¿Comprado?
En lo que parecieron transcurrir días, descubrimos que el chico nuevo provenía de Japón y se llamaba Yuta, aún no sabíamos cómo había llegado hasta aquí, quizás como el resto de nosotros pero se integró más rápido que nadie. Con la ayuda de JiSung, como siempre, el nuevo había sido integrado en el grupo en un pestañeo. Aquella cama que había sido montada pegada a una pared diferente a la nuestra, fue movida hasta el resto y ahora parecía aquello una súper cama.
Tanto JiSung como Ten y YiXing dejaron más que claro que no podía culparme de algo en lo que todos habían aceptado y participado. Incluso ninguno de ellos se enfadó conmigo cuando fueron quedando atrás mío y no pude ir a por ellos, aunque YiXing no pudo evitar lanzar un mal gesto hasta el agujero, siendo dirigido obviamente a Jimin, al parecer sintió que él fue el único culpable. Sin embargo, yo no lo veía así, en aquella situación era complicado pensar con claridad, Jimin tan sólo intentaba buscar una salida.
Yuta, al igual que yo, parecía dejar muchas veces la habitación. Rápidamente llegué a la conclusión de que podría tener una mala salud como yo y por eso le hacían tantas revisiones, pero realmente, aunque quisiera llegar a comprender, el chico no sabía hacerse entender.
Hoy, el rostro sonriente de todos, iluminaba nuestra tétrica habitación, Yuta, quien pareció ser un tanto desconfiado al principio, ahora era quien más sonrisas nos sacaba. A pesar de que no le entendíamos bien, el chico amaba hacer bromas y enseñarnos trucos que solía hacer de pequeño. Todo parecía ir bien hasta el momento, era más de lo mismo pero dentro del rango de la estabilidad, hasta que abrieron la puerta y nuestras risas cesaron mirando un único punto, a la espera por conocer que tocaba ahora y quién tendría que ser atado y cubierto con el saco.
— JungKook, arriba —solté un pequeño suspiro y me levanté de la cama hasta llegar a HeeChul. El resto de chicos se mantuvieron en silencio sin dejar de observar, era como un silencio de apoyo y suplica mental por velar a quienes abandonaban la habitación.
La salida, por suerte, fue más de lo mismo, revisión con el doctor, hablarle un poco sobre cómo me sentía y devuelta a la habitación, pero cuando estuve de regreso y mis ojos dejaron de ser cubiertos, la habitación ya estaba abierta, mis compañeros se encontraban todos de pie y frente a mí había un par de espaldas que no tardé en ponerles cara.
— Oh, aquí está el último —rodeé a los dos hombres con HeeChul a mis espaldas, éste me dejó plantado junto a mis compañeros y les eché una mirada rápida para encontrar alguna respuesta, pero fui interrumpido antes de conseguirla—. Su nombre es Jeon JungKook, tiene 18 años y es coreano.
— Tiene un nombre muy bonito —el hombre de sonrisa que parecía no borrarse, se acercó hasta mí y sin poner un dedo encima mío se quedó mirando fijamente mis ojos. Sentía ahogarme en los suyos, era como ver un mar tan apacible y bello como el canto de una sirena, tan hermoso que atraía tu cuerpo inconscientemente a esas profundas aguas—. ¿Podemos hablar en privado con él? —preguntó tras girarse a SiWon y éste asintió dando un rápido gesto a HeeChul, llegando hasta mí con el saco negro y las cuerdas— Eso no será necesario —SiWon pareció abrir su boca, pero al final no dijo nada e hizo retroceder a HeeChul—. No queremos que sigas haciéndote daño con eso, ¿no? —dijo con la voz dulce y tomando mis muñecas con suavidad.
Me encontraba completamente desconcertado, no entendía absolutamente nada. Desconocía al individuo que tenía frente a mí, sin embargo, me trataba como lo que era, una persona de carne y hueso. ¿De dónde había salido? Y lo más importante. ¿Quién era?
El hombre que se había portado amablemente conmigo, se colocó a mis espaldas y pasó una mano por mis ojos y con la otra agarró mi brazo para poder conducirme en el camino. El recorrido había sido como rememorar el día que intentamos escapar, incluso pude imaginar por dónde íbamos sin tener que ver.
— Puedes dejar que mire, de hecho, ya se ha recorrido todo esto con sus amiguitos, ¿verdad? —pastañeé un par de veces al tener mis ojos liberados y permanecí callado ante las palabras de SiWon. Subimos las escaleras que ya había cruzado varias veces, abrieron la puerta y allí estaba la cocina. Ésta estaba llena de vapor por las cazuelas, en los fogones pude ver la silueta alta de un chico, llevaba un delantal algo sucio y removía la olla que seguramente llevaba nuestra papilla dentro. No fue difícil saber que se trataba de ChanYeol gracias a la información que ya tenía, y me alegré de que el chico estuviera bien y no enterrado como había amenazado Kris. A su lado se acercó otra silueta, ésta mucho más pequeña y llevaba una caja con cosas dentro, quizás comida o lo que quiera que fuera aquello, pero también me fue fácil de reconocer.
