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Capítulo 10

Dejar a Jimin solo en el baño no fue la mejor opción.

Nunca esperé que tuviera algún tipo de atracción por él, estaba consciente de que era un chico muy atractivo, pero aun así estaba en mi lista de hombres que nunca debían gustarme. 

Aunque esa lista y prohibición mental no me impidió de meter mi lengua en su boca o de besar su cuerpo con gusto.

Entré en pánico, no quería ilusionarme con él, porque estaba seguro que nunca iba a funcionar.

Jimin ama que siempre esté al pendiente de él, me había dado cuenta de eso, y al verme con Eunwoo, quizás esa fue su solución.

Me imagino qué hubiera pasado si lo seguía besando... Algo totalmente incorrecto.

Totalmente arrepentido me escabullé entre las personas y caminé hasta el baño, que estaba abierto, pero sin ningún rastro de él.

Volví a donde estaban todos un poco alterado; Jimin no conocía nada de esto.

Preguntándole a quien se me cruzara no sirvió, nadie lo había visto después de que me lo llevara al baño, revisé cada rincón de la casa, pero nada.

Y me alteré aún más.

Me topé con Hoseok; probablemente era al único en toda la fiesta que no le había preguntado.

—No lo vi, pero hay una cámara en la salida —se encaminó conmigo—, ¿la quieres ver?

—Por favor.

Fuimos a una pequeña habitación donde había unos pequeños televisores, las imágenes de minutos antes alumbraron la habitación y en ninguna aparecía Jimin, solamente cuando habíamos llegado juntos.

Sentí una presión fuerte en mi pecho.

—Ummm, lo lamento, pero si lo encuentras me avisas, esto me agobia mucho.

No podía ser.

Salí corriendo de ahí y caminé otra vez hasta la cocina, y no estaba, busqué incluso en los armarios con comida; Jimin era tan delgado que podía caber en uno.

Antes de volver al baño vi a varias personas mirándome sorprendidos, quizás se notaba que estaba alterado, pero no era momento para pensar en los demás.

Me apoyé en la pared tratando de calmar mi pulso, me acerqué al lavabo, en donde había estado Jimin conmigo hace unos minutos, abrí la llave y despejé mi cara con el agua fría.

Fue tan inútil recorrer el lugar por segunda vez.

Solo tenía la esperanza que Jimin estuviera en casa, pero él no tenía celular y tampoco sabía ubicarse bien en las calles.

Busqué en mi bolsillo para poder llamar a Namjoon.

Mientras marcaba tapé mi oído izquierdo para poder nublar un poco la música, la música era fuerte, pero aun así se escuchaba algo más...

Sirenas de policías; cada vez se escuchaban más fuerte.

Hoseok se acercó a mí.

—Yoongi, tu hermano está afuera buscándote.

Esto no debería de significar nada bueno.

Caminé hasta la salida sintiendo mis piernas débiles; y ahí estaba, de brazos cruzados, con el rostro difícil de leer.

—¿Taehyung? —dije un poco alto por el volumen de las sirenas.

—Sube a la camioneta. —me ordena con voz dura.

Mire detrás de él y estaba el vehículo.

Fui presionado por él para subir.

Cuando entré me encontré con Namjoon sosteniendo una mochila y la señora Kim estaba conduciendo.

Sus caras lo decían todo.

—¿Qué ocurre? —el miedo subió a mi cuerpo.

—Debemos irnos. —respondió Taehyung cerrando la puerta fuertemente.

El vehículo empezó a andar a una velocidad espeluznante.

—¡¿A dónde?! ¡¿Por qué?! —cuestioné alterado porque yo necesitaba a Jimin.

—El gobierno nos busca, descubrieron los viajes en el tiempo.

Las sirenas se escuchaban aún más cerca.

—No encuentro a Jimin, no sé dónde está —hablé al borde del llanto—, no nos podemos ir sin él.

Todos en silencio hasta que Namjoon habló.

—Yoongi... —lo escuché más calmado— A Jimin se lo llevaron, probablemente lo devolvieron a su época.

Ninguna palabra salió de mi boca.

—Estuvimos todo este tiempo en casa y nunca nos enteramos de nada. —mencionó la señora Kim mientras aceleró en la curva.

Varias patrullas pasaron a alta velocidad y pude sentir el escalofrío que recorrió todo mi cuerpo.

Probablemente no sospecharían, esta camioneta no nos pertenecía.

—Si yo no les hubiera dicho... quizás esto nunca hubiese pasado. —apoyé mi mejilla en la fría ventana.

—No te culpes, cariño —ella soltó un suspiro—. Él no pertenecía a esta época... él debía volver.

La rabia me subió.

—¡No! —y las lágrimas empezaron a salir— ¡Él debería estar aquí, conmigo! ¡¿Crees que en 1940 él va a estar feliz?!

Otra vez silencio, pero esta vez era uno incómodo.

Ya estaba demasiado alterado, la vena de mi cuello palpitaba.

—No le hables de esa manera a mamá, Yoongi. —habló firmemente Namjoon.

Estaba tan distraído en lo de Jimin que no me di cuenta del tono que estaba usando con ella.

Tomé una suave respiración antes de ofrecer una disculpa.

—Perdón, solo estoy algo alterado —me coloqué el cinturón de seguridad—. Es que él... es especial para mí.

Sentí mis mejillas calientes por aquella confesión.

—Entendemos, lo quieres demasiado —la señora Kim disminuyó la velocidad—. Te prometo que encontraremos la manera para que estés junto a él, pero ahora debemos concentrarnos en buscar un lugar seguro y evitar que nos lleven a la cárcel.

—¿Qué ocurrió exactamente?

—Fui a comprar una libreta y a solo unas calles reconocí las patrullas, gracias a Dios no estaba ninguno de nosotros en casa —empieza a contar Namjoon—. Le pedí a mamá que buscara una forma de salir de la cuidad o del país. Cuando se fueron, entré y se habían llevado todo lo que estaba en mi habitación.

—¿Y dónde vamos?

—Osaka, Japón —respondió Taehyung. Abrí los ojos sorprendido—. Nuestro padre vive ahí pero su avión está acá, nuestro tío nos llevará hasta allá.

Miré por la ventana y no sabía por dónde estábamos, solo eran árboles y unas montañas a lo lejos.

No iba a mentirme a mí mismo, tenía miedo, demasiado. Yo solo quería llegar a casa, tomar un café, prepararle unas palomitas a Jimin y dormir junto a él, sin que nadie le hiciera daño.

Frenamos de golpe y pude ver cómo el paso estaba cerrado por unas patrullas junto a militares que llevaban armas en sus manos.

Sentí que mi corazón me abandonó y un nudo en la garganta se instaló.

Solo esperaba que Jimin fuera feliz, en cualquier época que estuviera.









Fin.











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