Capítulo único
"Saludos" tecleó en el ordenador portátil de su habitación mientras tomaba una profunda inspiración, "Me llamo Keera White, soy una mujer cisgénero de veinte años" se mordió el labio antes de escribir algo más, incluso apartó sus manos del teclado unos segundos, después volvió a colocarlas y cerró los ojos mientras sus dedos tecleaban algunas palabras: "Soy poliamorosa" automáticamente borró las dos palabras anteriores y negó con la cabeza lentamente... no era una buena idea... definitivamente no era una buena idea... "Soy bisexual..." Apretó los labios, negó lentamente, pero no borró aquellas palabras, eran mejor que no especificar nada. "Espero que alguien esté interesado y podamos... divertirnos un rato" ... diablos, no, parecía una furcia pidiendo sexo a cambio de dinero... borró aquellas palabras y negó con la cabeza: "Abierta a propuestas" ... no sonaba tan mal en su cabeza... cuando fue a arrepentirse, sus manos, más bien su índice y su dedo corazón ya habían pulsado el "enter" y el mensaje ya se había enviado.
"Maldita sea"
Dejó escapar entre dientes y después se arrepintió más de haber hecho aquello, bajó la cabeza y negó lentamente con ella. Ella era una mujer de veinte años, estaba en la universidad, y todavía no había estado en una relación... al menos no una que hubiera durado más allá del sexo... Sus cabellos de color naranja como la papaya o la zanahoria de nacimiento, sus ojos grandes, abiertos y llenos de ilusión de un tono verdoso, siempre vistiendo con un peto tejano azul, con el bolsillo del pecho verdoso y rosado, con una blusa interior rosada de manga larga, que finalizaba con nudos en las mangas.
Automáticamente después de enviar aquel mensaje a ese grupo público mundialmente, su laptop empezó a vibrar con muchos mensajes que le daban respuesta al suyo. Se sintió abrumada y bajó la pantalla totalmente avergonzada por los miles de mensajes desagradables. Apretó los dientes con rabia por el morbo de las personas aunque era alguien de lo más normal o eso había fingido por el mensaje, no quería saber la de millones de mensajes que le hubieran llegado si hubiera puesto que era poliamorosa... directamente no tendría que haber puesto nada, ni siquiera su nombre, diablos...
- Keera...- levantó la cabeza hacia la derecha, la puerta de su habitación, allí estaba su hermano mediano, el mediano de los tres hermanos...- ¿Estás bien?- sostenía la maneta después de haber golpeado la puerta con los nudillos sutilmente.
Solía tener la puerta abierta siempre, para que su gata pudiera entrar o salir cuando le viniera en gana y no arañase la puerta como si le pidiera entrar.
- S-Si...
- Te ves bastante frustrada... ¿Pasó algo malo en la universidad?
- Para nada...- negó con la cabeza.
Su mirada significaba: "no quiero hablar de eso, no preguntes más", sus ojos estaban rogando un momento de soledad. Su hermano comprendió perfectamente aquella forma de mirarlo.
- De acuerdo... no insistiré...- soltó la maneta de la puerta y se acomodó el gorro que llevaba en su cabeza, un gorro de lana gris claro.- Pero sabes que puedes hablar conmigo aunque sea menor que tú- rió un poco.
- Lo sé, hermanito...- le sonrió un poco roto y después miró el ordenador, después a su hermano de nuevo, que se iba lentamente de su cuarto sin perderla de vista, estaba esperando a que le explicara sus problemas, al ver que no le decía nada acabó por irse de la habitación escuchando un: "Qué pasa, bonita?", seguramente la gata estaría en el pasillo.
Subió la pantalla de su portátil una vez estuvo envuelta en la soledad de su cuarto, todavía le seguían llegando algunos mensajes en respuesta al suyo, la gran mayoría eran: "Qué copa de sujetador usas?", "¿Abierta a que? ¿A usar juegos sexuales?"... Algunas más desagradables que no le gustaba en absoluto ni siquiera plantearse en leerlo... eliminó su perfil en aquella cuenta online tan sucia y negó con la cabeza mientras suspiraba.
"¿Dónde podría una mujer poliamorosa como yo encontrar a alguien ideal?"
No le gustaba mucho desvelarse con sus amigas en la discoteca, odiaba preocupar a sus hermanos, sus padres siempre estaban ocupados y como ella era mayor de edad, lo que hacía era bajo su responsabilidad, además, tampoco le gustaba la bebida más allá del tequila y no en exceso, porque le acababa sabiendo insípido, tal vez debería quedar aquel fin de semana, tal vez pudiera tentar a la suerte un poco, encontrar a alguien con quien divertirse...
Pero que no le hiciera daño...
A quien engañaba, cualquier hombre o mujer a quien le dijera que prefería tener a dos personas además de ella en la cama se enojaría con ella o tratarían de hacerle daño entre dos amigos, eso no le gustaba. No le gustaba que se aprovecharan de ella por ser poliamorosa, por amar a más de una persona al mismo tiempo, porque siempre se piensa que no habrá fidelidad. No por eso implicaba que pudieran violarla múltiples personas.
- Keeeeeeeera, ¡Tierra llamando a Keera! ¡Conteste señorita Keera!
- ¿Hmph?- preguntó alzando una ceja después de parpadear varias veces.
- Ten.- le extendieron un vasito de chupito delante de ella.- A ver si así bajas de las nubes y consigues ligarte a alguien.
- Oh, tías, tías, yo ya vi a alguien interesante. Le voy a entrar.- comentó otra de las chicas con una sonrisa socarrona.
- Éntrale, éntrale, está solo- animó Jessica, la chica que le había entregado el vasito a Keera.
Ella lo miró, lo tomó de un sorbo sin pensarlo y lo dejó en la mesa, el mismo barman preguntó silenciosamente si quería otro, negó con la cabeza y pagó el trago con un par de monedas, miró a su amiga que bebía compulsivamente dos mojitos con hierbabuena consecutivamente como si intentase superar una rotura, pero en realidad solo tenía una amiga un poco descontrolada con la bebida. Tenía el cabello rizado de un tono anaranjado bastante más oscurecido que el suyo, su piel era clara, neutral, no como su hermano que tenía un problema en la piel, como muchas veces había explicado mientras estaba bajo el efecto del alcohol, y tenía unos atractivos ojos castaños que parecían ser de color rojizo, tenía otros bonitos, no le daba miedo decir públicamente que una amiga o una mujer en general era bonita.
- ¡Tía! ¡Tía! ¡Escóndeme!- su amiga regresó corriendo como podía entre la gente y se escondió detrás de ella.
- ¿Qué ha pasado?- preguntó ella.
- El hermano de mi ex está aquí, qué fuerte, qué fuerte, parece que me esté siguiendo.
- ¿Cuál de tus tres exs?- su amiga la miró mal, casi ofendida como si Keera tuviera obligatoriamente que saber de cual de sus tres antiguos novios estaba hablando.
- Al. . .
- Alexander...- musitó en bajo y después hizo una mueca.- ¿No era ese tu primer novio?- alzó una ceja después de decir eso.- ¿No deberías olvidarlo ya?
- Tía, tómalo en serio, no digas tonterías, Alexander era genial en la cama, pero su hermano me da miedo.
- A mí me daba miedo tu novioooo- la tercera amiga que había estado bebiendo hasta ese momento, conociendo a Jessica ya se habría acabado las dos bebidas de medio litro, y por la rapidez por la cual se la terminó..., ahora las abrazó a las dos por los hombros colándose entre ellas.
¿Cómo pudo embriagarse tanto si apenas empezó a beber? A saber cuántos grados de alcohol llevaban sus bebidas.
- ¿Nos vamos?- preguntó Keera un poco incómoda por la razón de que ya se hubiera puesto pedo una de ellas y solo era la una de la mañana.
- Seh, mejor, así evito movidas con el tonto hermano de Al.
- Pero... ¿Quién es?- preguntó sorpresivamente mientras tomaba un brazo de su amiga para cargarla bien y que ella no se cayera, pues ya se estaba quedando dormida de pie, así que les tocaría arrastrarla.
Que remedio...
- Ese, tía, ese, Jacob.- lo señaló con la mirada y ademán de la cabeza.
Jacob era un chico de dos cursos mayor, tenía veintidós años, de último año si tomamos su edad, pero en realidad era de tercero porque había cambiado de carrera. Tenía el cabello de un tono grisáceo, tal vez negro de algún tono claro, con las puntas claras, anaranjadas, y unos ojos exóticos y llamativos de un color castaño oro similares a una pantera. La piel morena, pues era argentino, se había mudado a España para poder estudiar lo que quería y porque los padres se habían ido del país para tener una vida mejor, y, aún así, Jacob era residente en la universidad. Ahora mismo vestía con un pantalón tejano negro ajustado, con una camiseta de cuello ancho y una chaqueta de cuero negra con algunas decoraciones de alguna marca no reconocía por el extraño logotipo que tenía. No podía negarlo, Jacob era muy atractivo, la verdad.
- ¿Jacob no es residente?- preguntó, su amiga, la que todavía seguía consciente cuando salieron de la discoteca, asintió con la cabeza- ¿Y qué hace aquí? ¿No se supone que está prohibido salir de la residencia a partir de las once?
- Yo que sé, tía, yo solo quiero irme de aquí rápido.- pidieron un taxi para su amiga, en el que las dos chicas se fueron en el vehículo pues vivían una al lado de la otra.
Por parte de Keera suspiró y caminó hacia su hogar sola, no podía hacer otra cosa, no tenía vehículo cerca, solo el de sus padres, y estaba en casa, pues había venido con el transporte público con sus amigas.
No era la primera vez que la pelinaranja, la bebedora compulsiva, hacía que se recogieran temprano, así que no le sabía tan malo como la primera o la segunda vez que le pasó aquello... lo que si le sabía mal era tener que ir sola a casa porque, obviamente, como su amiga se iba acompañándola en taxi y al no querer causar problemas, acababa yendo sola por las calles a las tantas de la madrugada... Aquello era horrible, porque bien, bien podría salirle cualquier persona de los callejones, así que prefería ir rápido y sin descanso para llegar a casa y poder meterse en la cama pronto.
- Hermanita...- cuando cerró la puerta de su hogar silenciosamente encontró a su hermano esperándola con la gatita frotándose contra sus piernas, tenía el pijama puesto, un pijama nuevo, porque ese no era suyo; oh, si, solo era la camiseta, el pantalón tipo maya blanco si que era suyo, la camiseta no... Hizo una mueca pero no dijo nada, solo se encogió de hombros preguntando qué pasaba...- Llegaste temprano...- murmuró mientras paseaba su cabeza hacia un lado.- ¿La prima de William se embriagó rápido de nuevo?- asintió con la cabeza, no era la primera vez que le preguntaba eso, bueno, que le habría dado la contestación si ya sabía la respuesta.- ¿Qué tal la noche?
- Ryan, tengo sueño... No estoy para conversaciones matutinas...
Captó el mensaje rápido, pues se apartó de la puerta del recibidor para dejarla entrar al salón, ella se dirigió hacia su habitación quitándose los zapatos para hacer menos ruido, porque eran de plataforma y sobre el parqué sonaba tanto como unos tacones.
- Hay alguien durmiendo en tu cama...- comentó señalando la cama del chico de piel clara, pues la puerta estaba abierta y en la cama había un bulto de alguien durmiendo o al menos fingiendo dormir...
La gatita saltó a los pies de la cama y los miró fijamente mientras se sentaba, casi como si estuviera esperando que Ryan se acostara de nuevo en la cama y volver a acurrucarse como antes.
- Si. ¿Por qué?
- ¿Tu novio vino a dormir?- asintió con la cabeza en respuesta, aquello le bajó el humor por debajo de los suelos, su hermano mediano tenía pareja y ella aún seguía... bueno, no seguía virgen, pero si soltera y sin una pareja, o parejas estables que no le hicieran daño... otra vez...- Ya veo... Iré a ver a Michael, tú ves durmiendo de nuevo... Si quieres...
- Buenas noches, tata...- sonrió un poco por la cara de escepticismo que se le quedó a su hermana y después entró en la habitación para dirigirse a la cama.
Hacía años que Ryan no la llamaba así... que raro sonaba, tal vez lo dijo para subirle el ánimo, quién sabe... Apartó la mirada hacia el pasillo y se acercó a una de las puertas cerradas para entreabrirla y ver al pequeño de los tres hermanos durmiendo tranquilamente, asintió con la cabeza al ver que no había ninguna problema y después se fue a su habitación, quitándose la ropa para ponerse su pijama de panda y poder dormir tranquila el resto de noche.
Ella era la mayor, Ryan era el mediano, Michael era el pequeño...
Ryan sufría leucemia, esto ocasionó que sintiera mucho más apego hacia él que al resto de la familia, desde los seis años aproximadamente había estado de hospital en hospital recibiendo un tratamiento que era incorrecto, sobre todo porque ningún hospital sabía decir que sufría Ryan, solo le decían enfermedades tal vez inventadas ya que no lograban identificarlo; pero, cuando lo supieron, tuvo que estar ingresado desde los ocho años hasta los doce años, que ya, en este punto, más o menos se había estabilizado, pero, los médicos recomendaron a la familia mudarse a una zona montañosa con aire puro para que Ryan no tuviera complicaciones respiratorias, de hecho, ya tenía algunos problemas... Así lo hicieron, se mudaron a una ciudad de montaña, había aire puro, pero seguían estando en una ciudad de tamaño pequeño, pero sin llegar a ser un pueblo o una urbanización... Aunque Ryan ahora tuviera diecisiete años aún seguía en tratamiento, por lo que su cabeza había perdido los rizos anaranjados que tenía cuando era niño, y ahora simplemente era su cabeza desnuda y pura siempre celosamente cubierta por un gorro de lana gris que le regaló su novio cuando celebraron los tres meses de relación. Su piel, dado a tanto tiempo en el hospital y tantas medicinas, terapias y tiempo encerrado, era bastante pálida, su carácter introvertido, tímido y con muchas dificultades para socializar. Tal vez, y solo tal vez, por aquellos ojos hermosos pálidos de color amarillo pastel había captado la atención de quien hoy día lo amaba tanto sin importar que estuviera frágil y débil. Ryan si había tenido suerte dentro de todo lo malo que le había ocurrido desde que nació...
Michael era una historia completamente diferente, él tenía catorce años, estaba entrando en esa época complicada en la que empezaban las tonterías de escoger pareja, los enamoramientos y todo esto... El problema es que él era un poco andrógino, pues facialmente podría decirse que era una mujer, por su altura y posturas divas que tomaba de vez en cuando también se podría decir que era una mujer, pero, el problema venía cuando lo tenías justo delante y hablaba. Michael no es que fuese transexual, ni afeminado, ni homosexual, simplemente era él, simplemente rompía los roles de género, y si quería ir con una camiseta de su hermana mayor atada con un nudo y mostrando su tripa, pues iba; si quería ponerse labial, se lo ponía; si quería vestir rudo, pues vestía; si quería llevar camisas a cuadros, las llevaba... Michael era alguien muy natural, pero al mismo tiempo muy odiado por muchas personas por la facilidad y el orgullo que tenía para mostrarse como era... ¿Tal vez eso se llamaba "género fluido"? No importa, no era muy importante asumir a su hermano con un género o una sexualidad, él se expresaría con lo que se sintiera cómodo... no iba a presionarlo...
Michael tenía el cabello de un color fuego radiante, corto y recortado a la altura de su cabeza, lo que todo el mundo diría un corte de mujer, pero no, no era un corte de mujer por llevar dos mechones a los lados de la casa y tener una forma abombada y dulce, era malo asumir que un peinado o una ropa era de un género o de otro, simplemente era un peinado que la gran mayoría de las veces, pues, lo llevaban las mujeres. Tenía los ojos de color lima, un hermoso color... su piel era tersa y brillante, tal vez un tono más claro que la suya. No resaltaba mucho en altura, pero igual era alguien muy grande que llegaba tan lejos como se lo proponía...
Estaba orgullosa de sus dos hermanos pequeños...
Cuando despertó al día siguiente se estiró para crujir su espalda y suspiró pesado, tomó su ropa y se fue al baño poniéndose la capucha del pijama para tener las orejitas de panda. Tendría veinte años, pero nunca dejaría de ser tierna e infantil con algunas cosas. Después de la ducha, dejó el pijama en la cama para que se aireara un poco, hizo la cama y preparó su habitación, abrió la ventana y después se fue hacia la cocina para preparar el desayuno de sus hermanos. Los padres ya se habían ido a trabajar, uno empezaba a trabajar a las cinco de la mañana, por lo tanto se iba de casa a las cuatro, a veces a las cuatro menos cuarto, y la otra empezaba a trabajar a las siete de la mañana, por lo tanto se iba de casa a las seis y media porque estaba más cerca de casa, ambos regresaban juntos a las cinco de la tarde, e igualmente tenían que hacer las compras y todo el rollo.
Tal vez por esto no ponían tanta atención sobre ella, sobre la mayor, pero sí sobre el pequeño, y solo para criticar el hecho de llevar camisetas de su hermana, o ropa que no era suya biológicamente, o por ser tan gestual.
En pocas palabras, Keera era quien se encargaba de sus hermanos desde que tenían la suficiente edad y sobre todo porque sus padres, al empezar a trabajar, y como ella ya era la mayor, pues, podía ser responsable, también le echaron la responsabilidad encima porque como ella no "hacía nada" pues podía cuidar de sus hermanos. En realidad, Keera no tenía que ir a la universidad hasta las diez, siendo las ocho menos cuarto todavía le quedaba tiempo para hacer las cosas. Su hermano mediano y su pareja llegaron al salón y la saludaron pidiendo perdón por tardar tanto y no haber hecho nada, ella solo rio un poco. Ryan mencionó que Michael estaba en el baño, que no tardaría mucho, pero al escuchar en el fondo su voz cantando suavemente los dos hermanos se quedaron mirando y rieron un poco sin maldad, solo sarcasmo...
- Va a tardar más de lo esperado...
Michael, más una ducha, más agua caliente, más música, todo eso era igual a que mínimo tardaría media un cuarto de hora o media hora en la ducha. Keera les sirvió el desayuno y después empezó a desayunar ella también, más que nada porque mientras Michael no apareciera, no podría hacerle el desayuno.
- Hoy vendré a las cinco, me quedaré allí a comer...- dijo la hermana mayor sorpresivamente.- Tenéis comida preparada en el armario, solo tenéis que calentar agua...
- ¿No confías en que pueda prepararle algo de comer a Michael?
- No es por eso, es porque llegaréis a las tres menos cuarto del instituto, y no es plan de que comáis casi a las cinco por tener que hacer la comida...
- De acuerdo...
- ¡Tengo la hambreción!- exclamó el hermano pequeño entrando en el salón con una toalla en la cabeza que después desplazó a los hombros, aun puesta en su cabeza, como un burka.
- Para llegar el último, encima llegas exigiendo...- riñó Ryan sonriendo de lado.
- Perdona que te moleste mi belleza, yo al menos si quiero estar presentable.- hizo una postura diva encogiéndose de hombros- Cómo tu tienes novio, ya no te importa si te ves sexy o no, bleh- le sacó la lengua mientras Ryan negaba con la cabeza y después se sentó en la silla que quedaba libre al lado de Keera.
- Ray se ve lindo siempre- comentó el chico rubio oscuro.
- Aww, Kiki...- musitó él mismo con ternura y lo abrazó.
- Ugh, ya empiezan de nuevo con las cursilerías de tiernas y excesivamente diabéticas...- rodó los ojos con una postura un tanto lateralizada del cuerpo, cruzado de brazos con sarcasmo, pero también sonriendo con ternura.- Hermanitaaaa, no me pongas mucho azúcar en el desayuno- dijo aquello Keera regresaba de la cocina con su plato.- Uhhh, tortitas~- sonrió tiernamente juntando sus manos y dirigiéndose hacia un lado.- Gracias- sonrió de lado.
- De nada.
Se sentó en su silla y siguió comiendo.
- Chicos, dejaré de hacernos desayunos azucarados, al final nos enfermaremos todos por diabetes.- Su hermano la miró mal con un puchero tierno en sus labios.- No lo digo por incomodidad, lo digo porque vais a llegar tarde.
- Okay, okay, ya uno no puede besar a su novio tranquilo sin que lo interrumpan.- después de decir eso besó su mejilla de nuevo y tomó el tenedor de nuevo para seguir desayunando, aun así tomando sus manos bajo la mesa solo por el mero capricho de hacerlo, aunque aún así tuviera que comer con la mano izquierda aun siendo diestro.
Después del desayuno los tres menores de edad se despidieron de la peli-naranja, ella sonrió, cerró la puerta y después metió los platos en el lavavajillas. Suspiró y empezó a preparar las cosas para irse a la parada de tren y tomar el camino hacia la universidad. Estaría en el tren un cuarto de hora aproximadamente y desde la parada de tren hasta su facultad o sus clases había aproximadamente ocho o nueve minutos andando.
- ¡Keeeeeeeeeeeeeera!- se giró hacia lado y lado al escuchar su nombre y vio a sus dos amigas correr hacia ella como si no se hubieran visto anoche.- ¿Qué tal dormiste? ¿Llegaste bien a casa?
- Sí, llegué bien, si dormí bien.- respondió mientras seguían el camino hacia la facultad.
- ¡Genial!- exclamó Jessica, quien la noche anterior casi se quedó K.O. por tanto beber.- ¿No te quedaste a ligarte a nadie?- Keera puso cara de quererla matar mientras la fulminaba con la mirada, casi parecía ofendida.- Hey, no me mires así, que miedo...- hizo un puchero.
- Todavía me pregunto cómo somos amigas...- rodó los ojos.
- Que cruel...- dijo la que ya había tenido tres novios.- Seguro que en realidad nos amas platónicamente.
- No creo que Keera sea de... esas...
- ¿Asumes mi sexualidad?
- No te veo con una mujer.
- ¿Y por qué no?
- No te pongas así, ni que estuviéramos insultando...
- Pues lo parece.- les sacó la lengua y después siguió andando adelantándolas a las dos.
Las dos chicas hicieron una mueca extrañada y se miraron entre ellas. Una susurró: "¿Y si realmente tuviera novia y se sintió ofendida?" la otra negó con la cabeza y después se encogió de hombros y ambas corrieron para alcanzarla. Llegaron a la clase con varios minutos de anticipación, por lo que pudieron sentarse en un banco que había delante de la puerta cerrada, todavía no había nadie en el pasillo.
Tal vez uno de los problemas que tenía era el hecho de saber que su sexualidad se daba por diferentes personas consecutivamente, tal vez si tuviera algo de miedo porque ya había estado con personas antes, dichas personas solo querían un rollo de una noche, y como inexperta que era en aquel momento de vida, deseosa de probar cosas nuevas, claro que aceptó, de hecho, le parecía excitante la idea de estar con dos hombres al mismo tiempo, y, bueno, cuando al día siguiente encontró los teléfonos de "sus novios" bloqueados y sin posibilidades de contactarlos por ninguna red social, juró que no volvería a caer en el mismo juego de "un royo de una noche por probar"; pero no podía más, no era necesidad de sexo, eso no lo tenía, de hecho, no quería tener relaciones sexuales de nuevo, o, en tal caso, atrasarlas lo más posible, o, en otro caso, solo tenerlas si hay plena confianza con esa o esas personas; lo que ella quería era tener a alguien a quien poder decir sus tonterías, poder tomar de la mano y reír por estupideces, si, esas cosas tontas de novios que se suelen hacer... Tal vez sonaba cliché, pero ella quería hacerlo. No iban a dejar de gustarle los hombres solo porque quisieran acostarse con ella dos al mismo tiempo, desde luego que no, solo tendría que asegurarse de no volver a ser tan tonta como lo fue en aquel momento.
- La noche anterior nos dimos cuenta de que varios residentes se escaparon para ir a la discoteca, entendemos que estéis estresados, pero todos los residentes tienen prohibido salir de la residencia desde las diez y media de la noche, me parece genial que queríais quedaros despiertos hasta las tres de la mañana, pero está prohibido salir, solo si tenéis un papel de la empresa que os indica que tenéis que salir a las seis de la mañana de la residencia para ir a trabajar. En este caso, los que se escaparon no tenían ningún papel, esto es totalmente inaceptable. Solo por ello, los alumnos que se escaparon, no están en la clase, tampoco lo estarán el resto de la semana. En cuanto a vosotros, tal vez conozcáis algún residente, está bien que le deis los deberes, pero bajo ningún concepto los incitéis a volver a escaparse.
El maestro tomó una botella de agua y le dio un buen trago, era un maestro que tal vez tenía sus sesenta años, era normal si se le había quedado la garganta seca, pero tampoco había hablado tanto como para beber tanta agua como lo hizo, después suspiró.
- De acuerdo, una vez hecho el anuncio, empecemos con la clase.- cerró el tapón y dejó la botella a un lado de la mesa.
Ahora que se daba cuenta, faltaban aproximadamente unas cuatro personas en la clase, así que asumió que no solo se escaparon chicos de otros cursos como Jacob, sino que también se escaparon residentes jóvenes... O tal vez se estaba emparanoiando y solo estaban enfermos o haciendo novillos, porque no a todo el mundo le gustaba lo que estaba estudiando, ella ya estaba en segundo curso, por lo tanto, sabía que le gustaba y que iba a seguir en esa carrera. Lo que debía importarle es que ella no había hecho nada mal, y por ende, no tenía que preocuparse por la bronca que le echaron a los residentes que se habían escapado, y, aun así, ellos no estaban presente, así que solo le dieron un aviso a los que no se habían escapado...
Pensándolo bien, había sido totalmente absurdo decírselo a todos los de la clase. Porque ahora todos sabrían que había alumnos que eran problemáticos y que se escapaban para acostarse con otros alumnos, o sus parejas en caso de tenerlas o simplemente para irse a la discoteca a beber como desquiciados...
...
Suspiró pesado.
Cuando sus clases finalizaron por fin, se fue a casa a descansar un rato largo después de la jornada que había tenido, no sabía porque pero aquella había sido totalmente agotadora, tal vez la influencia de acostarse un poco tarde tuviera algo que ver... Pero bueno, en tal que descansó un par minutos, se levantó y se fue a hacer los deberes que pudiera tener, después se dedicó a ayudar a sus hermanos pequeños con los que ellos tuvieran en caso de necesitar ayuda.
Aproximadamente a las seis o así merendaron los tres hermanos juntos y luego uno se fue con su novio, el otro había quedado con sus amigos también y ella se quedó allí en casa sin nada que hacer. Hasta que le llegó un mensaje de su amiga la bebedora compulsiva mencionando que iban a quedar en el parque con varios más de la universidad a beber un rato. Como no, cualquier cosa que hagan tienen que quedar para beber... Así era una de sus amigas... Rodó los ojos y aceptó, sólo porque no tenía otra cosa que hacer y tampoco tenía deberes. Recogió las cosas en caso de que hubiera algo en medio, y se alistó, seguidamente salió de casa cerrando detrás de ella. Al llegar al sitio donde la citaron, allí estaba su amiga, la cual ya parecía haberse tomado tres cervezas, porque tenía una sonrisa tonta en su cara y la miraba como si hubieran pasado años desde que se vieron. Seguidamente la abrazó y la presentó aunque ya los conociera a todos, y como su coherencia no era del todo apropiada, otros le presentaron a los que no conocía, en aquel caso eran dos chicas de un curso mayor y, Jacob, solo lo conocía de vista y porque el hermano mayor de este fue novio de otra de sus amigas.
Pasaron casi tres horas en el parque cometiendo aquella ilegalidad llamada botellón, pero bueno, no hablemos de la policía porque el karma la atraería y acabarían todos con problemas; cuando empezó a anochecer cuando se recogieron y llegó a casa donde sus hermanos y sus padres la esperaban para cenar. Una vez hecho eso, los padres se sentaron a ver la televisión, las noticias, o lo que sea que vieran, y ella solo se fue a hacer algo más interesante que no ver programas de cotilleo como sus padres hacían cuando finalizaban las noticias, tal vez escuchar algo de música le iría bien.
- ¿Dónde estabas?- preguntó su hermano con un susurro entrando a su habitación, los padres estarían entretenidos viendo la televisión, por lo tanto no echarían cuenta a esa conversación, y, obviamente, ninguno de los dos hermanos quería que nadie se enterase de nada.
- En el parque con los amigos de la uni.
- Solo digo que llegaste con una sonrisita tonta... Pensé otras cosas...- su hermana lo miró mal y le dio un golpecito en la sien.- Perdón, solo soy honesto.
- ¿A quién te cogiste?- preguntó de repente el hermano pequeño entrando a la habitación cargando a la gatita que quería escaparse de sus brazos, Michael era intensamente cariñoso con la gata, principalmente por eso solo lo buscaba cuando tenía ganas de mimos; asustando a los otros dos.
- Michael, calla...- dijeron los dos al mismo tiempo.
- Perdón, perdón, escuché una conversación turbia.- sonrió inocente y después se acercó y se sentó al otro lado de su hermana, la gata saltó al suelo y se marchó corriendo de la habitación.- Nuuuuuu, blaquitaaa- hizo un puchero, después miró a sus hermanos- ¿Qué sucede?
- Solo vine con una sonrisita tonta porque pasé la tarde con mis amigos, y.... riéndome un poco de la bebedora compulsiva y sus tonterías que dice sin pensar.
- Entonces tiene sentido.- Ryan hizo una mueca pensativa y se frotó la barbilla.- ¿No te has planteado que esa chica no es una buena compañía?
- No le va mal en los estudios, solo se descontrola con la bebida, lo que me preocupa de ella es que cualquier día le hagan algo que no deban...- suspiró.
- ¿Quién estaba allí?
- Unas amigas que iban a acompañarla a casa cuando se pusiera ebria perdida, el que se está intentando ligar pero que no pudo porque estaba borracha, los amigos de este, y varios chicos y chicas de otros cursos.
- Cool...
- Pobrecita, borracha perdida delante del crush...- dejó escapar una risilla Michael.
Los tres se rieron un poco por aquello.
Varios meses después
Se acercaba el verano cada día más, estaban en la semana de recuperaciones, es decir, quien no tenía que recuperar nada solo tenía que hacer unos pequeños trámites automáticos por si se querían cambiar de carrera, cosa que ya estaban hechas desde febrero, pues, ahora solo se empezaba a tramitar. Los que no tenían que hacer nada más que estudiar ya tenían las vacaciones de verano, y, claro, como no, empezaron a desmadrarse y hacer todo tipo de fiestas para celebrar que habían pasado de curso. Las fiestas empezaban con botellones en la gran mayoría de las casos, y terminaban cuando casi todos estaban demasiado calientes y se iban a sus casas o a moteles a hacer de todo lo que pudieran o les diera tiempo hasta el amanecer.
Sus amigas insistieron en que asistiera a las fiestas, no tuvo más remedio que avisar a sus padres y decir que se iba a alguna fiesta, sin pensar que la discoteca estaría petada de adolescentes y universitarios. Era incómodo estar en el mismo sitio que los pubertos de quince o dieciséis años que se habían colado en el edificio como si fuesen adultos. El caso es que allí, mientras Jessica empezaba con un par de cervezas y su otra amiga ya se estaba liando con cualquiera que estaba cerca de la pista de baile, ella bufó y se apoyó en la barra con un puchero hacia su amiga que tenía dos cervezas, una en cada mano. Rodó los ojos con sarcasmo. Ella, al acabarlas, dijo que se iba al baño y se retiró entre risillas.
Fantástico... ahora estaba sola.
- Hey...- o tal vez no.
Giró su cabeza viendo su cabello corto, grisáceo y con puntas anaranjadas. Una sonrisa perfecta pero seductora al mismo tiempo y esos ojos, tenía unos ojos del color del oro, debía admitir que tenía ojos bonitos.
- Hola, Jacob...- musitó un poco extrañada y ladeó la cabeza a un lado.- ¿No deberías estar en la universidad? Aunque haya acabado el curso sigues siendo residente...
- Seh... pero no nos ponen restricciones en verano, la única obligación que nos ponen es que digamos si nos vamos a ir a nuestro hogar antes de abandonar las instalaciones.- sonrió un poco al responder aquel sarcasmo de la chica, casi parecía que lo estaba intentando echar de allí.- ¿Me estabas intentando echar?
- ¿Y qué si lo intentaba?- preguntó alzando una ceja casi como si fuese un reto mientras se cruzaba de brazos.
- Oh ¿Lo estabas intentando?
- ¿Qué intentas tú?
Su risa sonó con una carcajada bonita, debía admitirlo, Jacob tenía una risa bonita, bueno, eso de las risas es bastante subjetivo. Ladeó la cabeza a un lado y sonrió un poco compartiendo su risa de forma tímida.
- ¿Te gustan los juegos de palabras?- preguntó después de tanta risa.
- Tal vez...- se cruzó de brazos con una postura algo burlona.- ¿Qué te hace pensar eso?
- Estás haciéndolo de nuevo... Me intentas echar.
- ¿Vamos a empezar de nuevo la misma pelea?
- Para nada, por favor, es agradable estar contigo, no quiero que me eches...- sonrió.
Oh, dios...
Estaba yendo demasiado rápido.
Debía ser una broma... tal vez...
¿Una apuesta con los amigos tal vez?
Sep, eso...
- ¿En serio?- se mostró falsamente sorprendida, eso por el gesto exagerado con los hombros y su expresión, pero realmente sí se sorprendió de que le dijera eso.
- Bueno...- ah, ya estaba retrocediendo en sus palabras, se había emocionado para nada.- Eres una chica agradable, tienes bastante paciencia para aguantar a tu amiga, la que está peleando con los de ahí atrás...- la señaló, se giró y vio a su amiga, Jessica, con restos de vómito dándole puñetazos a un tipo que estaba por allí y que seguramente intentó coquetearla, o algo...
- Si estás intentando ligarme, eres bastante malo...- dejó escapar una risilla.- Voy a sacarla aquí, si quieres que sigamos hablando... o... lo que intentes... búscame por insta y hablamos...- le sonrió y le dijo el nombre de cuenta, después se perdió entre la gente.
- Lo haré... Keera...- sonrió a la nada y después se pidió una bebida con gas mientras miraba a la pelinaranja llevarse casi arrastrando a su amiga que lloriqueaba porque la habían insultado.
Así fue como empezó a escribirse con Jacob a través de Instagram, a pasarse publicaciones que pudieran interesar al otro y viceversa, después pasaron a darse los números de Whatsapp para tener un medio más privado por el que hablar y posteriormente empezaron a quedar para salir de fiesta como amigos, afinando el hilo de la confianza hasta que se cortó con un beso que se dieron después de un par de copas de más y por la motivación, incentivación y los vitoreos de los demás.
Empezaron a salir.
Todo iba perfecto, Jacob era muy tierno, su familia era muy maja, menos su hermano mayor, él daba miedo, mucho miedo, ni siquiera entendían como una de sus amigas pudo salir con él, bueno, supongo que sólo era sexo, ella lo dejó claro, pero, no entiendo porque decía que Jacob daba miedo, con los tierno que era...; el caso, que Alexandre, el hermano mayor de Jacob, era serio y llevaba siempre un pañuelo con la bandera nazi, sí, el hermano mayor de Jacob tenía esa ideología radical y no era raro que pasara grandísima parte de su tiempo con la familia alemana que tenían, solo por el capricho de que eran alemanes. La familia de Jacob solía venir a visitarlo tanto en navidades como en verano, pero después regresaban a Argentina y él se quedaba allí como residente en la universidad.
Cuando supo que su familia era de Argentina, la verdad es que le sorprendió mucho, porque a Jacob no se le notaba absolutamente para nada, Keera tenía entendido que solían decir "vos" o "sos", pero no había escuchado jamás a Jacob decir ni lo uno, ni lo otro, hasta que le presentó a su familia, y entonces sí empezó a usar otro tipo de expresiones y acento que le hizo pensar que le habían cambiado al novio. Pero le parecía tierno, todo había que decirlo, aunque no le parecía muy "fraternal" llamarle "pelotudo" a su hermano mayor.
