Capítulo veinticuatro: De regalos de cumpleaños...
Drake.
22 de agosto, 2016.
—¡Mierda! No, no lo arrojes, leí mal la receta —advierte Dawson segundos antes de que vierta a la mezcla lo equivocado—. Eso es para relleno, no va en la mezcla. ¡Jesús repostero! ¿Por qué no podemos hacer de manera fácil un pastel de cumpleaños?
—Primero, espero y no se te peguen los multifacéticos Jesús de Alaska, y segundo, le haremos un pastel genial de cumpleaños. No quiero nada soso, ella es especial.
—Sí, yo también soy especial y ni siquiera me haces un pastel de cumpleaños.
—Porque cumplimos el mismo día y mamá lo hace —me encojo de hombros—. Ahora dime bien cómo va la receta, no podemos arruinarlo.
—No me siento mejor con tu excusa, pero avanzaremos con la receta.
Dawson se queja una vez más antes de continuar diciéndome que arrojar a la mezcla. Hoy es el cumpleaños de Alaska y debido a que me siento mucho mejor, he decidido regalarle un pastel de cumpleaños, no cualquiera, uno que luzca como salido de una pastelería o programa de televisión, solo que quizá me falte talento para lograrlo. Sin embargo, contra todo pronóstico, logramos hacer un pastel de fresas y chocolate con un decorado de nata perfecto, cortesía de la copia romanticona con un pulso genial. Veo el resultado de nuestro esfuerzo y choco la palma de mi mano con la suya.
—Debo admitir que el resultado visualmente es bueno, esperemos y sepa igual que como se ve o mejor. —Toma una foto desde su celular—. Ahora, ¿Ya la felicitaste?
—Un vídeo que le envié y publiqué en mi perfil.
—¡Vaya! Pero si eres uno de esos novios del año —se burla de mí—. ¿Y en persona?
—No. Está pasando la mañana con sus hermanos, sabes que siempre hacen eso en sus cumpleaños —me encojo de hombros—. Iré a llevarle parte de su regalo a su casa, quiero que lo vea cuando llegue.
—¿Me dejas tomarte una foto y publicarla junto una descripción tierna?
—¿Cómo cuál? —pregunto sonriendo.
—No es esponjoso, pero es amoroso. No te da flores, pero te da libros. Se baña y huele bien, es mi querido hermano Drake que... —Se calla y me invita a que complete la frase que no sabe cómo terminar.
—Lo sabe mover bien.
—¿Qué carajos? —Estalla en risas—. Eso no me lo esperaba. ¿Alaska sabe que eres un tipo de pensamientos sucios?
Entre Alaska y yo me pregunto quién tiene la mente más sucia. Si su pobre lector o la mente que crea semejantes escenas. Por otra parte, yo he sido quien le ha ido enseñando en la realidad cosas relacionadas al sexo, aunque aún no lleguemos a ese punto y pase más tiempo teniendo conversaciones con mi mano.
—No soy de pensamientos sucios.
—Porque eres todo un ángel, hermano. ¿Cómo se me ocurre ponerlo en duda?
—Lo soy —río—. Cuida del pastel, iré a mi habitación por parte del regalo de Aska e iré a casa de los Hans. Hayley hará el almuerzo así que despiértala.
—Está con el corazón roto.
—Ya, siempre lo está supuestamente, pero sabemos que peor está el pobre esclavo al que dejó y le toca hacer el almuerzo. Despiértala.
—Se cabreará y yo tendré las consecuencias.
—En ese caso, suerte, hermano —deseo antes de correr hacia las escaleras.
Al llegar a mi habitación tomo la caja con el moño de regalos y vuelvo a bajar las escaleras, rio escuchando a Hayley gritar cuando supongo que Dawson la está despertando. Salgo de casa y camino lo suficiente para llegar a la casa de los Hans. Jollie no tarda en abrir la puerta para mí, cuando toco, con su característica sonrisa y sosteniendo a la hija de Jack en brazos, la pequeña ya cuenta con un año de edad.
—Hola, cariño. Como debes de saber, Alaska se encuentra con sus hermanos.
—Lo sé, pero vine a traerle este regalo, quiero que lo encuentre al volver.
—Aw, eso es muy dulce de tu parte, pasa adelante.
—¡Booo! —balbucea Jackie, le sonrío y me acerco a ella besando su mejilla, ella me sonríe mostrándome sus dos dientes y aplaude.
—También estoy feliz de verte, Jaqueline —beso la mejilla de Jollie también— y también me hace feliz verte, Jollie.
—Adulando a la suegra no consigues más puntos, te lo digo por experiencia —Rio ante la declaración de Miranda, la casi ya esposa de Jackson. Ella se acerca y me saluda antes de cargar a su hija—, pero consigues buenas galletas de ese modo, ¿Cierto, Jollie?
—Seguro —se ríe mamá Hans haciéndome entrar—. ¿Dónde quieres dejar eso, cariño?
Me muevo incómodo en mis pies porque una cosa es subir a la habitación de Alaska a escondidas por las noches y otra es decirle a su mamá que quiero subir; ante mi silencio ella enarca una ceja y Miranda esconde su sonrisa besando la frente de bebé Jackie.
—Me gustaría, si no te molesta, dejar esto en su habitación. Quiero que lo vea al entrar.
—Uhm, su habitación. No sé si a Albert le gustaría eso —dice y yo también dudo que el papá de Alaska ame la idea de mí en la habitación de su hija menor—, pero él no está y sé que eres un buen niño.
Un buen niño que a veces, muchas, tiene sueños calientes con su hija, por no mencionar que la toquetea y es toqueteado por ella de manera no apta para todo público. Le sonrío, pero siento un poco de sonrojo.
—Gracias, será rápido —prometo antes de dirigirme a las escaleras y comenzar a subirlas.
Camino directo a la habitación de Alaska y sonrío cuando al entrar veo algo de ropa arrojada en su cama, supongo que no decidía que usar. Nuestro libro, que debemos retomar ahora que me siento muchísimo mejor, se encuentra en su mesita de noche en la página en la que quedamos, nos queda tan poco para terminarlo. Ha sido una experiencia genial leerlo juntos, creo que luego podríamos comenzar otra historia y no tiene que ser necesariamente caliente... Aunque si lo es, tampoco voy a quejarme.
Dejo la caja en el centro de su cama, saco la libreta del bolsillo de mi pantalón y tomo uno de sus lapiceros de colores para dejarle una nota.
"Hey, novia. Feliz cumpleaños, te dejo algo para que hagas una de las cosas que más amas y si ves a la ventana encontrarás un dato curioso bien importante..."
Lo pego a la caja, voy a devolver su lapicero y su pequeña libreta cae, dentro de ella hay un montón de papeles que recojo, pero veo mi nombre en uno de ellos y no puedo evitar leer:
"Querido Drake,
Te dedicaría el cielo, la luna las estrellas y mis bragas.
Te haría sonetos de amor, compondría dulces melodías y también escribiría una escena obscena sobre tu cuerpo.
Me inspiras las más dulces palabras y las más bellas escenas.... También me inspiras escenas calientes.
Drake, Drake. Caliente, caliente.
Quiero decirte que tienes bonitos ojos, pero también quiero decirte que tu culo es fogoso.
Tienes un lado muy dulce, pero también quiero conocer tu lado salvaje.
Te daría flores y también te daría mis bragas.
¡Joder! A ti yo te haría una historia +18 con saga incluida.
Es una lástima que no vayas a leer esto, ningún poema mal escrito nunca sonó mejor.
Alaska Hans, febrero 2014"
—Mierda... Qué intenso —retrocedo y me dejo caer sentado en su cama.
Releo una vez más lo que definitivamente está hecho de su puño y letra. Alrededor de la hoja hay corazones y pequeñas notas sobre pro y contras de su sucio poema. 2014, hace dos años estaba escribiendo estas cosas... ¿Culo fogoso? Si apenas si tengo carne en mí, que no soy un palo suelto, pero soy más de ser delgado fibroso a un supermúsculos llenito. Leo de nuevo la nota y mientras más la leo más sonrío, hasta que acabo riendo y sacudiendo mi cabeza. Doblo mi preciado poema y lo guardo en el bolsillo de mi pantalón. Dejo su libreta en donde estaba y salgo de la habitación. Cuando bajo, Jaqueline está gateando hacia las escaleras, Miranda viene detrás de ella, pero me agacho y la cargo. Jackie grita cuando la alzo fingiendo que es un avión y luego babea sobre mi barbilla cuando pretende darme un beso, supongo que ve a sus padres besarse muy a menudo.
—Oye, tu tía se pondrá celosa en donde nos pille en medio de un beso como este —le digo y me sonríe antes de balbucear—. ¿Es cierto que ya caminas?
Para mi sorpresa asiente, pero luego veo detrás de mí y me doy cuenta que Miranda asiente y ella la imita.
» ¿Puedo llevarla a casa? Estoy seguro de que mis hermanos amarán verla.
