Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Primeras veces

☆•≫────≪•◦ 𝓜𝓮𝓵𝓵𝓸 ◦•≫────≪•☆

***

Sin pensármelo dos veces, agarré a Nate del brazo. Él se giró, sobresaltado, y cuando vio de quién se trataba, distinguí un brillo distinto al que sus ojos reflejaban cuando le conocí, o cuando actuaba.

Un brillo oscuro.

—¿Qué quieres? —me preguntó, se le notaba molesto desde kilómetros.

—Tenemos que hablar, Nate —respondí yo, por un instante temí que mi voz sonara temblorosa—. No podría dormir esta noche sabiendo que tú estás indefenso, vulnerable ante lo salvaje que puede resultar el núcleo urbano.

—No finjas que te preocupas por mí como llevas haciendo todo el día —su réplica me dio un vuelco el corazón. ¿Cómo ha podido pensar que era todo mentira?

—No he fingido en ningún momento, Nate, todo lo que te he dicho era puramente cierto.

—Hasta la pureza tiene rasgos corruptibles —Matt habló por primera vez, Nate y yo le miramos extrañados—; cuando los conoces, es más fácil atacar.

¿Por qué tiene que estar entrometiéndose continuamente?

El albino se giró una vez más para quedar cara a cara frente a mí, a continuación me dijo:

—Mello, yo no quiero vivir de la pena de nadie ni ser una carga para...

—Tú no eres una carga, Nate, y mucho menos me das pena. Yo solo quería ayudarte porque...

No sabía muy bien cómo continuar la frase. Sabía lo que quería decir y, sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, me costaba canalizarlo mediante palabras. Algo raro me estaba ocurriendo y no terminaba de entender que era.

Bajo la atenta mirada del albino y los ojos del pelirrojo que observaban la escena con diversión, traté de encajar las piezas con las que expresarme. Tras unos segundos, las encontré, y no dudé en ponerlas en mi boca.

—Creo que tu talento debe ser preservado, Nate —dije—, que te mereces una oportunidad en este mundillo, y quiero ayudarte.

Podría sonar superficial. Vago, interesado, caprichoso, insensible. Pero era la verdad. Nate debería poder probar suerte como actor, no me cabía duda alguna de que le podía ir muy bien. Y yo estaba dispuesto por todos los medios a que se cumpliera.

Antes de que ninguno de los dos pudiera decir nada, me apresuré a añadir:

—No te lo tomes como algo tan egoísta como eso, el hecho de que puedas labrarte un buen futuro en algo relacionado con mi profesión no quiere decir que no me preocupe por ti. Te mereces la oportunidad de cumplir tu sueño, y yo haré todo lo que me permita el dios Destino para que lo consigas.

No podía hablarle de ese interés tan raro que había despertado en mí. Me miraría extrañado, huiría y seguramente no volvería a verle. Tampoco quisiera confundirle, pues el interés del que hablo no es amoroso ni mucho menos. En mi vida no cabía tiempo para relaciones. Hacía mucho que no.

Nate parecía estar esperando a que yo siguiera hablando, por lo que procedí a ello.

—Yo puedo resultar impulsivo, puede que mi compañía no sea de tu agrado, pero, aun así, me gustaría que me brindaras la posibilidad de ayudarte en lo que esté a mi alcance —comenté, agachando la cabeza y frotando mis manos, nervioso—. Espero que respetes mis condiciones egoístas y que, igual que yo quiero ser un apoyo más en tu vida, me gustaría que tú fueras otro en la mía.

El albino me seguía mirando fijamente, parecía estar analizando cada una de mis palabras de manera individual, procesando su significado e hilándolas para construir todo lo que yo quería decir.

Desde el primer momento supe que Nate era una persona desconfiada por naturaleza, que examinaba cada paso que daba y cada sonido que salía por mis labios. Por eso no me sorprendía que estuviera tardando en darme una respuesta, marcharse o incluso agredirme; era libre de tomarse todo el tiempo que quisiera y de decidir lo que mejor consideraba para su propio bien.

Segundos después, vi cómo se deshacía de mi agarre. Suspiré, sintiendo el amargo sabor de la derrota recorrer mi garganta como si se tratase de una bebida. Para mi asombro, Nate agarró mi mano y la apretó con fuerza.

—Cuanto antes me acostumbre a estas cosas, mejor, ¿no lo cree, señor Mello? —dijo, pude notar un leve rubor en sus mejillas, contrastando su pálido tono de piel.

—Nate, ya te había dicho que no...

—Permítame el atrevimiento, pero es la única condición por mi parte en nuestro acuerdo. Usted es una figura importante, de renombre, y se merece que le traten con el mayor respeto posible. Por eso, me gustaría seguir tratándole de usted, por simple comodidad egoísta, siendo completamente sincero.

No pude evitar sonreír ante su petición. Si era lo único que iba a exigir a cambio, no se lo iba a negar.

—Trato hecho, Nate —dije, apretando mi mano, notando cómo él se sonrojaba aún más y bajaba la cabeza, se le notaba avergonzado. Era demasiado tierno.

—Tenga cuidado con lo que sea que se traiga entre manos, querido Mello —Matt volvió a pronunciarse, parecía que le gustaba recordarnos su presencia—. Recuerde que todas las acciones tienen sus consecuencias, y que debe actuar con prudencia.

—Va a resultar que mi conciencia ahora tiene vida propia —espeté, frunciendo el ceño, su actitud empezaba a fastidiarme—. Un placer verte, Matt.

Tiré de Nate para sacarlo de ahí, no iba a tolerar ni una palabra más por parte de Matt.

—No peque de necio, Mello, sabe que tiene usted las de perder si lo hace.

Nate no podía saber la verdad. Todavía no.

***

Al llegar de vuelta al estudio, Nate se fue directamente a su habitación, a terminar de arreglarla. Yo me fui hacia mi despacho a recoger algunos de los papeles que descansaban sobre el suelo. Casi todos eran de borradores que tenía previstos acabar, lo que no tenía del todo claro era cuándo.

Una vez terminé, decidí pasarme por el cuarto de Nate para ver cómo le iba. Estaba sentado en la cama, dando pequeños saltitos, parecía contento. Llamé a la puerta, él dirigió su mirada hacia mí y se levantó.

—Espero que tu estancia sea agradable —le dije, él asintió con la cabeza—. Si te parece bien, podemos repasar de nuevo nuestro acuerdo.

—Lo veo justo —afirmó—. Usted me ayudará con mi recién nacida carrera como actor; a cambio, yo... le haré compañía para afrontar su soledad, y le trataré de usted para que yo no me sienta tan incómodo.

—Todo correcto.

Era la primera vez en mucho tiempo que sentía aquella cálida sensación llamada felicidad invadir mi corazón.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro