Capítulo único
Un punzante dolor en la parte occipital de la cabeza lo estaba matando desde el momento en el que despertó aquella mañana con solo los pantalones negros rotos por las rodillas puestos. Tenía la boca pastosa, se sentía desorientado, algo mareado, tenía ciertas dudas de su localización, en especial porque aquella casa no era suya y podía confirmarlo simplemente por el color de las paredes que era verde pastel en vez de un gris opaco oscuro y sinuoso. Pero viendo el póster de Twilight en la pared y un par de referencias a Edward Cullen y la enfermiza adicción hacia el color negro y el verde en toda la habitación, rápidamente pudo unir conceptos y estar seguro de que estaba en la habitación, cama, hogar, etc… de su novie vampire, Mike Makowski. Su cuerpo estaba resentido por algún motivo y sus manos tenían cosquilleos extraños, como si las hubiera apretado muy fuerte, sus dedos estaban tensos. Miró sus uñas pintadas en negro por capricho de su novie, que se entretenía pintando sus uñas de vez en cuando, la pintura estaba algo borrada en algunas de las uñas a pesar de haber pintado sus uñas recientemente, no estaban pulidas como el día anterior. Bostezó y se llevó una mano a la nuca para rascar la zona y quitarse un poco el dolor. Intentó incorporar su cuerpo, pero no consiguió nada más que solo un apretón en su cintura y un punzante dolor que lo hizo quedarse completamente quieto por unos segundos. Una corriente había recorrido su columna desde las lumbares hasta la nuca de forma dolorosa, muy en el fondo fue una corriente placentera que conocía, pero la intensidad de la misma lo había pillado desprevenido.
Bajó los ojos esperando encontrar el brazo y la mano con dedos largos y delgados con las uñas pintadas en negro y verde fluorescente de su pareja, pero las uñas no estaban pintadas y los dedos estaban amarillentos, como los suyos. Su expresión se arrugó y siguió la línea del brazo hasta el hombro y después hacia el cabello: cabello rizado. Negro. Corto.
- ¿¡Michael!?- exclamó reaccionando con sorpresa y algo de susto retrocediendo y cayendo al suelo.
El estruendo de su cuerpo y el grito despertaron a su acompañante que se frotó los ojos con pereza y su inexpresividad habitual sorpresivamente se mantuvo aun cuando miró alrededor sin saber dónde estaba y después centraba sus ojos marrones sobre sus ojos grises.
- ¿Dónde estamos?
- ¿Qué haces en la casa de Mike?- interrogó tan rápido que a poco estuvo de interrumpirlo.
- Casa de Mike… Uhm…- repitió impasible, se sentó en el colchón y se estiró, su cuerpo se cubría por la habitual chaqueta larga negra, el crucifijo que colgaba de su cuello, ropa interior y poco más.
- ¿Tienes un tatuaje?
El de cabello rizado bajó los ojos lentamente hacia su ingle en la que se encontraba una calavera extremadamente realista sombreada con una inscripción en latín en la frente del cráneo como si tuviera relieve, sangre y flores saliendo por la boca abierta de una calavera que a poco su mandíbula se estaba por caer por la cantidad extenuante de flores y pétalos que se encontraban entre los dientes y en el interior de la boca.
- No se suponía que vieras eso…- tapó su cuerpo con la chaqueta, con calma en sus acciones, con indiferencia.
- ¿Los tatuajes no son para confo. . .?
- Olvida lo que has visto.- su tono era neutro, pero podía apostarse lo que quería a que era una exigencia o una amenaza tal vez.- ¿Dónde está Mike?
- ¿Se puede saber qué haces tú aquí?
- Mike no toma más que zumo de uva o tomate. Mike recordará lo que pasó.
- ¿No te acuerdas?
- Tampoco tú por lo que veo.- con indiferencia se levantó de la cama, buscando su ropa y su bastón, sus zapatos y sus pertenencias.
Pete se levantó apoyado en la pared. Miró como Michael caminaba hacia alguno de los rincones de la habitación para tomar su ropa. Sus pantalones negros elegantes con la línea del centro planchada, su camisa de botones blanca que se puso después de quitarse su chaqueta. Pete, viendo que su camiseta gris no estaba en la habitación, prefirió tomar una de las camisetas de Mike. Acabó poniéndose una camiseta blanca de cuello de la realeza y puños extendidos, mangas decoradas con un pequeño fleco o vuelo. Metió parte de la camiseta por el pantalón y se llevó las mangas hasta los codos.
Al salir de la habitación se encontró con su camiseta en el suelo, pero ahora no iba a quitarse la camiseta, simplemente la llevó colgada en el brazo como los sirvientes o camareros que llevan un trapo colgado del avambrazo. Llegaron al salón y después a la cocina, donde Mike estaba despierte y haciendo el desayuno, giró los ojos hacia ambos y una sonrisa retorcida apareció en sus labios.
- Buenos días, chicos.
- ¿Qué pasó anoche?- preguntaron los dos al mismo tiempo, uno con inexpresividad, el otro con nervios.
- Resulta evidente que tuvimos sexo.- respondió con indiferencia.
- ¿Los tres?- preguntó Pete encarnando las cejas.
- Los tres.- afirmó con tranquilidad poniendo la tortilla francesa / spanish omelette en el plato.
- ¿Al mismo tiempo?- volvió a preguntar Pete, pero ahora estaba pálido.
- Sip. Al mismo tiempo.- confirmó caminando hacia la mesa con dos platos en sus manos.
Una tortilla francesa y un bocadillo de pimientos y jamón dulce frito. El tercer plato que ya estaba en la mesa era una macedonia de frutas: frutos del bosque, melón, manzana, naranja, pera, kiwi y sandía; la cual tenía cereales integrales y yogur natural con azúcar.
- ¿Desayunamos?- preguntó sonriente.
- Espera… ¿Por qué te lo tomas con tanta calma?- preguntó.
- Porque tú estuviste de acuerdo con esto, Petey…- sonrió.
- No recuerdo eso.
- Empezaste a tomar mucho anoche cuando estuvimos en el armario.
- ¿En qué armario…?- preguntó entrecerrando los ojos.- ¿Qué estás diciendo?
- ¿Hasta dónde recuerdas, gothy?
- Blugh…- los dos giraron la mirada hacia el de cabellos rizados.- Demasiado conformismo en cuatro palabras.- su expresión se arrugó.
Mike sonrió de lado.
- ¿Pete?- este giró la cabeza hacia elle.
- Ah, sí…- susurró.- Lo último que tengo en la mente fue llegar a casa de esos estúpidos conformistas porque te llevas bien con Raven…
- Todos son estúpidos conformistas, gothy. Pero entendí a cuales entre todos los estúpidos conformistas te estabas refiriendo.- una melodiosa risa salió de su garganta.- Estuvimos en casa de Stanley Marsh.
- Raven. Stan es un nombre demasiado conformista.
- Vale… Raven Marsh…- corrigió rodando los ojos.- Te animé a que jugasemos verdad o reto con los chicos.
- No. Me. Jodas.- la inexpresividad de Michael cambió a ciertos grados de irritación y asco.- Pete… No me jodas.
- No recuerdo nada de eso…- negó frenéticamente para excusarse con eso.
- Después llegaste tú para recoger a Pete. Firkle y Henrietta no vinieron.- negó con la cabeza.- Y nos obligaron a los tres a pasar siete minutos en el paraíso.
Los dos góticos hicieron una mueca arrugando las cejas y la nariz con extrañeza y escepticismo.
- Tú te negaste.- miró a Michael.- Tú los mandaste a la mierda.- miró a Pete y sonrió un poco.- Pero nos acabaron obligando a entrar igualmente. Y tú dijiste, si no recuerdo mal, que acabemos con eso lo antes posible.- seguía mirando a Pete.- Al principio todo bien, pero resulta que entre las latas de cerveza que por algún motivo Marsh guarda en el armario y los cigarrillos que tú te empezaste a fumar.- giró los ojos hacia Michael.- Creo que los dos llegasteis a un punto de embriaguez parcialmente cuerdo, parcialmente ido.
Pete no recordaba haber consumido cerveza y Michael definitivamente tampoco recordaba haberse embriagado nunca, y menos en casa ajena, y muchísimo menos con un líquido tan desagradable, asqueroso y conformista como la cerveza.
- Os traje a mi casa para que durmierais porque estaba preocupado de que os pasara algo de camino a casa y tuvimos sexo porque tú te pusiste horny, y tú le seguiste el rollo.- primero señaló al de hebras rojas y negras y después señaló al rizado, quien, poco a poco, su expresión se fue mostrando cada vez más preocupada y deformada con cada palabra que Mike iba diciendo: no se estaba creyendo que eso hubiera pasado.
- ¿Y por qué no nos detuviste, estú. . .?- preguntó Pete con desesperación.
- No puedo contenerme cuando me agarras de la nuca bruscamente y me hablas sucio.- interrumpió sonriendo malicioso y se saboreó los labios con cierta picardía mostrando los filosos dientes de su boca.
- ¿Y ese que pinta?- Michael arrugó sus cejas ante la denominación.
- Lo empezaste a besar tú.
- ¿¡Qué!?- exclamaron los dos al mismo tiempo.
- Y luego me tirasteis a la cama, pretendíais follarme los dos pero soy como una víbora, chicos, os hice la envolvente…- ronroneó con malicia.- Y al final te acabamos follando los dos a ti.- miró a Pete.
Pete palideció.
- No. Me. Jodas…
- No lo hago, Petey…- besó su pómulo.- Todo lo que digo fue lo que pasó anoche, lo prometo.- alzó una mano a la altura de su pecho para mostrar que realmente estaba diciendo la verdad.
Pete se llevó una mano al rostro y frotó el puente de la nariz durante unos segundos. Tomó aire y suspiró.
- ¿Podemos pretender que esto no ha pasado?
Ambos giraron los ojos hacia el de hebras rojas y negras, no tardaron en asentir con la cabeza lentamente, de acuerdo con lo que este les pidió. No quería que nadie supiera lo que había pasado y mucho menos quería recordarlo, con lo poco que Mike le había explicado ya había tenido suficiente. El problema que tenía ahora era su novie, tenía la boca muy suelta y era extremadamente despistado con ciertos detalles explícitamente secretos, era una persona muy abierta, pero su problema más grave era que no sabía cerrar la boca para guardar un secreto. Por tanto, se acabaría sabiendo que tuvieron sexo duro los tres y Henrietta se pondría como una fiera como se enterase de que su “novio” se había acostado con le estúpide vampire conformiste que le había prometido dejar y que no había hecho.
- Lo estoy diciendo explícitamente por ti, Mike.- el mencionade se rio entre dientes.
- Intentaré cerrar la boca.
- Me aseguraré de eso.- entrecerró los ojos.
Mike soltó una risilla entre dientes.
…
…
Flashback
…
…
Un par de azabaches con parte del pelo teñido en colores contrarios, como lo eran el verde lima y el rojo sangre, caminaban de noche por las calles de aquel apacible pueblo de montaña. Uno acompañaba al otro porque el primero tenía miedo de beber demasiado en la fiesta y luego tener problemas, y el otro, sabiendo que era una excusa que había utilizado en vez de decirle claramente que quería que fuera aunque fuera una estúpida fiesta para conformistas, igualmente fue. Consciente de que los pasos de ambos se dirigían a la ruidosa casa de Stanley Marsh, que desde bien lejos se le escuchaba los fuertes tonos de la música, el de ojos grises y parte de los cabellos rojos ya quería morirse al notar que la gran parte del repertorio musical serían ritmos latinos. Mike, por su lado, parecía un tanto más feliz e hiperactive, movía suavemente la cintura suavemente al ritmo de la música a pesar de la distancia, aquel pantalón de lona negro que tenía un corte lateral y que de vez en cuando dejaba entrever sus piernas depiladas con unos zapatos que tenían una ligera plataforma y un ligero tacón solo le provocaban ligeros problemas de autoestima y mentales en referencia a su integridad física y psicológica, porque era una belleza resplandeciente se mirara por donde se mirara, todos en la fiesta le mirarían, obviamente lo obligaría a salir a la pista a bailar con elle y lo peor de todo es que tendría miradas de desaprobación y envidia en todos los rincones.
