Capítulo ciento noventa y seis
Providemus
-Estuviste perfecto- Me felicitó el dueño de la compañía. -Gracias- Dije sin más. Lentamente la encargada del maquillaje empezó a quitarme todo aquello que tenía en la cara, no siendo poco.
-Me gustó mucho la canción... - Se escuchó a la lejanía y muy tenue aquello.
-Tzuyu dijo que le gusta mucho la canción - Dijo Nayeon, sentándose encima de la mesa que estaba delante de mí. -¿Uh? - Solté ya que mi me mente estaba en otro sitio. - ¿es cierto? - Pregunté, una vez bailado la coreografía ya no sentía tanta vergüenza. Ella asintió. -Entonces la hice perfecta- Dije para verme en el espejo.
-Eres tan interesante- Una vez más, esa voz retumbó en donde estaba. Empecé a mirar a mis alrededores, y todos estaban congelados.
-Nadie más que tú me va a ver, no te preocupes- Apareció de la nada al lado de Tzuyu. Miró a esta. -Y quizá ella si le haces daño, si ella te quisiera muerto le concedería ese deseo en el acto- Volvió a dirigirme la vista. - ¿Crees que juego solo de tú lado? - Preguntó un tanto burlesco.
Volvió a ver a Tzuyu. -Si esta chica pensara todo lo contrario a lo que hace sobre ti, le daría toda mi ayuda a ella- Volvió a mi.
-En fin, solo me estaba preguntando el porqué simplemente no vuelves a estar con ella, esa noche que se disculpó habría sido buena para eso- Soltó.
-Tengo un plan- Dije sin explicar. Rodó los ojos. -Te leería la mente, pero tengo pereza, me darás dolor de cabeza, la de ella es mucho más simple, es pureza sin más- Señaló a Tzuyu con la cabeza aún mirándome.
-Es más divertido ver como sufres por no estar con ella cuando puedes hacerlo, aunque es aún más divertido que puedas tener a cualquiera y aún así elijas pasar meses así- Empezó a reír.
-Solo recuerda que me estoy divirtiendo- Se puso más serio. -Preparate para consecuencias imprevistas, puedo darte un final feliz, como uno horrendo- Volteó a ver por última vez a Tzuyu. -Aunque esta vez todo dependerá de ella- De la nada, sentí algo en el ojo, dándome cuenta que la chica que me estaba desmaquillando me metió algo ahí.
Y luego de cinco minutos, tenía un pequeño parche para evitar que fuera a peor. Era de lo más común cosas así, pero era la primera vez que me pasaba a mi.
- ¿Estás bien? - Preguntó Tzuyu una vez tenía espacio para verme más de cerca. Voltee a verla, golpeándola ya que no tenía mi habilidad de detectar profundidades.
- ¡Lo siento! - Inmediatamente exclamé, levantándome y abrazando a la ahora adolorida Tzuyu. - ¿estás bien? - Pregunté, haciéndole un pequeño masaje en la cabeza, que aunque no sea el area del golpe, era mejor que nada.
-Eso te pregunté yo primero- Respondió, viéndome, estando muy cerca, demasiado cerca. -Si- Asentí. -Estoy bien- Finalmente aclaré.
-Tendrás que ir con un médico igualmente....- Dijo teniendo temor en sus palabras, y en si, en toda su persona.
Quizá estaba pensando que le gritaría o haría que la despidieran.
-Iré a uno, no te preocupes, estás cosas pasan siempre- La relajé, y ahora tenía aún más miedo, ya que todos la vieron mal, yo no entendía el porqué.
Me di cuenta que era porque todos querían seguir viéndonos así, y ella "cortó" el ambiente.
Les hice un par de señas para que se portarán mejor, cosa que hicieron.
Cuando me pude dar cuenta, Tzuyu me había rodeado con sus brazos.
Simplemente le di dos toques en su cabeza y me soltó, me despedí de todos, y me fuí de allí.
—Así que consecuencias imprevistas… — Susurré entre los pasillos de aquel complejo.
Días fueron pasando una vez más, semanas, Tzuyu consiguió el papel, nuevamente.
Yo compré muchísima más parte de la compañía, siendo ahora el dueño y mayor accionista.
Sin contar el contrato de KDA.
Era una etapa un poco complicada como para que ambos habláramos, ya fuera en una línea temporal donde nos odiaramos, o una donde nos amaramos.
Aconsejé a Eunwoo sobre que día no estar en cierto parque, Miyeon no llegó a más que una amistad, quizá lo que tenía que haber sido en un principio realmente.
Repetir dos veces la historia comenzaba a ser algo aburrido…
Al menos, una historia donde ella no estuviera.
Y allí estaba yo, mirando a un cielo nocturno gris y no negro, esperando hasta que los momentos llegaran.
Alcanzar dos veces el álbum más vendido de la historia nunca se había sentido tan aburrido.
Quizá Tzuyu en sus cartas decía ser egoísta… pero no se podría comparar siquiera a mí.
Ella se disculpó, dos veces lo enmendó, una progresó más que la otra hasta que yo lo arruiné.
Nunca me pude disculpar correctamente, y no creo pueda hacerlo con palabras ya.
Si lo hiciera, mis palabras me harían sangrar, una vez expresadas, se convertirían en dagas, de las que ya he sentido antes.
Si bien estaba siguiendo mi plan, parecía que no era suficiente, parecía no ser suficiente para ella…
Una vez más, cuando pensé que lo sabía todo, no estaba más empezando a aprender.
Estaba persiguiendo fantasmas hasta que se hicieran realidad.
¿Me estaba haciendo incluso más difícil de amar?
Estaba… ¿purificandome?
Aunque llegados a este punto, éramos más de lo que no éramos, con pequeños cambios a bien.
Empecé a sacudir mi cabeza fuertemente.
Me levanté.
—Si sigo pensando estas cosas me volveré loco— Dije a la nada. —Estos miedos y sueños no harán que saque lo mejor de mi— Volví a decir a la absoluta nada.
Si había llegado tan lejos, si había pagado tantas veces, si todo había sido tan difícil, era para merecerme esta oportunidad.
Inmediatamente mi celular empezó a vibrar, siendo un mensaje de Jihyo, lo del estudio empezó más pronto que tarde, era para aquello.
Tomé las notas que estaba haciendo, las guardé, y el día siguiente sería dónde mi nuevo arco perfecto empezaría.
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