—Seguro, pero lleva pañales, podría hacer de sus gracias en el pañal en cualquier momento —advierte—. En realidad serías un amor si la llevas contigo un ratito, así descanso un poco. La amo, pero está llena de demasiada energía.
—De acuerdo, la raptaré por un rato.
Así que con una bolsa de dibujos de patitos y rellena con cosas de bebé, salgo de casa de los Hans. Cuando llego a casa dejo a Jackie en el suelo, ella mira alrededor antes de ponerse de pie y dar pasos tentativos. Avanza hasta caerse y hace un puchero, la animo a continuar, pero prefiere gatear y adentrarse a la casa.
—¡Ah! —Escucho el grito de Dawson antes de escuchar el llanto de la bebé, corro de inmediato.
Entro y lo encuentro con una mano en el pecho mientras Jaqueline llora sentada en el medio de la sala, camino hasta ella y la alzo, esconde su rostro en mi pecho y la mezo.
—La has asustado.
—Ella también me ha asustado —acusa.
—Es una bebé.
—¡Una bebé que no sabía que estaba acá! Casi la piso ¡Joder! Me he asustado. Ni siquiera avisaste que llegaste.
Le ignoro y susurro palabras calmantes para Jaqueline, sus pestañas están húmedas cuando saca la cabeza de mi pecho y hace un puchero, es hermosa y creo que sabe que es un arma de ternura.
—Discúlpate con Jackie, Dawson.
—¿Y ella se va a disculpar conmigo?
—¡Es una bebé! —recalco una vez más.
—Jackie... Oye, Jackie... No me ignores, bebé. Voy a disculparme —ella voltea a verlo—. Lo siento, no sabía que venías y tú también me asustaste, ¿Seguiremos siendo amigos?
Estira sus brazos pidiendo que vaya con él y tras pensarlo Jackie sonríe y se arroja de mis brazos a los suyos. Mi copia romanticona hace una tonta escena de reír y girar haciéndola gritar, me divierte.
—Me alegro de que se reconciliaran.
—Ahora somos los mejores amigos ¿Verdad, Jackie? —Le pregunta Dawson.
—Boooo.
Río y camino a la cocina, Hayley se encuentra cocinando, beso su mejilla y se queja. Lleva su pijama de duelo para los novios que abandona, pero por los que supuestamente sufre.
—¿Cuántos días estarás de duelo?
—No seas insensible, Drake. Me duele.
—Ya, pero tú lo dejaste como a los demás luego de comerte su corazón.
—Soy tu hermana.
—Y eres una víbora —me gano otro golpe—. ¡Oye! Lo digo con amor.
—Vete, infeliz.
—Ya, la infeliz eres tú, gruñona. Bien sabes que no te duele, haces duelo por compromiso.
—¡Fuera, infeliz!
Salgo riendo de la cocina, paso a Dawson y Jaqueline que ahora son los mejores amigos, subo a mi habitación y verifico que en mi ventana esté la nota de la que le hablé a Alaska:
"Feliz cumpleaños, estoy enamorado de ti. Te amo"
No es que sea un acontecimiento nuevo cuando se lo dije hace un par de días, nunca está de más recordárselo. Ahora camino hasta mi escritorio y saco su poema de mi bolsillo, lo leo de nuevo y tomo un bolígrafo junto a una hoja en blanco. Yo también puedo hacerle un poema especial.
***
—¡Jesús, goloso! No tenías por qué hacer esto, Drake.
Río y dejo el pastel sobre el mesón de la cocina, me incorporo y la observo tomar una foto con su celular, luego apunta hacia mí la cámara y captura una foto, por la sonrisa que pone y la manera en la que muerde su labio, intuyo que se encuentra compartiéndola en sus redes; cuando termina, guarda el celular en el bolsillo de su vestido y me sonríe, le devuelvo la sonrisa antes de tomar su mano y tirar de su cuerpo contra el mío. Nuestros torsos colisionan, arrastro mi boca desde la comisura de la suya pasando por su mejilla en suaves roces hasta llegar a su oreja; paso mis brazos alrededor de su cuello y la abrazo.
—Feliz cumpleaños, para la mejor escritora y mi hermosa novia loca —susurro, con mi nariz acaricio la suya y sonríe mientras cierra sus ojos.
—Gracias, mayor fan. Vi tu nota en la ventana. Me encantó.
—¿Si? Porque solo fue una nota tonta.
—Una nota tonta que hasta hace pocos meses, pensé nunca leería. No lo entiendes.
—De hecho lo hago, ahora entiendo que fueron años.
