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Capitulo 3

"Mi verdadero yo"



Arnie Weeler

Saboreé cada fresa hasta que me las terminé. Las cortinas estaban abiertas de par en par entrando la luz de la luna por medio de estas, y por lo que pude notar, habían cambiado la ropa de cama.

Luego de tocar varias veces entró un señor, tenía pinta de ser el mayordomo, me miró y sonrió con calidez.

-Estas son tus toallas. -las colocó en una esquina de la cama. -¿Te ayudo a deshacer la maleta?

-No. -coloqué la cesta vacía encima de la mesita de noche y me puse de pie. -Me queda muy poco aquí, no pienso pasarme el resto de mi vida en esta pocilga.

-Señorita Weeler. Siento decirte que una vez que una chica entra en la vida del Señor no sale más. Deberías de sentirte afortunada, no cualquiera comparte casa con el amo. Eres especial.

-¿Hay más chicas? -éste asintió. -¿Dónde están y que hacen aquí?

-Ya te puedes marchar. -le ordenó Jeon al mayordomo y éste le hizo una reverencia para marcharse de la habitación. -Creí que tendrías todo organizado para cuando regresara.

-¿Siempre te equivocas en todo? -sonreí de lado y pareció molestarle.

-Respondiendo tus inquietudes, si hay más chicas, pero, les suelo llamar princesas.

-¿Por qué secuestras personas de esta manera? ¿Para qué? -arqueé la ceja mientras me cruzaba de brazos. Sus ojos celestes me miraron y supe que no debí de haber hecho esas preguntas.

Mi corazón no paraba de palpitar del subidón que estaba teniendo en ese momento. El Señor Jeon se acercó a mi y pasó su mano por mi cabello con un gesto rápido. Se sentó en la esquina contraria a dónde estaban las toallas y me ordenó sentarme a su lado.

-No secuestro a nadie Weeler, las compro, como mismo hice contigo. -Una punzada se apoderó de mi corazón al escuchar sus palabras. ¡No podía creer que mis padres habían sido capaces de hacerme eso! -¡Serás Stripper! -dejó caer su mano en mi muslo. -Solo por un tiempo.

-¿Stripper?

-Ya es tarde, he tenido un día bastante ajetreado. Mañana te enseñaré el lugar, a mis princesas y espero que recojas este lugar que en serio da asco.

Se paró en la puerta.

-Abajo hay más fresas. -señaló la cesta vacía y me fui inútil no avergonzarme instantáneamente.

Abrió y salió dejándome sola en aquél lugar. ¿Que se sentiría ser Stripper? Algo me decía que no tendría otra opción y opté por no pensar en ello. Acomodé un poco la cama, puse una almohada sobre la otra -manía que tenía- y cerré los ojos esperando a que el sueño se apoderase de mi.



Jeon Jungkook

Las tostadas ya estaban justo en el punto en que me gustaba. Las bajé de la tostadora y serví un poco de jugo de naranja para desayunar. Llevé una rodaja hacia mi boca mientras veía como Weeler bajaba las escaleras, su cabello estaba todo desordenado y traía una pijama de fresitas rosada.

-Buenos días fresita. -sonreí al decir eso justo después de tener aquellos pensamientos. Tomé un poco de jugo y ví que la chica me miraba de mala gana.

-Odio los sobrenombres.

Se paró a mi lado y miró boquiabierta las tostadas mientras sentía su estómago crujir. Me miró con algo de lástima.

-Estás es tu casa. -le di otra mordida a la tostada. -Puedes prepararte lo que quieras o de lo contrario pedirle lo que quieras a Helms que es el mayordomo.

-Prefiero hacérmelo yo misma.

Me volvió a mirar de mala manera y abrió el refrigerador, dejando su vergüenza de lado. Sacó algo de leche e inspeccionó unas fresas para ver si estaban frescas. Tomó la batidora y se hizo un batido, el cuál acompañó con algo de huevo con jamón.

-Creo que te quedaría muy bien el sobrenombre de fresita. No se porqué te niegas, ambos sabemos que tengo razón. -la chica me volvió a mirar con mala cara y reí, atorándome con una tostada. -Tienes muy mal genio.

-¿Tu crees? -levantó su ceja.

-Cuando termines te cambias, te estaré esperando afuera para enseñarte el local. Los guardias te acompañarán.

Sacudí un poco mi traje para quitar todo tipo de comida restante de mi encima y me encaminé al jardín.

-¿Cuando veremos a la nueva?

Brad se paró a mi lado mientras ambos observamos las mariposas que volaban encima de los girasoles.

-Pronto. Tengan paciencia.

-¿Es verdad que está viviendo en la mansión? -asentí. -¿Por qué?

-No tengo que darles ningún tipo de explicación a ninguna de ustedes. -me di la vuelta para volver adentro pero Brad me tomó del codo frenándome en seco.

-Lo siento Señor Jeon, no fue mi intención hablarle de esa manera. -agachó su cabeza en modo de disculpa y la tomé del mentón para que me mirara.

-Rashed, estás disculpada. -miré directo a sus ojos y pude sentir una tensión en su mirada. Ella se acercó poco a poco a mi.

-No lo vuelvas a intentar. -Me di la espalda y salí del jardín. No quería que ella me besara ahora, no en medio del jardín, mucho menos cuando estaba esperando a alguien más. -Dile a las chicas que en cinco minutos estaré allí y no quiero su presencia por todo el lugar. ¡Quedó claro!

-Si Señor Jeon.

-Eso quería escuchar.






Arnie Weeler

Tener un guardaespaldas detrás de mi a cada centímetro de la casa al que caminaba, era lo más extremo que me podía llegar a pasar en toda mi vida. Al llegar a mi habitación la cerré con seguro y respiré hondo para tomar algo de ropa del clóset y darme una ducha rápida.

Al volver a abrir la puerta estaban ahí, parados donde antes los había dejado esperando a que saliera. Bajamos las escaleras y cuando llegamos a la puerta principal uno se incorporó delante de mi y el otro detrás.

-¿No creen que se están pasando con la seguridad?

Ninguno de ellos respondió y seguimos el camino hasta doblar por toda la afuera de la casa y llegar a un jardín gigantesco y hermoso. A lo lejos el Señor Jeon caminaba en nuestra dirección, dejando detrás a una chica con un vestido púrpura y tacones negros.

-¿Quién era la chica? -pregunté una vez estuvo a mi lado.

-Eso aún no te incumbe.

-Te dejó de mal humor. -reí y éste me dirigió una mirada de mala gana.

-Que sea amable contigo no significa que sea así realmente.

-¿Y cómo eres en realidad?

-No quieras saberlo Weeler. Mientras que te portes bien no conocerás al Jeon Jungkook que odiarás toda tu vida.

-Te odio desde que me separaste de mi familia.

Paramos de caminar y se puso delante de mi, colocó sus manos en mis hombros mientras me miraba fijamente a los ojos. Sus ojos celestes daban miedo ésta vez.

-Si conoces al verdadero Jeon Jungkook me odiarás tanto que querrás morir o matarme.

-No se puede odiar tanto a alguien.

-Creeme que si.

Quitó su tacto de encima de mi, haciendo que un cosquilleo se apoderara de mi cuerpo al segundo y los guardias me obligaron a seguir caminado ya que me había quedado detrás.

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