo siento, él entró y...
—Olvídalo —me senté junto a él—. Debemos solucionar esto.
—¿Cómo exactamente? No sé cómo llegué aquí, menos sabré cómo regresar.
Sus mejillas estaban rojas, qué adorable.
—¡No sé! —golpeé mis rodillas con los puños— Pero debemos cubrirlo. Le dije a Namjoon que tus padres no te querían en casa y que te estaba ayudando.
Jimin se levantó de la cama y me obligó también a mí, pero inmediatamente él se metió bajo las mantas.
—¿Qué haces? —cuestioné sentándome otra vez a su lado.
—Bueno, supongo que ahora viviré contigo. Esta es mi cama.
Descarado.
—Es mi cama, si quieres dormir aquí tendrás que acostarte conmigo.
Rápidamente dio una mueca de asco.
—Dormir, Jimin, no seas un mal pensado.
Se quedó callado y volteó dándome la espalda.
—Explícame de tu familia. —dijo en voz baja.
Me quité los zapatos y me metí con él en la cama, pero también dándole la espalda.
—Son increíbles, son las personas más buenas que he conocido.
—Namjoon es tu hermano... ¿verdad?
—Algo así.
—¿Algo así? —sentí cómo se dio la vuelta.
—No lo es pero yo lo considero como uno, nos conocemos hace mucho —me di la vuelta para mirarlo—. Taehyung también lo es, lo conocerás pronto.
—¿Y tus padres? —se apoyó en su codo— ¿Viven solamente ustedes tres aquí?
—No, está Hyojin… La señora Kim, ella es la mamá de Namjoon y Taehyung.
La puerta fue levemente golpeada, no alcancé a levantarme y Namjoon entró.
—¡Hola! Yoongi me contó sobre ti —dio una sonrisa radiante acercándose con otro recipiente con palomitas; a este punto Jimin obtendría diabetes—. Tenemos mucho que hablar, lamento tu situación. —bajó la cabeza.
Jimin no respondió, le di una palmada sutil en la mano y siguió la corriente.
—Oh, muchas gracias. —empezó a comer palomitas.
—Yoongi. —me llama Taehyung indicándome que lo siga.
Él cierra la puerta, quitándonos de la vista de Jimin.
—¿Sí? —insisto al ver que no dice nada.
—¿Qué ocurre? —humedece su labio inferior, ansioso.
—¿Qué ocurre? —repito intentando parecer que no entendí.
—Llegué y Namjoon me contó esta sorpresa.
—¿Estás enfadado?
Reprime una mueca, nunca pensaría que se fuera a enfadar por algo así.
—Sí, pero no por lo que crees.
Dando un suspiro me acomodé en la barandilla de la escalera.
—¿Qué es de él? ¿Cuántos años tiene? ¿En qué escuela va? —preguntó.
Fingí no escucharlo, porque ni yo sabía esas respuestas.
Bostecé exageradamente y volví a la puerta.
—Es complicado de explicar, Taehyung, mejor hablemos mañana. —entré a la habitación, esperando a que no insistiera.
Jimin ya se había devorado las palomitas y me miraba sonriente.
Era adorable.
Rápidamente ante mi pensamiento me acerqué al closet y le tiré un pijama viejo.
Se quedó ahí quieto.
—Date la vuelta, por favor —sus mejillas se colorean de un rojo fuerte—. No me gusta que vean mi cuerpo, no te lo tomes personal.
Sonreí y asentí, di la vuelta rápidamente al notar que las cortinas estaban abiertas.
—¿Listo? —volví a dar la vuelta, pero esta vez con los ojos tapados por mis manos.
—¡Todavía no! —escuché antes de sentir la ropa caer al suelo— Puedes mirar.
Quité mis manos y lo vi en pijama, le quedaba un poco grande, pero cumplía su función.
Seguía colorado por la pequeña vergüenza.
Apagué la luz y me recosté después de ponerme también el pijama; estábamos dándonos la espalda.
Había silencio, pero se escuchaban unos cuantos murmureos.
Escuché una risita de su parte.
—Buenas noches, chico del futuro.
—Buenas noches, niño del pasado. —dije bajito, sonriendo.
Sentí un golpe en mi espalda.
—¡Oye, no soy un niño!
—Sí, lo eres.
—No lo soy.
—Haces preguntas todo el tiempo y te quejas por todo, definitivamente aún eres un niño.
Escuché una irreconocible queja junto a un bufido, pero pasaron unos segundos y dijo:
—Es bueno poder dormir tranquilo, sin el miedo de que...
—¿De qué, Jimin?
No respondió.
Quizás se quedó dormido, porque no volvió a hablar en la siguiente hora en la que quedé despierto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro