Capítulo 4
La señora Kim era una de las mejores personas que conocía, ella ayudaba a cualquiera que lo necesitara y era una persona demasiado inteligente. Ella merecía todo lo que tenía; una linda casa, una familia que le amaba y un trabajo excelente.
Si no fuera por ella no me imagino qué clase de persona sería o si tan solo estuviera vivo.
Ella estaba con una sonrisa terminando el gran plato de sopa.
—¿Puedo dormir hoy en la habitación de Namjoon? —hablé levemente.
Se levantó y dejó lo que ocupó en el lavaplatos.
—Por supuesto —respondió con energía, pero su rostro expresaba preocupación—. ¿Ocurre algo?
—La maestra Choi Haeyeon me reprobó. —reproché con desprecio.
—¿Quieres que vaya a solucionarlo? Tú siempre te esfuerzas…
—No, puedo esforzarme en otras cosas, así equilibro todo. —comencé a subir los escalones.
—Pero siempre te esfuerzas tanto...
—Ya has hecho mucho por mí. —contesté suavemente.
Ella agradeció con una sonrisa, aunque sabía que no estaba totalmente convencida.
Al llegar al pasadizo, entré a la habitación de Namjoon en silencio.
• • •
La alarma sonó fuerte, irritándome.
Abrí los ojos y Namjoon no estaba a mi lado.
Me estiré bostezando y me acordé inmediatamente de cierta persona que estaba en mi habitación.
Salí hacia el pasadizo esperando que esa habitación siguiese cerrada.
—¡El desayuno, Yoongi!
Giré bajando por las escaleras, sentía el frío en mis pies que me incomodaba.
Habían tostadas con aguacate y café.
Me disculpé en la mesa con la excusa de que debía terminar un informe.
Saqué la llave que estaba en la funda de mi celular y abrí la puerta de mi habitación lentamente.
—Buenos días, rarito.
Jimin bostezó y se removió.
—Oriné en tu armario. —dijo tranquilamente.
Mi rostro probablemente se desfiguró por la noticia. ¿Quién se cree?
—Oh Dios, tu cara...
—Cállate. Ten, el desayuno.
Su rostro se iluminó por una hermosa sonrisa, él miraba con ansia el plato.
Y yo me preguntaba... ¿por qué le estaba dando mi desayuno? En primer lugar... ¿por qué lo estaba hospedando en mi casa?
—¿Quieres? —levanta una de las tostadas hacia mi boca.
—No, gracias —me levanto de la cama—. Debo ir al instituto, tú te quedas aquí, no quiero que salgas.
—¿Me vas a dejar solo? —tomó un sorbo de café— ¡Me voy aburrir!
—Debo ir.
Se puso de pie frente a mí cruzando los brazos.
—¿Cómo me voy a divertir?
—Hay libros por ahí. —señalé la pequeña estantería perfectamente ordenada.
Vi cómo puso sus ojos en blanco antes de irme a vestir.
—¿Qué libros son estos? —sacó algunos de la estantería— Las crónicas de Narnia, Cincuenta sombras de Grey, Percy Jackson, El Código Da Vinci... ¿Por qué no me dejas tu aparato del futuro?
—Ya te dije, lo necesito.
Jimin frunció el ceño.
—Si lees al menos cien páginas del libro que tú quieras, te dejaré usar mi celular toda la noche.
—¿Así? Y cómo sabrás que lo leí. —alzó la ceja.
—Sé cada detalle de cada libro que está ahí, así que no trates de hacerte el listo.
Terminó de comer la tostada y se acercó a tomar un libro.
—¿Estás seguro que quieres leer ese? —pregunté con astucia.
Vi en sus manos uno de los libros más explícitos referentes al sexo que se encontraba en la estantería.
—Claro, ¿por qué no?
Me quedé mirándolo mientras él inspeccionaba la portada del libro.
—¿Realmente no recuerdas nada?
Su mirada se fijó en mí con detenimiento y negando con la cabeza.
—Solo estaba corriendo, no sentí nada, vi algunos niños pero me parecieron normales, hasta que te vi.
Necesitaba un plan, necesitaba no tenerlo aquí.
No se veía como alguien que me haría daño, no, esa carita angelical era del todo inocente, pero no sabía exactamente nada de él ni de cómo había llegado. Viajes en el tiempo. Bien, solo había una persona en el mundo con la que podía contar sin que riera o me considere un loco: Namjoon.
Kim Namjoon; el hijo mayor de la señora Kim y también mi mejor amigo.
Era un cerebrito y era lamentablemente un conspirador paranoico, pero ahora mismo era lo que necesitaba.
Debía encontrar la manera de mantener todo bajo control, debía no hacer creer que tengo a un idiota encerrado.
Jimin prometió no salir de la habitación, espero que cumpla con su palabra; le dejé una botella más grande esta vez.
Creí que mi preocupación se iría en la primera hora de clase, pero no, rondó mi mente hasta para ir al baño.
Caminé despacio con la comida instantánea que había comprado.
¿Y si Jimin había salido de la habitación?
Solo faltaban tres horas para ir a casa, tres malditas horas en que podía ser descubierto.
Me senté junto a mis conocidos, ellos estaban en lo suyo, por lo general siempre bromeaba con ellos.
Eunwoo estaba en la misma mesa, mirándome.
Le hice una seña para que se sentara al lado mío.
Sus ojos se iluminaron.
—Te veo distinto. —dijo después de tomar un sorbo de gaseosa.
Los demás no estaban atentos a nosotros.
—¿Qué opinas de los viajes en el tiempo? —me acerqué a él.
—Emmm... ¿desde cuándo haces ese tipo de preguntas?
Sus manos temblaron.
—Namjoon me comió la cabeza el día de ayer con los viajes en el tiempo.
—Supongo que en algún punto viajar en el tiempo será posible, o a lo mejor ya es posible, pero lo ocultan; un simple cambio hace toda una historia distinta.
Quedé en blanco.
—Hablando de Namjoon... ¿cómo está? Escuche que está enfermo.
Agradecí interiormente que cambiara de tema.
—Se quiso hacer el científico y se terminó intoxicando con un químico, pero está bien. —probé de la comida que ya estaba tibia.
—Oh, una pena, es un tipo muy sexy. —suspira mordiendo su labio coquetamente.
—¡Eres asqueroso!
—¡Perdón! Se me olvida que es tu mejor amigo barra medio hermano —habla entre risas—. Aunque de esa familia al único que quiero es a ti.
Le sonreí.
Tenía bastante claro que él estaba por mí, hace un año lo confesó.
Tal vez debería darle una oportunidad.
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