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015: ¿Fin?

La desconfianza de un hombre lleno de vergüenza por la condición en la que había nacido su hijo, no le dejó mirar con lucidez la pequeña salida inocente del menor, aquella tarde Park Hyun se encontraba dentro de uno de dos carruajes que había alistado con un par de hombres más y esperó entonces el momento exacto para seguir a distancia el carruaje en donde su adorada hija Minying era transportada. Park Hyun, apretó sus puños cuando el camino aquel a donde se dirigía el carruaje de enfrente era el mismo que le guiaba a la cabaña donde había encontrado a su hijo con aquel pervertido.

En cuanto lleguemos al bosque, dale instrucciones a tus hombres para que no dejen escapar a ninguno de los dos, tal parece que ninguno aprendió de la lección  — el hombre que mantenía sus dedos clavados en sus piernas, instruyó al ahora teniente Yonghoon.

Entendido, les daré la orden de que sean sigilosos para poder sorprenderlos — pronunció el joven mirando a su alrededor.

Al bajar de su carruaje los hombres miraron que a lo lejos, Jimin corría veloz dentro de las entrañas del bosque, así que Yoonghoon seguía aquellos pasos a lado de tres soldados más, al ser este el que iba enfrente de la pequeña formación, vio primero la escena a lo lejos, el hijo del hombre al que respetaba se encontraba envuelto en los brazos de otro varón, era tan vergonzoso para él que después  de ver dicha escena solo por un par de segundos, miró hacia otro lado, intentando no dejarse llevar por la repulsión que sintió al ver el dulce beso que aquel par sostenía.

Un disparo dirigido hacia el cielo ya nocturno, decorado con espesas nubes grises, asustó al par de hombres enamorados, Jimin se alejó del rostro de Yoongi y miró en dirección hacia donde provino dicho disparo, pronto el miedo invadió su cuerpo, pero esta vez, Yoongi no permitiría que aquel temor en su piel le arrebatara al joven que tanto amaba, así que, al ver al grupo de hombres, jaló el brazo del menor y ambos entraron a la pequeña cabaña.

Yoongi, ¿qué sucede? — Jimin pronunció con el pánico latente en su voz, el bombear de su corazón no se detenía y poco a poco sentía como sus latidos le perforaban el pecho para poder escapar.

Tenemos que escapar — Yoongi arrastró el cuerpo de Jimin a la cama y justo ahí, ayudó al menor a salir por aquella ventana, aquel recuadro que por varias noches les servía como la postal admirada más bella del mundo, aquella ventana que les brindaba un escape cursi para un par de enamorados era ahora su unica oportunidad para su libertad —. Quiero que corras tanto como te sea posible, yo iré detrás de ti.

Yoongi no te alejes de mi — Jimin sostuvo la mano ajena y la jaló hacia su cuerpo para que aquel abandonara la cabaña junto con él.

No me alejaré, te lo prometo, solo quiero que no te detengas ¿me escuchaste? Hagas lo que hagas, no te des vuelta. Iré detrás de ti - Yoongi tomó aquel cuerpo y le ayudó a bajar por aquella ventana, de un pequeño salto Jimin se encontraba ya en el suelo.

Así una carrera comenzó, Jimin corrió tanto como pudo, en su corazón reinó el miedo y la tristeza por la incertidumbre de lo que pasaría. Yoongi demoró solo un par de minutos, pero también salió por aquella ventana, claro que su carrera se vio afectaba por una leve torcedura en su tobillo consecuencia del pequeño salto, aquellos segundos perdidos le sirvieron al grupo de hombres que comenzaba ya a bajar por aquella ventana, otros más solo habían rodeado la cabaña para poder alcanzar a Jimin.

Aún con el pequeño dolor concentrado en su tobillo Yoongi corrió tanto como pudo, había avanzado ya un par de metros pero, fue el mismo teniente Yonghoon quien le tomó del hombro y con un fuerte tirón hacia atrás le hizo caer, una vez en el suelo Min Yoongi recibió una serie de fuerte golpes en la boca del estómago. A la distancia, Yoongi pudo escuchar un par de disparos, aquella impotencia le hizo derramar las primeras lagrimas que, al caer a la tierra suelta del bosque se mezclaron con la sangre que brotaba de su boca.

Bien hecho teniente Yong, usted me sorprende un poco cada vez más — Park Hyun emergió de la oscuridad y miró con desdén a Min —, realmente quieres morir ¿verdad Yoongi?, eres un desperdicio para tu familia.