No iba a decir nada, tendría la confianza necesaria para poder "insultarse amorosamente" y no enojarse por los insultos.
A ella no le gustaba que la insultaran para referirse a ella.
Era muy sentida en ese aspecto, ósea, si tenía que insultar en una conversación lo hacía, pero que se dirigieran hacia ella sin venir a cuento le molestaba un poco.
Dieron el paso de llevarlo a casa para que sus padres y hermanos lo conocieran, y bueno, lo típico, el padre lo mira como si fuese un alienígena y la madre hace una mueca extraña porque se ve un poco perroflauta, eso fue lo que dijeron textualmente cuando se fue, y eso la ofendió terriblemente. Llamarlo perroflauta solo porque llevaba una camiseta ancha que su hermano mayor le regaló era una acusación muy grave. Por parte de Ryan y Michael se lo tomaron muchísimo mejor que los padres, de hecho, Ryan, aun con lo tímido y vergonzoso que era entabló conversación con él de forma natural y Michael, tan extrovertido como siempre incluso se encariñó un poco y expresó abiertamente que era bienvenido a la familia. Esto avergonzó a todos, pero Michael es Michael y siempre será Michael. La gata se crispó el primer día que lo vio, era una gata desconfiada por ello le tenía cierto rechazo al principio.
Sus padres, con el tiempo, fueron aceptando a Jacob cada vez más, ya sabéis, el roce hace el cariño, por ello, al ver que siempre venía, siempre estaban felices y parecían ser una relación estable y no como los antiguos novios que hicieron sufrir tanto a Keera, acabaron por aceptarlo del todo. Siempre que ella estuviera feliz, ellos se conformaban, eso sí, dejaban caer más habitualmente que empezaran a trabajar y se fueran a vivir solos, estos dos se mostraron avergonzados, principalmente porque la idea de vivir solos no era algo que les apeteciera, es decir, Jacob vivía solo al ser residente, pero no era lo mismo que vivir completamente solo con tu pareja, pagando los gastos y todo ese rollo, en el campus tenía restaurantes a un precio económico, tenía máquinas expendedoras casi gratis, y no tenía que encargarse de las facturas de agua, gas o electricidad, por ello, la idea de vivir solo se les hacía una montaña muy alta y empinada: preferían seguir viviendo con los padres hasta sentirse completamente seguros de poder escalar aquella montaña y ver si era tan difícil como se planteaban al principio.
Cuando llevaban tal vez siete u ocho meses de relación, por lo tanto, Jacob estaba en el último curso de universidad y ella en el tercero, un chico captó su atención cuando pasaba por un parque hacia el punto en el que había quedado con Jacob para verse después de una semana estresante que se lo había impedido a ambos. Era un chico que estaba con el skate, se movía bien y arriesgado, efectuando trucos con la tabla verdaderamente emocionante y sin miedo a caerse o hacerse daño. Tal vez le resultó atractivo por su expresión adulta y seria. Decidió ignorar aquel pensamiento pasajero, tenía a Jacob: una relación estable. No iba a desperdiciarla por querer meter a un tercero en la relación. Jacob podría tomárselo mal si le decía sus gustos, incluso podría acabar todo mal, y no quería que volviera a pasar. Sacudió la cabeza para expulsar sus pensamientos y fue al punto de la quedada con el chico de puntas anaranjadas. Ya la estaba esperando.
- ¿Te hice esperar mucho?- él negó con la cabeza, tal vez sea mentira para no hacerla sentir mal, en tal caso sabía disimular bien su aburrimiento o su intranquilidad por no haber llegado tan temprano.
- ¿Te encuentras bien?- le preguntó sorpresivamente, ella levantó la cabeza y asintió con la cabeza.- ¿Estás pillando un resfriado o algo?- ladeó la cabeza y después sonrió de forma algo pícara.- ¿O es la emoción de verme que hace que te pongas roja?- eso la avergonzó más.
- O-Oye... ¿Tan desesperada me ves?- él se rió y besó su frente.
- Desesperadamente tierna.
- Aish...- hizo un puchero como si aquello fuese una muestra perfecta para una ofensa.- Ya, vamos a caminar o algo...- apartó los ojos, él le sonrió y la abrazó con sobreprotección solo por el placer y el gusto de hacerlo. Le gustaba cuando Jacob la abrazaba de la nada, era cálido, le gustaba.
- Tus deseos son órdenes, querida.- la soltó del abrazo y caminó a su lado dándole un ademán con la mirada de empezar el camino.
Así lo hicieron.
Pasaron por el skate park y sus ojos de forma disimulada viajaron por la pista buscando al chico con el monopatín de antes, no estaba, pues no veía su cabello castaño chocolate por ningún lado, tal vez ya se hubiera cansado y se hubiera ido. Suspiró y dirigió sus ojos al frente, después a Jacob para comprobar que no la hubiera pillado viendo a otros chicos con tanto interés, él estaba mirando descaradamente el parque de patines, tendría sentido, tal vez le gusten esas cosas, hizo una mueca y después siguió con mirando al frente cuando él también lo hizo, dejando el parque atrás.
- ¿Sabes ir con patines?- preguntó de repente.
- Ah... no...- negó con la cabeza.- No me ha llamado la atención nunca en realidad, no ha sido como la bicicleta o el patín de dos ruedas...- sonrió rascándose la nuca como si fuese una excusa.
- Uy...- canturreó con cierta burla, pero sin malas intenciones, solo con ganas de molestarlo y avergonzarlo un poco, todo sin maldad, tenían confianza, la suficiente confianza como para hacer esas cosas.- ¿Estabas mirando a los chicos, entonces?- sabiendo que eso molestaba a los chicos porque les afectaba directamente a su masculinidad, y sabiendo lo frágil que era en la mayoría... En la gran mayoría de los casos, se ponían a la defensiva, ella solo esperaba que no actuase de forma defensiva-agresiva y le dijera algún insulto feo.
Eso no sería agradable, pero le dejaría claro el tipo de persona que era Jacob.
- Puede ser...
Abrió los ojos sorprendida.
De acuerdo, eso sí que no se lo esperaba.
Lo miró fijamente.
- ¿Hmph?- se dio cuenta de que no dejaba de mirarlo incluso sin parpadear, daba un poco de miedo tener la vista fija de tu novia después de no sentirse ofendido por su intento de golpear su masculinidad, él consideraba que no debía sentirse mal o ser menos masculino al admitir que estaba mirando chicos.
¿Qué había de malo en eso? No era menos hombre por estar mirando chicos.
- ¿Pasa algo?- preguntó con inocencia y confusión por su reacción, para él era algo exagerada, todo debía decirlo.
- ¿Cuándo ibas a decirme que eres bi?- él sonrió un poco, tal vez con ironía por la curva que había en su labio, tal vez algo avergonzado pues había rascado su nuca.
- ¿Hay algo malo en eso?- ella negó inmediatamente y a continuación preguntó porque no se lo había dicho, que podrían haber tenido conversaciones mucho más divertidas de las que ya tenían.
Eso provocó una carcajada sonora.
Keera había veces que tenía unas ocurrencias que desde luego adoraba, era una chica muy espontánea y eso le encantaba.
- No consideré algo de vital importancia, quiero decir. . .
- Pero, pero, pero, ¿Has estado con algún chico?- preguntó interrumpiéndolo, se disculpó silenciosamente con la mirada, y a continuación lo miró ilusionada como una niña pequeña el día de Navidad después de que Santa Claus le hubiera dejado los regalos bajo el árbol o en los calcetines sobre la chimenea.
- Ah... no.- negó.
- ¿Entonces cómo sabes que te gustan las dos cosas?- no era un tono de acusación, ni era un tono molesto, no era un tono que pueda poner el cuerpo a la defensiva, no, era un tono totalmente lleno de curiosidad e inocente.
¿Cómo podía verse tan ilusionada y curiosa por la revelación de que su novio era bisexual? Bueno, lo que en cierta parte lo aliviaba era que ella no se enojara o se molestase o se ofendiera pensando que era "poco hombre" al ser bisexual, no iba a decir que le había pasado específicamente a él, porque no le había pasado, sino que era lo que había visto en varios amigos que sus novias los habían dejado por decir que eran bisexuales.
Ellas se lo perdían.
Siempre consideraba que si una mujer, chica, o persona dejaba a otra por ser bisexual, es decir, si una chica dejaba a un chico cuando este decía que era bisexual, ya sea por bifobia o por lo que fuera (casi siempre era por bifobia) consideraba que aquella chica no era digna de ser una buena pareja, es decir, que era muy selecta, pero no era culpa suya, tal vez era culpa de la sociedad. Desde su propia opinión siempre había pensado que sus parejas debían ser de mente abierta, él no iba a criticar a su novia por ser bisexual, por lo tanto ella tampoco tendría que criticarlo a él... ¿No?
- Supongo que podría hacerte a ti la misma pregunta... ¿Cómo sabes que te gusta una cosa, y no todo, si no lo has probado?
- Buen punto...- hizo una mueca pensativa exageradamente tierna.- Yo no veo incómodo salir con una mujer...- hizo una mueca- De hecho, pensaba que en la universidad conocería gente y saldría con ella, tanto chicas, como chicos, como chiques... no lo sé...- negó con la cabeza.- ¿Tú saldrías con un chico?- asintió con la cabeza casi sin pensarlo.
- Si tú no le ves nada malo a salir con una mujer, yo no le veo nada malo a salir con un chico. No tengo miedo a decir que he tenido sueños sexuales con personas de mi mismo sexo.
Ella lo miró con ojos de una niña pequeña, ojos llenos de ilusión.
Jacob se sintió extremadamente enternecido por aquella mirada.
- Adoro este tipo de conversaciones- soltó de repente sonriendo de oreja a oreja.- Me suben la autoestima y me hacen sentir como una niña descubriendo un mundo nuevo.
Aquello lo enterneció más todavía y subió sus niveles de azúcar por encima de los normales y/o estables. No pudo evitar abrazarla, se veía tan chiquitita y tierna hablando cuando sonreía así.
- Es decir, que somos bisexuales teóricos- ella se echó a reír con ese comentario, entre tanta risa una cosa llevó a la otra y. . .
- Soy poliamorosa también- después se tapó la boca y jadeó sorprendida, susurrando un "mierda" en bajo.
- Uh...? ¿Bi y poli?- esa fue su reacción en la que se sumieron en un silencio que duró tal vez unos cuantos minutos. Ella avergonzada y pensando si huír era la mejor opción que tenía en ese momento, y el otro esperando alguna otra reacción más por su parte, pero no veía nada, ni decía nada, estaba sería, tensa, tal vez temblando un poco.- Bueno... No lo veo mal... Siempre que haya confianza y comunicación supongo que... no me importa, podríamos tener una relación abierta si quieres...
Ella se quedó sin decir nada, jugando torpemente con sus pies, mirando a otro lado sin decir nada. Jacob tomó su mentón y le sonrió para darle confianza.
- No me molesta que puedas estar enamorada de otras personas, solo me gustaría saberlo si lo estás.
- No, ahora solo lo estoy de ti...- musitó con cierta timidez mientras alzaba los hombros como si aquello fuese una defensa, como si fuese una tortuga y pudiera esconder la cabeza en su caparazón.
- ¿Por qué reaccionaste así al decírmelo?- la mecía con suavidad, intentaba calmarla, reconfortarla, su tono de voz sonaba tranquilo y dulce.- No hay nada de malo... Considero que hubiera sido peor decírmelo más adelante, cuando te hubieras enamorado de alguien más y tuvieras que explicármelo de cero.
- No sabía cómo reaccionarías- se apoyó en su hombro dejando que él la abrazase, casi parecía estar exigiendo un abrazo, no se lo iba a negar.- No quería volver a pasar por el mismo error que ya pasé antes...
- Cualquier idiota que te hiciera daño realmente no sabía apreciar tu compañía.
- Esos idiotas decían lo mismo que tú ahora- se encogió de hombros con un aire algo deprimido- Era joven e inexperta, tal vez por eso creí ciegamente en ellos.
- ¿Qué sucedió? Bueno... si no quieres no me lo expliques, solo es curiosidad.
Retomaron su andar con las manos tomadas mientras ella empezaba a explicar lo que sucedió con la vista perdida en la calle, puntos invisibles que le recordaban las imágenes de su mente y las emociones, las sensaciones, los sentimientos que tenía en ese momento, y lo desgraciada que se sintió al día siguiente cuando vio que la tenían bloqueada y que se habían ido, que la habían abandonado. Que solo había sido un acostón y nada más que eso.
Se había sentido como una tonta por perder la virginidad tan a la ligera con dos chicos que había conocido hacía poco.
Al menos ahora sabía que no volvía a cometer el mismo error, enterrando sus... gustos... en lo más profundo de su cuerpo. Intentaría que no volverían a salir a flote, aún cuando ya empezaban a escapar y mostrarse ante el mundo otra vez.
- Keera...- tomó sus manos deteniendo su andar y parando a la otra para ponerse delante.
La había notado ausente desde que había empezado a explicar lo que sucedió, no le gustaba que su personalidad se viera decaída por un mal recuerdo.
- Cada persona aprende de sus errores, solo los ignorantes y los cabezotas deciden caer dos veces en el mismo sitio... Yo sé que tú no eres de esas... Sé que tienes cuidado y que no querrías que volviera a suceder... tal vez lo que pasó fue porque aquellos chicos sólo querían aprovecharse de tu poliamor... pero, te juro que yo no tengo ningún interés como ese... Solo el pensamiento algo morboso de cómo debe ser hacer un trío, pero no pienso buscarme a cualquiera de mis compañeros solo para engañarte, porque no ganaría nada haciendo eso... Yo te quiero demasiado como para que ese pensamiento morboso me gane- besó su frente.
Ella sonrió enternecida.
- Gracias, Jake- lo abrazó con fuerza.
Sus dos amigas se lo tomaron sorprendentemente bien cuando descubrieron que estaba saliendo con Jacob. Bueno, Jessica, no dejaba de decir que le daba miedo su hermano mayor cuando se pasaba de cervezas, y solían tener conversaciones verdaderamente extrañas cuando ambos bebían, casi como si estuvieran hablando en un idioma extraño, un idioma que solo ellos dos entendían. Y claro, cuando se ponían a hablar así, o ella estaba demasiado pedo, una conversación racional entre todos era completamente imposible.
Solo cuando Jessica acababa dormida después de beber tanto.
Que era entonces cuando la conversación, ya sea con un montón de amigos de la universidad o solo con Jacob y su amiga de los mil novios, era cuando fluía con tranquilidad y, la gran mayoría de los chistes eran en referencia a Jessica.
El tiempo iba pasando, Jacob acabó la universidad, se graduó y empezó a buscar trabajo de lo que había estudiado. Ella estaba en último curso. La relación iba perfecta, incluso la confianza que había entre ambos no parecía tener ningún tipo de traba presente o futura, los dos se querían y se lo demostraban.
Era un verano cálido el día que ambos estaban en un restaurante, en el interior de un restaurante, quedaron para comer allí como una de sus citas, el restaurante tenía una terraza que era un bar, el interior era un restaurante elegante y hermoso. La temática mezclaba los colores amarillos con el negro en una mezcla exquisita, también había blanco en las mesas que hacía un contraste con el suelo negro y las paredes amarillas. Era un local bonito, no era uno de alta clase, era acogedor y familiar, había muchas familias con niños. Menos mal que las familias que habían tenían niños educados que no se ponían a chillar o a lloriquear cada cinco minutos... O simplemente les dieron los teléfonos para que se callaran y no molestaran, no le sorprendía nada a la chica de cabellos anaranjados.
Los dos estuvieron hablando sobre tonterías, pidieron las bebidas a uno de los camareros extremadamente bajos de estatura y piel lechosa sorprendentemente suave a la vista. Las bebidas se las trajo él mismo y les pidió la comanda. Pidieron y después se retiró. Ambos siguieron hablando de sus tonterías.
Hasta que les trajeron la comida y los dos, que se esperaban al camarero bajo de estatura, se encontraron con un chico de piel bronceada que les sirvió los platos con una mirada sumamente penetrante y varonil. Cabello recogido en un moño pero parecía ser bastante largo de color marrón chocolate, barba y bigote afeitados, piel de porcelana, suave, aunque bronceada y eso le daba un toque atrevido, ojos exóticos de dos colores distintos, azul y marrón claro, ambos colores eran suaves y grisáceos, llevaba el uniforme del restaurante arremangado, tenía manos fuertes, trabajadas, debía ir al gimnasio ese chico, seguidamente, les musitó: "Buen provecho" a lo que Keera respondió agradeciendo con una sonrisa tranquila y Jacob musitó quedando como un completo estúpido: "igualmente".
Keera lo miró con sarcasmo, viendo que tenía los ojos clavados en el camarero todavía. Parpadeó incrédula y chasqueó los dedos.
- Se me acaba de caer la posible heterosexualidad que tenía...- confesó el chico.
Ella aguantó la risa y lo miró mal, haciéndose la ofendida porque hubiera dicho eso cuando ella era una chica y era su novia, no le molestaba, solo se hizo la ofendida de broma.
- Al menos no he sido la única que se le cayó la bisexualidad.
Los dos se miraron entre avergonzados y sorprendidos por la coordinación al fijarse en el mismo chico. Se rieron al mismo tiempo y siguieron con la comida mientras hablaban como marujas del mismo chico y sin dejar de mirarlo. Creyendo en la teoría de que el chico los había pillado o estaba notando sus miradas fulminantes y fijas porque los miraba de reojo algo cohibido y el resto de tiempo que estuvieron ambos allí estuvo sirviendo el camarero anterior, el que era bajito. Cuando acabaron de comer pagaron a medias y fueron a salir, pero los llamaron, era el camarero de cabello castaño atado en un moño.
- ¿Tenéis algún problema conmigo?- dijo de forma borde cruzándose de brazos. Jacob miró a Keera, y viceversa, después carraspearon nerviosos.- ¿Y bien?
