Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Horquillas


— ¿Estás bien, Ten? —le pregunté en cuanto me trajeron de vuelta a nuestra habitación y Ten corrió hacia a mí abrazándome, incluso se adelantó al pequeño quien tuvo el mismo impulso.

— Sí.

— ¿Qué te hizo? —JiSung me abrazó en cuanto Ten se separó de mí y lo rodeé con mis brazos, acariciando su cabello para darle algo de tranquilidad.

— Eh..., pu... —balbuceó sin saber cómo explicarse, por lo que se mantuvo en silencio e hizo gestos para explicarme. Como respuesta a sus movimiento saqué en conclusión que tan sólo lo había ayudado a bañarse y que un par de veces, quizás, rozó sus manos con su entrepierna, pero nada más.

— Ten, lo que pasó en la habitación... Sólo fingí —frunció el ceño ladeando su cabeza. No me había entendido y era lo que ya me esperaba—. No importa, lo importante es que estamos bien. —intercambiamos una cálida sonrisa y YiXing se acercó para palmear nuestras espaldas a modo de apoyo.

Ellos y Jimin eran todo lo que tenía aquí dentro, casi tan importante como la familia que me esperaba fuera. Se habían convertido en un pilar crucial en mi vida y aunque quizás no era una gran idea, ya que ninguno conocíamos nuestro futuro aquí, nos necesitábamos fervientemente.

Tras unas horas después, en las cuales mis tres compañeros estaban sentados en las camas e intentando comunicarse entre ellos, yo me encontraba sentado en el suelo frente al agujero como ya era costumbre. Creí que Jimin volvería a la misma vez que Ten, pero no, me pregunté miles de veces dónde podría estar o qué estaría haciendo, las opciones no eran muy variadas así que algo podría imaginar, aunque me dolía tener que usar la lógica.

Algo que también me dolió fue ver una parte de mí en los reflejos de sus ojos, una parte que estaba enterrada y que no esperé desenterrar aquí mismo. También estaba la posibilidad de estar malinterpretando mis propios sentimientos, pero cuando los conoces y ya los has vivido, difícil es equivocarse, pero..., ¿por qué? ¿De verdad me había sentido atraído hacia Jimin? ¿Realmente, cuando me intenté acercar más a él, era para... besarlo? ¡¿Quería besarlo?!

Negué con mi cabeza y apresé mechones de pelos entre mis dedos. Imposible, mi cabeza no podía estar ahora pensando en sentimientos amorosos, éste no era el lugar ni tampoco la persona. Jimin era un adulto que antes de acabar aquí estaba prometido, tenía una futura mujer y encima es padre. ¡Por no decir que es heterosexual y además me saca siete años!

No, no, no, no.

Lo estaba confundiendo todo, tan sólo era necesidad por su cariño, por sentirme protegido y cálido junto a él.

Y también estaba YoonGi...

— ¡¡Aagh!!

— ¿Hyung..., estás bien? —la voz de JiSung cortó toda conexión con mis pensamientos y lo agradecí porque me estaba volviendo aún más loco.

— Estoy bien, JiSung, no te preocupes —suspiré por lo bajo y conseguí que esos tres volvieran a lo suyo, lo malo, que mi mente volvió a atacar de nuevo, pero el ataque no duró más que unos escasos segundos cuando la cerradura de la puerta se abrió y entró quien había desaparecido todo el día; HeeChul.

— No tardes, ¿vale? —dijo con una extraña voz y, más que nada, falsa sonrisa, lo cual era raro en HeeChul. KyungSoo, a quien había ido dirigidas esas palabras, entró asintiendo y, tras cerrar la puerta, sus ojos me buscaron.

— ¡Comida! —gritó YiXing la primera palabra que había aprendido de JiSung.

KyungSoo repartió la comida a cada uno y cuando tuvieron sus cuencos se fueron a sentarse sobre la cama, también había repartido un poco de leche en unos vasos de plástico como había ordenado el doctor. Con mi porción se demoró más de lo normal, subiendo su mirada hasta la mía y luego bajándola de nuevo a la comida. Era como si quisiera decirme algo pero, evidentemente, no podía, al menos no con la boca.

— KyungSoo... ¿hyung? —pregunté, ya que no me lo había planteado, pero a pesar de su estatura y aniñado rostro debía ser mayor que yo. Él simplemente asintió con una leve sonrisa y marcó un número con sus dedos— Veintitrés —asintió al mismo tiempo que me pasaba el cuenco de comida—. Tienes que hablar con Jimin hyung. Nosotros... te necesitamos, sé que no debería insistir porque también te estamos metiendo en un problema pero... eres el único qu-... —sentí un par de dedos suyos sobre mis labios y me mantuve en silencio, ya que era lo que quería.

La única respuesta que recibí por su parte fue una decidida afirmación de cabeza, y con ello, se fue.

Horas más tarde me enteré por el mismísimo Jimin que había conseguido hablar con KyungSoo cuando le trajo la comida a su habitación y que consiguió convencerlo. Aún no teníamos un plan hecho ya que ni siquiera sabíamos cómo nos ayudaría KyungSoo, pero esperaríamos por su ayuda el tiempo que hiciera falta. También quise hablar sobre más temas junto a Jimin, pero un tema en particular no dejaba de rondarme la cabeza y mentiría si dijera que me sentía con el coraje de enfrentar mis dudas y compartirlas con él. Así que simplemente lo escuché en una de sus tantas historias que siempre conseguían tranquilizarme.


[...]

