
Capítulo 16
26 de agosto de 2020
Prince Sten
Ella baja las escaleras, despacio. Su rostro grita que tiene hambre y que, al mismo tiempo está agotada por la falta de sueño que sus ojeras delatan que lleva encima. Se sienta delante de mi, mira su desayuno al igual que el mío pero no dice una sola palabra.
<<Ya no se siento su amor matutino a las fresas.>>
Deja de lado todo. Parece que no tiene apetito y no le hago preguntas, solo doy un sorbo de café a la taza para dejar que se marche en el mismo acto.
<<Las palabras son demasiado en este momento.>>
Dejo todo de lado para subir unos veite minutos después que Weeler. Respiro profundo antes de dar dos toques en su puerta y esperar paciente a que me abra.
—Weeler. — comento dando dos toques más.
—¿Qué quieres? — grita de mala gana abriendo la puerta. Su mano se encuentra apoyada sobre el fino encaje de la puerta mientras de arriba a abajo me mira con enojo.
—Solo quiero que bajes a desayunar.
—No tengo hambre. ¿¡Me dejas en paz!? — pide uniendo su entrecejo y haciendome enojar. Entrecerré mi puño para darme la vuelta para que ésta inmediatamente diese un tirón a la puerta en mis espaldas.
Entré desesperado en el baño y miro mi reflejo a través del espejo. Tomo una liga de pelo y hago un pequeño moño para que mis mechones no caigan sobre mis ojos. Cubro mi camisa con una enguatada por encima y coloco un pantalón junto a unas zapatillas, para guardar un mp3 en el bolsillo y ponerme los auticulares para correr alrededor de la casa.
Hace mucho tiempo no hacía este tipo de ejercicios, y extraño la sensación de relajación que me brinda esa experiencia. Más que nada lo necesitaba ahora mismo.
~
Miro con detenimiento como el sol se está ocultando tras las nubes, observo sus últimos rayos a través de los arbustos y es cuando se que he corrido lo suficiente por hoy. Por mi frente corren las gotas de sudor, con el codo lo limpio y mi vista gira en dirección al balcón de la habitación de Weeler.
Ella claramente me estaba observando, cambiando su vista repentinamente pensando en que no lo notaría, pero su pelo se movía por el rápido gesto efectuado puesto que no había brisa en ese momento.
<<¿Se sentiría sola?>>
Negué, troté hasta la puerta de entrada y pude sentir una molesta vista perseguirme hasta que desaparecí. Parecía una historia interminable ya que mientras subía las escaleras ella hacía todo lo contrario. Traté de no mirarla. Ella tomó mi brazo e hizo que me detuviera.
<<Se sintió un vacío indescriptible en el salón.>>
—No diré lo que quieres escuchar. — hizo su agarre más fuerte con mis palabras y respiró profundo.
Me mataba lentamente tratarla de esta manera, más ver su rostro al escuchar mis frías palabras. <<Claramente yo había sido el único culpable de romper mi corazón. >>
—Quiero estar con alguien del local. — demandó mientras mis ojos tenían toda su atención, mientras los de ella solo miraban el camino restante de las escaleras. —Quería avisarte que en cualquier momento lo haré.
Me soltó, bajó dos escalones pero esta vez fui yo quién la detuvo.
—Sabes que eso no te corresponde, Weeler. Aunque de todos modos, ¿Con quién tienes pensando hacerlo?
—Eso no es algo que te importe.
—Luego terminamos ésta plática. Quizás nunca lo hagamos pero estás advertida.
—Lo que tu digas Señor Sten.
Llamarme por ese nombre Señor Sten, el sobrenombre de los empleados y demás personas lejanas. Sabía que yo mismo le había indicado que lo hiciera, pero por alguna extraña razón me dolía ahora, en estos momentos solo quería que dijera Prince Sten.
