Capítulo veintinueve: Correr el riesgo
Alaska.
9 de septiembre, 2016.
Blue_Alasfans: escribes hermoso
Blue_Alasfans: no me cansó de decírtelo
Blue_Alasfans: pero odio que ya no respondas mis mensajes. ¿Por qué estás enojada conmigo?
Blue_Alasfans: ¡No seas una diva!
Blue_Alasfans: ¡Maldita sea! Respóndeme
Blue_Alasfans: te amo.
Esta es una cuenta diferente, bloqueé la anterior, pero es el mismo patrón de mensajes. Me muevo hacia el perfil creado hace unas pocas horas y tal como lo he hecho con las cuentas anteriores, bloqueo al usuario.
***
10 de septiembre, 2016.
—¿Cómo fue?
Dejo de abrazar mi almohada y observo a mi hermana, la sonrisa bobalicona no abandona mi rostro mientras pienso en lo bien que Drake me trató, en cómo fue mejor de lo que esperaba e hizo el mejor recuerdo conmigo.
Nunca imaginé que el amor se sintiera de una manera tan arrolladora.
—Fue increíble. Él se portó increíble conmigo, fue dulce a su manera —abrazo con más fuerzas la almohada—. Fue un amante atento. Ya quiero hacerlo de nuevo.
Alice me arroja una almohada riendo antes de volver a pintar las uñas de sus pies, me incorporo y gateo hacia ella, me dejo caer sobre el colchón boca arriba y suspiro.
—Lo amo mucho. Muy pocos se casan con su primer amor, pero yo quiero hacerlo todo con él. ¿Crees que esté loca?
—Creo que eres afortunada, Aska. Supongo que cada persona vive una historia diferente, no debes guiarte por los demás.
—Alguien en clases me dijo que debía experimentar con otros chicos y conocer el mundo antes de decidir. Pero no entiendo, porque Drake no es un impedimento para descubrirme, para explorar mi vida y mi sexualidad.
»Mientras me sienta feliz, complacida y segura, ¿Por qué se supone que debo pensar en futuros romances o intimar con otras personas? Me siento feliz ahora con él y no quiero que otros me mortifiquen diciendo que necesito conocer a más chicos, como si debiera llevar un reloj midiendo el tiempo que se me permite estar con mi novio antes de ir con otros.
—No prestes atención. Mayormente las personas que dicen que debes experimentar con otras personas, es porque a ellos no les funcionó el primer amor y piensan que todas las parejas son iguales. Disfruta de tu relación con Drake —Me da una sonrisa—. Tal como lo dices, mientras te sientas feliz, satisfecha y a gusto, todo está bien.
»No hay una regla estableciendo que debes experimentar con miles para saber lo que quieres ni tampoco una diciendo que debas permanecer con solo una pareja sexual, todo depende de cómo resulten las cosas. No te mortifiques.
—No estoy mortificada, estoy feliz —me río—. ¡Mi novio es buena cama! Eso me tiene feliz.
—Niña sucia —me reprende—. Aunque tu felicidad es justificada. Tu novio es dulce, atractivo, loco como tú y buena cama. Da celos.
—Su único defecto es estar enfermo en este momento —Estiro mi mano tanteando hasta encontrar mi celular—. Todavía no responde mi mensaje.
—Debe estar escuchando lo que dice el doctor, tranquila.
—Sí... —Abro el mensaje de Romina—. ¡Oh!
—¿Qué?
—Romina finalmente ha salido de la zona de amistad del futbolista. ¡La invitó a salir!
—Hasta que por fin —Alice alza su pulgar—. Ella estaba cayendo en crisis por él.
—Lo sé.
Comienzo a intercambiar mensajes divertidos con Romina mientras Alice termina de pintar las uñas de sus pies, no dejo de reír con las ocurrencias de mi amiga. Ella está muy emocionada y no deja de robarle fotos de su Instagram al que llama "su futuro novio" para que de nuevo vea cuán bueno está su moreno, como también lo llama.
—¿Él está saliendo con alguien? —sisea Alice.
Llevo mi vista a ella, voltea su teléfono hacia mí mostrándome un artículo de Austin, estiro mi mano exigiéndole el teléfono. Leo un artículo corto y muy mal redactado sobre Austin siendo visto con una chica misteriosa en varias oportunidades. Veo más rato de lo debido las fotos porque creo que ella lleva una bonita falda que me gustaría tener.
—Hasta donde sé, Austin es hombre soltero, pero nunca se sabe, no es como si supiera mucho de él a pesar de que es amigo de Adelaide —Le devuelvo el teléfono—. Además, ¿Por qué te importa?
—No me importa, pero siempre leo sobre chismes.
—¿Está bonita la falda de la chica misteriosa, verdad?
—Sí —murmura—. ¿Dónde crees que la haya comprado? En azul oscuro debe verse genial.
—Si quieres, le preguntamos a Austin —bromeo y rueda sus ojos—. Al menos eres lo suficiente honestad para admitir que él es un bombón, ¿verdad?
—Es evidente que físicamente está para comérselo, no pongo eso en duda, pero él me desagrada.
—Me queda claro.
Mi celular vibra y vuelvo mi atención a él, se trata de un mensaje finalmente de Drake, no dudo en abrirlo.
Dios sexual: resultados inconclusos :(
Dios sexual: ellos quieren hacerme otros estudios. Debemos cancelar nuestra cita.
Alaska: la cita es lo de menos, ¿tú estás bien?
Dios sexual: me siento bien, casi ni duele. Me fastidian estos exámenes.
Dios sexual: pero entiendo que son necesarios.
Dios sexual: ¿Pasó por tu casa cuando tus padres se duerman? No sé a qué hora vuelva a casa.
Alaska: aquí te espero.
Dios sexual: ¡Genial! Debo irme, me llaman.
Dios sexual: nos vemos en unas horas. Besos, Alas.
Alaska: besos para ti.
—Resultados no concluyentes, van a hacerle más exámenes —anuncio a Alice mientras cubro con un brazo mis ojos—. Odio que suceda eso.
—Es como cuando de pequeña tuve una infección ¿Recuerdas? Miles de exámenes y no descubrían que tenía, era frustrante.
» ¿Por qué no salimos y vemos una película? Creo que te vendría bien para la distracción.
—¿Harías eso por mí? Sé que querías pasar el día en casa, pero necesito hacer algo que me distraiga.
—Alístate, tendremos una salida de hermanas Hans.
—¡Yeihh! —digo con entusiasmo.
Porque pese a las circunstancias que nos hacen salir, amo pasar tiempo con mi hermana y necesito algo de distracción.
***
12 de septiembre, 2016.
Alaska: ¡Sal a tu ventana!
Alaska: tengo una sorpresa para ti.
Mordisqueo mi pulgar esperando respuesta y frunzo el ceño cuando no llega.
Alaska: ¡Drake! Vamos, es algo bueno.
Alaska: ¡¡¡Drake!!!
—Aggg, estúpido —me quejo y marco su número.
Tarda en responder, pero lo hace.
—¿Aska? ¿Qué sucede? —Escucho cómo bosteza.
—Ven a la ventana, tengo una sorpresa para ti.
—Amor, ¿Ves que son las ocho de la mañana? Me acosté tarde poniéndome al día con trabajo.
—Lo siento, lo siento. Es que me emocioné, puedo esperar.
—No hay problema, ya estoy despierto. Dame unos minutos y te alcanzo en la ventana.
—Vale, vale.
Finalizo la llamada y voy a mi ventana, deslizo la cortina y me siento como lo hago cada vez que hablamos de esta forma, todavía llevo mi pijama y lamo mis labios cuando lo veo aparecer. Abre su ventana y veo como lleva solo un pantalón holgado, aunque eso no dura mucho puesto que se encarga de ponerse una camisa debido al clima frío.
Bosteza y se estira antes de darme una sonrisa mientras pasa la mano por su cabello despeinado. Es evidente que acaba de salir de la cama y es aún más evidente que me encanta toda esta vista.
—Buenos días, despertador —Bromea.
—Buen día, lamento haberte despertado, solo estaba un poquito emocionada.
—¿Un poquito? Yo diría que bastante —Se ríe—. Ahora dime la razón por la que me tientas a esta hora con tu bonito pijama.
—¿Te gusta?
—Me encanta y sé que sin él estarías más preciosa.
—Oh —siento como me sonrojo y finjo abanicarme con mi mano, él sonríe—. En fin... Hoy he decidido ceder.
—¿Con qué?
—Te daré lo que tanto ansías.
—Uhmm... Tengo miedo a decir lo equivocado, porque no sé si hablas de lo que de verdad ansío y si no es así, sería bastante incómodo.
Eso despierta mi curiosidad porque se sonroja.
—¿Qué ansías, Drake? ¿Por qué parece que es algo sucio? ¡Oh, Jesús pervertido! Dime.
—No estás lista para escuchar de ello.
—¿Qué es? ¿Alguna postura sexual?
—Oh, Jesús... —comienza a reír—. Déjalo estar. Ahora dime cuál es tu sorpresa.
—De acuerdo —Entrecierro mis ojos hacia él, algún día le sacaré esa respuesta—. Te daré una de las cosas que pareces ansiar.
—Muy bien, eso hace que merezca la pena que me despertarás. Ahora dime qué es.
Hago con mi voz la mala imitación de un redoble de tambores, él enarca una ceja esperando a que todo mi teatro termine, luego aplaudo y finalizo uniendo mis manos.
—¡Te daré spoilers!
—¿Qué? ¿Qué milagro es este? ¿Es la mañana de Navidad? —Parece genuinamente emocionado, eso aumenta mi entusiasmo—. ¿De verdad me darás mis tan esperados spoilers?
—Sí, lo haré.
—Oh... Esto me emociona, esto totalmente vale la pena —une sus manos y aplaude—. Soy un Alasfan feliz.
—Oh, tonto. No exageres.
—De verdad soy feliz. ¿Podré presumir con Romina de esto?
—No seas malo.
—De acuerdo, solo presumiré con Alice.
No puedo evitar reír junto a él, pero no pongo en duda que presuma. ¿Quién iba a decir que Drake sería ese tipo de lector?
—Así que, ¿Viste que apareció un chico nuevo? —comienzo.
—Sí y eso no me da nada de tranquilidad. ¿Harás un triángulo? ¿Será un idiota? Porque finalmente nuestro protagonista está por decirle que la ama.
Amo la intensidad y pasión con la que discute mi historia, es genuino, no finge que le interesa. Es real.
—¿Un triángulo? Lo llegué a pensar, pero eso conllevaría a que la historia se alargara más de lo planeado —razono—. En realidad, el nuevo se verá como el chico perfecto para ella. Caballero, dulce, buena familia, sexi y con las palabras perfectas para derretir a una chica...
—O sea, será un Dawson —Me interrumpe.
—¡No! Dawson es amor y bueno.
—Entonces...
—Timothy será un maldito de primera. Les hará creer a todos que es el chico perfecto. Peter dudará de él, pero todos creerán que se trata de celos porque él si tiene más pelotas y está siendo directo con Kristen...
—¡Oye! Peter tiene pelotas, él solo está asustado de que ella no sienta lo mismo porque siempre le envía señales confusas. ¡Está aterrado!
—¡Lo sé! ¡Soy la escritora!
—Oh, cierto —Ríe apenado—. Prosigue.
Le arrojo un beso y me sonríe, asiente para que prosiga y deje de estar deslumbrada por su presencia.
—En fin, que resultará ser un maldito. Enfocaré mi trama ahí. Él va a sembrar dudas entre Peter y Kristen...
—Lo odio —Me informa—. Sucio bastardo traidor.
—Lo sé, lo sé —Lo calmo—. Él será un malnacido. Creará muchas dudas entre todos, entonces cuando Peter enferme...
—Espera, espera. ¿Cómo que enferma?
—Sí, enferma un poquito y Kristen se preocupa.
Entrecierra los ojos hacia mí y cruza los brazos a la altura de su pecho, le doy el intento de una sonrisa angelical.
—¿Y los resultados son inconclusos de casualidad? —cuestiona.
—No. Se descubre que tiene una bacteria en el estómago y que está bien —aclaro—. La cosa es que mientras está enfermo...
—Casualmente como yo.
—Tim —Ignoro su interrupción— aprovecha para acercarse mucho a Kristen, se obsesiona, pero al ver que ella solo tiene ojos para su Peter...
—Me gusta cómo suena eso.