—¿Ah, sí? —Enarca una de sus cejas.
—Sí. Tengo otro regalo para ti —declaro antes de morder su labio inferior. Amo esos labios.
—¿Si? Oh, quiero ver.
Primero le doy un beso profundo muy húmedo. He estado con muchas chicas antes, pero lo que siento por Alaska es distinto, es algo que no puedo controlar, un deseo que cada día crece del mismo modo en el que lo hacen mis sentimientos.
Cuando caigo en cuenta que de verdad quiero sorprenderla y que si no termino el beso su familia nos pillara en un beso nada tierno, me obligo a alejarme. Lamo mis labios y siento su pintura labial, además de que la misma está regada alrededor de su propia boca, me parece sexi, pero me ordeno una vez más concentrarme. Doy dos pasos atrás y saco del bolsillo trasero de mi pantalón una hoja; ella me mira expectante, yo aclaro mi garganta.
—Poema de cumpleaños para Alaska Brooke Hans —comienzo, ella sonríe—. Querida Alaska. Muéstrame tus sonetos de amor.
—¿Uh? —parece desconcertada, evitó reír.
—Dame un poco más de esa información. Si yo te inspiro todo eso, entonces deja que me inspires mis más locas fantasías.
—De acuerdo...
—Alaska, Alaska, Alaska, nunca supe que querías darme tus bragas.
—¡Drake! ¿Qué es esto? —Ríe de manera nerviosa, yo continúo.
—Si mi culo te parece fogoso, entonces a mí el tuyo me parece maravilloso —No puedo evitar sonreír, sus mejillas se sonrojan. Creo que lo va entendiendo—. ¿Quieres conocer mi lado salvaje? Hecho. Solo déjame ver el tuyo.
—¡Jesús en bañador! No puede ser, dime que tú no...
—¡Joder! Yo sí que te leería esa saga +18. Incluso podemos recrear si gustas —Detengo la lectura para alzar la vista y guiñarle un ojo, luego prosigo—. Es una lástima que solo esté leyendo este poema y un tiempo después... ¿Tienes más? —Doy un paso hacia ella y bajo la hoja porque me sé de memoria la última línea—. Pss psss, sorpresa: Encontré tu poema, pequeña escritora.
Parpadea varias veces, sus mejillas están muy sonrojadas y su boca un poco abierta. Extiendo mi hoja hacia ella y con lentitud la toma. La veo leerla y se sonroja aún más, cuando acaba me observa.
—Yo... Tú...
—Bonito poema, me inspiró a escribir el mío —informo.
—¡Jesús de caídas en YouTube! Se supone tú no debías ver eso... ¿Cómo...?
—Cayó de tu libreta esta mañana, vi mi nombre y no me resistí, puesto que yo era el muso, me tomé la molestia de llevarlo conmigo y escribirte una hermosa respuesta. Me sorprende saber que esa cabecita tuya estaba llena de pensamientos perversos por mí desde hace dos años.
»Ahí estaba yo antes, pensando que tus fantasías eran dulces sobre tomarnos de la mano, pero resulta que desde mucho antes estabas babeando por mi supuesto culo fogoso.
—Estoy avergonzada... Y halagada por tu poema —suelta una risa nerviosa—. No sé qué decir.
—Pues yo quiero decirte algo... —Avanzo hacia ella y de nuevo acorto la distancia entre nosotros, paso un brazo alrededor de su cuello y beso sus labios—. Te amo por ser quien eres, amo este tipo de locuras tuyas. Por favor nunca dejes de ser tú, eres increíble, Alaska Hans.
Sus ojos se cristalizan y luego sus brazos van alrededor de mi cuello y tira de mí hacia abajo abrazándome con fuerza, sonrío y enredo mis brazos alrededor de su cintura, alzándola y ocasionando que enrede sus piernas alrededor de mi cintura. Toma mi rostro entre sus manos y me besa. Siempre supe que Alaska era especial para mí, pero hasta ahora no me había dado cuenta de la magnitud de tales sentimientos.
—Tengo más poemas para ti —susurra contra mis labios.
—Y quiero leerlos —susurro de vuelta—. Yo tengo otro regalo para ti, pero debes esperar unos pocos días para tenerlo.
—¡Dime!
—No.
Ríe y me vuelve a abrazar. La pequeña escritora no sabe que en pocos días, hablará con la persona de quien me dio miles de spoilers. Espero Matthew Williams esté preparado para la locura de una fan apasionada de sus libros como Alaska y ni siquiera le advertí. Le deseo suerte.
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