Con un movimiento en sus dedos, Park Hyun le indicó a Yonghoon que de un golpe certero en la nuca, desmayara al pobre infeliz y así fue, con un golpe del mango de la escopeta que portaba, dejó un fuerte golpe en la nuca ajena, Min había tenido la esperanza de que Jimin pudiera escapar de las garras de su padre, pero aquello no sería así. La tercia de hombres que habían acompañado a Park Hyun, corrían despavoridos detrás del pequeño ratón que huía asustado, en un par de ocasiones, aquellos disparaban al cielo, intentando de algún modo desconcentrar en su camino a Jimin, aquel joven que sentía la boca llena de amargura. El sudor que le cubría la frente solo le hacía sentir la frialdad del aire que chocaba contra su piel en aquella extenuante carrera, al verse atrapado sus pensamientos llegaron uno a uno, probablemente Yoongi ya había sido atrapado, así que, ¿por qué se aferraba a aquella huida?, sus lágrimas brotaban de sus ojos y entonces, en un parpadear, Jimin fue embestido por uno de los hombres provocando su brusca caída al suelo, aquel golpe en su mandíbula le hizo desfallecer, perdiendo total consciencia de su alrededor.

Había salido a cazar patos alguna vez antes de alistarme en el ejército — pronunció uno de los soldados cuando terminó de subir el cuerpo de Min Yoongi al carruaje —, pero nunca me había divertido tanto cazando maricones como este par de defectuosos.

Park Hyun le pidió al teniente Yonghoon que subiera el cuerpo de Jimin al carruaje donde él iría, después de aquella orden el hombre con seriedad y frialdad en su actuar le ordenó a los cocheros de ambos carruajes que fueran llevados al cuartel.

Eres una plaga que debe ser exterminada hijo mío — pronunció observando el rostro humedecido de Jimin —, intenté corregirte cuando ya era demasiado tarde, pero ahora que me has desobedecido no me queda más que darte un castigo severo a ti y al malnacido aquel que te llevó a cometer esas aberraciones.

Al llegar al cuartel general, Park Hyun ordenó a los soldados que llevaran a ambos jóvenes a las bodegas que funcionaban de armerías, fue especifico, ordenó que ambos fueran atados para inmovilizar sus movimientos, una vez que aquellos despertaran entonces vendría su castigo. Así pues, Jimin había ido a una de las bodegas más pequeñas donde ya solo había restos de basura y bidones vacíos de agua, mientes que por otro lado, fue Yoongi quien había parado en una de las bodegas que estaba repleta de objetos para entrenar a los jovenes cadetes, costales y cadenas podían verse.

Mi viejo amigo Min Seung — pronunció Park Hyun una vez entró a la oficina de aquel hombre que miraba con detenimiento uno de los mapas que adornaban un escritorio de madera —, creo que la golpiza que le diste a tu hijo no sirvió, o quizás solo se burló de ti.

¿De qué hablas Park? — Min se incorporó y observó al hombre que le miraba con una sonrisa llena de sarcasmo —, ¿no te dijeron que debes tocar la puerta antes de entrar a cualquier sitio?

Dejémonos de modales, sorprendí a tu hijo besando a Jimin, así que los he traído aquí para que reciban un castigo ejemplar, ambos están en las bodegas.

Min Seung llevó una de sus manos a su cabeza, tomó aquel revolver y salió de su oficina seguido por Park Hyun. La ira cegó toda lucidez en aquel hombre decepcionado por su primogénito, si aquel no podía cumplir con sus órdenes y deseos, entonces le exterminaría como la plaga que era, no sin antes asesinar al joven seductor que había llevado a la perdición al hijo varón que tanto quiso. En su camino, Park Hyun se detuvo para pedirle a dos soldados que llevaran a las bodegas un galón de agua, así si Min Yoongi seguía inconsciente podría despertarlo tirando sobre su rostro el agua fría. Gracias a aquella parada, Min Seung logró adelantar el camino llegando primero a las bodegas, abrió una y miró a su hijo tendido sobre el suelo, cerró la puerta y se dirigió a la segunda de las bodegas.

El ardor en sus muslos y el fuerte dolor en sus brazos logró despertar a Jimin de aquel desmayo, parpadeó por unos minutos y después luchó por querer liberarse, pero no sucedió. El rechinido de una puerta abriéndose detrás de su espalda le regresó el miedo a su cuerpo, giró sus ojos en busca de aquel que había entrado.

Park Jimin — Min Seung sujetó los cabellos de Jimin y le hizo verle a los ojos — tendrás el mismo destino que mi hijo tendrá.

Jimin negó un par de veces, no pudo pronunciar nada, pues permanecía con una mordaza, Park Seung apuntó la sien izquierda de Jimin y sin dudarlo mucho, disparó. Los ojos de Jimin giraron hacia atrás y su cuerpo se desvaneció hacia enfrente, aún con la conciencia que permanecía en su cuerpo pudo sentir el chorro de sangre cálido que descendía por su mejilla hasta su cuello, el joven Park había muerto con la incertidumbre y el terror en su cuerpo por el futuro que le deparaba al hombre que tanto había amado en vida.

No me refería a ese castigo Min Seung — Park Hyun pronunció cuando encontró a su hijo tendido en el suelo rodeado por un charco de sangre, aquel líquido vital que era pisoteado por un solo hombre, Min Seung.

Ya está hecho, espero que cumplas tu promesa Park Hyun — el hombre guardó el revolver en el borde de su pantalón y salió del sitio inexpresivo, Min Seung le había pedido a su viejo amigo cumplir la promesa de matar a su primogénito, promesa que sería cumplida.

Con cierta rabia Park miró el cuerpo y no sintió pena por su hijo incomprendido, solo salió del sitio en busca de Yoongi, en aquella bodega Min se encontraba vigilado por Yonghoon y un soldado más, el pensamiento de Park Hyun se llenó de las formas más viles de tortura, claro que el pervertido que había llevado a su primogénito a parar a la muerte merecía algo más que un misero disparo en la cabeza.

De los cabellos le tomó y para que Yoongi despertara, un fuerte puñetazo en la mandíbula recibió, ordenó a Yonghoon y al soldado aquel a que se unieran a la golpiza que parecía interminable, los golpes de aquellos hombres habían sido repartidos en la espalda, la cadera, las piernas, el estómago y el pecho de Yoongi, ninguno de los hombres se percató del momento en el que Min había despertado, tampoco aquel había dado señales, pues aceptaba cada golpe como si lo merecía, Yoongi creyó que si mostraba sumisión Jimin estaría a salvo. Poco a poco Min Yoongi vio su vida pasar, como suelen decir aquellos que están al borde de la muerte, no obstante, la vida que vio pasar era Jimin, y es que era así Jimin no solo era su vida, era su mundo y aquella libertad que necesitaba para ser feliz, recordó aquellos ojos y aquella sonrisa capaz de opacar el brillo del sol, si Jimin estaría bien ante ese enorme sacrificio, entonces estaba bien.

Cuando Park Hyun se cansó de gastar sus fuerzas y saliva ante los insultos escupidos a Yoongi, tomó el revolver que le pertenecía a Yoonghoon y entonces disparó a la cabeza, a la espalda y al pechó, asegurándose de que había terminado con aquel. El dolor del padre por haber perdido a un hijo de aquella forma se había sanado en cuanto miró el cuerpo de Yoongi perforado. 

Min Yoongi dejó de sufrir, los golpes que su cuerpo recibió ya no le provocaron dolor, solo mantenía el deseo de amar a Jimin una vez más, ese sentimiento fue el anestésico que le ayudó a no sentir más dolor.

Antes del amanecer, Min Seung le ordenó al teniente Lee Kiwook que se deshiciera del par de cuerpos, le recomendó aventarlos por el risco cercano al cuartel, pues Min Seung recordaba que en aquel sitio había un rio que atravesaba el bosque, así que fue así, Lee llevó el par de cuerpos en una carreta jalada por caballos y en cuanto llegó al risco aventó uno a uno el cuerpo de aquel par de amantes. Primero fue el cuerpo de Yoongi, al arrojarlo se impactó con las rocas que protegían el riachuelo, después el cuerpo de Jimin cayó junto al cuerpo de Min, la frialdad de aquel par de manos de encontró rosando suavemente los dedos contrarios de cada uno. Solo fue por instantes, instantes que sirvieron como una despedida añorada por aquellos enamorados.

Aquella noche del verano de 1856 se había disfrazado con las nubes más espesas del año, incluso las estrellas quienes habían concedido a aquel par el sentimiento más humano y puro, sentían la nostalgia de aquel amor que no pudo ser, el cielo lloró aquella noche cuando Jimin ya no pudo ver a Yoongi y cuando Yoongi ya no pudo abrazar a Jimin, las estrellas guardaron el luto de aquel amor, las nubes se encargaron de subir el agua de aquel rio, para que sus cuerpos fueran arrastrados a la profundidad, para que aquellas rocas no lastimaran más sus cuerpos llenos de heridas. Al menos Yoongi había cumplido su última promesa, seguir a Jimin hasta la muerte, pero aquel amor seguiría latente, se intensificaría con el pasar de los años hasta que su amor pudiera ser gritado sin restricciones al cielo nocturno.

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Los créditos al dibujo son totalmente de Dagger

Actualización de dibujo 31 de enero de 2023, porque el niño estaba inconforme con el dibujo anterior y me hacia berrinche.

¿Fin?

Gracias por seguir cada capítulo de esta historia.
No se vayan... aún tenemos una noticia que darles, continúen leyendo el próximo apartado

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