Capítulo ochenta y seis.
Libertad
Después de jugar y cantar un rato con los niños, los sacaron de la sala.
—Ya que tu eres tú propio representante legal, tengo que decírtelo a ti— Escuché detrás de mí al psiquiatra. —Efectivamente, tienes nerviosismo, no agudo, pero lo tienes, tú mente tiene pánico cuando sabes que las personas pueden hacerte daño, esa es la razón por la que te sientes tan libre con niños pequeños— Dijo mirando su libreta.
—Además, eres impulsivo y pasivo a la vez, según tu historial con trabajadores de tu círculo cercano— Agregó.
—Tú depresión es un caso aparte, tu novia nos contó mucho de ti— Reveló. —Según ella, cuando eras soltero, eres muy estable mentalmente, aunque eso podría variar ya que estabas cerca de gente que considerabas amigos— Volvió a mirar su libreta. —Pero cuando hiciste un viaje largo de gira, empezaste a decaer cada día— Cambió de hoja en la libreta. —Eres dependiente cuando tienes pareja, ya que siempre has estado solo, te afecta ligarte a alguien y luego no poder seguir la costumbre— Terminó de leer.
—El tratamiento que te daremos serán anti depresivos, solo cuando tengas estrés mental únicamente, tus pastillas para dormir te las daremos cuando te demos de alta— De levantó, luego me llevó a mi habitación.
Yo solo me acosté una vez más. —Vaya… sabía que estaba mal de la cabeza… pero no sabía que tanto— Hablé solo.
Unas horas después de haber dormido, me despertaron trayendome una cena ligera.
Cené, luego me hicieron un poco de práctica física, costandome menos esfuerzo caminar.
Posterior, volví a dormir, despertando con esa rutina, desayuno, práctica, luego almuerzo y práctica, para salir dado de alta con un férula en el brazo derecho que tendría que usarla por unos tres días más.
Por alguna extraña razón me sentía como si recién hubiera salido de una cárcel, aunque de pronto me empezaron a agobiar quince personas que salieron de la nada.
Alguien me jalo con mucha fuerza, sacándome de esa situación.
—Deberías llamar antes de salir— Escuché la voz de mi manager, que siendo pequeña y de edad decentemente alta, tenía mucha más fuerza de la que esperé.
Abrió la puerta de detrás, a lo que entré y la cerré luego. Ella se dió la vuelta subiéndose en el lado del piloto.
Luego sin mediar palabras encendió el auto y comenzó a conducir, y en menos de cinco minutos ya estábamos en la compañía.
Abrí la puerta, encontrándome con otra oleada de gente con cámaras, pero por suerte había seguridad de la compañía.
Me metieron dentro dejándome en un cara a cada con JinYoung.
— Ya que no necesitas de mucho, pasa a dar la conferencia de prensa sobre lo que pasó— Dijo señalándome el camino.
Sin más lo seguí, dejándome frente a cientos de periodistas.
El primero se levantó. — ¿Es cierto que fué un intento de suicidio?
—Agoté mis pastillas para dormir y compre unas nuevas, no leí que eran más potentes, por lo que tomé ocho veces la dosis que tomaba, simplemente fué una confusión— Respondí.
Pregunta tras pregunta, respuesta tras respuesta fué la conferencia, por suerte y sin preparación respondí a todo de buena manera.
Tenia un apetito voraz, por lo que al terminar la conferencia me dirigí a almorzar otra vez.
Por suerte me encontré con varias caras conocidas.
— ¿Estás bien? — Preguntó JinYoung, el amigable y joven. —Solo necesito usar esto dos días más y ya estaré como nuevo— Dije colocando mi bandeja en la mesa donde estaban todos sentados.
—Jackson— Lo miré y le puse mi mano en su hombro. —Pronto sacaré un álbum, y me faltan colaboraciones, así que quería trabajar contigo— Dije, dejándolo sorprendido.
Luego de hablar, y discutir un poco sobre música, me ayudaron con mi bandeja, por lo que simplemente fuí al estudio a transcribir las ideas que había tenido mientras estaba en el hospital.
Una media hora de transcripción y producción, dió como resultado la mitad de una canción.
—Tenemos que irnos— Dijo mi manager dándome un susto. — ¿Ah? — Pregunté sin tener la más mínima idea. —Hoy tienes la grabación del programa que hiciste con Tzuyu— Me recordó, a lo que me levanté corriendo luego de guardar todo.
— ¿Habrá posiblidad de que me hagan retoques? — Pregunté mientras caminabamos a la salida. —Hay un camerino allá— Respondió.
Quince minutos después apenas habíamos llegado y ya tenía a alguien en mi cabello y otra persona en mi rostro.
Una hospitalización deja estragos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro