Capítulo ciento treinta y cuatro
Un día
— ¿Les quedó claro más o menos como es? — Les pregunté a las chicas inglesas, quienes confirmaron. — ¿Listas para empezar? — Dirigí mis palabras a las coreanas.
Entró primero SoYeon como tenía planeado, le coloqué la pista dos veces, leyó la letra y tarareó un poco y a la tercera empecé a grabar.
La primera mitad fué perfecta, la otra no me terminó de gustar. Pausé la grabación y empecé a hablar por el micrófono. —La primera parte quedó perfecta, cuando repites las palabras antes de cambiar a la segunda parte hazlo un poco más lento y con personalidad— Solté el botón y volví a colocar la música.
Lo hizo perfecto, así que pasé a la siguiente. —Madison, tú turno— Le indiqué que pasará y intercambio con SoYeon.
Dos tomas bastaron, claro que después de la primera le di indicaciones de los puntos flojos.
—Perfecto— Le indiqué, empezó a caminar hacia la salida. —Miyeon, ahora tú, no creo que necesites instrucciones— Le indiqué que pasase.
Justo en la primera toma, pese a ser larga y compleja, la hizo tal cual tenía en mente.
¿Por qué? Siendo yo tan calculador y perfeccionista, simple, ya que tenía mi número, empezó a escribirme día tras día para que le enseñará el cómo iba a ser todo, llegando a incluso grabar sus partes recién me llegó la letra, se las envié, y por eso sabía perfectamente que hacer.
SoYeon por su parte solo se limitó a practicar un poco conmigo mientras llegaban las otras chicas del aeropuerto, su talento es tanto que ni mi ayuda en grandes cantidades necesitó.
—Quedate allí, ahora es una toma de todas sus voces y luego una por una— Le indiqué. A lo que incluso yo entré, quedando apretados en una sala pequeña, y justo quedé apretado con MiYeon. —Creo que no pensé bien en el espacio al entrar también— Dije al sentirme muy apretado. —Pero da igual— Acomodé mi garganta y empecé a cantar el coro en las notas correspondientes, además de indicar los pequeños coros que unas harían y otras no.
Cómo pude salí, di la señal, grabé cada parte, les indiqué salir y como buena rotación, unas salieron y otras entraban, mezclé mucho armonías y coros.
Una media después empecé a escuchar todo y empecé a meter a dos integrantes con rangos vocales amplios para notas altas y refuerzos, tardando solo una hora para terminar la grabación.
— ¿Ya es todo? — Me preguntó alguna, en inglés. —Para ustedes, lo difícil me toca a mí ahora— Dije empezando a organizar todas las pistas en colores y con nombres. — ¿Ya terminamos? — Preguntó SoYeon, quién solo tuvo tres tomas máximo de error. —Desde hace rato, las mantenía aquí por si necesitaba alguna cosa, pero ya está todo— Respondí, en coreano.
Sin darle atención a nadie más, empecé con la verdadera tortura, la mezcla y masterizado.
En medio de aquello, me di cuenta de que una nota alta estaba muy plana y débil, por lo que usando mi propia voz, lo iba a arreglar, por nada llevaba practicando el cambiar de timbre desde hacía meses por aburrimiento.
Me levanté, dejando grabando el micrófono, además de con la pista de fondo. Cuándo entré y me preparé noté que MiYeon aún estaba allí, ella sola. — ¿Qué haces aún aquí? — Le pregunté cómo si nada con la pista de fondo.
Empezó a hablar, pero no se escuchaba, no le había dado al botón mágico. Empecé a señalarle que le diera al botón para escucharla y empezó a darle a varios botones que no eran, dejándome única opción el salir para hablar.
—El botón ese ese rojo grande— Le señalé sarcásticamente. —Pensé que tenías conocimientos básicos sobre los controles de un estudio, he visto que hacen lives desde el estudio pequeño de CUBE— Dije después.
—No sé realmente mucho, yo solo se que en el programa de música le doy a grabar, empiezo a tocar el piano y se guarda— Explicó un poco triste, quizá debido a mis bromas. —Bueno, es más de que muchos hacen en esta industria— Intenté hacerla sentir mejor. —Pero, ¿Por qué sigues aquí? — Volví a preguntar.
—Quería verte trabajar, es entretenido— Dijo sonriendo. —Todo mundo me dice eso… pero para mí ya es aburrido esta parte, no es como estar creando o cantando, esto es solo lo técnico— Señalé hacia la consola como si fuera una cosa rara para mí.
—Ademas… — Bajó un poco si semblante. —Quería preguntarte algo… — Dijo muy suave.
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