Capítulo 22
30 de agosto de 2020
Prince Sten
Sentí un auto estacionarse por lo que me asomé en el balcón que daba a la habitación de Weeler. Era inevitable no pensar que fuese ella ya que Colin me había dicho que pasarían la noche juntos.
<<¿En que momento esto se me fue de las manos?>>
Ella bajó del auto, unas manos la tomaron y luego volvió a entrar. Por el cristal delantero pude ver que Weeler le besó y sentí una presión en el pecho, <<una bala en medio del corazón dolía menos.>>
—Cariño, me vuelves loco—. susurré.
Entré nuevamente al cuarto y tendí sutilmente su cama, puesto que anoche había dormido allí con esperanzas de que volviera pero nunca lo hizo. Aunque al menos pude presenciar toda la noche su aroma a fresas.
—No se que fue lo que me hiciste, Weeler.
Salí del cuarto, traté de dejarlo tal y como ella lo hubiese dejado y bajé las escaleras. La puerta había sonado y ella ya estaba dentro.
—Hola—. me saludó con una sonrisa mientras abría el refrigerador, tomaba una fresa y se la llevaba a la boca.
—Buenas tardes, Weeler—. caminé hacia ella. Miré su cuello y ésta vez el corazón de hace unas semanas que colgaba de su cuello a la mitad, estaba completo, puesto que colgaban los dos collares opuestos. —Muy lindo—. los señalé.
Con vergüenza se los tapó y solo dijo en voz baja “sí, lo sé”. Necesitaba tomarme un descanso para darle tiempo a mi cabeza. No sabía dónde ir, no tenía deseos de salir de casa y el local me era demasiado aburrido a estas horas. Opté por la mejor variante, ir al jardín a tomar el aire.
—Sten—. gritó la chica y me detuve. Paré la puerta con mi brazo, dejándola media abierta y la miré—. Se que hemos hablado en ocasiones temas un poco, como decirlo, incómodos—. asentí. Weeler era demasiado predecible, sabía a que se refería, o más bien que diría—. Fuera de todo eso me gustaría que fuésemos solo amigos.
—Weeler—. pasé mi mano por encima de su cabeza mientras acariciaba su cabello—. Nunca fuimos algo más. Ya te dije, <<no eres mi tipo.>>
Y fue peor para mi decir eso firmemente que para ella escucharlo, pero sin mirar atrás y con firmeza en mis pasos, caminé hacia el jardín y me senté en uno de mis lugares preferidos. Un lugar en el que Weeler nunca había estado y jamás le enseñaría, éste era mi lugar. Apoyé la cabeza detrás del árbol de cerezas, a su lado el arbusto de fresas que tanto había cuidado por años.
—Creo que ya no tiene sentido que te traiga hasta aquí—. tomé una de las frutas rojas, esa que tanto le gustaba a ella. Mordí un poco y escupí rápidamente en una arqueada—. ¿Cómo le puede gustar ésto a alguien?— tragué saliva y la tiré lejos.
Aún no me creía sus palabras y es que era inevitable no tener su voz en mi cabeza diciendo: <<Solo amigos.>> ¿En serio eso había salido de su boca?
¿Qué pasa por la cabeza de Weeler?
Un día me besa, otro dice que me quiere y ahora que solo seamos amigos. <<¿De verdad la estaba perdiendo?>> ¿En serio lo poco que teníamos lo estaba cortando de raíz?
Estuve tratando de estar bien, de sentirme bien, pero seguir pensando en esto me hacía muy mal. Me había prometido al virar del viaje de New York olvidarla, no pensarle y desechar esos sentimientos, pero, no he puesto de mi parte y ella tampoco.
Mientras Weeler se veía con él trataba de pensar que pensaba en mi. Que no le importaría sus palabras lindas ni regalos lujosos. Que sería yo primero, aunque, quizás le guste de verdad y no por lo que mi mente divaga.
Aunque no lo podía negar, verla con otro no se sentía nada bien. Y es que estoy como wow, nunca pensé que dolería tanto.
<<Terminar algo que nunca empezó es como enterar tu propio corazón mientras aún late.>>
Y es que ella es todo lo que siempre he querido, pero no siempre se puede tener todo lo que deseas.
Estaba oscureciendo, sentía unos gritos y era Weeler, me estaba llamado y su voz se sentía gastada. <<¿Desde cuándo me estaría buscando?>> ¿En que momento me quedé dormido a la sombra del árbol?
Me paré apoyando una de mis manos en el suelo. Caminé a donde se encontraba Weeler, y allí se hallaba, sentada en el banco de siempre mientras mirada los últimos rayos del sol.
—¿Es lindo verdad? — pregunté mientras me sentaba a su lado.
—Es hermoso—. contestó—. ¿Dónde has estado?
—Pensando en si eras la indicada, en si mi corazón en verdad te pertenecía como lo estoy sintiendo ahora. En si vale la pena haberme enamorado de ti—. pensé tratando de decirlo en voz alta pero eso era algo que sabía que a ella no le importaría.
Me miró esperando una respuesta, penetró su mirada en la mía como sólo ella podía hacer. Podía ver sus ojos brillar de un intenso color miel.
—Digamos que me quedé dormido mientras pensaba en cosas que nunca debieron de haber pasado.
Ahora que ella quizás se había ido para siempre de mi vida, sentía más coraje aún para estar a su lado. Puede que una parte de mi la quería de vuelta, tal vez solo sea el hecho de convivir por ya casi dos meses juntos.
—Te extrañaré, Weeler—. pensé mientras llevaba una de mis manos a su muslo y pegaba un leve golpe. Ella me miró, tal parece le había dolido o sólo lo fingió cuando ví una sonrisa en su rostro.
—¿Por qué me pegas? — inquirió y devolvió el golpe—. Te mereces esto—. llevó su mano a mi cabello y lo restregó zafando el pequeño moño que traía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro