Capítulo ciento treinta y nueve
Técnico
~No te vayas… está noche~
~Quedate aquí otra vez, recuérdame que se sentía~
~Volvamos a enamorarnos otra vez~
—Perfecto, otra canción en mayor y triste para el próximo álbum— Dije para mí mismo a la par que grababa los acordes y letra.
Me volví a posicionar en el piano. ~Te necesito aquí conmigo~
~Me desgarra cuando me rechazas~
~Te lo ruego… por favor solo… quédate~
~Lo siento… no me dejes… te quiero aquí conmigo~
~Se que tú amor desapareció~
~No puedo respirar… soy muy débil… se que esto no es fácil~
~No me digas que tú amor desapareció… ~
Empecé a llorar al terminar de recordar el estado de mi vida.
—Soy patético… — Susurré para mí solitario silencio.
Luego de mi desequilibrio emocional, terminé de grabar la canción entera, siendo solo una versión un poquito modificada de lo primero, busqué el micrófono del estudio y lo coloqué en la sala, coloqué una cámara hacia los ventanales y obviamente, el micrófono.
Calibré bien todo, busqué una silla y me vestí con el primer traje que encontré de mi guardarropa y empecé a grabar.
Tres minutos después y otro desequilibrio emocional que actúe bien, tenía lo que probablemente serviría de videoclip.
Dejé el archivo entero a esperar que lo editara la persona que si sabía de eso.
Empecé a mirar el pequeño arreglo que había hecho, y la verdad, me gustaba para una serie de vídeos, no sólo uno, así que lo dejé tal cual.
"GodJihyo" ví como su nombre apareció en la pantalla de bloqueo de mi celular.
—Se que te hemos estado molestando mucho… demasiado últimamente, pero… ¿Podrías venir a la casa a arreglar unas cosas del estudio casero? — Decía el mensaje.
— ¿Tenían un estudio? Nunca lo habría pensado, no es mucho problema, no creo que tarde mucho— Respondí.
—No lo había, intenté hacerlo yo, pero no pude, además, hoy me quedé sola aquí… quería darles una sorpresa a las chicas— Explicó.
Me envió la dirección de allí, tomé un taxi, y en media hora ya estaba allí.
— ¡Hola! — Exclamó feliz de verme. — ¡Hola! — Dije también feliz.
Pasé, viendo que la casa era aún más grande de lo que había visto. —Ahora que soy dueño de un poco más de un cuarto de la compañía… si que debe de salir caro mantener esto— Dije de broma, pero no lo entendió igual que yo.
—Me refiero, no las voy a llevar a un lugar más pequeño, primero compraría un edificio entero y llevaría a todos allí, no es tan caro de esa manera… quizá diez o doce millones bastaría— Empecé a soñar.
—Y bien… dónde está— Iba a seguir hablando, pero vi una consola igual a la que yo tenía, siendo una personalizada de azúl y unos logos.
Tenía claro que no era la mía, porque esa estaba en mi casa. — ¿Y eso? — Dije señalando la consola. —Es de Tzuyu, la compró hace poco— Dijo cómo si nada y siguió caminando.
Caminamos otro poco, pasando por la segunda sala. Cuando volteé a ver vi el mismo modelo de computador que había comprado yo, y no es como si fuera barato. —Este tiene que ser de Mina— Le dije deteniéndome. —No, de hecho también es de Tzuyu, la he estado regañando porque juega demasiado allí al juego este de moda entre los jóvenes— Dijo como si fuéramos muy viejos.
— ¿Popular en Corea o popular en el mundo? — Pregunté buscando algo más específico. —Aquí— Dijo. —Ah, justo el que jugué hace unos días en vivo… — Algo no me terminaba de cuadrar.
Seguí caminando pero sin quitarle mucho la vista al ordenador.
—Es aquí— Abrió la puerta, mostrando un cuarto medianamente pequeño en comparación a los demás, pero con un revoltijo de cables y cosas regadas por el suelo.
—Pensé que solo te habías equivocado poniendo cables— Le dije casi indignado. —Nunca especifiqué— Alzó sus hombros.
Entré a empezar a trabajar.
—Necesito mucha cinta, cosas de estas que se utilizan para amarrar cables y un poco de agua— Pedí, arrodillándome a identificar cables.
Por suerte era el estudio más básico posible, micrófono, teclado, monitores de estudio y una pantalla para las laptops.
La mala suerte es que Jihyo abrió todo y lo dejó mezclado, dejándome con dos cables iguales de audio sin saber si eran del micrófono o piano.
Salí un momento a ver las cajas y instrucciones.
Empecé a ver los cables y comparar, pero eran casi iguales.
Llegó con todo lo que había pedido. —El cable que venía en esta caja era este— Le mostré uno de los dos y señalé a la caja del teclado. —Es el otro— Me señaló la otra mano, donde tenía el otro cable.
Tomé el vaso con agua y empecé a tomar. —Tienes una placa de sonido, ¿No? — Le pregunté esperando que fuera un si. —No… — Dijo apenada.
Se hizo con todo el estudio menos con el corazón de el mismo, ese era el caso literal.
—Vas a tener que pedirla, de nada sirve todo esto sin eso— Dije tal cual diría un técnico.
Volví a meterme dentro, conectando y acomodando cables como podía, además de medir distancias de los monitores a la pantalla, silla y el techo.
— ¿Qué haces subido ahí? — Preguntó mientras tenía la cabeza volteada en el techo. —Estoy midiendo— Dije para bajarme. —Vas a necesitar cuatro gomas espumas de cancelación de sonido en las esquinas, una alfombra y otra pero para el techo— Dije para no necesitar nada más.
— ¿Cuánto vale todo eso? — Preguntó casi con miedo. —Menos de la mitad de lo que te costó el teclado, te lo aseguro— Le di seguridad, así que fué a pedirlo también.
Empecé a terminar con los cables y a acomodarlos, dejando todo concentrado debajo de la mesa para poner allí la placa de sonido, llevar un solo cable hasta arriba y poder dejar todo concentrado para poner una laptop y listo.
—Ya llegó todo— Dijo, haciendo que la fuera a acompañar.
Ella por su puesto llegó solo la placa de sonido, que a lo mucho pesaría un kilo, mientras que yo iba con todo lo demás que era más peso del que quisiera o debería cargar.
— ¡Unnie! — Gritó alguien entrando a la casa. Nos miramos, pero dio igual, volví a meterme a colocar todo.
—Necesito clavos y un martillo— Dije asomando la cabeza, viendo a Dahyun y Chaeyoung. — ¿TN? — Preguntaron ambas al verme. —No soy un fantasma, sigo vivo— Bromeé, pero ya que no me había visto con Dahyun en persona, se me abalanzó a abrazarme.
Repetía tantas veces la palabra "gracias" que perdí la cuenta.
—Tenemos clavos, pero no martillo— Dijo, mostrándome los clavos. Un rato después me soltó Dahyun. Empecé a caminar hacia la entrada ya que había algo que me iba a servir igual.
Abrí la puerta, procuré no dejar que se cerrara del todo, y como iba a ser rápido, dejé mi abrigo dentro.
Empecé a examinar las piedras de decoración que habían allí, encontrando una buena candidata.
Justo cuando di con la piedra perfecta, escuché cómo se cerró la puerta.
Y como si fuera posible, la reja de la entrada se abrió, pasando nada más y nada menos que Tzuyu.
La canción es: Love Is Gone de Slander.
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