POV MARINETTE

Otro día de mierda, otro día sin ser nadie.

Tengo que comenzar a buscar trabajo para pagar la deuda. Me levanté de la cama, desayuné con desgano y me lavé los dientes...

*Tin tin*

Alguien tocó el timbre, caminé hasta la puerta y pusé mi ojo en la mirilla, es... ¡¿Mi mamá?! Abrí la puerta y ella me sonrió.

- ¡¿M-Mamá?!- exclamé- ¿Qué haces aquí? ¿Y papá? ¿Ha pasado algo entre papá y tú? ¿Discutieron?- pregunté, mi mamá sonrió con tristeza y melancolía.

- ¿Puedo pasar?- preguntó cortando todo lo que le había dicho.

- por supuesto- dije y me hicé a un lado para que ella pasara, caminó hasta mi cocina y con silencio cortó dos trozos del pastel que traía, puso los dos platos con pastel en la mesa y me hizó señas de que me sentará junto a ella, obedecí y comencé a saborear el pastel, esto... Sabe a cuando yo tenía quince años, cuando todo era perfecto y no había caído tan bajo.

- tú papá... No está aquí porque él está en otro lugar-

- ¿Ah?-

- él... Está muerto- dijo con una sonrisa triste y ojos llorosos.

- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué no me dijeron nada?!- dije con mis ojos cristalinos.

- te lo dijimos, te mandamos cartas, correos, mensajes y te llamamos- dijo derramando una que otra lágrima.

- mamá...- susurré, ella tiene razón, yo sabía que ella trataba de comunicarse conmigo por cualquier medio pero yo nunca la atendía- mamá, perdóname- dije con un nudo en la garganta, las lágrimas comenzaron a descender sin piedad, todo parece de ir mal en peor.

- eso ya no importa, ya es muy tarde para pedir disculpas, además, soy tu mamá ya te peedoné incluso sin que me lo pidieras- dijo sonriéndome con ternura, acarició mi cabeza y limpió mis lágrimas con su pulgar.

- *Hip* papá... *Hip*- murmuré con hipo por el llanto.

- veo que tienes más problemas, ¿qué sucedió?- preguntó con una mirada comprensiva.

- un hombre con el que me metía, se alejó de mi, tengo una deuda mayor a tres mil dólares y perdí mi trabajo- dije con vergüenza, recuerdo cuando me fuí de la casa a los dieciocho diciendo: "¡yo misma puedo cuidarme. No necesito de nadie y nadie es nadie!" mi mamá solo rogaba llorando: "no lo hagas, hija. El mundo es duro y tú aún no estás lista" y yo solo dije: "deja de tratarme como una niña, deja de tratarme como si no comprendiera, como si fuera estúpida, estoy cansada de ese trato a mi de su parte. Viviré y no rogaré por ayuda", mi papá siempre guardó silencio hasta que giré el picaporte, me dijo con dolor y unas diminutas lágrimas: "por favor, a pesar de todo, acuérdate de nosotros", en ese momento solo bufé y cerré la puerta con fuerza.

- mamá, perdóname, por favor. Tienes razón, soy una idiota, tienes razón, toda la maldita razón, tal vez yo no estaba lista para el mundo, ustedes siempre intentaron protegerme y yo nunca lo entendí- dije rechinando los dientes con rabia y llorando más.

- eso ya no importa, tu padre y yo siempre te amaremos. Ese hombre que se alejó de ti... ¿Lo amas?- preguntó.

- no, no lo sé-

- si te importa tanto el que se haya ido de tu lado es porque lo quieres de cierta manera, sabes que lo amas pero no quieres aceptar tal sentimiento sabiendo que puede hacerte sufrir; ahora eres una adulta, madura ese sentimiento y enfrentalo- dijo, sus palabras ocasionaba algo en mi interior, mi corazón latió con fuerza, el poder de tales palabras me daban fuerzas para enfrentarme a esta realidad tan cruel y dura.

- mamá, siempre tienes la razón. Lo haré- ella me abrazó y besó mi frente. Después de unas dos horas ella se fué, el silencio en mi hogar volvió pero a diferencia de otras veces era un silencio pacífico.

Me vestí, me pusé maquillaje, me coloqué unos tacones, tomé mi bolso y salí a las calles de la ciudad a buscar trabajo, por todos los puestos que pasaba habían revistas de Adrien Agreste, después de una hora caminando estaba cansada y entré a una cafetería, en una de las mesas estaba un hombre con gafas de sol negras y sombrero, observé que un mechón de su cabello se escapó, era... Rubio. Reconocería ese rubia brillante en cualquier lado, me senté en frente de él, si mi órdenes y le hablé.

- Adrien-

- ¿Qué quieres?- suspiré para calmarme.

- perdóname...-

- ¿Quién le pide perdón a un cajero?, al contrario, le daría gracias por darle dinero-

- no eres un cajero, eres una persona maravillosa que está lastimada y el tiempo no ha curado esas heridas-

- qué lindas palabras, cualquiera las puede decir sin sentirlas, así que cállate y deja de hacer el papel de que estás arrepentida-

- yo siempre te he querido, solo que tenía miedo de que saliera lastimada, sin embargo, el que salió herido fuiste tú-

- ¿Y? Eso ya no importa- dijo indiferente, pero, por debajo de sus lentes oscuros se deslizó una lágrima, él se percató y la limpió velozmente.

- deja de hacer el papel del que es indiferente, sé que estás sintiendo lo que te estoy diciendo-

- dos personas que solo se conocen porque follan no pueden sentir algo como el amor por otro-

- ¿Quién lo dice? Tú te enamoraste por quién era yo, lo del sexo era aparte. Entiéndelo, no quiero otra persona que no seas tú, no seas indiferente conmigo porque lo que te estoy diciendo es enserio- me acerqué y le quité las gafas oscuras con suavidad, miré sus verdes ojos llenos de lágrimas y mirando hacía abajo, recibió sus dientes, tomó mi mejilla rápidamente y me besó.

Continué el beso sin más, esto... Se siente diferente, puedo de alguna manera sentir sus sentimientos a través del beso y puedo transmitir los míos.

Siempre fuimos un amor correspondido y ni lo sabíamos.

La campanilla de la cafetería resonó y por aquella puerta entró Lila Rossi, observando la escena con furia y acercándose a paso fuerte a nosotros. Levantó la mano, como si me fuera a dar una cachetada, Adrien tomó el brazo de ella y dijo:

- nuestro matrimonio arreglado se cancela-

¡Hola! Sí, me demoré demasiado, pero no tenía celular porque el anterior se me dañó y tampoco tengo tiempo, estoy en éxamenes :'(
Si les gustó el cap regálenme una estrellita que saben que me ayuda mucho. Besito (*3*)