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Capítulo ciento noventa


Artes


— ¡¿Cómo se llama está cosita tan linda?! — Preguntó Park Yuna, una de las protagonistas del set. —No le he puesto nombre aún— Me coloqué de cuclillas como ella mientras acaricia a mi cachorrita. —Quiero ponerle un nombre ruso, pero no sé nada— Miré como disfrutaba esas caricias mi mascota.

— ¡Ya se! — Me levanté de golpe, haciendo que todos me mirasen. —Ai— Señalé, haciendo que hasta mi perrita me mirase. — ¿Ai? — Preguntó EunWoo, viéndome raro. —Es amoroso en chino, a ella le encanta la gente y las caricias, así que le pondré así— Le respondí. — ¿No querías ponerle un nombre ruso? — Preguntó la chica. —Vivimos en Corea, yo sí puedo pronunciar la «r» pero la mayoría no— Le recordé de su dialecto. —No le pondría «Artym» cuando se saltarían la primera mitad del nombre— Me volví a poner de cuclillas.

— ¿Ai? — Le pregunté, volteandome a verme, siendo así la señal de bautizo de su nombre en chino.

Para algo me tendría que servir el chino además de con Tzuyu.

Pasé todo el primer día de grabación a la expectativa, ya que por cuestiones de sorpresa no me leí el libreto entero, realmente solo leía lo mío hasta el momento, aunque pasé el primer capítulo entero sin salir y una semana entera detrás con producción viendo las actuaciones de todos.

Y en esa semana me hice muy amigo de la protagonista, Moon Ka Young, más que por ser la protagonista y tener que estar pegado a ella como leí un poco, fué criada lejos de Corea la mitad de su vida, por lo que no era tan mente cuadrada y me era mucho más fácil hablar con ella.

Terminaron de rodar el primer capítulo luego de semana y media, sin salir en lo más mínimo yo.

Aunque me daba tiempo para aprender y acercarme al ambiente.

Si me eligieron exclusivamente a mi, tenía que suplir expectativas.

Y aunque no salí en el primer capítulo, el segundo sería dónde me metería de lleno.

Peleas, carreras, motocicletas, directamente mi introducción.

Y haciendo gala de algo que poco había usado, increíblemente, mi voz real grave.

A la par terminar el segundo capítulo, se emitió el adelanto promocional del primero, viéndolo en vivo en casa de EunWoo.

— ¿No estás hablando con Tzuyu? — Me preguntó EunWoo al verme pegado al celular. —Hablamos todos los días, aunque no nos podemos ver— Apagué la pantalla. —De hecho, la casa que compré por Ai es justo la de al lado de ellas— Me enfoqué en mi perrita.

—Me da un poco de risa que al llevarla al veterinario me dijeran que solo tiene dos meses y unos días y ya es más grande que la mayoría de perros de idols— Reí un momento por mi observación.

Luego Tzuyu me respondió, volviendo a mi conversación con ella.

Si bien, aún no tenía el coraje de siquiera verla, mucho menos decirle todo lo que pasó, prácticamente todo seguía normal, exceptuando que evitaba mucho el salir o vernos.

Incluso viviendo al lado de ellas.

Muchas noches me hice el dormido para no dejarle pasar.

—Tienes muy poco tiempo en pantalla— Dijo EunWoo al terminar el adelanto, aunque quizá se le olvidó que ni siquiera actúe en el primer rodaje. —Es broma, ¿No? — Le pregunté, mirando Ai y yo a EunWoo. — ¿Qué cosa? — Simplemente dijo.

—Lo que tienes de lindo lo tienes de tonto también— Suspiré y volví a distribuir mi tiempo entre Tzuyu y Ai.

Ya que estaba, aproveché antes de irme y tomarme una foto con EunWoo y Ai para subirla, ya todos sabían de mi amistad con mi protagonista pero muy poco habían visto a mi mascota.