Weeler lo sabía, puesto que una vez le dije que no me tratara por Señor. Subí las escaleras con rapidez, no me quería quedar en ese sitio mientras la veía marcharse, seguramente caminaba al jardín.
~
La noche se apoderó completamente del lugar mientras los clientes llegaban poco a poco. Colin me había llamado, recordándome que estaría fuera de la ciudad por unos días, por lo que Weeler debía de seguir hiendo al local, ya que allí la estaría vigilando mejor y no se quedaría en casa sola.
Pido un trago en la barra, las princesas empiezan su espectáculo y hace mucho me siento tan estresado que es lo que justamente necesitaba.
Brad se acerca a mi, hermosa como siempre dando un beso en mi mejilla y le sonrío.
—Quiero que hagas lo mejor que puedas en el escenario. Prometo recompensarte de la manera que más te guste. — digo para que la chica muerda su labio y reír ante su reacción.
—Espero no me dejes como la última vez, Sten. — susurró en mi oído. Mordió mi lóbulo y llevé mi mano a su trasero para darle una buena nalgada.
—No volverá a pasar princesa.
Cassie interrumpió el momento llamando a Brad. Ya debían de empezar y así lo hicieron, 0or lo que solo miraba el escenario mientras bebía otra ronda de tequila.
Weeler se acercó a mi. Vestía de una manera que no me gustaba para nada. Prácticamente su trasero se encontraba en el aire y una leve tela tapaba sus pezones, que claramente podía notarlos, rosados y erizados por la transparencia y el aire acondicionado.
—¿Qué haces aquí de esa manera? — me paré enfadado. La miré con enojo y ella hizo que me sentara. Sus manos recostadas en mis hombros mientras podía percibir su aliento. Apestada a alcohol y vino. —¿Has estado tomando, Weeler? — tomé su muñeca con fuerza y la apreté.
—Ahora te molesta que beba, Señor perfecto. — balbuceó arrastrado sus plaabras.
—Vamos. — volví a ponerme de pie pero la chica hizo fuerza sentandome y tropezando con su misma mano. —Me harás perder la paciencia, Weeler.
<<Borracha perdida.>>
—Me has hecho mucho daño Señor Sten. Mucho mucho mucho. — movía su cabeza al compás de sus palabras mientras su mirada se encontraba perdida.
—No me gustan los juegos Weeler. No hagas que mi paciencia estalle una vez más. — dio un paso hacia atrás para luego acercarse a mi.
Dobló el cuello de mi camisa y se paró en frente de la silla en la que me encontraba. Me dirigió una mirada inspeccionista de arriba a abajo y abrió sus piernas para sentarse sobre mis muslos. Quedando su boca a centímetros de la mía.
—Yo se lo que todos quieren. — susurró en mi oído. — Pero eso no lo venderé a nadie, ni siquiera a ti, Sten.
—No sabes lo que dices, Weeler.
Me paré enfadado. Todos veían tal espectáculo y la cargué para sacarla del lugar.
—No necesito ayuda. — pataleó mientras hacía un pequeño berrinche.
La ignoré, hablar con borrachos es perder la cordura y ponerse a su nivel. Weeler no sabía lo que hacía ni decía en lo absoluto.
<<¿Por qué había llegado al extremo de hacer semejante barbaridad?>>
—Solo quiero una probadita de ti. — me miró con lástima, hizo un pequeño puchero y acercó sus labios a los míos.
—Detente, Weeler. — detuve la acción poniendo mi dedo índice en medio de sus labios.
—Te amo Sten. — llevé mi mano en medio de mi cabeza y di un leve golpe. Weeler estaba demasiado alcoholizada.
—Para amar hay que demostar. — Dije para tratar de callarla, y así lo hizo. No dijo una sola palabra hasta que llegamos a su habitación. La recosté en su cobija y apagué la luz.
El claro ejemplo de mi frase era yo mismo. <<Amaba a Arnie Weeler y demostraba todo lo contrario.>>
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