—Tim se cansará de que su plan no funcione y secuestrará a Kristen. Querrá obligarla a que lo ame, pero ella se negará y pensará en que las advertencias de Peter siempre fueron ciertas. Estará por días secuestrada...
—¿Qué mierda...? —Parece anonadado, yo estoy demasiado inspirada contándole mis planes.
—Entonces, un día cuando él intenta meterle mano, ella lo golpea y comienza a escapar, para este punto, Peter está hospitalizado y sospecha que algo está sucediendo. Kristen lo llama...
—Eh ¿Con qué teléfono se supone lo llama? Estaba secuestrada.
—Oh —Frunzo el ceño ante ese detalle olvidado—. ¡El teléfono que le roba al bastardo!
—Muy bien, prosigue.
—Entonces, le dice que tiene miedo, que Tim está loco y le dice que siempre lo ha amado.
—Esto me suena a despedida y me estoy asustando, Alas.
—Peter le dice que le dirá sus sentimientos en persona, que luche y corra —Uno mis manos contando mi desenlace final—. Y de repente, sucede.
—¿El qué? ¡Habla!
—Peter golpea la cabeza de Kristen, asesinándola en el acto.
No hay palabras para la expresión en el rostro de Drake, parece genuinamente conmocionado. Su ceño se va frunciendo y niega con su cabeza.
—¡No me jodas! No puede ser el final. ¡No puede! ¿Quién te dio licencia para ser una asesina en serie? Primero Cody ¿Y ahora Kristen? ¿Nuestra dulce y estúpida Kristen?
—No es mi culpa, es de Tim.
—¡Y un carajo! ¿Pero qué final es ese?
Llevo una mano a mi boca para contener la risa, pero las ganas pueden más y termino por hacerlo. Río tanto un par de lágrimas escapan de mí, Drake se mantiene mascullando sobre mi falta de empatía y corazón.
—Es mi historia, hago lo que quiero —Le digo encogiéndome de hombros.
—Pero... Pero... ¡Novia! ¿Por qué ese final?
—¿Te duele?
—Hasta el alma.
—Aw, mi pobre bebé.
—Haz feliz a tu amor —Me pide haciendo un puchero.
Casi quiero saltar de mi ventana a la suya y comérmelo a besos de chocolate.
—Estoy de broma, tonto. Todo eso pasará, pero no te diré si muere, al menos no ahora.
—¿Cuándo?
—Te lo diré cuando dejes de estar enfermo. Es mi garantía de que te quedarás conmigo.
—Parece justo. Es un trato —Me sonríe—. Gracias por los spoilers.
—Fue todo un placer. ¿Te veo al rato?
—Ven a desayunar conmigo, prometo que la pasaremos bien.
—¡No se diga más! Ya mismo voy.
—Aquí te espero.
Me arroja un beso y se aleja de la ventana. Él muy perverso, deja las cortinas abiertas mientras se desnuda del todo. Abro mi boca y me deleito con toda esa piel desnuda, camina hasta tomar su bata de baño, se gira y veo su erección matutina, me guiña un ojo antes de cubrirse.
Es un provocador, pero me aseguraré de que pague este calentón apenas ponga un pie en su casa.
***
13 de septiembre, 2016.
Flyper_Alasfan: no me doy por vencido.
Flyper_Alasfan: ¿Por qué no quieres hablar conmigo? Te admiro muchísimo, me he enamorado de ti: de tus palabras, tu forma de ser y tu belleza. Creo que podríamos funcionar.
Flyper_Alasfan: no me rendiré contigo. ¡Puede suceder!
—¿Dices que le bloqueas y se crea un usuario nuevo? —pregunta Drake desplazándose por la gran cantidad de mensajes que me han enviado.
—Sí —Asiento para dar más fuerza a mi respuesta mientas acaricio su cabello, su cabeza se encuentra sobre mi regazo—. Me he comunicado con soporte, pero dicen que no pueden hacer más que eliminarle las cuentas.
»Pero cuando la eliminan, de inmediato crea una nueva. Cambié mi foto de perfil, pero igual ya me ha visto.
—Debemos poner una denuncia por acoso —Me dice bloqueando al usuario luego de tomar capturas de sus mensajes—. Nunca está de más tener precaución cuando no sabemos de dónde te lee esta persona que parece tener una obsesión contigo.
—Soy menor de edad, tendría que decirle a mis padres y ellos no saben que escribo en JoinApp —murmuro, él alza la vista para observarme—. No saben que no solo escribo romance y que a veces me pongo algo sucia con mis escenas.
—¿Algo sucia? —Enarca una ceja—. El teléfono me cayó en el rostro cuando leí "Harper, chúpame la polla".
—Oh, cállate. Estaba muy avergonzada cuando me tendiste esa emboscada en la cafetería.
—Cómo olvidarlo, te fuiste corriendo —se ríe—. Me tomó horas idear ese plan de confrontación, fue bueno.
—Fue traumático para mí.
Flexiona sus labios de una manera graciosa y bajo mi rostro para besarlo, mordisquea mi labio inferior antes de dejar de besarnos. Su expresión cambia a una seria.
—Puedes decirle a tus padres cómo te sientes sobre que lean tus historias en este momento y ellos lo respetarán, pero necesitas decirle lo que sucede y que te lleven a la policía a presentar este caso de acoso.
»No estamos seguros de si ellos le darán la atención debida, pero al menos debemos intentarlo. Nunca sobra tomar precauciones, ¿De acuerdo?
—De acuerdo —concuerdo—. Suenas tan adulto cuando hablas así, me gusta.
—Hablo en serio, Aska.
—Se lo diré mañana cuando despierten, ahora por si no lo recuerdas, me he salido para dormir contigo.
—¿Solo dormir? —Se incorpora y me da un empujón para que caiga sobre la cama, sube sobre mí—. Primero debemos divertirnos.
Sus dedos comienzan a deshacer los botones de la camisa de mi pijama. Estiro mis manos sobre la cama dejándome hacer por él, eso lo hace sonreír.
Somos esa pareja que una vez lo hace por primera vez, le gusta hacerlo de nuevo, de nuevo y de nuevo. Lo hemos hecho cada día desde hace cuatro días, los cuento, ya me adapto mejor y la incomodidad no es tan presente como la primera vez, ahora hay mucho más placer y lo más emocionante: ¡Ya me vengo cuando lo hacemos! Y eso me da mucha, pero mucha satisfacción. También he aprendido que Drake es el mejor amigo de mis partes de chicas, porque ellas aman cuando sus manos, dedos, boca, lengua se acercan ¡Enloquecen!
—Compré un libro para nosotros el otro día —informo mientras acaba con los botones y separa la tela dejando al descubierto mis pechos desnudos—. Debemos leerlo.
—Cuando quieras —dice de manera distraída.
Muerde su labio inferior y estira su mano jugando con las puntas de uno de mis pechos, contengo el fuerte gemido que quiero dejar escapar. Su mirada no se despega del movimiento de sus dedos.
—Creo que será muy bueno —digo sin aliento.
—Seguro que sí —Baja su rostro y lame mi pecho antes de soplar—. Lo amaremos.
—Sí, sí, lo amaremos.
Se ríe antes de succionar y hacerme delirar. Como siempre, se toma su tiempo con esa área de mi cuerpo y luego sube mucho más la temperatura cuando su mano se desliza por mi abdomen hasta perderse debajo de la cinturilla de mis bragas y acariciarme de esa manera que me hace retorcerme.
Poco a poco va construyendo esa oleada de placer a la que cualquiera se volvería adicto. Me va volviendo loca y cuando susurro su nombre y me estremezco, besa mis labios. Cierro mis ojos disfrutando de cada segundo de mi orgasmo, cuando los abro me está observando con una sonrisa.
—¿Qué tal el viaje? —pregunta en un susurro.
—Llévame de nuevo —respondo y ríe.
Lo ayudo a quitarse la ropa y reímos porque somos un poco torpes en la desesperación, la risa crece cuando al ubicarse entre mis piernas prácticamente quedamos en la orilla de la cama y mi cabeza cuelga. Riendo nos acomodamos mejor en la cama, lo veo cubrirse y luego vuelve a mí. Luego se adentra a mí y no hay más risas, me besa para acallar mis gemidos. Se mueve de una manera que me enloquece, lo rasguño un poco y tiro de su cabello, su codo pisa parte del mío, pero no me importa. Me ve con esos ojos, cada uno de ellos albergando un color particular y brillando.
Lo amo, lo amo, lo amo. Y no asusta, me encanta esta sensación. Amo el amor.
Cuando creo que estoy ahí, en ese punto, se vuelve más lento torturándome y le hago saber que lo odio, ríe y se mantiene con esa tortura. Se detiene, me observa y sonríe antes de arremeter con fuerza. Me lleva a otro orgasmo que me hace temblar y cuando él también lo alcanza, se deja caer sobre mí. Ríe y besa mi mejilla.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunto.
—Me duele la nalga en donde me inyectaron —Ríe más—, pero valió la pena. ¡Lo valió!
También rio, al menos hasta que sale de mí y gimo un poco. Se deshace de nuestro amiguito el preservativo, nos limpiamos con sus fieles toallas y luego nos acostamos de costado, observándonos.
—Quiero volverme pegajosa y hablar de cosas como bebés y boda, ¿Te asustarás?
—Pruébame —me reta.
Me cubro mejor con la sabana y sonrío aceptando el reto.
—Nos casaremos en verano.
—De acuerdo.
—Dejo a tu elección cómo será la propuesta.
—Gracias por ser tan considerada. —No me pierdo la ironía en su tono, pero lo ignoro.
—No será una boda íntima, pero tampoco será un show. Obvio escribiremos nuestros votos, podemos discutir luego la luna de miel.
—De acuerdo.
—Discutiremos, nos reconciliaremos. Seremos felices, a veces querré matarte y tú sacudirme, pero solucionaremos los problemas. Ahora, sobre los bebés.
—¿Qué pasa con los bebés no natos?
—Tendremos cuatro.
—¡¿Cuatro?! ¡Con lo que cuesta mantener a cuatro hijos, mujer!
—No seas tacaño, tendremos un buen sueldo. Ambos venimos de familias de una buena cantidad de hijos, quiero que los míos tengan hermanos geniales como los tengo yo.
—Drake la máquina de espermatozoide —murmura.
—Ojalá tengamos tu gen y tengamos lindos gemelos. ¡Aw! Serán preciosos —suspiro—, luego decidimos los nombres.
» ¿Qué te parece? Aún quedan detalles que concretar, pero lo haremos en el camino —Sonrío ampliamente—. ¿Te asusté?
Me observa con fijeza y con su índice golpea mi nariz.
—Un poco —admite—, pero no tanto para salir corriendo, loca.
» ¡Cuatro hijos! Esa sin duda fue la parte que más me asustó.
—Si logramos gemelos, solo serían tres embarazos o dos...
—Ahora de verdad me estás asustando mucho.
Río y pellizco su mejilla, hace una mueca e intenta morder mi dedo.
—Te asusto, pero sigues aquí.
—Porque nunca quiero irme de tu lado.
—Aw, es que eres dulce —Me acerco y le doy un besito—. ¿Activaste la alarma para irme a casa antes de que despierten?
—Sí. Todo controlado —Bosteza—. Igual debo levantarme a esa hora para tomar un medicamento, así que no hay manera en la que nos quedemos dormidos.
—Bien —Le doy otro beso—. Dulces sueños.
—Igual para ti, Alas.
***
17 de septiembre, 2016.
—Mamá, olvidé la marca de arroz que me dijiste —admito con timidez apenas responde la llamada.
—Eso lo olvidas, pero las cosas que te convienen no —Se queja antes de repetirme la marca.
—Listo, ya lo tomé.
—Agrega leche a la compra —Escucha a papá decirle algo—. Dice tu padre que va para allá, que irán a buscar unos libros.
—¡Sí! —Doy un salto, emocionada—. Lo esperaré afuera para guardar la compra. ¿Algo más que deba comprar?
—Trae papas, una sandía. Oh y papillas para bebé Jackie, Miranda va a traerla para que la cuidemos.
—Ow, eso me emociona, mamá —Hago una pausa—. ¿Puedo comprar helado y galletas? ¿Si? Di que sí, anda, anda.
—Bien, agrégalo a la compra.
—¡Sí! —Celebro con otro salto y ella ríe.
—Drake estuvo por aquí, lo invité a almorzar.
—Eres la mejor mamá.
—Ya, ya. Ahora haz la compra y no olvides nada.
—Entendido, besitos, mamá.
—Albert ya salió, está igual de emocionado que tú por los libros. Nada raro.
Río y finalizo la llamada, tomo todo lo que necesito y lo arrojo a la cesta. Estoy tan emocionada por los libros nuevos que no dejo de moverme y reír, seguro luzco algo loca, pero no me importa. Tomo mi bolsa de compras y salgo del supermercado. Me ubico en la acera y espero el auto de papá. Saco mi celular y respondo un mensaje de Drake.
Me sobresalto cuando alguien agarra mi brazo, haciendo que el teléfono caiga al suelo, volteo y me encuentro con un tipo llevando una gorra.
—Eh, disculpa, pero suelta mi brazo.
—Vamos, nena. Déjame te ayudo con la bolsa.
—Eh, suelta —Me quejo tirando, su agarre se hace más fuerte.
—Ya sabes que no me gustan estos juegos, cariño. Ya deja de hacerlos.
—¿Perdona? ¡Qué me sueltes! —grito porque comienza a tirar de mí, obligándome a caminar.
Él ríe y me abraza con fuerza, intento zafarme y dejo caer la bolsa con las compras, las pocas personas que transitan, se detienen a observarnos. Él besa mi mejilla.
—Mira lo que has hecho, tontita, siempre con tus bromas. No importa, compramos más de camino a casa.
—¡Suéltame! —Prácticamente me arrastra.
¡Está loco! Actúa como si me conociera, como si fuésemos una pareja y las malditas personas parecen creerlo.
—¡Ayuda! —grito y él azota mi trasero—. ¡Asqueroso, suéltame!
—Lo siento —Le dice a un señor al pasarlo—. Ella cree que estas bromitas son divertidas, es muy juguetona.
—Ayúdeme, no lo conozco de nada.
Él continúa caminando, es mucho más alto y fuerte que yo. Cierro mi mano en puño y golpeo su espalda con fuerza. Eso parece afectarlo porque afloja su agarre en mi brazo, pero entonces me alza y me ubica sobre su hombro, el terror me invade.
—¡Ayuda! Oh, Dios. Esto no es un juego. ¡No le conozco! ¡No es mi novio!
El pánico es real cuando golpeo su espalda, se detiene frente a un auto y abre la puerta del copiloto obligándome a entrar.
—¡Ayuda! —Grito.
—¡Eh! ¡Suéltala! —Alguien le grita. ¡Por fin!
Él maldice y sube al auto con rapidez, activa los seguros y golpeo la ventana. El hombre que gritó para ayudarme corre hacia el auto mientras le ruego que me ayude, pero el auto se pone en marcha y grito con más fuerza mientras se aleja.
Oh, Dios. Oh, Dios. ¿Esto de verdad está pasando?
Siento mi rostro humedecerse con las lágrimas, el pánico me ataca de tal forma que no puedo moverme, pero siento los espasmos de mi cuerpo.
¿Las personas han creído que soy una mocosa juguetona que se ha ido con su novio? ¿Nadie me ha ayudado?
Por favor, que ese hombre que me vio haga algo. Por favor.
—Al fin solos, te encantará el lugar al que vamos —dice.
Con lentitud volteo a verlo, se saca la gorra y reconozco al hombre que vi en la librería. Trago y llevo mi mano a la manila de la puerta, no cede, tiene seguro. Un sollozo se me escapa.
—No llores, al menos que sean lágrimas de felicidad.
No digo nada, mi cuerpo tiembla.
Veo hacia donde el seguro descansa, justo al lado de su mano. Vuelvo la vista a su rostro.
—Te dije que nunca me rendiría —me sonríe brevemente y de manera temblorosa le devuelvo el gesto.
Tomo respiraciones profundas, prefiero morir en el intento que enfrentarme a cualquier tipo de destino de este psicópata. Así que tomo valor y con rapidez desactivo el seguro del auto, llevo mi mano a la manilla y tiro. La puerta cede de inmediato y me arrojo del auto en movimiento.
De inmediato siento un dolor lacerante mientras él grita mi nombre, no el mío, el de JoinApp. He saltado y ruedo por la carretera, a plena vía vehicular. Escucho una bocina de un auto venir y cierro mis ojos, porque no quiero ver lo que va a suceder a continuación, sin embargo no puedo evitar el dolor que me embarga en cuestión de segundos.
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