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Capitulo VII

Lunes 6:40 AM

Jimin regresaba del mercado cargado de bolsas con despensa necesaria para hacer las comidas del día.

Los lunes a primera hora iba al mercado del pueblo y trataba de comprar todo lo necesario para cocinar.

Exigía de ser puntual pues devia escoger las mejores carnes y frutas de temporada, así que para casi las 7 de la mañana el ya estaba de regreso en su casa.

Debia apurarse ya que antes de las 7:30 AM el desayuno ya debia estar servido para Yoongi, quien se marchaba 10 minutos para las 8 AM, todos los días era la misma rutina.

7:30 AM

La radio se escuchaba en la cocina a un volumen considerado. Desde que la hermana mayor de Jimin le dio como regalo una radio la casa se mantuvo más colorida.

Isabel y Jimin compartían el mismo pensamiento, "Desde que Yoongi y la radio llegaron por fin hay ruido" decían constantemente. Y es que era cierto, mientras Yoongi estaba había una qué otra platica sobre niños y en ocasiones los niños iban a la casa para recoger cosas olvidadas por su profesor, y mientras Min estaba en la escuela la radio se escuchaba y daba alegría escuchar voces nuevas.

Así que mientras Jimin cocinaba la radio reproducía la propaganda para futuras candidaturas y en ocasiones una qué otra melodía.

—¿Está listo el desayuno? —Cuestiono Yoongi entrando por la puerta y espantando a Jimin quien se encontraba cortando vegetales.

—En un momento te sirvo.

—¿Tienes algún menú para el día? —Volvió a cuestionar Min. Jimin dejo lo que hacía y empezó a servir en un plato chilaquiles rojos, un poco de frijoles y una cantidad considerada de pollo.

—¿Quieres que te prepare algo especial? —Preguntó y después entrego el plato a Min.

—Camarones.

—Si consigo y están a tiempo preparare Camarones a la diabla. —Respondió el rubio.

—No vendré a comer, llegare muy tarde. Puedes llevar la comida un poco más tarde de lo usual para no quedarme con hambre.

—Claro. —Finalizo Jimin.

Tenia la esperanza de que Yoongi notará el bálsamo qué había utilizado para que le diera color en sus regordetos labios o que hubiera notado la fragancia qué utilizaba sobre su cuello.

Pero nunca llego algún comentario acerca de ello.

Creía que la escena de hoy terminaría con solo pedidos de comida.

Grande fue su sorpresa, cuando Yoongi llevo su plato al lavadero y al pasar por con Jimin sonrió y dijo.

—Gracias por el desayuno, estaría perdido sin ti. —Y después de aquello se marchó, sin tener en cuenta que el rubio suspiraba por el.

Era lo que necesitaba, se había olvidado del pequeño sentimiento que sintió cuando el mayor no menciono algo acerca de su aspecto, pero todo se resolvió cuando le agradeció por algo que le hacía.

Se sentia feliz, tanta su alegría que en cuanto Min se marcho el rubio tomo su bolso y se dirgio al mercado nuevamente para preguntar por Camarones, aun cuando la veda estaba levantada y era sumamente caro el camarón o aveces hasta imposible de conseguir para esas fechas.

10:30 AM

Muy seguramente si entrabas a la casa de los Park el espectacular olor del chile de árbol o el ajo revuelto con los camarones (cuyos habia conseguido de una extraña manera) invadian el hogar.

Desde las 10 de la mañana Jimin había comenzado a preparar todas las comidas del día que no se había percatado qué debía limpiar la casa y asear los corrales de los animales.

-¡Jimin! ¿Camarones en julio? Debió costar una gran cantidad este gustito tuyo, no estamos para dispalfarrar el dinero ¿qué ha pasado por tu mente? -Regaño su madre es cuanto entró por la puerta de la cocina, Jimin se había apenado por escuchar aquellos regaños.

—Madre... tenía tiempo con antojo de ellos, no pensé que le molestaría. —Contesto el menor y después se acercó a su madre para entregarle una silla y pudiera sentarse.

—No me molesta, solo piensa en las comidas qué puedes preparar en la temporada. —Jimin solo asentia a lo que le decían. —El dinero ha estado haciendo falta, Namjoon ya no quiere hacerse cargo del negocio, yo estoy muy vieja y ya no se que hacer con toda la hacienda.

Namjoon había entrado a trabajar para el gobierno lo que lo había llevado a vivir en la capital, así que venía a Lagos una vez al mes y se encargaba de los negocios de su madre.

Era de entender para Isabel, Namjoon tenia familia, hijos qué mantener y una esposa a la cual cuidar. Sabia a la perfección que su hijo mayor no estaría para ella todos los años que le quedaban de vida, pero le costaba aceptar que tarde o temprano Namjoon se marcharia y la dejaría con todo.

El negocio de la siembra de arándanos así como la venta del vacuno y cerdo no se podía administrar solo, exigía de alguien que estuviera pendiente de todo eso.