Unos días después, HeeChul nos llevó de dos en dos a los baños para nuestro aseo y cada vez que veía al guardia más sentía que algo había ocurrido con él, ya no solía cantar como antes por los pasillos, su sádica sonrisa había desaparecido y parecía estar más en las nubes que en la tierra, pero aún con toda esta información, pensé que no era de mi incumbencia y mucho menos serviría de algo.

Continué viendo a KyungSoo como cada día y cada dos veces para traernos la comida, pero no hubo ningún indicio de lo que Jimin y yo le hablamos, por lo que simplemente esperé hasta que el momento llegara, tan sólo tenía que... esperar.

— ¡Agh, la espera me desespera!

— Tranquilízate, JungKook, no sirve de nada desesperarse.

— Pero..., ¿y si se le ha olvidado? ¿Y si sólo nos está evitando y dejando pasar todo?

— Él no es así, tan sólo estará buscando la forma —bufé apartando los ojos de Jimin—. Jimin...

— Dime.

— ¿Qué crees que pasó con ese hombre que pretendía..., ya sabes, comprarnos?

— No lo sé, JungKook. No he oído nada.

— Espero se haya arrepentido como el otro.

— Yo también lo espero —sonreí inconscientemente y volví mis ojos al pequeño agujero viendo que sus ojos ya no me miraban, pero que su presencia seguía ahí.

— Jimin —lo llamé por segunda vez y contestó de la misma forma. Largos segundos me tomaron procesar correctamente mi pregunta—. ¿Sigues enamorado de ella?

— ¿Te refiera a mi... ex-novia?

— Sí.

— No —lo vi acomodarse mejor y descansar su barbilla en una de sus manos—. Me tomó un tiempo darme cuenta que mantener mis sentimientos no servirían de nada, ella claramente reharía su vida y continuaría hacia adelante. Yo... tenía que hacer lo mismo, admitir que ahora esto era mi vida y hasta que no saliera de aquí nada cambiaría. Pero aunque salga no podré volver a mi vida de antes —su respuesta me dio más que pensar e inevitablemente pensé en mi familia, puede que fuera algo distinto pero, ¿llegaría a ser como siempre? No, claro que no, Jimin tenía razón—. Eh —lo miré, viendo una leve sonrisa en su rostro—, no te preocupes por tu familia, ellos esperarían por ti toda una vida si hiciera falta.

— La tuya estoy seguro que también.

— Claro —musitó y un enorme silencio se pronunció en todo el lugar, o al menos durante unos largos minutos, lo justo para que Jimin decidiera acabar con él—. ¿Por qué la pregunta?

— Oh..., por nada, es sólo que... —mordí el interior de mi mejilla pensando una buena excusa para soltar y que no sonara más sospechoso de lo que mi silencio ya se veía.

— ¿JungKook?

— Perdón, sólo quería saber.

— Está bien. ¿Puedo hacerte la misma pregunta?

— ¿Quieres decir...? ¿Te refieres a...? —hoy, definitivamente, no era mi día para mantener viva una conversación.

— A tu... profesor —pareció costarle pronunciar lo último.

— No lo sé. Realmente no me lo he preguntado seriamente. Sé que él no me veía como algo serio, siempre me ponía excusas y a veces negaba o mantenía en silencio el pronunciar la palabra "pareja", así que nunca fuimos nada serio, pero yo lo quería y sé que él a mí también, aunque ahora...

— JungKook, ¿puedo preguntarte algo y tener la seguridad de que no te molestará? —asentí— ¿Por qué te enamoraste de un profesor?

— No me enamoré de un profesor, me enamoré de él. Que fuera mi profesor no fue mi culpa, ni la suya, claro, pero a veces no se pueden evitar ciertas cosas y para nosotros, eso fue una de ellas —no contestó ni hizo el menor ruido, parecía estar metido en su mente intentando comprender mi extraña situación amorosa—. ¿Por qué te sorprende tanto que haya estado enamorado de mi profesor?

— Es raro y... bueno, sería un gran problema para los dos, tú eres menor.

— Ya... Jimin, ¿qué piensas de que me guste un hombre? —no podía creerme que hubiese conseguido soltar aquella pregunta que tanta necesidad tenía de que me contestara, y aunque no tenía claro si me precipité o me arrepentí, no tuve tiempo para enmendarlo.

— No soy ningún homofóbico, JungKook, te respeto. Si mis respuestas o reacciones han sido algo incómodas es porque me impactó que te enamoraras de un profesor.

— ¿No te sientes incómodo conmigo por ser... gay?

— Claro que no.

Una ancha sonrisa quedó oculta tras el reverso de mi mano, al fin obtenía una respuesta de las tantas que rondaban por mi cabeza, y aunque quise continuar y resolverlas, Jimin dio por finalizada la conversación mandándome a dormir. Él se fue en el mismo momento que yo lo hice y me tumbé en el hueco de la cama libre, mirando hacia el agujero donde ninguna tabla lo ocultó. Pude imaginar y dibujar en la oscuridad como ese muro no existía y su cama, a unos metros de mí, quedaba frente a frente, con su cuerpo tumbado en la misma posición que el mío y nuestros ojos cruzando las últimas miradas antes de caer dormidos.


[...]

Días más tardes recibí la tan ansiosa respuesta por parte de KyungSoo. A medida que las horas pasaban, mis esperanzas de recibir una respuesta escasearon, pero cuando menos lo esperé ahí estaba, con sus ojos serios y nerviosos por el resultado de esta macabra idea. Llevó una de sus manos a la boca y escupió algo que no pude ver bien, lo limpió con la tela de su camiseta y antes de extenderme lo que quiera que hubiese apresado en su mano, se detuvo unos segundos mirando ésta y terminando por decidir a dar el último paso.

Y entonces lo hizo.

Horquillas.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro