Jimin siempre había tenido en cuenta que no podía ser libre respecto al amor. Conocía a la perfección que si quería ser feliz debia ser a escondidas de todos.

Pero nada en el mundo le quito la libertad para disfrutar de los placeres a escondidas, en los ultimos años de 1920 y mientras acababa sus años en el instituto conoció a un chico que por haceres del destino compartía los mismos gusto por los hombres.

A los dos les encantaba la idea de recibir placer de un hombre. Pero por obvias razones y no estando en circustancias de escoger los dos habian acordado con lealtad darse placer sin importar que a los dos les gustara ser penetrados.

El instintuto al que Jimin asistio estaba en Guadalajara, la capital y su nuevo compañerito de placer vivia en ella. Asi que cuando Jimin se graduo tuvo que despedirse de aquel bello joven.

5 años después de haber tenido su último encuentro con aquel compañero una depresión entro en el, su madre era inteligente y sabia perfectamente el motivo de la tristeza del rubio.

Así que convenció a Jimin para que invitará a su antiguo amigo a pasar unos días en la casa, desde ese momento Jimin mantuvo nuevamente una amistad y relación con Sergio.

Cada mes resivia la visita de Sergio. Pasaban un fin de semana en la casa del lago qué tenia Isabel con el pretexto de ir a pescar, aunque para ser realistas siempre regresaban con las canastas vacías y las cañas de pescar tan nuevas como el primer día que las compraron.

Era un viernes por la tarde y la casa se encontraba llena de ruido, Yoongi regresaba de un día cansado en la escuela, batallar con niños y madres le fastidiaban, solo trabajaba por que tenia sus méritos hacerlos.

Cuando llegó y miro a un joven sentado a lado de su rubio, por que si, desde que Yoongi había llegado a la casa Park y de eso ya 5 meses, había proclamado a Jimin como suyo, por el siemple hecho de que le pertenecía por ser justo como a el le gustaban.

—Yoongi, que bueno que haz llegado, siéntate aquí —pidió Isabel señalando justo a lado de ella y Jimin. —El es Sergio, es un amigo de Jimin. Siempre viene cada mes, solo que en esta ocasión lo ves aquí por que no tienen planeado ir a pescar.

Era muy cierto eso, pues Jimin siempre prefiria ir por Sergio a la central camionera y de ahí se marchaban a la casa del lago, solo que en esa ocasión Jimin se encontraba algo cansado y decidió pasar los días con su querido amante en casa de su madre.

—Sergio, el es Yoongi es el profesor qué mamá trajo de la capital, del qué te hable hace mucho —comento Jimin con una sonrisa a Sergio y no pasando desapercibido para Yoongi.

—¡Oh si! Lo recuerdo, mucho gusto Yoongi, espero mi estadía aquí no lo incomode.

Yoongi dio su mano a Sergio como forma de saludo.

—Un gusto igualmente —contesto sonriendo hacia todos. —Señora Isabel, Jimin, me disculpo con ustedes, me siento un poco agotado y subiré a mi habitacion.

Yoongi prefería estar encerrado en su habitación qué estar atendiendo visitas y sonreír a cada rato.

—¿Gusta que le suba una charola con comida? —Cuestiono Jimin y Yoongi negó,

Cuando este se marchó los demas continuaron hablando de cosas sin importancia, Isabel estaba encantada con Sergio, muy pocas veces habia platicado con el y ahora que se le presentaba la oportunidad de conocerlo así lo hizo, deseaba conocer a fondo a la persona que daba alegría a su hijo.

Después de la cena isabel subió a su habitación, Sergio y Jimin se quedaron en la sala y cuando se aseguraron de qué estaban solo el rubio se acercó a Sergio poniendo su mano derecha en el muslo de su acompañante.

—¿Estas deseoso, no es asi?

—Necesitado, tengo días qué no me la jalo, enserio te necesito.

—Ve a tu habitación en un rato más te acompaño.

Jimin asintió, se dirigió a la cocina y dejo sobre la mesa una charola con pan y mermelada, sabia que Yoongi no había comido y seguramente bajaría a media noche buscando qué comer.

Cuando la noche ya estaba bien entrada Sergio se dirigió a la ya conocida habitación de Jimin sin asegurarse de nada.

Yoongi sentia un pequeño dolor en la zona del pecho, ese dolor qué ya tenía más de un año invadiendolo pero que no decia nada por que consideraba una simplesa.

Despertó ya de noche percantandose qué la casa estaba en completo silencio, se dirigió a la cocina encontrando una charola con panes y agradeció internamente a Jimin por su calidez.

Permanecio unos minutos en la cocina mientras bajaba su molestia en el pecho y cuando se sintió mejor se dirigió nuevamente a su habitacion.

Cuando estaba a punto de cerrar la puerta de su habitación escucho el delicado chillido de una puerta ser abierta, se oculto en su puerta y la abrio lentamente para ver mejor lo que estaba presenciando.

Sergio estaba tocando la puerta de Jimin y después de dos golpecitos esta fue abierta y de ahí salió un Jimin en bata, rodeo los hombros del hombre con sus brazos y lo atrajo a él con un beso. Yoongi estaba sorprendido por todo lo que había visto, nunca imagino ver eso de parte de Jimin.

Si bien era cierto que había notado pequeñas actitudes femeninas, muy mínimas, pero las habia notado en Jimin. Nunca imagino que Jimin compartiera los mismos gusto que el.

Fue ahí qué entendio el por que la delicadeza en Jimin a la hora de hacer las comidas, de doblar la ropa y hasta de mirar por la ventana.

Por supuesto que no diría nada, al contrario usaría todo eso para por fin poder cumplir todas sus fantasías con el, dudaba qué aquel rubio se resistirá a su persona, pero de lo que si estaba seguro era que le costaría un poco contar con la confianza de aquel hombre.

Yoongi observo que los dos jóvenes se adentraron a la habitacion y fue ahí cuando su curisidad seguia creciendo, se dirgio con cautela a la habitacion y escucho con atencion como pequeños gemidos salian.

Sabia perfectamente de lo que trataba. No hacia falta que abriera esa puerta y confirmara todo lo que por su mente pasaba.

Regreso a su habitacion con una sonrisa de picardia instalada en su semblante, muy pronto conseguiria lo que tanto queria y de eso estaba complentamente seguro.