- A-Ah, bueno... Estábamos hablando de que nos pareces atractivo.- musitó Keera tomando la palabra.
Jacob rodó los ojos por lo directa que era su novia. El camarero los miró entre extrañado y sorprendido, después carraspeó para recuperar la compostura en ese silencio incómodo que se generó.
- ¿Nos?- preguntó alzando una ceja mientras miraba a Jacob, este se rascó la nuca.
- Si...- dijeron al mismo tiempo.
- ¿Sois amigos o algo?- cuestionó con extrañeza.
- Pareja.- dijeron al mismo tiempo.
Él no dijo nada, al menos no al principio. Ella le pidió el número de teléfono y sonrió como si fingiera inocencia.
- Tienes novio...- recordó mirando al más alto sorprendido.
- Si... Pero... Queremos tu teléfono...- dijo ella con una sonrisa.- Si quieres... Si no vendremos más a menudo a verte.
El camarero se quedó a cuadros.
- ¿Me estáis coqueteando?
- Si quieres tomártelo así... Si.- sonrió ella.
- Ah... De acuerdo, esto es incómodo...- musitó con una expresión un tanto confundida, no todos los días le venían y le coqueteaban dos personas al mismo tiempo que encima eran pareja... No.. de hecho, no le habían coqueteado nunca...- Venid cuando salga y hablaremos con más tranquilidad, tengo que atender las mesas. A las seis y media de la tarde.
- De acuerdoooooo...- canturreó ella con una sonrisa de oreja a oreja.
Volvió a entrar en el restaurante con la cara totalmente roja, le pidió a su compañero que si podía hacerle el favor de encargarse, que necesitaba ir al baño, después se metió en el mismo y se lavó la cara para regresarse y no estar sirviendo las mesas con la cara totalmente roja... Tragó saliva... ¿En serio le habían coqueteado dos personas al mismo tiempo? ¿Qué diablos tenía de atractivo? Se miró al espejo, después carraspeó y se ajustó el moño, salió del baño y le agradeció a su compañero por cubrirlo.
Cuando dieron las seis de la tarde y el de cabello castaño salió del trabajo volviendo a hacerse el moño pero ahora mejor, se los encontró a los dos, no esperaba que en serio fuesen a volver, debían vivir por la zona... o a lo mejor no, rodó los ojos internamente.
- ¿Vinieron?- se mostró sorprendido, al menos lo fingió metiendo sus manos en el bolsillo del pantalón, todavía tenía el uniforme, se veía atractivo.
- No, somos un espejismo.- bromeó Keera con una sonrisa ladeada.
- Entonces puedo irme...- rodó los ojos con sarcasmo mientras hacía amago de girar sobre sus talones e irse.
- No, espera, era una broma...- musitó Jacob.- Disculpa...- soltó su muñeca al ver que no se iba a ir y escondió las manos en el bolsillo del pantalón.
- ¿Sois pareja y me andáis coqueteando o algo los dos?- alzó una ceja mirándolos fijamente.
- Bueno... Nos pareces atractivo y queríamos saber si podías darnos el teléfono.
- ¿Para seguir coqueteando?
Los dos asintieron.
- ¿Es una competición para saber de quién me enamoro antes o algo?
- No, es para que estés con los dos simultáneamente.
- ¿Será una broma?- musitó arrugando la nariz con extrañeza.
Negaron la cabeza y dijeron que era en serio. Que a los dos les parecía atractivo y ambos querían salir con él. Lo cual resultó abrumador para el castaño.
- ¿Eso no será raro?- los dos se encogieron de hombros.
- No me siento incómoda por tener dos parejas simultáneamente.
- Tal vez tú no, pero... Perdón que diga, pero él y yo somos tíos.
- ¿Y qué problema hay?- preguntó Jacob alzando una ceja.
- ¿No te molesta?
- No, ¿Por qué debería molestarme?- preguntó con curiosidad.- Literalmente acabábamos de decir que a los dos nos pareces atractivo. ¿Por qué iba a resultarme un problema? La pregunta más bien sería para ti.
- No es que me moleste, solo me resulta incómodo que sean dos personas al mismo tiempo... No me resulta muy posible.
- Oh, si te parece más cómodo podemos ir uno por uno para que nos conozcas mejor... Aunque... no te sientas presionado a tener que aceptar, no nos importa...- sonrió ella con un poco de incomodidad al darse cuenta de que tal vez estaban presionando un poco al chico.
Se le notaba en la cara que estaba un poco abrumado por la petición o por la oferta de estar en una relación con dos personas.
No le parecía mal, sino, confuso. No sabía cómo se lo tomaría la sociedad o sus padres, o su jefe... Podría perder el trabajo... aunque... su compañero tenía pareja masculina si no recordaba mal y no lo habían echado.
- Tengo que pensarlo... Igualmente os daré mi teléfono si os parece bien...
- De acuerdo... ¿Te importa si hacemos un grupo los tres?
- Ahm... si, vale, de acuerdo...- asintió con la cabeza.
De momento ahí se quedó el asunto. Iban hablando por mensajes, algunas veces la pareja iba al restaurante para verle y hablar, sobre todo iban cuando él estaba punto de plegar, así podían estar hablando durante más tiempo cuando él salía, conforme más hablaban, más cercanos se volvían y conforme más cercanos se volvían, más difícil era disimular que algo estaba naciendo o, estaba creciendo entre los tres.
No es que se hubiera establecido algo de la noche a la mañana, algo espontáneo, no, fue algo que se fue generando poco a poco con cada quedada que hacían.
Finalmente, Jacob y Aarón, así se llamaba él, acabaron dándose un beso en un pub nocturno mientras la mujer traía más bebidas dado a que ella se había acabado la suya y tenía que ir a la barra a pedirlas desgraciadamente, por lo que aprovechó el viaje y trajo otra ronda de bebidas para todos sorprendiendo a los dos desde la espalda y dando un beso en la mejilla a cada uno.
Después se sentó al otro lado de Jacob en aquel banco circular de cuero negro y aquella mesa redondeada de madera con un cristal encima que le daba un aspecto más brillante.
Así fue como empezó todo entre los tres. ¿Cómo siguió? Viviendo sus vidas como una pareja normal y corriente. Jacob trabajaba y mantenía la casa en la que vivía solo, Aarón también, vivía en casa de sus padres aún con veintiún años, y estudiaba; Keera sólo estudiaba. Cuando ella acabó de estudiar fue contratada donde realizaba las prácticas, por lo que empezó a trabajar, pasando más tiempo en la casa de Jacob que en la suya propia, lo cual no extrañaba a los padres, después de todo ella era una mujer hecha y derecha que estaba trabajando y ganándose la vida al mismo tiempo que su novio trabajaba y se ocupaba de la casa cuando ella no estaba.
Y luego en el caso de Aarón, cuando él salía de sus estudios se pasaba por la casa de Jacob y pasaba un rato allí antes de irse a trabajar, pues, en verano trabajaba a tiempo completo, pero cuando estudiaba solo trabajaba en el turno de la tarde, unas cuatro o cinco horas, de cuatro y media a nueve.
Por lo que tenía tiempo desde las dos y media hasta las cuatro para comer y estar en casa de Jacob, después se iba a trabajar y cuando salía se iba a su casa.
Él también pasaba bastantes noches en casa del argentino.
En definitiva, acabarían viviendo todos en la misma casa, solo que tenía no se sentían del todo preparados, es decir, Keera no quería dejar a sus dos hermanos, pero al mismo tiempo también quería ir a vivir con Jacob oficialmente y ser una pareja independiente.
Los dos hermanos, al darse cuenta de que eran la razón por la cual su hermana mayor no se iba de casa a vivir con su novio, se sintieron sorprendentemente importantes y agradecidos, al mismo tiempo que decían que no tenía que preocuparse... es decir... Ella en ese mismo momento tenía veintidós años... Ryan tenía diecinueve años, recientemente había empezado sus estudios de grado superior y podía cuidar de su hermano pequeño, que ya era mayor de edad, que no se preocupase...
Ella suspiró, abrazó a sus dos hermanos y después les dijo a sus padres lo que quería hacer durante la cena.
Y, después de algún tiempo, aprovecharon un puente festivo para que ella pudiera instalarse sin complicaciones en la casa del argentino. Aarón, al saber esto, empezó a pasar mucho más tiempo en la casa que ahora era de ambos.
Poco a poco llegaron las navidades, y con ello, la familia empezaba a reunirse, una vez en la casa de la familia de Keera, otro día en la casa de la familia de Jacob, otro día en la casa con la familia de Aarón, aunque él fue la comida de uno de enero, el última día de todos los que celebraron con la familia, lo cual sorprendió a los dos al ver a un enorme pejelagarto paseándose por el jardín delantero minúsculo que había en la casa tan tranquilo cuando llegaron, y que ocasionó que Keera le saltase a los brazos a Jacob y que este se quedase con cara de póker viendo al enorme reptil acercarse a ellos...
Lo cual resultó ser el lagarto australiano mascota del castaño que después metió dentro de su zona, la cual era una habitación muy cool para él solo, porque se había escapado al exterior dado a que sus padres se descuidaron.
La Navidad la pasaron con la familia de Keera, donde revelaron que eran tres en la relación, lo cual causó shock en los padres, Ryan después de procesarlo, empezó con el interrogatorio hacia Aarón y Michael solo exclamó: "¡Si la gata lo acepta, yo lo acepto!" Todo para después ponerle la gata encima y que ésta solo se quedase allí como: "¿Que mierda?" Después miró a Aarón y lo olisqueó por el olor del reptil que tenía este, después se sentó en el brazo del sofá a su lado, esto causó que el dramático hermano menor de la casa exclamase que era bienvenido a la familia porque la gata lo había aceptado y no lo había arañado, lo cual fue adorable al mismo tiempo que muy what the fuck para todos...; y para finalizar... la despedida de año la pasaron con Jacob.
Lo que fue lo más incómodo, terrorífico y tenso que vivieron los tres, primero que nada, porque el hermano mayor de Jacob era homofóbico y su hermano pequeño estaba saliendo con un hombre y una mujer consecutivamente. También porque la familia de Jacob era muy... MUY empalagosa y abierta, lo cual, para Aarón que era de esos que confiaba bastante poco cuando los extraños eran tan amables con él se le hizo verdaderamente extraño al principio. Keera ya estaba acostumbrada, después de todo llevaba saliendo con Aarón el tiempo suficiente para haber conocido a la familia del argentino. Aarón era el nuevo allí, pero lo aceptaron rápido aún siendo el argumento de un amigo que quería pasar el fin de año con ellos.
Alexandre, el hermano mayor de Jacob, no era estúpido.
Lo detuvo a medio camino del baño con una mano firme en el hombro, este tembló de pies a cabeza porque no esperaba que su hermano estuviera escondido en la oscuridad del pasillo, eso era un poco creepy, quieras que no.
- ¿Qué mierda te pasa para que estéis los tres tan nerviosos?
- Ah... ¿Por qué debería pasarnos algo?- alzó una ceja con poco a la defensiva.
- ¿Te crees que soy pendejo que te pasa?
- Por supuesto que no.
- Entonces que carajos te pasa?
- Nada...- musitó encogiéndose de hombros.- Solo quiero ir al baño.
- No dejas de mirar al tío ese que has traído...- Jacob tembló de pies a cabeza.
- Eh? Estoy hablando con él, es normal mirarle...
- Definitivamente empiezo a pensar que crees que soy retrasado...
- No, no pienso eso.
- Entonces dime... ¿Cuál de los dos es tu pareja?
Se estremeció.
- ... Keera...
- ¿Y a ese porque lo miras tanto?
- Y Aarón...
- ...
- Los dos... Los dos son...
Se quedó en silencio. Su hermano era la persona más homofóbica que existía en el mundo, confesarle que estaba saliendo con un hombre se le hacía peor que intentar escapar una pared vertical, tragó saliva, estaba nervioso, más todavía por el silencio incómodo... Esperaba una bofetada... Esperaba un insulto, la verdad es que esperaba cualquier cosa, su hermano no era... especialmente... Bueno aceptando a las personas que no eran... bueno... según sus ideales... Alexandre era misógino, homofóbico, e incluso algo racista con las personas que no eran argentinas o alemanas... No quería entrar en ese tema...
Estaba nervioso...
- ¿Al...?
- Sales con una tía, me vale...- dijo esto regresó con los demás.
Jacob se quedó de piedra. "Me vale..." Tragó saliva y después se metió en el baño, suspiró aliviado apoyado contra la puerta y después apartó la mirada hacia el espejo. Estaba pálido y temblando... No le extrañaba nada en realidad... Inspiró profundamente.
Después suspiró con un descomunal alivio...
Su hermano lo aceptaba, ya no tenía que tener miedo... Dejó escapar el aire de nuevo de forma lenta.
Picaron a la puerta del baño, musitó un: "Ocupado" aunque escuchó un: "Lo sé" de Aarón, por lo que, aprovechando que, francamente, con el susto de su hermano se le habían pasado las ganas de ir al baño o cualquier cosa, lo dejó pasar, este preguntó si estaba bien, que llevaba un buen rato allí metido.
No se había fijado en que llevaba tanto rato allí, simplemente estaba suspirando tranquilo.
Su hermano había aceptado la relación...
- ¿Se lo dijiste a tu hermano?- se mostró sorprendido.
- Me acorraló, no tenía de otra, no pude negarme a contestar.
- ... ¿Y qué tal?- preguntó.
Asintió con la cabeza en referencia a que lo había aceptado, él sonrió amargo pero escondiendo una sonrisa de radiante felicidad, Aarón era así, no solía mostrar las emociones, ni siquiera con las personas que amaba. Lo abrazó.
- Entonces... ¿No nos insultarán?- negó con la cabeza, suspiró con alivio.- Eso es bueno.
- Y que lo digas... Solo nos falta decirlo públicamente, pero se lo tomarán bien... Ah... y a tus padres...- negó con la cabeza.
- Aún no, prefiero vivir.
Jacob soltó una risilla y besó al castaño.
- ¿Salimos?- asintió y los dos regresaron al salón.
Tras aquella aceptación que era lo que más horrorizaba a los tres, la tranquilidad y la calma era lo que reinaba en aquella relación en la que ahora sí, podían ser verdaderamente ellos mismos sin miedo a que Alexandre los rechazase, es cierto que tal vez si eran juzgados por la sociedad en la que se encontraban que no aceptaban el amor libre y la relación que los tres tenían porque simplemente no veían moral que una mujer tuviera dos parejas, y, obviamente, para ella era un gran problema de discriminación social que, por suerte, ninguno de los dos iba a permitir que se volviera un problema para ella o para los tres.
Básicamente y en pocas palabras, iban a proteger a la chica que les gustaba e iban a protegerse entre ellos porque era lo que tenían que hacer no solo para evitar los problemas que pudiera ver, sino los problemas psicológicos que podrían acarrear. Viviendo con el tiempo los tres juntos en la misma casa, con constantes visitas a los padres y, tal vez, con el tiempo... Teniendo un hijo al cual mimar y cuidar con todo el amor que pudieran darle los tres.
FIN
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Buah, este es el mes en el que terminaré todas y cada una de las historias que llevaban en stand by durante casi un año y medio LOL.
Literalmente llevaba muchísimo tiempo intentando escribir esta historia pero no había ninguna forma de que el resultado quedase como yo quería...
De todas maneras no ha quedado 100% como yo quería, peeeeeeero no ha quedado tan mal.
Francamente, podría haber quedado peor xd
Al menos se cumplen los puntos que quería que aparecieran en la historia de Keera...
Aunque... algo que me fastidia mucho es que una de las amigas de Keera no tenga ni nombre ni apariencia, no como Jessica que al menos tenía apariencia y era una bebedora compulsiva...
La chica de los mil novios.... Eso me molestó bastante, no voy a decir que no...
Es irónico, porque la cantidad descomunal de OCs que tengo, y si, una de las amigas de Keera no es uno de mis OCs, fíjate tú, lo pendeja que soy xd
Creo tanto personajes pero no creo los que necesito para la historia...
También es cierto que no me gusta mucho esa amiga de Keera, pero no soy yo la que elige sus amistades, ella decidió ser amiga de una tipa que tiene como tres cientos novios a la semana y otra que se pasa 24/7 bebiendo cerveza u otras bebidas alcohólicas.
En verdad Jessica no hace nada más que ser la amiga borracha de la protagonista.
O la hermana mayor mal ejemplo... Porque es la hermana mayor de Gilbert Atxa...
A quien todo este le sepa a chino, es normal, tengo demasiados OCs, pero Gilbert Atxa, si has leído alguna de mis historias, casi podría decirse que es cultura general... Entre comillas.
Se sabe que Jessica es la hermana de Gilbert porque menciona que tiene problemas de piel, y el único OC que tengo con esos problemas es Gil.
Si, es cierto, muchos de mis OCs no tienen importancia para la trama principal (la cual no existe, en realidad) pero igual quiero contar sus historias porque lo merecen como personajes que son... Es decir, Keera tampoco parecía tener gran importancia como personaje... Hasta que decidí escribir su historia y recibió la importancia que merecía en su debido momento...
Igual que el hijo que tuvieron, también tendrá su momento de gloria y no será solo mencionado en las ultimas diez palabras de una historia de 10.000 palabras.
No, de hecho... El hijo de este trío tiene MUCHO que contar y ya os digo yo que le voy a dedicar su one-short o su historias. Porque la merece...
Y porque... francamente... Quiero contar todas las historias poco a poco, no voy a decir que no xd
Es cierto, casi nadie lee mis historias originales (No es como la cuenta de fanfics), pero me da completamente igual, no pierdo la esperanza de que algún día alguien encuentre esta patética cuenta de 12 seguidores (Actualmente (17 de Julio de 2021) son 14, algo es algo) y se ponga a leer las historias uwu
Solo espero que le gusten o te gusten u os gusten, en caso de que seáis un grupo de gente o una persona que le está contando la historia a alguien...
Que lo dudo... Pero es gratis soñar XDDDDDD
En fin...
Aquí las opiniones -------------------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo one-Short o en una próxima historia uwu
Bye~
By Silvia Line
[12413 Palabras]
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