— KyungSoo, no sirvas la comida de JungKook hoy —dijo SiWon y KyungSoo asintió sin verlo a los ojos, en cambio, a los míos sí se quedó a mirarlos y pude ver algo de tristeza y culpa en ellos. Innumerables veces había intentado hablar con él sobre lo que pasó, pero desde que KyungSoo nos ayudó a escapar no quitaron ojo en él, ni siquiera para dejarnos la comida, lo que hacía imposible el contacto.
Seguimos adelante dejando a esos dos detrás y cruzamos una puerta, ésta parecía dar a otra dimensión porque el decorado cambió completamente, nada que ver con lo que dejamos atrás. El pasillo que cruzábamos estaba repleto de elegantes cuadros, una larga alfombra roja que cruzaba todo el pasillo y un papel de decorado oscuro pero que iba perfecto con la decoración. Cruzamos otra puerta y allí estaba ese salón que había visitado algunas veces, en él sólo se encontraba una persona, ésta, quien era una mujer, estaba sentada con una copa de vino en su mano, al vernos entrar se levantó y se acercó de forma íntima hasta SiWon, recibiendo unas acaricias en su mejilla y dejando un casto beso en sus labios.
— HyeJin, cariño, ¿podrías dejarnos algo de intimidad?
— Claro —sonrió la mujer de rostro hermoso, dejando una estela de elegancia por donde pasaba. Dejó la copa medio acabar en la mesa y se giró para salir de allí, era como si la mujer estuviera fuera de todo lo que se cocía aquí dentro, tan introducida en el negocio pero a la vez no. Lo cual era algo extraño.
Supongo que no ver contaba como no saber...
— ¿Una copa, señor Kwon? —ofreció SiWon yendo hasta el minibar y preparando la primera copa.
— Sí, por favor —el hombre, que parecía más joven que SiWon, se quedó a una distancia prudente de mí pero sin dejar de mirarme ni un sólo segundo, lo que me hizo sentir cohibido—. ¿Cuánto tiempo lleva aquí?
— Tres meses.
Tres meses... ¿De verdad habían pasado tres meses? ¿Llevaba tanto tiempo aquí dentro?
Sentí desmoronarme ahí mismo, la imagen de mi familia llegó a mi mente de forma irremediable y dolió pensar en todos esos días en los que habrían derramado lágrimas.
— Señor Kwon —lo llamó y dejó de mirarme para girar su cuerpo y recibir su copa—, es más que evidente que ha quedado completamente embelesado por el chico. Lo sé porque ha estado un buen rato observando a todos en aquella habitación y ninguno llamó su atención, no hasta que vio a JungKook entrar. Pero... hay algo que debe saber —ambos hombres dieron un pequeño sorbo y se sentaron frente a frente en un par de sofás que había, yo me quedé a la misma distancia, de pie y pendiente de todo lo que estaban hablando—. Hasta ahora he ocultado la verdad para deshacerme rápido de él, pero en cuanto me piden los informes médicos del chico, todos se echan atrás y no lo quieren.
— Vaya..., qué imprudencia.
— Quizás usted haga lo mismo.
— ¿Puedo saber qué es eso por lo que todos deciden retirar su compra? —SiWon, sin darle una respuesta con su voz, le extendió unos papeles que sacó de un archivador que HeeChul había llevado consigo antes de dejar el salón— Informe médico —dijo sin apartar sus ojos mientras leía.
— Su familia siempre fue la mejor aliada de la mía, su voz es autoridad en mi salones y por eso mismo no puedo tratarlo como al resto. Quiero ser claro —dio un sorbo a su copa y el otro levantó la vista del papel—. El chico tiene una salud débil, no supimos de su enfermedad hasta que conseguimos un informe claro de su salud. Arritmia*, problemas vasculares pulmonares; más concretamente hipertensión pulmonar*. También fue operado de coartación aórtica*.
— Eso veo... —dejó el papel sobre la mesa y alzó su cabeza hacia mí— La vida no supo cómo tratarte, eh —bajé la mirada hasta mis pies, no podía decir y mucho menos gritarle cuan equivocado estaba. Puede que mi vida no comenzara de la mejor forma, de hecho, quien peor lo pasaron fueron mis padres, ellos me hicieron sentir siempre amado, un chico normal y jamás me faltó nada, lo tenía todo... Hasta que vinieron a arrebatármela. Volví a alzar la cabeza y miré a SiWon con tanto odio y deseos horribles a su persona que quien me observaba a mí llegó a notarlo y llamó mi atención de una forma un tanto... sorprendente—. Cuidaré de él.
— ¿Está seguro?
— Nunca he estado tan seguro —rió y se levantó caminando hasta mí, alzó su mano derecha y acarició mi cabeza con una sonrisa en los labios—. ¿Cuidarás tú de mí, también? —su sonrisa se ensanchó y dejó caer su mano acariciando todo mi brazo en el proceso. Volvió hasta SiWon y ambos comenzaron a hablar sobre la firma de unos papeles que llevaban mi nombre y ahora los del otro individuo. Para terminar, ambos firmaron y terminaron de dar el último sorbo a sus copas.
— Bueno, os dejaré un rato a solas —SiWon guardó los papeles firmados en una carpeta color gris y se marchó dejando el archivador sobre la mesa, a su acompañante sirviéndose una nueva copa y a mí en mitad de ese salón tan perdido como si se tratara de una isla desierta.
— ¿Comprado? —susurré intentado asimilar lo que acababa de pasar.
— ¿Perdón?
— ¿Me ha... comprado?
— Que forma tan fea de decirlo —soltó una pequeña risa y dejó el vaso junto al archivador, se volvió a acercar y estiró su mano hacia mí—. Sé tu nombre pero tú no sabes el mío. Me llamo Kwon JiYong —esperó paciente a que estrechara su mano, tanto tiempo que hasta me hizo sentir más incómodo de lo que ya estaba, por lo que terminé aceptando su mano—. Tenemos mucho de que hablar, ven, siéntate —se echó a un lado y me indicó que me sentara, aún dudoso de todo, llegué hasta el sofá y me senté.
El salón quedó sumergido en un total silencio, uno tan largo que la incomodidad y tensión, al menos por mi parte, se respiraba en el ambiente. Él parecía estar demasiado a gusto con mi compañía, sus ojos no se apartaban de mí, incluso parecía que nunca pestañeaba, lo que llegó a darme algo de miedo. A veces daba pequeños sorbos de su vaso y luego volvía a descansar su barbilla en su mano y continuar mirándome.
— ¿P-puedo volver a mi habitación? —decidí romper el silencio.
— ¿De verdad quieres volver a esa habitación?
— Quisiera volver con mi familia, ¿puede darme eso? —su leve sonrisa se borró y pasó a tener un rostro serio— No, claro que no. ¿Puedo volver ya?
— Lo siento, no creo que vayas a volver a esa habitación.
— ¡¿Qué?! —me levanté casi volcando la mesa.
— No pienso dejarte en ese oscuro agujero.
— ¡Tengo que volver con los demás!
— Hey, cálmate. Ya no tienes por qué volver ahí, te conseguiré un lugar mejor.
— ¡Pero no quiero!
— ¡¡Ya, basta!! —gritó golpeando la mesa y levantándose de repente, lo que hizo que retrocediera algo asustado por su radical cambio de humor— Quiero ofrecerte lo mejor, cuidarte y que vivas en mejores condiciones, pero me lo estás poniendo difícil —suspiró y masajeó sus sienes—. Dejaré que pases tu última noche con tus compañeros, pero a cambio debes prometerme que no volverás a levantarme así la voz —sabía que esperaba una respuesta, pero mi cabeza ya había dejado de oírlo.
Mi última noche...
¿Por qué tenía que acabar así? No quería dejarlos, si iba a vivir de esta forma, entonces preferiría pudrirme en aquellas cuatro paredes en compañía de lo que hasta ahora estaba siendo lo más cercano a una familia. Los quería, mostrar emociones hacia ellos fue inevitable y dejarlos ahora sería como ser arrebatado por segunda vez de mi familia.
Y Jimin...
Sería también mi última noche con él.
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Nakamoto Yuta - NCT
Kwon JiYong (G-Dragon) - BIGBANG
Ahn HyeJin (Hwasa) - Mamamoo
Arritmia*: falta de regularidad o alteración de la frecuencia de los latidos del corazón.
Hipertensión pulmonar*: es una presión arterial alta en las arterias de los pulmones. Hace que el lado derecho del corazón se esfuerce más de lo normal.
Coartación aórtica*: la aorta lleva la sangre del corazón a los vasos que suministran al cuerpo de sangre. Si parte de la aorta se estrecha, dificulta el paso de la sangre a través de la arteria. Esto se conoce como coartación de la aorta. Es un tipo de defecto congénito. Se desconoce la causa exacta de la coartación de la aorta. Es el resultado de anomalías en el desarrollo de la aorta antes del nacimiento.
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