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Capitulo VIII

Desde el último encuentro de aquellos dos hombres las cosas se habían puesto excitantes.

Jimin sonreía más y su madre lo había notado, no es que su hijo fuera un amargado qué se la pasase solo trabajando en la casa, si no que Jimin sonreía para todo y eso no era normal.

Isabel había pensado con delicadeza el tema de pedirle a Yoongi qué lo ayudara con los negocios. Había consultado a su abogado y su hija mayor también la apoyaba, así que estaba decidido y le diría a Min.

Jimin estaba en desacuerdo, no es que no confiara en el mayor, al contrario se había vuelto alguien importante para el, pero el sabia que Yoongi no se encontraba bien de salud y tenia miedo de que todo eso le causará carga.

No soportaría saber que Yoongi lo haría solo por que no podía negarle nada a su madre y se sintiera comprometido de hacerlo.

Desde que habían tenido aquel encuentro, Yoongi se había permanecido muy cariñoso, no hasta el punto de ser empalagoso, pero era cariñoso y eso nunca pensó que llegaría.

Cada que Yoongi iba a trabajar se despedía sutilmente con un beso en la mejilla de Jimin y cuando regresaba hacia lo mismo.

O también cuando Jimin caminaba las grandes distancias desde la casa hasta la escuela solo para llevarle el desayuno a Yoongi, el mayor lo recibía y hacia qué Jiimin se sentara sobre el escritorio para así masajear un poco sus pies y decirle que descansará un poco. Esos pequeños actos empezaban a enamorar el cálido corazón de Jimin.

—Yoongi, ¿Qué tal la escuela? —Cuestiono Isabel.

Los tres se encontraban cenando aquella noche, Jimin habia preparado algo especial a petición de su madre, Isabel le explico qué ese día hablaría con Min sobre negocios, así que le pidió que preparara algo único. Y ahí estaban los tres disfrutando de lomo bañado en crema de almendras, una especialidad del rubio.

—Todo marcha bien, la semana pasada hice evaluación y los niños son casos únicos. —Jimin sonrió ante lo que escucho y recordó la forma en que los llamo aquel día.

—Me alegro que halla traido buenos resultados traerte a la escuela. —Yoongi agradeció por el cumplido y la anciana Isabel continuo. —Tal vez mande a traer a otro profesor de la capital, claro no se quedaría en la casa.

—¿No esta contenta con mi trabajo señora Isabel? —Cuestiono Min después de escuchar a Isabel decir aquello, se empezaba a sentir inútil y Jimin se estaba empezando a dar cuenta de aquello.

—Claro que no querido. —Expreso Isabel para apaciguar el ambiente. —Al contrario, ha sido una bendición tenerte aquí, los padres agradecen tenerte en la escuela y esta casa se ha mantenido más alegre últimamente. —Finalizo Isabel con su mirada puesta en Jimin, pues sabia a la perfección que Yoongi había traído una extraña alegría a Jimin.

—¿Entonces por que hacerle eso a Yoongi? —Cuestionó el rubio con un poco de enojo en su semblante.

—Yoongi, me gustaría que me ayudaras con los negocios de la hacienda, por motivos personales Namjoon dejara de hacerlo, quiero traer a otro profesor para que de clases por las mañanas y tu por las tardes.

Yoongi estaba sorprendido por aquello, ¿le gustaba la idea? Por supuesto que si, servir como maestro en aquella escuela era agotante, lo hacía simplemente por necesidad, pero si la oportunidad de trabajar en la hacienda y desde casa se le presentaba, por supuesto que aceptaría.

—Es muy grata la oportunidad que me esta brindado señora, se lo agradesco de ante mano.

—Puedes pensarlo querido. —Agrego Isabel, pues la idea de que Min se negara le empezaba a preocupar.

—Exacto Yoongi, puedes pensarlo bien. —Agrego Jimin quien hasta ahora había permanecido solo audible a la platica.

—No hay nada que pensarlo para responderles. —Comento Yoongi e Isabel pidió que continuace. —Será un placer para mi ayudarle en la hacienda, es una excelente idea mandar a traer un profesor de la capital y que se encargue de la escuela por las mañana.

—¡Perfecto! —Exclamo Isabel, se paró de su silla y prosiguio. —Mañana traeré a mi abogado y te explicara acerca del campo y los animales de venta. Por ahora yo me iré a dormir. Gracias por la cena Jimin. —Finalizo Isabel y se marchó del comedor.

Jimin permanecio callado todo el momento y Yoongi se estaba desesperando de aquello.

—Habla ya.—Murmuro Yoongi.

—No pasa nada, ¿Has terminado? —Cuestiono mientras miraba el plato vacío de Yoongi. No espero respuesta y solo empezó a levantar la mesa, Yoongi solo guardaba silencio y miraba el comportamiento del menor.

—Crees que no puedo hacerlo, ¿Es eso verdad?

Jimin habia terminado de limpiar la mesa y ahora se escondía en la cocina, no había respondido aquella pregunta y entre más tiempo duraba en aquel lugar, más tiempo daba para que Yoongi pensara lo peor de el.

Yoongi entro molesto a la cocina y cuando miro al rubio sobre la isla de la cocina con un semblante pensativo, se acercó a él y presionando sus hombros y cachetes para que hablara le dijo con enojo.

—¡Respondeme carajos!

—¡Sueltame! —Pidió el menor.

—Solo dime... ¿por que te comportas así?

—Yoongi, no dudo de ti, se perfectamente que eres inigualable, pero también se que no estas bien de salud. —Respondió con sinceridad y cuando el mayor lo soltó del hagerre Jimin empezó a acariciar las mejillas del mayor. —La hacienda, la escuela, el problema del pecho y tus cosas personales te mataran lentamente. —Yoongi escuchaba con atencion la voz del rubio. —Además se que una parte de ti lo hace por agradecimiento a mamá.

—¡Oh Jimin! —murmuro con cariño. —Realmente quiero hacerlo. La escuela no es de mi agrado, no me gusta estar rodeado de niños inútiles. —Jimin sonrió por lo que escucho. —Me quede aquí dando clases por ti.

—¿Perdón? —Cuestiono Jimin, no comprendía del todo aquello.

—No soy profesor. —Jimin quedo sorprendido. —Tu madre me trajo por que mi padre le explico qué era bueno con los números y me dio empleo como profesor. —Jimin escuchaba con atencion, cuando Yoongi tomo asiento atrajo a Jimin y lo sentó sobre sus piernas. —No me agradaba la idea de dar clases, pero necesitaba de dinero y un hogar. Después te conocí y supe que algún día serias mio.

Jimin sonrió recordando el momento en que Yoongi llego a casa, recordaba perfectamente que ese día el mayor acepto inmediatamente la propuesta de vivir ahí y ahora comprendía todo.

—Ahora que me dice tu madre qué puedo ayudarle en la hacienda no pienso desaprovechar la oportunidad.

—¿Podrás con todo? —Preguntó Jimin, comprendía a Yoongi pero no quería sobrecargarlo con todo.

—Claro que si, además te tengo a ti, se que me ayudaras. —Agrego Yoongi mientras acariciaba las mejillas del menor.

—Ahora besame. —Pidió Jimin necesitando aquel toque.

Yoongi toco aquellos labios qué encajaban perfectamente a los suyos, esos regordetos labios qué encajaban en sus finos labios.

Cuando la noche fue llegando más, Yoongi visitó la habitación de su amante y lo hizo suyo hasta que el resplandor del sol salió y tuvo que abandonar nuevamente aquella habitacion para llegar a la suya.

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