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Capítulo ciento ochenta y uno


Cita




- ¿No te molesta que esté Elkie? - Preguntó Tzuyu desde el otro lado de la línea. -Realmente no, de hecho, para mí, será incluso mejor- Dejé en el aire. - ¿Por qué? - Preguntó en un tono muy obvio y celoso. -Ya lo verás- Y allí estaba yo mirando mi próximo vestuario.

Ya había aceptado mi derrota en cuanto a la apuesta, así que lo haría lo más rápido posible.

Dos horas después, estaban esperándome a las afueras de la ciudad, ser su país era una ventaja para saber dónde no habría tanta gente.

—Estoy por llegar— Le escribí estando ya cerca de la dirección que me había mandado, me bajé del taxi que por suerte y obra divina, ni pensó que era yo, aunque también entraba en juego el hecho de haber aprendido a hablar y cantar como mujer hacía unos meses.

Solo me delataba la altura.

Miré a los alrededores, viéndolas algo perdidas buscándome, solo cuando empecé a acercarme Tzuyu se preguntó si era yo. — ¿TN? — Preguntó, siendo cero discreta. —Si no fuera yo habrías tenido muchos problemas— Regañé.

Luego ellas dos empezaron a hablar aunque en cantonés, algo que escapaba de mis dominios.

— ¿Por qué estás vestido así? — Preguntó Tzuyu. — ¿No me queda tan bien ahora? — Pregunté viéndome, en el espejo estaba bien, al menos.

—No, no… — Me empezó a mirar más detalladamente. —Te queda bien, pero no lo entiendo— Sentí como casi me desviste con la mirada. —Acepté que perdí la apuesta y quise hacerlo lo más rápido posible— Alcé los hombros en signo de derrota.

Había un problema muy grande entre Elkie y yo, resumido en, yo no sabía cómo hablar cantonés, ella tampoco mandarín, y el único medio de ambos era la escritura, pero es lo que más ignoré al aprender el idioma.

Aunque por lo que estaba viendo y como fluían las cosas, Tzuyu no me dejaba hablar en general.

Entramos al restaurante que previamente reservamos y empezamos a pedir.

Traía fotos, así que no tenía que practica la ruleta rusa asiática de la comida.

— ¿Por qué no trajiste falda? — Preguntó Tzuyu una vez pidió, tocando mis piernas. —Desde la última vez que me vestí así, me creció mucho pelo en las piernas— Aclaré, ya que por eso llevaba un pantalón que estaba por dejarme sin descendencia, pero que cuadraba a su manera.

Noté como Elkie se fué, quizá al baño.

En ese preciso instante Tzuyu alzó un poco lo suéter, ya que era gigante incluso para mí.

Se rió un momento. —Por esto es que es tan grande tú suéter— Volvió a bajarlo.

—Deberías darme las gracias por vestirme así— Miré hacía la dirección contraria.

Sentí como me tomó de las mejillas y ya sabía dónde iba a parar.

Nos dimos un buen beso mientras la otra chica llegaba.

Luego de unos minutos, llegó Elkie, después la comida.

El problema es que si de por sí yo no aguantaba demasiado bien el calor, eran cosas muy calientes, y por mi vestimenta yo ya me estaba asando.

Si mi cuerpo no se hubiera regenerado mágicamente debido a la muerte y resurrección, me habría desmayado del calor.

Taiwán era tal cual como mi país, misma temperatura y un poco más de humedad.

La cita siguió, pasando a beber alcohol ellas, yo mientras aireandome.

Me senté en una de las sillas del balcón y empecé a tomar mucha agua, cosa que había estado perdiendo.

—Hola— Escuché en inglés a mis espaldas. Volteé de reojo y al hacerlo un chico se sentó a mi lado. — ¿Qué haces aquí tan sola? — Preguntó, en un inglés un tanto de principiante.

—Mejora tu inglés y luego háblame— Le respondí en mandarín. —Oh, hablas mandarín— Se sorprendió más que ofenderse.

— ¿Quieres tomar algo con mis amigos? — Fué directo. — ¿En serio crees que eso te va a funcionar? — Argumenté siendo lo más cliché posible.

— ¿Es un si? — Volvió a preguntar ignorando mi obvia negación. —Ni en tus sueños— Me levanté, tomando el vaso de agua. Sentí como tomó mi mano con fuerza. Reí un poco. Me di la vuelta, midiendo quizá quince centímetros más. — ¿En serio quieres intentar algo? — Pregunté intimidandolo hasta hacerlo retroceder.

Me soltó sin más y volví con las chicas, ahora cantando en un karaoke improvisado.

Entre los tres cantamos quizá una hora y nos despedimos.

Tomamos un taxi Tzuyu y yo, estando agotados ambos. —Creo que descubrí algo hoy— Dijo en coreano, evitando el entendimiento del conductor.

—Cuando eres intimidante me gustas más… — Sin más, volvío a besarme, sabiendo su beso a tequila y alcohol de arroz.
























Un poquito de relleno antes de volver a la trama fuerte.

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