Capitulo IV
Días después de la partida de Sergio Jimin había experimentado una clase de miedo y nervios hacia Yoongi y todo a causa de lo que Sergio habia comentado ese día en la piscina.
Cuando Min solicitaba hablar a solas con Isabel en su despacho el escuchaba por detrás de las puertas.
En su criterio el solo quería saber si hablaban algo respecto a su persona. Pero nunca sucedía. No sabía exactamente si Min sospechaba algo o peor aún si planeaba hacer algo.
Como esa mañana por ejemplo, los tres se encontraban desayunando, algo normal los sábados, ya que era el único día en que los tres coincidían y podían desayunar juntos. Desayunar en silencio se había hecho una costumbre desde que Min había llegado a la casa, ya que este siempre se le encontraba callado y meditando.
Solo que en esta ocasión era raro para madre e hijo que Min se encontrase animadamente haciendo tema de conversación.
—Hacido una lástima que Sergio se halla marchado, le daba una clase de aire y alegría a Jimin y la casa estaba más animada —comento mientras partía con sus cubiertos el pedazo de comida.
Isabel miro a su hijo y noto como este se ponía un poco fuera de si.
—Si, es una pena, Sergio me agrada mucho, siempre le he dicho a Jimin que Sergio es un buen compañero para disfrutar de una tarde encantadora —contesto Isabel dando merito al muchacho.
—Sergio ha sido un buen amigo en tiempos difíciles —Agrego Jimin despues de escuchar a los otros dar su punto, deseaba dejar el tema de lado. Si, le incomodaba en demasía.
—Madre quería decirle si me podía disculpar, me siento un poco cansado para manejar a la capital y entregar el dinero que me pidió.
Isabel sabia que las tareas del hogar eran difíciles, Jimin siempre había sido un buen colaborador en la casa, siempre la mantenia en perfectas condiciones y era normal que se sintiera agotado a este punto.
—Yoongi, ¿podrías ir a la capital hacer algunos encargos?
—Claro que si señora, puedo marcharme hoy mismo y regresaría mañana por la mañana —contesto Yoongi con disposición, le era imposible negarle algo a la señora que había visto por el desde hace meses.
—Perfecto. De hecho podrías llevar a Jimin contigo, le haría muy bien un viaje y pueden regresar hasta el lunes en la tarde.
Jimin miro a su madre inmediatamente y contesto.
—No madre, estoy un poco agotado, le agradecería qué no me tomará en cuenta.
—Tonterías, te sentara muy bien el viaje Jimin —dijo con alegria Yoongi.
—Está decidido Jimin, Yoongi manejará, tu solo te relajaras viendo el camino.
—Pero... —No termino de hablar cuando su madre se había levantado y dejo la mesa para dirigirse a su despacho.
—Nos marchamos en dos horas — dijo Yoongi mientras miraba el reloj qué cargaba en la mano izquierda.
—¿Gustas que lleve algo de comer?
—Si no es mucha molestia, Por favor.
Los dos guardaron silencio y terminaron de comer.
El transcurso en carretera al principio fue muy callado. Aquellos dos hombres no eran de la misma edad, por lo cual era difícil encontrar un tema de conversación. Pero todo se amenizo cuando Yoongi por fin hablo.
—¿Nos quedaremos en alguna pensión?
Jimin dirigió su vista hacia el rostro de Yoongi y respondió.
—No, mi madre tiene una pequeña casa en el centro de la capital, siempre me quedo ahí cuando viajo.
—Perfecto, tal vez después de hacer los encargos de la señora pueda ir a doctor, te molestaría qué te dejara solo.
—¿Te encuentras mal? —cuestiono con curiosidad Jimin.
—Solo es un pequeño dolor en el pecho, nada de que preocuparme.
—¿Puedo acompañarte?
—Como gustes, solo te fastidiaras con tanta cosa que seguro dirá el doctor.
—No lo creo —Contesto Jimin, estaba sintiendo tanta pena por aquel hombre y aunque Yoongi le ganará en edad y en muchas otras cosas, le era imposible no preocuparse por el.
El auto se detuvo y Jimin vio como Yoongi salía del Pick-up. Yoongi dio la vuelta y abrió la puerta del copiloto.
—Ven, sal de ahí.
—Oh no, estoy un poco agotado —Contesto Jimin.
—Vamos, no te arrepentirás.
Jimin salió, pudo observar a su alrededor las parcelas sembradas y a lo lejos las casas de algún pueblo. Se acercó a una piedra gigante y se sentó sobre ella.
Yoongi observo como Jimin se dirigía a la piedra y se sentaba sobre ella, se acercó a un rosal y corto una pequeñita rosa blanca.
Camino hacia un Jimin tranquilo y que se encontraba respirando profundamente el aroma del campo.
Le extendió la rosa y al ver que este tenia los ojos serrados hizo un sonido con su garganta, Jimin abrio inmediatamente los ojos y visualizo al hombre parado a su lado y la rosa qué le extendía, la tomó y después escucho.
—Es muy delicada como tu —fue lo único que Yoongi comento para después masajear con delicadeza los hombros de Jimin, este se sorprendió por aquel toque.
—¡Oh no! No es necesario, gracias estoy bien.
—Estas muy tenso, dejame ayudarte.
Yoongi masajeaba con delicadeza aquella espalda, el rubio se sobresaltaba con aquellos movimientos y cuando se sintió relajado sin percatarse hecho un gemido qué fue escuchado por el mayor.
Fue atrevido por su parte, lo sabe, pero fue inevitable qué Yoongi acariciara con sutileza las clavículas del menor. Jimin lo sintió.
—Si... —murmuro, aun siendo audible para Min —Ahhh... —gimio nuevamente Jimin.
Cuando el sentido y la razón entro nuevamente en Jimin se levantó con rapidez de la piedra y después dijo aun con suspiros.
—Gracias por el masaje, me ha relajado demasiado, ¿Podemos continuar con el viaje?
Yoongi asintió. Si, había asentido solamente, por que como podía dirigirle la palabra cuando se encontraba en gran parte excitado y muy seguramente con su falo despertando.
El viaje continuo sin alguna otra demora, en ocasiones paraban a descansar en alguna gasolinera o restaurante.
El sol estaba por meterse cuando los dos hombres habian llegado a la ciudad de Guadalajara.
La casa qué Isabel había comprado para que en un futuro fuera de Jimin se encontraba a las afueras de la ciudad, en un lugar aislado de la sociedad.
El coche se detuvo en una no tan grande casa y con ayuda de Jimin bajaron las pocas maletas qué traían.
—En esta casa suelo quedarme cuando vengo a solucionar problemas de mi madre, por lo cual no esta acondicionada para dos personas —hablaba Jimin mientras ponía su mirada en las fotografías de el y su familia que se encontraban en la repisa —En la habitación hay una cama matrimonial y un sofá amplio, si gustas puedes instalarte en la cama, yo me recostare en el sofá.
Yoongi entro al dormitorio qué fue descrito por Jiimin y noto las sábanas blancas de la cama, noto la pureza de toda la habitación, todo era como en Lagos, la limpieza caracterizaba el lugar y aclamaba el nombre y la delicadeza de Jimin en todos los sentidos.
—Podemos dormir en la misma cama, por mi parte no hay problema.
—¿No te imcomodaras? —cuestiono Jimin
—¿Por qué debería incomodarme?
—Olvidalo, instalate en la habitación, bajare a servir algo para cenar, en un momento te alcanzo —dijo Jimin, claro que no le diría que la mera idea de dormir con un hombre que no fuera Sergio le exitaba, el necesitaba el calor de alguien y todos esos actos lo exitaban. Pero tenia muy en mente el tranquilizarse mentalmente, no podia estar exibiendo sus ideas ante los demas.
—¡Jimin prepara un café, tengo que terminar un trabajo! —gritó Yoongi para que el mencionado lo escuchara.
Jimin organizaba todo en la cocina y preparaba lo que pidió Min. En ocasiones pedia mentalmente qué no lo tratarán como un sirviente.
Si bien era cierto que el amaba ayudar a los demás, atender su casa y servir a su madre, en ocasiones solo pedía que le pidieran las cosas con un simple "Por favor" el estaba seguro que no era difícil de pedir, pero no tenia planeado hacer cambiar a los demás.
También entendía a la perfección que Min era un maldito y bastardo grosero. Desde que lo conocía había notado sus aires de egocentrismo y sabia como era con los demás.
Cuando llevaba el lonche a la escuela, podía notar el miedo en sus alumnos, las madres no hablaban al respecto por qué tenían todo a perder. Si Min se marchara ya no habría maestro en la escuela y las madres tendrían qué soportar a sus hijos toda la mañana.
Cuando entro en la habitación miro a Yoongi recostado a lado derecho de la cama, en su regazo se encontraban papeles que seguramente eran de la escuela y sobre sus ojos aquellos lentes qué le hacían verse tan jodidamente bien.
Se quito la camisa sin percatarse qué sigilosamente Min le veía de reojo y se hacia imágenes en su cabeza.
—¿Trabajarás más tiempo? —cuestiono Jimin mientras se recostaba al otro lado de Min y se cubría con una ligera frazada.
—Ya casi termino, ¿te molesta la luz?
—Un poco, pero puedo esperar —Respondió a Min.
—Mañana podemos hacer tus pendientes y después iré al doctor, quedate en casa, te aburriras esperando.
Aquello dicho por el mayor sonó tan reconfortante para Jimin, había sonado tan cálido como una simple charla entre dos amantes, debia y lo tenia muy encuenta el censurar sus pensamientos.
—Dejame acompañarte, puedo ser de ayuda.
—Está bien niño —menciono Min, Jimin quien se encontraba mirando el techo lado su cuerpo para ver a su mayor a los ojos y empezar a regañar.
—¿Cómo me has llamado?
—Niño —Respondió sin importancia mientras escribía sobre un libro.
—Entonces ambos somos unos niños, no nos ganamos con muchos años.
Yoongi bajo sus lentes, miro a Jimin y dando una carcajada respondio.
—¡Por favor! Si eres un niño a mi lado, yo soy un viejo para ti.
—Entre más viejo mejor —murmuro Jimin y Yoongi creyó alcanzar escuchar aquello.
—¿Perdón?
—Nada, nada, tonterías mías no les tomes importancia.
—Entre más jovenes mejor —comento Yoongi y claramente fue escuchado por el menor, Jimin sonrió y se volteo para quedar a espaldas de el.
10 minutos después de aquella pequeña charla Yoongi había terminado.
Se levantó de la cama para dirigirse al baño, 5 minutos después se encontraba quitando su camisa y pantalón, el acostumbraba a dormir solo en calzoncillos y por nada iba a cambiar su forma.
Se acostó a lado de Jimin y se cubrió con las sábanas.
Permanecio viendo la espalda aperlada de aquel hombre, sus dedos picaban por acariciar aquellas zona, pero debia comportarse, aunque sabia que a Jimin le gustaba estar con hombres, debia esperar el tiempo oportuno para proponérselo, claro su plan era primero seducirle y darle a entender sus insinuaciones.
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