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El pilar de mi vida

☆•≫────≪•◦ 𝓜𝓮𝓵𝓵𝓸 ◦•≫────≪•☆

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—Lo peor de todo no es lo que has hecho, Mihael, sino el factor de que no me sorprende a estas alturas.

L tenía razón. Una vez más, había perdido el control de mis emociones, y Nate había desaparecido. Traté de seguirle la pista para, al menos, hacerme una idea de dónde podría encontrarlo más tarde, pero me fue imposible, se marchó y no volví a saber nada de él. Ahora temía haber perdido la oportunidad de...

—Quizá mi cabeza necesite procesar demasiada información, quizá no me llegue la materia gris suficiente como para entenderlo, pero... Hablando totalmente en serio, Mihael, ¿a qué ha venido eso? ¿Qué beneficio podías obtener tú de esos actos?

—Fue un impulso, maestro, usted sabe mejor que nadie lo que me cuesta controlarme —respondí, seco, serio, sin ganas; no soportaba que me soltase la charla otra vez.

—Lo dices como si yo hubiera resultado afectado de uno de esos impulsos de los que hablas. ¿Te tengo que recordar lo que aconteció con...?

—No es necesario, gracias, vivo mi juventud con toda la salud posible y de momento no tengo pérdidas de memoria.

—Pues a mí sí que me parece necesario, si me permites decirlo —L se levantó de su silla y se acercó a mí con las manos en sus bolsillos, encorvado, con gesto despreocupado pero desenfadado—. Apenas ha pasado un año, y ya estás otra vez con la misma actitud. ¿La vida no te ha enseñado lo suficiente?

—La vida no es la que enseña, ella pone las piedras en el camino y soy yo el que se tropieza, pero yo no aprendo de la vida. Aprendo de mí, de mi manera de enfrentar las dificultades.

Me di la vuelta, exhausto, no estaba preparado para otro sermón de L. Tenía razón, sí, me había equivocado, pero qué más daba. Al fin y al cabo, el que había hecho el ridículo era yo, no él.

—Hay algo más que no comprendo, Mihael, y esto sí que me gustaría saberlo —la voz de mi mentor me detuvo, mis pies frenaron pero mi cuerpo no consintió girarse para mirarlo cara a cara—: si tan seguro estás de lo que voy a decir y tan convencido estás de que no estás de acuerdo o que vas a mostrarte reacio siquiera a escucharme... ¿Por qué vienes a mí en busca de consuelo o consejo, Mihael?

Lo cierto era, que yo tampoco veía con claridad el motivo para hacerlo.

Elle Lawliet se convirtió en mi figura paterna prácticamente, desde el momento en el que me acogió para enseñarme la belleza de las palabras que hilan las historias. Aprendí del mejor, sin duda, el vínculo de confianza que creé con él era irreemplazable, inefable; para mí se convirtió en el pilar de mi vida.

Pero hay otra verdad: conforme fui creciendo, a partir de aproximadamente los quince o dieciséis años, mi comportamiento empezó a cambiar paulatinamente. Cumplía con mi trabajo mientras que mis hábitos personales empeoraban de forma considerable, empecé a distraerme con relaciones de poca monta, me aficioné al tabaco y a, incluso, la bebida. A día de hoy la situación había mejorado mucho, y todo había sido gracias a él.

Y ahí estaba yo ahora, respondiéndole de mala gana cuando lo único que quería era ayudarme. Como siempre lo había hecho.

Me habría encantado decirle todo lo que pasaba por mi cabeza; no obstante, me dediqué a mirarle de reojo y, simplemente, decir:

—Porque no tengo a nadie más.

No era mentira. Pero tampoco era la pura verdad al cien por cien.

Salí de la academia, dejando atrás a los alumnos y al profesorado que se había aglomerado en la puerta del despacho de L. Mis pasos eran lentos pero firmes, no sabía muy bien hacia dónde iba a ir, lo que sí sabía con total certeza era que no quería volver a mi estudio. Aún no.

No hasta que encontrara a Nate.

En mi caso, no había sido la primera vez que besaba a alguien, aunque sí que era la primera vez que sentía algo así de... incontrolable. Si bien es cierto que aquel muchacho me había cautivado con sus aptitudes interpretativas, su franqueza y sus hermosos rasgos, jamás se me habría pasado por la cabeza la fabulosa idea de arruinar las cosas en la manera en la que lo he terminado haciendo.

Había algo de mí que era evidente a simple vista: mi principal guía era mi instinto.

Si me apetecía hacer algo, lo hacía sin pensarme dos veces las consecuencias o si era prudente, ético o lógico; me encantaba vivir la vida al límite, como si fuera a morir mañana. Sin embargo, esta vez sí que me ha hecho reflexionar sobre mi conducta.

A pesar de que no era la primera vez que cometía un error así.

Mi intención era que Nate me ofreciera su cariño a cambio de toda la ayuda que le había proporcionado, yo lo único que no quería era volver a meterme una noche más en mi fría cama solo, sin nadie a quien darle las buenas noches al irme a dormir ni los buenos días al despertar la mañana siguiente.

Nada había sido lo mismo desde que él se fue.

Sin querer, o quizá queriendo inconscientemente, no terminaba de aclararme sobre ese punto, llegué al Támesis. Ese testigo mudo de todo lo que ocurre en esta ciudad maldita, llena de gente y tan solitaria al mismo tiempo. Los problemas de la población se resumían en tratar de ganar todo el dinero posible para alimentar a sus familias o para aparentar ser de la más alta sociedad a pesar de ser todo una fachada.

Ojalá mi vida pudiera sintetizarse igual que la del ciudadano medio.

Mis ojos recorrieron lentamente el río, tratando de encontrar milagrosamente a Nate entre todas esas personas, la misión se mostraba difícil pero con un pequeño atisbo de esperanza.

Justo entonces, lo vi.

Nate, en el puente, dándome la espalda. Frente a él había otro chico. Pelirrojo, gafas, gesto duro.

Matt.

Como pude, me hice paso entre la multitud para tratar de llegar hasta ellos, tropezando un par de veces y teniendo que disculparme en el camino. Cuando llegué, pude ver cómo Matt esbozaba una pequeña sonrisa.

Mi instinto me decía que no iba a salir bien.

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Tachán. Qué cambio en el narrador, ¿eh? XD

Tenía pensada esta idea, pero no sabía muy bien si iba a funcionar o no. En Wattpad no se pueden escribir textos en otros colores, pero puedo notar cada capítulo de una forma para que sepáis quién es el que esta narrando. En este caso, evidentemente, es Mello.

Espero que os guste. Nos vemos pronto. ;3

} K-chan {

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