Mike tenía un gusto de ropa muy aesthetic y podía decir que eso le gustaba considerablemente. Cuando ambos eran jóvenes, Mike siempre vestía de negro con aquella chaqueta con caras tristes y la camiseta de telaraña. Pero conforme ambos fueron creciendo, cada uno adoptó un gusto concreto. Mike se volvió camaleónico dentro del mundo y el aesthetic punk. Adoptó aquella hermosa apariencia andrógina que ya tenía de por sí cuando era joven, simplemente la acentuó. Solía vestir con lo más aesthetic que encontrase en pinterest o en shein y lo combinaba con accesorios puramente emos o góticos; o ambos al mismo tiempo. Por su lado, su gusto viraba más hacia la tendencia punk rock.
Una vez llegaron a la finca del azabache, los dos eran perfectamente capaces de escuchar la canción de “womanizer” en el interior de la casa, cosa que empujó a Mike a tomar su muñeca y picar a la puerta con prisa. Eso hizo que el más bajo se pusiera nervioso al darse cuenta de las intenciones de ponerse a bailar nada más llegasen a la pista de baile.
No iba a decirles jamás a los chicos góticos que había estado en una fiesta de ese calibre bailando como un conformista y como si realmente se supiera los pasos y los movimientos de la bachata. Henrietta, por nada del mundo, debía enterarse de que pasó la gran mayoría de la canción agarrado como una lapa al cuello de Mike, perdido en sus ojos, en su risa y en sus pasos; y tratando de ignorar a todo el jodido mundo mirarlo por encima del hombro y rechinando los dientes como perras envidiosas que eran por verlo como bailaba y ocupaba la pista entera en la que ambos se quedaron en completa soledad con el ser humano más increíble y hermose del mundo.
Después de unas horas, los dos acabaron sentados al pie de las escaleras, donde en su mayoría, las parejas ya ebrias estaban comiéndose la boca sin pudor, provocando cierta incomodidad en el de ojos grises.
Mike tenía una copa de zumo frutal entre sus manos, Pete se escondía de los ojos celosos gracias al cuerpo de su pareja, y obviamente este había notado esa incomodidad ante el olor a lujuria y aquellos primeros besos mojados que no dejaban de sonar a pesar de tener una estridente música como lo era “Dance Dance” de Fall out boy. Al finalizar aquella canción, la siguiente en reproducirse fue: “Fiebre” de Ricky Martín, y es importante mencionar eso porque a partir de esa canción el ambiente pasó a ser una mezcla de lujuria, alcohol y el inicio formal y grupal de: “verdad o reto” cuando ya todos los participantes estaban prácticamente lo suficientemente ebrios como para hacer cosas estúpidas que los matasen en el intento solo porque resultaba divertido y porque no tenían control de sus acciones.
Pete quiso negarse rotundamente, pero acabó aceptando por los ojos de cachorrito que su novie le puso.
Varias rondas pasaron: Red y Wendy se besaron por un reto; Butters confesó no ser virgen pero se avergonzó porque todos querían saber con quién se acostó si no fue con Kenny (ya que todos asumían que fue con él, pero este lo negó); Stanley se comió la boca con Kyle (porque le dieron a elegir tomarse una botella entera de vino o besar hasta quedarse sin aire con alguien y Kyle fue el primero que pilló) y por despecho, ya que Wendy, su novia, estaba al lado y ella no recibió el beso, esta se giró hacia Red, provocando que los gritos y las risas estallaran, ya que ambas volvieron a besarse (y muy sucio, por cierto).
Después de ese intenso momento, Kenny acabó vestido de playboy por algún motivo, y muchos se preguntaban de dónde salió el conjunto, pero nadie contestó a la pregunta y se quedó como una anécdota, más que nada porque después se subió a la mesa y se montó un perreo él solito (estaba muy borracho); Cartman se tomó una soda de un trago y casi se ahogó; Tolkien hizo una confesión vergonzosa sobre Nichole y ambos acabaron súper avergonzados; Bebe se negó a cumplir el reto de quitarse el sujetador y acabó teniendo que confesar con cuántos hombres se había acostado (pobres desgraciados, por cierto); Kyle confesó ser asexual pero eso no impidió que le hicieran bromas respecto al morreo con Stan y eso se ganó un guantazo (fue Cartman quien se lo llevó por bocaza).
Y si algunos se preguntan si a partir de ese momento se calmaron…
JA, JA, JA, que buena pregunta.
No.
No lo hicieron.