Isabel era ya vieja para encargarse de que los animales estuvieran alimentados y los campos atendidos.

Jimin en ocasiones se encargaba, pero estar al cuidado de la casa, de su madre y hasta de Yoongi exigía demasiado de el y no podía con todo.

—Pienso decirle a Yoongi qué atienda todo eso. —Agrego su madre.

—¿Yoongi? El sirve como profesor, ¿podrá también con la hacienda? —Cuestiono Jimin, ahora que sabia de la posible enfermedad en el corazón de Yoongi temía hecharle toda la carga a sus hombros.

—¡Claro que si! Yoongi es fuerte y podrá hacerlo. —Jimin estaba a punto de intervenir y decir que Yoongi estaba mal de salud, pero su madre era testaruda, en cuanto finalizo se levantó y se marchó de ahí y el continuo con su trabajo.

1:00 AM

El camino pedregoso de casa de los Park al pueblo era de unos 20 minutos caminando, ¿era cansado? Claro que si, era mucha terraseria y agregándole el calor era insoportable.

Pero ahí se encontraba Jimin rumbo a la escuela donde Yoongi daba clases listo para verlo nuevamente y despertar aquellos hormigueos en su estómago.

Cuando se estaba acercando a la escuela miro qué había demasiados niños en ese pequeño lugar que usaban como lugar de estudio.

Conforme se acercaba más solo se escuchaba la áspera voz de aquel hombre que movía todo en el rubio.

—¡Son una vergüenza para sus padres y para mi! —Escuchó desde la puerta y se sintió tan mal de aquellos regaños, sabia que Yoongi era duro pero no tenia idea que era así con los pobres niños que seguramente tenían entre 10 y 14 años. —¡Este examen ha sido un repaso de todo lo que vimos la semana pasada, no puede ser posible que hallan sido unos incompetentes y lo hallan fallado!.

Jimin estaba a punto de entrar y consolarlos, pero sabia perfectamente que si lo hacía Yoongi lo reprenderia y se sentiría avergonzado después. Además esa había sido la forma en que el fue enseñado y no conocía otra.

Puso atencion al aspecto del mayor, su cabello estaba revuelto, sus mejillas, orejas y sus ojos estaban rojas, sabia que algo no iba bien.

—¡Todos ustedes! —Exclamo Yoongi apuntando a varios chicos. —¡Estúpidos! Recibirán un castigo por ser unos incompetentes en el estudio. ¡Largo de mi vista! —Finalizo y todos los jóvenes salieron huyendo de aquel lugar.

Yoongi estaba en su escritorio atrapado en cientos de papeles con diferente tipos de pruebas, algunas eran de calculo, español y naturaleza. Esas semanas de exámenes siempre lo agobiaban.

Jimin se acercó al escritorio del mayor y con un pequeño sonido hecho por sus labios Yoongi lo miro.

El semblante de Yoongi era terrible parecía a punto del colapso, parecía que ardía en calentura.

—Jimin... —Susurro el mayor pareciendo qué era lo único que necesitaba.

—¿Te encuentras bien? Luces cansado. —Cuestiono acercándose al mayor y tocando la frente de Min para asegurarse qué su temperatura estaba normal.

—Estoy bien. —Murmuro. —En 30 minutos aplicaré más exámenes.

—Lo se, primero necesitas comer y después continuas con eso. —Decidió Jimin, sonaba firme y tenia planeado qué el mayor lo obedeciera.

—Está bien. Se dio por vencido Min.

15 minutos después y ya que Yoongi había terminado de comer el platillo hecho por Jimin agrego.

—Es lo más delicioso qué he probado, gracias por la comida. —Jimin se sonrojaba cada que el mayor le decía algo así.

—Me alegra que te halla gustado. —Respondió Jimin acariciando sutilmente el brazo del mayor.

—Tienes la bragueta abajo. —Dijo de la nada Yoongi, Jimin inmediatamente miro hacia abajo y podía ver la abertura de la bragueta, cuando estaba a punto de cerrarla escucho. —¿Puedo subirla?

—¿Perdón? —Cuestiono sin entender.

—Si, ¿puedo subir ese cierre? —Jimin seguia sorprendido qué solo asintió a lo que escucho.

Yoongi paso su mano por el pequeño bulto del rubio, metio delicadamente un dedo sobre aquella abertura y lo paso rapidamente por toda la extensión donde pudo tocar, después de escuchar el gemido de Jimin paró y cerró.

Jimin suspiraba por aquellas escena. Grande fue su delirio cuando miro al mayor meter el dedo (El que había usado sobre el falo) a su boca y lamerlo con esmero.

Jimin miro espantado hacia todos los lados, temiendo qué alguien los hubiera observado.

—Tranquilo. —Susurro Yoongi acariciando el brazo del menor. —Nunca te pondria en peligro pequeño.

—Debo irme. —Fue lo único que respondió Jimin, aun se encontraba sorprendido por lo que pasaba.

Jorge había tenido razón, ha Yoongi le gustaban los hombres igual que a él y algo traía entre manos.

No quería ilusionarse, pero también tenía miedo. Una parte de el muy escondida albergaba la idea de que Yoongi solo jugaba con el para así ponerlo en descubierto ante todos.

Así que mientras caminaba rumbo a casa se propuso no volver a tener algún acercamiento con Yoongi, debia poner los pies sobre la tierra y ser inteligente.

8:45 PM

La casa estaba asiada, la cena ya se había servido hace una hora y nadie, solo el habia cenado.

Su madre había salido hace 20 minutos, se quedaría a dormir con su hija mayor.

Así que Jimin se encontraba solo en aquella inmensa casa. Después de darse un baño y escuchar un rato más la radio había decidido irse a dormir, ya no había nada más que hacer por ese dia.

Sabia que Yoongi llegaría un poco más tarde, los días de evaluación para el eran agobiantes y aun que por lo regular duraban 3 días, Yoongi siempre los terminaba en un día.

Mientras que Jimin estaba en su cama envuelto por aquellas sábanas blancas su mente viajaba a las caricias qué el mayor le había hecho, esas caricias qué había recibido de el fueron exquisitas.

Había prometido ya no pensar en Yoongi de ese modo y esos deseos qué sentia nuevamente por ser tocado regresaban a él, debia tranquilizarse y pensar que todo podía caer cuando menos lo esperase.

Aun cuando su mente luchaba por parar lo qué hacia, su mano derecha masajeaba con esmero su miembro lleno de presemen, los dedos de su mano izquierda fueron a parar a su boca e imaginaba que era el falo del hombre que ahora sentía exitacion.

Tal vez si se hubiera calmado y no hubiera seguido con aquellas fantasías ahora no estuviera pasando lo que presenciaba.

Tal vez si también hubiera cerrado su habitacion y hubiera reprimidos sus gemidos ahora Yoongi no estuviera acariciando sus labios y besandolo ferozmente.

¿Cómo habian acabado así? Fácil de explicar. Yoongi acababa de llegar de la escuela, la casa era un silencio rotundo, no era de extrañar por que la cena se servia a las 7:30pm y después todos a dormir. Lo que si era de extrañar eran los gemidos qué se escuchaban cada vez más al acercarse a la habitacion de Jimin.

Había abierto un poco la puerta y habia espiado en un lugar ajeno, pero no se arrepentía de aquello, la escena que estaba presenciando era exquisita, así que sin permiso alguno entro y ayudo al necesitado de Jimin.

Así que ahora se encontraba ahí, bajando a los regordetos muslos del rubio, los fue besando hasta llegar a su ya preparada entrada, se introdujo en el y lo hizo feliz toda esa noche.

Cuando la exitacion había bajado de ellos y ahora se encontraban abrazados sobre aquella cama, envueltos en las sábanas y empapados de sudor y lo que probablemente era semen se miraron a los ojos y solo sonrieron.

—Ha sido la mejor noche mi pequeño. —Murmuro en el oído del menor, mientras el rubio acariciaba la cabecera del mayor.

—Mamá podría descubrirnos aquí.

—No me importaría. —Contesto Min. Aunque muy fondo de el también tenía miedo.

—¿Por qué hasta ahora haces estos? —Cuestiono Jimin, el mayor sabia a lo que se refería así que primero lo beso tiernamente y después contesto.

—Vi a Sergio entrar a tu habitación la noche en que llego, después escuche esos gemidos qué me estan empezando a fascinar. —El menor se avergonzo y golpeo con delicadeza el hombro de Yoongi quien solo sonreía ante todo. —Pero debo confesarte qué desde que llegue he querido tanto hacer esto. —Agrego para después besar con lujuria los dulces labios del menor.

—Yoongi... nadie debe saber esto, si nos descubren moriremos.

—Lose. —Respondió acariciando las mejillas de Jimin. —pero no importa nada, por ahora no me importa nada. —Jimin sonrió y fue el paraíso ganado para Yoongi. —Solo quiero follarte nuevamente.

—¿Qué impide qué lo hagas?

—Oh Jimin... no me tientes qué puedo ser una bestia sucia.

—Me gustaría que fueras sucio. —Desafío con picardia el rubio.

—¿Qué tan sucio? —Cuestiono el mayor mientras sujetaba una de las nalgas del menor.

—Ya lo sabes. —sonrió ladino Jimin, empezaba a gustarle ese juego, así que se tomo la libertad y tomo el miembro de Yoongi qué aun se sentia duro. —Palabras sucias. —masajeo lentamente el falo. —Actos sucio... todo lo sucio qué te puedas imaginar. —Susurro en el oído del mayor.

La noche fue placentera para aquellos cuerpos, por fin se habían entregado a ese deseo que empezaba a nacer en los dos.

No se preocuparon por el día después, Jimin le explico al mayor que su madre estaría con su hermana mayor y muy seguramente regresaría hasta el otro día por la tarde.

Así que aquella noche durmieron juntos deseando qué toda los días fueran así.





















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