Una vez que volvimos al set de grabación, filmando el cuarto capítulo, por fin tenía más tiempo en pantalla, además de molestando a EunWoo y la protagonista de paso.

Una vez más, el trabajo que una vez fué divertido, volvió a serlo, ya la música me estaba orillando.

Aunque las partes de enemistad y pelea con EunWoo me costaban poco, era increíblemente bueno siendo violento ante la cámara.

—Actuas incluso mejor de lo que esperé— Comentó EunWoo una vez que terminamos una escena de tensión. —Mi vida entera es un teatro en el que varias compañías hacen como si no tuvieran control sobre mi pero realmente me controlan y yo tengo que lucir natural para que saquen lucro de mi… ¿Qué esperabas que fuera? — Le respondí, con un pizca pequeña de sarcasmo, y al terminar, fuí con mi mascota una vez más, ya que no tenía más escenas en un rato, ventajas de ser coprotagonista.

Cuando volví a aparecer en la trama, se notaba que habían girado el guión para mí conveniencia, tenía mama, si, pero hermana también, ambas coreanas, el problema era yo alejado de esa naturaleza.

Por lo que simplemente estaba la excusa más usada e increíblemente buena, "Es adoptado" y para adelante, sin más.

Además de ser una escena cómica de ver, saliendo de las otras dos facetas que había tenido.

190.1

Prospecto

—Sigo diciendo que tienes poco tiempo en pantalla para lo bien que lo estás haciendo— Dijo EunWoo llegando con él una vez que había terminado una escena. —Nunca me ha gustado presumir o mostrar todo de mí a la primera— Me puse en cuclillas atajando a mi cachorrita.

— ¿Nunca te preguntaste por qué directamente no canté "Sinful Passion" de primeras en el programa de supervivencia? — Pregunté sin quitar la vista de mi pequeña hola de nieve.

—Es cierto… podrías haber ganado aún más rápido cantando esa de primeras— Opinión la protagonista y chica con la que recién había actuado. Volteé a verla, estando EunWoo a su lado parado. —Prefiero que la gente me quiera de a poco… — Sonreí. —Ya aprendí que mostrar todo de mí asusta a la gente y la aleja— Volví con mi mascota, tomándola y cargandola.

—Nací sin nada, así que de pequeño y adolescente siempre me defendí con mis talentos, luego aprendí que no siempre sirve atacar primero— Empecé a caminar hacia una silla, esperando órdenes nuevas.

La semana siguió, actuando yo solo dos días de ella, aunque aún así me la pasaba en el set todo el día, todos se sorprendían de verme allí aunque no tuviera que hacer nada.

Aunque para matar el tiempo me mantuve todo el tiempo que no hablaba con la protagonista, con los chicos del audio.

Aprendí muchas cosas sobre audio en cinematografía, justo así era aprendí tanto de ingeniería en audio, o de por sí, la vida.

Pese a ser el coprotagonista, realmente me sorprendía cada vez más con la historia, seguía siendo una base cliché, pero una vez que lo haces perfecto en todo, el cliché es pasable.

El problema es si tú ejecución es un fiasco. Quizá allí se aplicaba la frase "Es mejor perfeccionar una cosa sencilla, a conocer cientas complejas"

Quizá así fué cómo yo llegué a donde estoy, o quizá no tanto, aún no habían cinco voces como la mía en el mundo pese a dejar de practicar tanto.

Semana tras semana el drama fué emitiéndose, saliendo yo por fin y viéndome más varonil.

Mi madre estaría orgullosa de eso.

Poco a poco avanzamos hasta la mitad, recibiendo una sorpresa gigante, más en significado que cantidad, ya que era un camión pequeño de comida de parte de TWICE a mi persona en el set presente.

—Esto es especial de Tzuyu— La chica del camión me entregó mi orden de panecillos y un sobre.

Empecé a caminar hacia donde había dejado atada a Ai.

Me senté a un lado de ella, sentándose a mis pies. —Ya estás demasiado grande— La miré y recién noté que ya era el doble del tamaño de Boo, mascota de Momo, y eso que tenía la mitad de edad.

Abrí el sobre, siendo una carta dentro. Le di un mordisco al panecillo, abriendo la carta para leerla.

—Se que no hemos podido hablar mucho…

Mucho menos vernos…

Te envié este camión con comida porque se lo mucho que te gustan los panecillos.

Y si, lo envíe yo, solo puse el nombre del grupo para no delatarnos…

Sabía que podías mostrar un lado de actuación bueno, se cuándo estás muy mal, y aún así sales a las cámaras con tanta naturalidad… tan alegre… te admiro.

Además, una vez que leas esto último, ve a buscar unas galletas para tu perrita, eran las favoritas de Gucci… — Ese era el contenido de la carta.

Alcé la mirada en dirección al camión, estando varias personas comiendo allí.

— ¿Una carta? — Preguntó una chica a mis espaldas, haciendome saltar del susto. — ¿Tienes algo con Tzuyu de TWICE? — Volteé, dándome cuenta que era Park Yuna, la segunda protagonista femenina. — ¿Cómo lo sabes? — Pregunté nervioso. Ella caminó un poco, acariciando a Ai. —En la esquina superior derecha decía su nombre, solo alcancé a leer las dos primeras frases de la carta además de su nombre— Se levantó. Asentí simplemente, no podía ni ganaba nada negándolo. —Que suerte tiene… — Se sentó a mi lado. —Eras popular desde que eras productor de Astro, al menos, para los coreanos que ya eran famosos— Aclaró. —Llamabas mucho la atención por ser extranjero, además de joven— Tomó uno de mis panecillos.

—Tambien te conocía por ser amiga de EunWoo, así que siempre nos pusimos a apostar sobre con quién realmente saldrías— Le dió un mordisco. —Según EunWoo— Habló con la boca llena. —Me decía que te gustaba TWICE, pero que eras consciente que nunca saldrías con alguna, así qué apostamos por Seulgi o Rose— Sonrió.

—Nunca pensé que lograrías tú amor imposible con Tzuyu— Se levantó, acariciando a una levantada Ai ahora.

—No la hagas sentir muy celosa, puedo entenderla si lo es contigo— Finalmente se despidió dándose la vuelta.

No sabía que meditar primero, si la carta, o lo que había dicho Yuna.

La mayoría de veces solo chicos sabían de mi relación, por lo que no podía tener un punto de vista más femenino, pero el golpe de realidad fué fuerte, aunque bromeé en Taiwán sobre eso, ni yo sabía el impacto que le haría a la primera relación de Tzuyu.

Y ahora todo con Tzuyu se sentía como si ella estuviera rogando por mi amor.

Me estaba divirtiendo con todo esto de ser un actor y eso, pero estaba olvidando la realidad, Tzuyu quizá estaba sufriendo por verme más que nunca en todos lados menos con ella.

190.2

Corazón


Pese a mis arduos intentos por evitar a Tzuyu, el fin de semana llegó, y era justo en el cual no habría rodaje de ningún tipo, y lo más probable es que EunWoo se lo dijese a Dahyun, si es que no salían primero, sabiéndolo mi novia por consecuencia.

Y ya que era mi fin de semana libre, por fin compré todo para insonorizar la casa, o al menos, el estudio.

Mis gritos o los de mi perra eran algo que prefería que TWICE no escuchase, así se intensos nos poníamos en las noches.

Una vez que dividí todos los materiales en cada espacio de la casa, escuché el timbre.

Era temprano, ocho de la mañana de un sábado, así que dejaría que siguiera tocando, más cuando vi que era Tzuyu.

El problema fué que dejé la puerta del jardín abierta, así que Ai salió corriendo y ladró en la entrada.

Simplemente me rendí, tenía que confrontar mis demonios algún día, no podía evitarla.

Abri la puerta de la casa, caminando por todo el patio, llegando a la puerta de hierro, abriéndola desde dentro y dejandome verla.

Abrí mucho más la puerta, pasando ella, cerrando luego.

—Ya estas demasiado grande— Se arrodilló, abrazando a una Ai que no negó para nada su cariño. Una vez terminó con ella, se levantó, dió media vuelta, viéndome, súbitamente lanzándose a darme un abrazo.

Pero no era un abrazo normal, de los típicos que nos solíamos dar.

Se sentía que no quería soltarme más. Sentía todo el daño que le había estado haciendo al evitarla.

De un momento a otro sentí como empezó a apretar y meter su rostro en mi pecho.

La rodeé yo también, abrazándola, aunque sintiendo como empezaba a tener movimientos extraños. — ¿Tzuyu? — Pregunté intentando verle el rostro. Aunque ella solo se pegó más a mi, negandome eso.

Escuché como empezó a murmurar, pero no entendía muy bien. —Te extrañé… tonto— Dijo, dejándome ver su rostro, teniendo lágrimas en el.

Luego volvió a abrazarme. —Lo siento… en serio lo siento— Un vez más, empezaba a sentir como si su abrazo fueran las mismas dagas que cayeron del cielo para castigarme.

Su sufrimiento era mi nuevo tormento, más que él no poderle contar el asco de persona que era.

Sentía como si estuviera en el medio de una espada clavada a una pared.

Notaba como se sentía tan mal cuando no intentó besarme, solo quería estar pegada a mi.

Tzuyu podría ser una chica más fría que otras, pero nunca en todas las veces que nos encontrábamos después de un tiempo largo, obviaba la oportunidad de besarme, al menos una vez, las demás era por mi, pero ella siempre lo hacía primero.

Una vez que se secó las lágrimas, tomó mi brazo, caminando abrazándolo y metiéndonos a mi casa.

— ¿Por qué tienes esas cosas negras allí? — Preguntó señalando las cosas de la implementación de insonorización. —Son las cosas que uso para el ruido rebote o se disipe— Expliqué.

—Ya es una tradición que yo insonorice dónde viva— Añadí. — ¿Puedo ayudarte? — Preguntó animada ya. Asentí, yendo a la mesa donde había dejado las herramientas.

—Solo intenta copiarme en la otra esquina una vez entiendas como hacerlo— Expliqué, empezando el ensamble.

Cinco minutos después ya tenía hecha una pared y esquina.

Ella empezó luego, parandome a verla por si cometía algún error, pero no, lo hizo igual de perfecto que yo, pese a no saber controlar taladros o medidas exactas.

Volvía a sentir miedo del talento de copiarme de Tzuyu.

Aunque al menos terminamos con la sala en un santiamén, nunca lo había hecho tan rápido.

Luego proseguimos con habitaciones, seguido con el estudio, teniendo allí muchas cajas y una mesa con pequeñas modificaciones para los monitores de estudio.

Seguimos con todo eso, metiendo también varios pares de alfombras para el techo, era por mucho el estudio más grande que había hecho.

Si el de mi departamento era tres veces más grande que el de mi primera casa, este era el doble de grande que el del departamento.

—Estas en el momento perfecto para verme golpearme con la mesa por hacer cosas con cables— Le dije, abriendo una caja.

Era alguien sencillo en cuestión de instrumentos analógicos, pero tenía lo básico para controlar lo hecho por sistema.

Empezamos a abrir y sacar cajas, poniendo todo el suelo, luego poniendo todo en un lugar donde más o menos dejaría todo, golpeandome diez veces por moverme de lado a lado, otras cinco veces por debajo de la mesa.

Si Tzuyu riéndose no era suficiente, Ai se metió y empezó a lamerme la cara.

190.3

Agua

—Por fin terminamos— Suspiré. Volteé a ver a Tzuyu, quien tenía una sonrisa. —Lo siento por hacerte ayudarme con algo tan grande… — Intenté disculparme, ya que estaba empapada de sudor.

—Preferiría esto a una cita cualquiera en un café o parque— No quitó su sonrisa. —Pasar tiempo contigo, sea de la forma que sea para mí es lo mejor que existe— Dijo, derritiendo mi corazón por fin.

Me acerqué a ella, tomando sus ambas manos y uniendolas con las mías, siguiente, dándole un beso. El primer beso en quizá meses.

— ¿Tu perrita se llama Ai? — Preguntó al terminar el beso. Asentí. —Pensé que era rusa— Sacó de su mente con una cara de un tanto misterio sobre el asunto. —Es rusa, pero no sé nada de ruso— Aclaré, volteando ambos a ver a la perrita viéndonos.

—Me gusta que intentes usar más tú mandarín— Separamos nuestras manos, ella yendo a acariciar a la atenta mascota.

Justo allí, ese instante, ese momento, comprendí dónde tenía que estar para toda la vida.

Allí estaba mi familia.

Ellas dos lo eran.

Eran todo lo que tenía realmente.

—Quedate así un momento— Le indiqué. Corrí a buscar mi celular, posicionándome justo donde estaba, tomando una foto de lo que sería la revelación más grande en quizá mi vida.

Me sentía tan culpable y tan feliz…

Quería redimirme y pedirle perdón por todos y cada uno de mis errores, pero yo ya tenía interiorizado que si se los revelaba, quizá ya no la tendría más conmigo.

Era un tanto egoísta de mi parte, pero la quería allí, conmigo, con Ai, por siempre.

— ¿Había algo por lo que quisieras tomar tanto una foto? — Preguntó, levantándose. Se miró luego. —Me veo muy mal, no tengo maquillaje y estoy sudada— Añadió. —Yo solo pude ver a mi familia, me dió un poco igual si fuera una sesión de modelo o un día cualquiera— Respondí, haciendo que tuviera el mismo efecto que yo hacía un par de minutos.

Se tiró a abrazarme, por desgracia, sintiéndose algo raro por tanta ropa mojada de sudor. —Creo que deberíamos bañarnos y cambiarnos— Opiné.

—Tengo un baño conectado con el primer piso, en este piso hay dos más, así que puedes elegir cualquiera— Propuse, ya que era un suplicio limpiar baños que no usaba.

Vivir en una casa tan grande me recordaba el porqué me gustaban pequeñas, más cuando sólo soy yo allí.

—Elijo… — Se puso en pose pensativa. —El mismo que tú… — Se acercó, diciendo eso.

Me dieron escalofríos de solo escuchar eso.

Pese a quizá el año y tanto más juntos, o medio juntos, aún no encontraba un término para llamar nuestra relación o tiempo juntos, en todo ese tiempo, no habíamos tomado un baño juntos, uno después del otro si, pero nunca juntos.

— ¿Deberíamos usar el que tiene tina? — Pregunté nervioso. Ella asintió, haciendome empezar a caminar hacia el baño de mi habitación.

Ambos empezamos a quitarnos la ropa, quedándome unos segundos viéndola. — ¿No vas a llenar la tina? — Preguntó, viendo allí parado sin hacer nada. Volví en mi, apretando las manillas y haciendo salir el agua.

Ya que el agua salía caliente de primeras, maravillas de calentadores modernos y de consumo medio, me metí, seguido ella, colocándose en el medio de mis piernas y recostandose en mi.

—Si sientes algo en tu espalda no me culpes— Advertí, subiendo el agua ya hasta nuestros estomagos.

Por suerte tenía buena presión y se llenaba rápido incluso calentando.

Ella volteó a mirarme. —Quiero poder culparte— Pronunció, sabiendo mi condena ese día.




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