Los retos fueron a más y cada vez más encaminados hacia el ámbito sexual. Más que nada porque en algún momento retaron a Kenny a besar a todos los chicos y Cartman le encargó de cagarlo a putazos, ya que a todos les besó la mejilla, pero por joder a él lo besó en los labios. Pete se molestó mucho por eso, especialmente porque a Mike le besó la comisura, y eso solo le provocó tiernas y dulces risillas al vampiro que, cuando se dio cuenta del ataque de celos de su novio, no pudo enternecerse más. Posteriormente, y conforme avanzaba la noche, las preguntas resultaban ser relativamente incómodas, sobre todo a las parejas, como a Mike, por ejemplo, le preguntaron explícitamente sobre su comportamiento sexual y como se adaptaba en la cama con Pete, dado a que era no binario y eso; para Pete, fue como un golpe bajo o un intento de humillación y se molestó.
Pero Mike se mantuvo sumamente tranquile y sonrió con picardía.
- ¿Por qué quieres saber eso, acaso estás interesado?- ronroneó forzando un poco la voz para que sonara más grave y más seductora.- Podemos comprobarlo ahora mismo si quieres.
Pete, generalmente, no se molestaría por esas cosas. Mike y Pete tenían una relación con mucha confianza y se amaban mucho, tenían una relación abierta en la que podían hacer uso de ciertas ventajas y libertades respecto a la hora de acostarse con alguien. Pete sabía que Mike se acostaba con Michael, pero nunca hablaban de eso porque Michael siempre desviaba la conversación y evitaba a Mike porque le avergonzaba confesar que Mike era atrayente por su personalidad tan extrovertida y tan adaptativa. Además de eso, Michael le interesaba mantenerse en silencio y lejos de Mike, tener una relación un tanto sospechosa con Henrietta garantizaba estar entre la espada y la pared si ella se enterase de que Michael se acostaba con otras personas ajenas a ella.
- ¿Y tu noviecito cómo se lo tomará?- preguntaron con sorna.
- Su noviecito te partirá la boca y él las caderas.- Pete sonaba molesto, tenía el ceño fruncido incluso.- ¿Estás de acuerdo con el contrato?
Alzaron las manos a la altura del pecho para demostrar inocencia y pedir que se calmara. Además de eso, Mike pasó una mano por su hombro y se lo acercó para besar su pómulo. Pete estaba bastante molesto a partir de ese punto, y la cosa no mejoró cuando Michael llegó a la casa a petición de Mike para que se llevara a Pete. Cuando el de hebras rojas se enteró de que Mike había contactado con Michael al notar su incomodidad y que coincidió con el pique que tuvieron con Stan y Cartman se sintió ligeramente enternecido, pero la rabia llenó sus besas más de lo que ya estaban cuando ambos retaron a Mike, cuando los tres iban a irse, a pasar siete minutos en el paraíso…
Evidentemente, Michael y Pete se negaron, uno porque detestaba a todos y estaba totalmente en contra de las fiestas conformistas, el otro porque Michael estaba delante y no quería demostrar que realmente, si él no estuviera, tal vez si hubiera aceptado, aunque fuera a regañadientes, pasar siete minutos encerrado con Mike en el armario del cuarto de Stan.
- Y una mierda que te tragas.- exclamó Pete.- No estoy dispuesto a esa pedazo de mierda conformista.
- Uhhh, sí, claro, pero bailar como una perra con tu NOVIO sí es inconf. . .
Pete le dio una bofetada a Cartman y entre Michael y Mike lo agarraron y lo hicieron retroceder porque era capaz de darle más golpes.
- ¡VETE A LA MIERDA, PUT. . .!
- ¡Pete! ¡Calmate!- exclamó el de cabello liso.
Después de un frenético combate verbal y casi físico, acabaron por obligarlos a pasar siete minutos LOS TRES en el armario como pago al fuerte golpe que le dieron al castaño y que necesitó hielo y pañuelos porque empezó a sangrar por la nariz, a lloriquear y se le había inflado la mejilla.
- Ugh… Joder.- maldijo entre dientes.- Acabemos con esta mierda lo antes posible.- tomó de la muñeca a Mike y se dirigió al armario con el ceño completamente fruncido.
Estaba muy molesto todavía. Y una vez los tres se acomodaron en el interior y el tiempo empezó a contar, Michael se relajó fumando un par de cigarros, era un silencio tenso e incómodo. Ninguno de los tres habló en los primeros dos minutos y el tiempo empezó a pasar exageradamente lento. Por desquitarse, el de hebras rojizas tomó un par de latas de cerveza que estaban escondidas en el fondo del armario, evidentemente eran de Stanley, que las guardaba allí para que ni su padre ni el resto de su familia supiera que las tenía guardadas. En algún punto, Michael tomó una de las cervezas con un gesto indiferente y ambos la combinaron con el tabaco.
- Creo que no es muy buena idea que sigan tomando así…- susurró Mike torciendo el rostro con una mueca preocupada.
Pero ambos hicieron caso omiso y siguieron tomando y fumando. Cuando pasaron los siete minutos, las puertas se abrieron y Mike tuvo que ayudar a Pete a salir, se tambaleaba un poco y se agarraba a él con fuerza. Michael era capaz de caminar y mantener su rostro indiferente como si no le hubiera afectado absolutamente nada el alcohol. Le vampire se encargó de ambos, mencionando que se los llevaba antes de que algo peor sucediera.
- Será mejor que vengáis a mi casa a dormir. No quiero que Pete llegue en este estado a casa…- musitó con intranquilidad en su voz.
Michael no contestó, pero sabía que era una afirmación, porque si no estuviera de acuerdo, se lo hubiera dicho. Así que cargó a Pete como una princesa, estaba por caerse al suelo dormido. Así que ambos caminaron uno al lado del otro en un silencio totalmente incómodo hasta el hogar de le vampire.
- ¿Habéis tenido problemas con ellos antes de que llegase?- Cuando Mike sacó las llaves de la casa para abrir la puerta y entregó a Pete a los brazos del gótico más alto, fue cuando le hizo la pregunta.
Se giró hacia él.
- No…- negó con la cabeza.- No pasó nada, fue una noche divertida hasta cierto punto.- abrió la puerta.- ¿Qué tal te encuentras por el alcohol?
- Tengo ganas de dormir.- confesó encogiéndose de hombros.- ¿Pete lo sabe?
- Seguramente se hace una idea…- cerró la puerta y subieron a la habitación de Mike.- No he tenido el valor de decirle a la cara que nos hemos…- apretó los labios.- No hablamos de eso, confiamos en el otro y no tenemos necesidad de decir si nos hemos acostado con alguien o no. A Pete no le interesa.
Michael dejó a Pete sobre el colchón tumbado.
- ¿Quién ha dicho eso?- los dos se giraron hacia el de ojos grises.
- ¿Uhm…?
- Ya sabía que os habíais acostado.- los dos desviaron los ojos un par de décimas de segundo.- Pero tú no quieres hablar porque Henrietta te mataría y tú no quieres hablar de eso porque crees que me enfadaría contigo, o algo.
- Pete…- susurró Mike.
- ¿Qué? ¿Te crees que estoy celoso? No lo estoy. Sé perfectamente que repetirías el polvo si te hubiera gustado.- se cruzó de brazos.
- ¿Qué…? Pete… Estás ebrio… Mejor duerme…- acercó una de sus manos a sus cabellos para acariciar su cabeza.
Pete tomó su brazo y tiró de él para acercárselo y tirarlo sobre él en el colchón. Al tenerlo ahí, agarró el cabello algo brusco y su nuca, lo obligó a mirarlo, apretando un poco su nuca, este ahogó ciertos sonidos quedando de rodillas al deslizarse del colchón al suelo, con Pete delante, sentado en el colchón: una postura muy dominante y kinky, cabe mencionar.
- Que te quede claro, él no se sabe estos pequeños trucos tuyos, vampirito.
Michael seguía, los miraba a ambos, serio.
- Enseñamelos, pues.- Mike abrió los ojos en shock al escuchar a Michael hablar.
Estaba cerca. Y cuando giró sus pupilas lo tenía al lado.
- Oh… ¿Acaso quieres acaparar a MÍ novie?- enfatizó mientras arrastraba las palabras.
- Sería divertido.
Mike sintió el verdadero terror cuando le soltó el cabello y la nuca y se arrojó sobre el chico de cabello rizado, plantándole un morreo sucio que no provocó más que excitación. Su labio tembló ligeramente cuando ambos ojos llenos de lujuria se clavaron sobre él como estacas en el corazón y uno de saboreó los labios y el otro solo sonrió torcido y perverso.
Michael no tuvo consideración alguna en agarrarlo del brazo y arrojarlo a la cama mientras Pete tiraba su camiseta a la mierda fuera de la habitación, al pasillo, y se acercaba sonriendo con malas intenciones. Mike tragó saliva lentamente y con un astuto movimiento esquivó a Michael y después derribó a Pete al colchón.
- Basta. Chicos… Estáis ebrios. Tenéis que dormir, mañana no os vais a acordar de nada.- tomó los hombros de de hebras rojizas.- Pete. Reacciona.- subió sus manos a sus mejillas.
Michael lo empujó sobre el cuerpo de Pete. Acabó encerrado en una especie de sándwich entre los cuerpos de ambos góticos.
- ¿Y qué importa, Mikecito?- ronroneó malicioso.- Ya me recordarás mañana lo que sucedió.
- Pero, P. . .
- Shhhh… calla, vampirucho.- La voz de Michael era rancia y seca.- Arruinas el ambiente con tus lamentos de virgen desesperado.- Tenía pequeños gallos y era como si se le fuera la voz producto del alcohol.- Tampoco será para tanto. Además, Pete está de acuerdo con que te follemos.
- N-No es cierto.
- Lo estoy, estúpide.
Mike se quedó en blanco.
En algún momento, Mike se retorció entre ambos y acabó dejando a Pete en medio para resguardarse de Michael, quien no parecía ir a tener absolutamente nada de piedad o gentileza y además de eso, Pete había contribuído volviendo a comer la boca con el de cabellos rizados, así que lo tuvo más fácil para escaparse. Lo único en lo que pensaba en esos momentos era que como ambos recordaran lo que sucedió aquella noche, definitivamente lo iban a lamentar
Y si no lo recordaban, sería mejor no recordarle en ningún momento a ninguno de los dos que si él no hubiera estado, ambos hubieran sido capaces de tener sexo por su cuenta.
Aunque había un detalle, y ese detalle era Pete agarrando su mano aun cuando estaba besando ardientemente a Michael. Generalmente se enternecería por esa acción, pero en ese momento no estaba para pequeñeces y empezó a besar el cuello del gótico de menor tamaño desde su espalda, y acariciar su pecho aprovechando que este se había deshecho de su ropa superior y prácticamente se había dejado a merced de pellizcos y chupones. Era le unique cuerdo de los tres, le únique que era consciente de lo que pasó al cien por cien aun cuando los días pasaran. Ninguno de los tres recordaría aquel momento con la nitidez, con la pasión y con el placer que elle iba a sentirlo.
Los quejidos por la desconsideración y la poca gentileza que Michael tuvo con Pete a la hora de penetrar sin la necesaria preparación, por la ardiente pasión que había entre ambos producto del alcohol, no eran más que avisos hacia Mike en busca de caricias y pequeñas ayudas que este daba para relajarlo y que el dolor pasara rápido. Pequeños besos, pequeñas caricias, pequeños chupones que hacían que no solo gemidos y quejidos se escaparan, sino también pequeños suspiros placenteros y sonidos inconscientes que le enternecían hasta la muerte.
Y que Pete sabía que amaba y muchas veces simplemente los soltaba para enternecerle. Tal vez, aún estando borracho, tenía las suficientes facultades como para poder recordar que esos suspiros enamoraban cada día más a su pareja.
Generalmente Mike y Pete se detenían cuando el segundo mencionado llegaba al clímax o ambos lo hacían simultáneamente, pero aquella vez fue distinto. Michael enterró dos veces su semilla en el interior de Pete, este se retorcía y pedía más, por lo que Mike lo hizo al menos otras dos, y con eso, Pete perdió la cuenta entre la saliva, el sudor y cómo de fuerte apretaba las sábanas.
La noche se alargó hasta tal punto que fue consciente de que les daban las cuatro de la mañana cuando miró el reloj de su mesita al momento en el que Pete acabó derrumbado sobre su cuerpo, con un último orgasmo estando en cuatro con las piernas a los lados de su cuerpo y los brazos a los lados de su cabeza y Michael se había encargado de las últimas embestidas antes de también caer derribado como un ave de presa disparada, por un momento sobre su espalda y luego ya se dejó caer hacia un lado. Mike estaba recostade en el colchón, Pete se había dejado caer encima suyo, sudoroso, tembloroso; Mike acariciaba sus cabellos para que este se durmiera tranquilo, le vampire miraba el despertador y giró los ojos hacia ambos, agotados hasta el punto de desmayarse, sonrió enternecido y los arropó a los tres después de deslizar al pequeño pelinegro de hebras rojas hacia un lado, abrazando fuertemente a Pete hasta el amanecer.
Se merecerían un buen desayuno al día siguiente, y definitivamente lo haría, les haría el mejor desayuno que supiera o que se pudiera permitir.
…
…
Fin del flashback
…
…
Pete y Michael no hablaron absolutamente nada al respecto de aquella alocada noche pasional. Tal y como el de hebras rojas pidió, los tres hicieron silencio y se llevarían el secreto a la tumba. Mike no dijo nada de forma errada, y el único momento en el que hablaban era en la propia casa de le vampire. Ninguno de los dos recordó todo lo ocurrido aquella noche, solo recordaron hasta el punto anterior a empezar a beber como locos en el interior del armario, pero ni siquiera en ese intervalo de tiempo querían pretender que realmente eso pasó.
Y aún si lo recordasen al completo, ninguno de los dos lo admitiría jamás, porque aquella noche, a pesar de ser una muy buena noche como Mike se cansaba de repetir, ninguno de los dos quería recordarla como tal.
Especialmente porque a partir de ese momento, ninguno de los dos vería al otro de la misma manera. Y no querían ponerse en un compromiso mutuo al comportarse de forma extraña. Todo si no fuera porque Mike parecía dispuesto a querer repetir la experiencia, pero aquella vez con los tres totalmente cuerdos. Ambos se negaban rotundamente.
- Primero, nuestro acostón fue simplemente eso UN SOLO acostón y ya está. No significaba que estando borracho tuviera las suficientes facultades como para tomar decisiones tan importantes como vovler a tener sexo.
- Además, me niego a despertarme otra vez desnudo con Michael en la cama.- Pete se cruzó de brazos.
- Eso.- asintió.- Y segundo. No quiero ningún problema más con Henrietta. Si vuelvo a acostarme con vosotros dos, en serio, Henrietta se acabará enterando y me degollará para el próximo sacrificio satánico, y no será nada divertido.
- Pero, chicos…- suspiró pesado ante la negativa.- Bien…-bufó.
Lo que ninguno de los dos sabía es que Mike podría llegar a ser tan retorcide para conseguir lo que quería.
Y, técnicamente, no es algo que deba contar por la intimidad de la pareja, pero realmente prefiero eso antes que dejar el mal sabor de boca de una negativa tan rotunda como la que Michael y Pete. Y es que en realidad…
… Sí, sí volvieron a acostarse los tres juntos una vez más…
Y aunque lo negasen incluso estando los tres juntos, Mike se había salido con la suya y para compensar el esfuerzo que hicieron ambos góticos, llenaba de besos y mimos a Pete, este lo agradecía, y en realidad no estaba tan resentido por haber tenido sexo los tres, el problema que tenía era el miedo a que Henrietta se enterase de que tanto ellos dos seguían saliendo, como que Michael había tenido relaciones sexuales con los dos.
FIN
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Holaaaaaa todoooooos :3
Me he tomado mi tiempo, peeeeeero aquí estoy >:3
Y acabo de recordar que no puse el "+18" en la portada... MIERDA >:C
Bueno, ya lo pondré <:
Si me acuerdo...
En fin xD
Este fanfic fue un pedido de:
Espero que haya cumplido con tus expectativas, quiero decir, sé que querías algo similar a "somos un ****", pero no soy muy fanática de literalmente copiar el formato de un fanfic para adaptarlo a otra pareja...
En este caso desarrollé una situación de embriaguez porque me parecía divertido, sobre todo tratándose de los góticos xD
Espero que no haya sido un problema o una decepción :')
Aquí las opiniones del fanfic --------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo one-short o en la próxima historia
Bye~
By Silvia Line / Ecchisforlife
[5577 Palabras]
P.d.: como pudieron notar, la sinopsis NO aparece en ningún momento del fanfic y eso es porque escribí la sinopsis previamente al fanfic según las ideas que tenía en ese momento y que luego no cumplí en toda su totalidad... XD
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