Capitulo Doscientos
Epílogo
— ¿Estás nervioso? — Preguntó Eunwoo, claramente tembloroso. — ¿No es más que obvio? — Cuestioné, en bajo perfil para que los de detrás no nos vieran en aquella conversación a susurros.
—Relajate, ya hacen todo juntos, es solo una celebración— Intentó quitarle peso con algo que yo mismo le había dicho antes. —No es tan fácil cuando el que se está casando eres tú— Volví a empezar a temblar un poco.
—Cierra los ojos, toma un poco de aire, exhala y luego los vuelves a abrir— Indicó, siguiendo sus instrucciones.
Cerré mis ojos, enderecé un poco mi cabeza, sabiendo que tenía en mi vista periférica al ministro y del otro lado a Eunwoo, tomé aire, exhalando después, abriendo los ojos, notando como primeramente el ministro no estaba, volteando hacia mi derecha, sin estar Eunwoo, menos mi manager, dándome una vuelta, estando completamente solo el lugar que hacía segundos estaba a reventar.
Volví a dar una vuelta, empezando a entrar en pánico.
—Tranquilo— Escuché desde las sillas. —Mucho tiempo sin vernos— Indicó aquel ser, teniendo aún el cuerpo de Eunwoo, aunque estando vestido de otra forma, siendo el primer diferencial.
Estaba sentado de forma burlona, cómo era característico en su presencia. Se enderezó, levantándose, caminando lentamente hacia mi, no sin antes darse la vuelta, aún caminando, admirando la estructura.
—Realajate, no vengo a hacerte sufrir ya— Dijo aún acercándose. — ¿Por qué te haría sufrir si eres un novio y persona modelo? — Cuestionó, haciendo gestos con su cuerpo.
Se miró a si mismo. — ¿Debería de usar el cuerpo más joven de Eunwoo? — Cuestionó. — ¿O el tuyo de hace diez años? — Siguió. —O el de tu manager pero adolescente— Río un poco, dándose una pequeña vuelta, cambiando en un pestañeo de mi vista, siendo ahora claramente mi manager, mucho mucho más joven.
—Creo que le tienes más respeto a ella que a Eunwoo, no te culpo, uno es tu mejor amigo y la otra prácticamente tomó el rol de tu madre— Se estiró un poco, imitando el quererse acostumbrar a esa apariencia.
—Sonrie un poco más, háblame, te vas a casar con Tzuyu, no estarías con ella si no es por mi culpa— Se acercó un poco, dándome un pequeño golpe en la frente con un dedo.
— ¿Por qué ahora? — Cuestioné, tratando saliva. Mirándome asombrado. —Quería felicitarte yo también— Pasó a tener un rostro más triste. —Puedo ser maquiavélico y un ser horrible, pero recuerda que solo lo soy con personas que se lo merecen— Volvió a acercarse a mi, una vez delante, poniendo sus manos en mis hombros. —Tú eres la persona más interesante que he conocido, al igual que tú amigo y tú mismo hace unos días, no entiendo el porqué estás tan nervioso— Me soltó, dándose la vuelta y con una mano señalándome ir a su paso.
—Quería recapitular un poco todo desde que ustedes dos volvieron definitivamente— Dijo desde aún delante.
— ¿Hay algo en específico que quieras recordar? — Paró, alcanzándolo finalmente, viéndome al llegar a su lado.
Empecé a pensar un poco sobre nuestra historia, sonando un chasquido fuerte, sacándome de mis pensamientos.
— ¿Por qué mejor no vamos por partes sin más? — Le quitó importancia, a la par que dándome cuenta que ahora estábamos en aquella casa del árbol en Taiwán.
—Fué una buena esa la de poner las cartas respondiendo a las de ella en la casa del árbol— Indicó, luego señalando a otra dirección, estando nosotros dos besándonos después de aquello.
Nuevamente, aquel chasquido fuerte hizo que cerrara mis ojos por un momento, ahora estando en nuestra casa.
—Eres muy simple, me sorprende que compraras una casa tan grande siendo ustedes solo dos— Miró en una dirección, siguiendo yo su vista. —Bueno, tres, aunque sigue siendo un perro pequeño— Cambió su vista, siguiéndola yo.
Siendo el icónico momento donde ella se pegó con una caja y se cayó encima de mi, cayendo ambos en el piso abrazados.
—Me siguen pareciendo una pareja rara por ser famosos, nadie se esperaría el como son— Nos miró en el suelo, luego me miró a mi.
—Parece que a no mucha gente le importó que dos tímidos revelarán que son pareja— Miró hacia donde estaba puesto el televisor, estando la noticia de aquello.
—Te felicito por haberlo hecho público y que no los atraparan, de todos modos los habrían atrapado ese mismo año— Le quitó importancia.
Empezó a caminar hacia el ventanal de la sala, siguiéndole, chasqueo nuevamente los dedos, estando ahora en al azotea de la casa de los padres de Tzuyu.
Instintivamente volteé a ver dónde nosotros estábamos, siendo tal cuál aquel recuerdo.
—Ya se te está quitando el nerviosismo— Dijo burlonamente, yo simplemente estaba sonriendo, sonando los fuegos artificiales de año nuevo de fondo, iluminando la escena.
—Tampoco es como que solo te vaya a mostrar todos los buenos momentos— Me dió un pequeño golpe en la espalda, desestabilizándome, al percatarme de donde estaba, me eché para atrás.
Estuve a punto de aparecer en este momento, ambos miramos en dirección donde estaba yo.
Probablemente uno de los puntos más bajos en mi vida, estando en lo más alto de mi carrera y lo más alto de nuestro edificio también.
—Es curioso como le ocultaste por tanto tiempo lo mal que estabas— En aquel momento se veía como recibí el mensaje que me salvó la vida.
—Aclaro que no tuve nada que ver con su mensaje— Reveló. —De hecho— Volvió a chasquear los dedos, estando ahora en el hotel donde se estaba quedando por su gira.
No estaba sola, tenía a las otras miembros, parecían estar festejando lo bien que les fue en el show, en medio de todo el bullicio, caminamos por medio de todas, poniéndonos a la par de Tzuyu.
Aquel ente me miró, haciendo lo mismo, luego mirando a lo que hacía Tzuyu.
Estaba viendo una de mis presentaciones de aquella época, sonriendo mientras.
Minuto tras minuto fue viéndola, hasta acabar, dio una vista hacia todas, luego volvió a su celular, entrando a nuestro chat, escribiendo aquello, mostrándome cómo incluso en su mejor momento me tenía en mente.
—No se quién se merece más a quien, son el uno para el otro— Noté cómo empezó a caminar, yendo detrás.
Paró en la puerta de la entrada, una vez estaba justo detrás, la abrió.
Ambos pasamos, siendo ahora nuevamente la sala de nuestra casa, recordando el momento perfectamente.
—Esto para la mayoría sería un día más, me sorprende que lo consideren un punto clave de su relación— Me miró con algo de indignación. —Ese juego significó mucho para nosotros— Respondí, viéndonos configurar todo para iniciarlo.
—Por lo menos el siguiente momento si es más emotivo— Indicó nuestra puerta principal, caminando ambas, abriéndola y siendo el salón de prácticas de JYP.
—Aquí más o menos nació tu gusto por ser un manager— Nos miró, opinando y agregando un movimiento a su coreografía del solo yo.
—Vamos a lo mejor de su solo— Dio una pisada fuerte, recordándome que podía controlar todo nuevamente, pero recordaba aquel escenario, incluso para nuestras edades y carreras, seguimos estando por allí seguido.
Indicó que me echara un poco para atrás, viendo cómo Tzuyu me envistió con el abrazo luego de ganar un premio con su solo.
—Ver todos estos momentos desde fuera es algo lindo también— Dije cuando nos dimos un beso, impresionando a los más jóvenes que estaban bajando también.
— ¿Recuerdas cuando se perdieron en China? — Preguntó de la nada, aún envuelto yo en aquella situación.
Antes de poder girar mi vista, me empujó, perdiendo el equilibrio y cayendo, siendo un golpe muy leve.
De la nada estaba atardeciendo, además de no escucharse mucho más que algunos pájaros a la lejanía.
—Por suerte te gustaban esas cosas de supervivencia, habría tenido que aparecer porque se hubieran muerto de ser por Tzuyu— Aclaró, ayudándome a levantarme.
Caminamos un poco, encontrándonos a ambos construyendo una pequeña choza para la noche. —No se muy bien de leyes de este mundo, conozco las mías, pero dudo que eso sea legal— Opinó al vernos.
—Definitivamente no lo es, pero probablemente ni lo hayan descubierto— Respondí.
—Hablando de noches... — Miró al cielo, ya casi complemento oscuro. Seguí su vista, chasqueando los dedos y notando muy claramente el cambio, casi acostumbrándome a sus controles físico temporales.
Hizo un gesto burlón de dejarme abrir la puerta ahora. Me negué. —No creo que sea buena idea ver eso ambos— Opiné, los sonidos desde empezaron a escucharse más.
—Pensaba que era algo que querías volver a ver— Me miró raro. —Si... — Miré al suelo. —Pero solo— Aclaré. —Pero si es algo que hiciste con Tzuyu y alguien más— Seguía sin entender. — ¡Esta es de la cosas que uno quiere volver a hacer o ver solo! — Seguí negándome, aún pasando todo detrás de la puerta.
—No sé si lo vuelva a aceptar después del matrimonio, únicamente te diré que lo disfrutó— Se dió por vencido, dándome la espalda, siguiéndole.
—Al menos me alegra que hayan solucionado sus problemas de celos— Opinó, llegando a la cocina y sacando algo de tomar.
Suspiró, cambiando todo nuevamente, siendo suficientemente inesperado para mí y perder el sentido de orientación.
—Se que ya han pasado unos cuantos años desde la última vez que jugué contigo, y ya no tengo razones, me has demostrado incluso con mis pruebas que la amas más que nada— Empecé a ver alrededor, siendo el mismo sitio donde exclusivamente había visto a mi madre.
—Si te dijera cómo va a terminar está historia, ¿Cambiarías algo de tu pasado? — Cuestionó seriamente, a lo que paré a pensar un segundo, negando. — ¿Si te diera la oportunidad de revivir toda tu vida lo harías? — Añadió, mejorando aquello. Volví a negar.
—Si pudiera volver a vivir mi vida, haría todo exactamente igual— Respondí, haciendo que me mirase con sorpresa. —Se que lo he arruinado cientos de veces, pero todos esos momentos que me volviste a mostrar, quizá no existan, quizá la Tzuyu que me conozca no sería la misma— Expliqué.
—Tengo miedo— Sonreí. —De todo lo que no se— Seguí sonriendo. —La conozco a ella, no hay nada mejor, no quiero arruinarlo por una mínima codicia— Bajé un poco mi vista.
— ¿Puedo corregirte sobre algo? — Pregunté, asintiendo lo que tenía delante. —La pregunta no es si quisiera revivir mi vida para arreglar mis errores, la verdadera pregunta que me deberías hacer realmente sería pudieras ponerme en un bucle viviendo esta vida cientos de veces, eso sí te lo aceptaría— En ningún momento se me quitó la sonrisa de la cara.
Sentí una risa de lo que había delante de mi. —Definitivamente eres el ser humano más aleatorio e interesante con el que me he encontrado— Me sonrió de vuelta.
—Quizá cuando me aburra y tú mueras, te de mi puesto— Se acercó lentamente.
—No te responderé a si cumpliré ese deseo tuyo, cumpliré uno que no pediste— Siguió con su paso, parándose delante de mi, mirándome a la cara, dando otro paso más y atravesándome, sintiendo una fría sensación, volteando y estando ahora solo en toda esa basta extensión de existencia.
—Pensaba que no te volvería a ver más— Escuché a unos cuantos metros de mi, volteando bruscamente, estando la figura de mi madre, con su edad, o al menos, la última que tenía antes de fallecer.
—Ambos tenemos que darle las gracias a ese ser— Empezó a caminar hacia mi, mientras que únicamente podía llorar en esa situación.
—Solo podemos hablar— Se puso delante de mi. —Pero es más que suficiente— Siguió hablando.
—Felicidades— Buscó mis ojos entre las lágrimas. —Me habría encantado estar allí contigo, pero al menos puedo seguirte viendo desde aquí— Añadió.
—Casi tienes mi edad oficialmente— Me miró de pies a cabeza. —Hazme un favor, vive por lo menos el doble que yo— Regañó levemente.
—No te preocupes si estás mal— Cambió el tema. —No te culpes por errores que no podrías haber cambiado— Siguió. —Ustedes dos están atados en el futuro— Parecía dar con todo lo que mi mente había estado dudando.
—Aunque tu pasado haya cambiado un par de veces, tu futuro es el mejor posible desde ahora— Aclaró. —No fuerces a tu mente con tantos planes, están sobrevalorados— Miró a otra dirección.
—Ya cumpliste mi sueño, síguelo cumpliendo— Empezó a llorar, sin mirarme más. —Sigue siendo feliz sin mi— Empezó a secarse las lágrimas.
Antes de poder siquiera decir algo, todo aquello se había desvanecido, nuevamente estaba frente al ministro, y a un lado de mi Eunwoo.
En aquel plano no había llorado, lo habría notado, pero era imposible contenerlo en ese momento, poniendo nerviosos a todos los que podían verme la cara, preguntándome si había algo malo, negándolo con las manos.
Minutos y minutos pasaron, finalmente entrando Tzuyu, cuando finalmente había llegado donde estaba yo, había bajado algo la intensidad de mis lágrimas, poniéndose ahora nerviosa ella, incluyendo su padre.
— ¿Estás bien? — Cuestionó seriamente. Asentí. —No podría estar más feliz en la vida... —
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro