Capítulo 28
Arnie Weeler
14 de septiembre de 2020
Cierra la puerta con fuerza. Puedo sentir el estruendo en mi cuarto mientras estoy recogiendo las maletas. Doblo las blusas y jeans mientras colocándolas unas encima de las otras, de tal manera, en que no pierdan el equilibrio.
Un aire frío entra por la ventana y me acerco a ésta, miro hacia fuera y admiro el jardín. Está desolado. Suspiro y cierro la ventana para correr las cortinas y no entre gota de luz por ahí.
Siento mi barriga gruñir, camino hacia la puerta y apago la luz para bajar a la cocina.
Una vez del otro lado del cuarto fijé la vista al frente, sentía un peso encima de mi cuerpo y fue un proceso de inercia que mis ojos se incrustaran con aquellos celestes que miraban al suelo. Él se encontraba recostado en la pared, sus pies doblados y brazos por detrás de su espalda. Elevó su vista, penetrado sus celestes iris con los míos y dio un paso al frente.
–Quiero estar contigo Weeler— susurró en voz baja mientras se acercaba cada vez más y tomaba de la cara. Su tacto era suave, podía jurar que mi corazón se derretía con ello—. Quiero estar a tu lado, no quiero ocultarlo más—. pegó mi cuerpo contra la puerta y acercó el suyo al mío.
Mi respiración se encontraba agitada, la suya también, lo podía sentir al está chocar contra mis labios.
Estaba nerviosa.
–Aunque lo intente... — dejé la frase en el aire. No podía seguir hablando. Tenía el corazón en la garganta, podía sentir que latía más fuerte a cada segundo pero el tiempo no se detenía, quizás habían pasado unos diez minutos desde que nos encontrabamos en ésta posición.
Ninguno de los dos decía nada hasta que sus manos se dirigieron a mi cabello, estaban temblorosas y lo acarició con dificultad mientras arrastraba su suave tacto hasta mis hombros.
–No me lo hagas más difícil Prince. — una lágrima corrió por mi mejilla sin poder evitarlo. Inmediatamente se me fue el control de la situación y mi rostro se encontraba totalmente húmedo.
–Quédate esta noche. — susurró en mi oído. Su voz era cortada, suave, quizás solo estaba evitando tener que llorar junto a mi—. Solo un día más junto a mi, Weeler. Solo eso te pido.
Hundí mi cabeza en su pecho mientras asentía acepatando su petición y unas palabras salieron de sus labios mientras me abrazaba con sutileza.
–Me gustaría regresar el tiempo, quizás las cosas hubieran cambiado un poco.
–Quizás—. Susurré.
Me hizo mirarle, las lágrimas de mi rostro no se secaban ya que no dejaba de llorar. Se agachó un poco a mi altura y las limpió con sus dedos, devolviendo si postura elegante.
Tomó mi mano mientras entrelazaba sus dedos con los míos y bajabamos hasta el jardín. Por un momento dudé a donde nos dirigiamos, pero luego recordé aquella mata de fresas escondidas en medio del jardín y sonreí aliviada.
–¿Se te antoja una fresa? — preguntando mientras cruzábamos el pequeño arbusto hasta llegar al lugar oculto. Él se acercó a la mata, tomó unas cinco frutas y luego recostó su espalda a la mata de cerezas—. Ven. — dio unos golpes en el suelo mientras me ordenaba sentarme a su lado y así lo hice.
Entregó las fresas, colocándolas entre mis piernas. Solo me observaba comerlas y relamió sus labios para hablar.
–Aunque te vayas sabes que siempre me tienes aquí.
Y es que esas palabras no eran necesarias. Tampoco tenía que decirle que él era mi vida, mi voz, mi guía.
Si estaba haciendo todo esto era por mi, por nosotros. Me tenía que marchar para ser feliz, porque ambos sabíamos que éramos infelices juntos.
–Prince. — dije en un suspiro—. Se que no es el mejor momento. Sé que ya es demasiado tarde y también sé que no cambiaré de opinión pero... Te quiero. Siempre lo he hecho y es por eso que me voy. Porque no nos queremos como merecemos y aunque me cueste decirlo quiero a Colin.
–No quiero que cuando te recuerde sea porque preferiste a Colin antes de a mi, Weeler.
–¡Pero no he dicho eso! — interrumpí sus palabras mientras me quejaba. Tal vez halla dicho algo parecido a eso pero no era de esa manera como yo lo veía—. Te quiero Sten, pero algo en mi me dice que me vaya con Colin. Lo siento—. susurré mientras mis ojos se aguaban un poco.
–No quiero estar sin ti.
–Ya lo has hecho. Solo es cuestión de volver a acostumbrarse.
~
Prince Sten
Cada palabra de Weeler hacía que mi corazón se rompiera en una fracción más pequeña que antes. Ella estaba indecisa pero de una manera u otra ya había tomado su decisión.
Trataba de hablar, mi voz se encontraba entumecida pero quería gritar a todo pulmón que se quedara a mi lado y saciar toda la rabia que traía encima pero eso ya no me correspondía.
Ella ya se había ido de mis manos.
De mi lado.
De mi corazón, poco a poco. Aunque sabía que nunca llegaría a borrarla de ese lugar.
Sería ella quien se fuera de mi lado, quien me dejaría solo. Y es que algo, en lo más profundo de mi ser, no soportaba la idea de que ella estaba mucho más dolida que yo por todo lo que estaba pasando. O eso quería pensar, ya que no me gustaba demostrar mis sentimientos. Y, aunque ella sabía que estaba triste, mis ojos me delataban cada vez más, puesto que no necesitaba llorar para que ella supiera como me sentía.
Mi razón de ser.
Mi amor.
Mi corazón.
Se estaba marchando, me estaba dejando solo una vez más sin razón alguna. Pero ésta vez para siempre. Ésta vez estaba conciente de todo lo que pasaba, y sabía perfectamente que era culpa mía.
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