Capítulo Treinta y cuatro: +18 (PARTE I) Final
Drake.
18 de noviembre, 2016.
Este libro no es tan bueno como el anterior, pero eso no quiere decir que sea malo, es un libro que disfrutaremos, pero que pensaré dos veces si quiero volverlo a leer. Sin embargo, creo que el hecho de que Alaska sea la voz narrando cada escena y pronunciando cada diálogo, es lo que hace que la lectura sea mucho más interesante.
¿Cómo la dulce niña tímida se convirtió en esta sensual descarada? No lo sé, pero me gusta. Me encanta porque conserva algo de su timidez y mucho de su dulzura, pero también se ha vuelto más segura lo que la hace infinitamente sexi.
—No estás prestando atención —detiene la lectura.
—Lo estoy...Haciendo.
—¿Qué estaba diciendo?
Contengo las ganas de reír y con lentitud repito, lo más parecido que puedo, la línea que acababa de leer. Agradezco la paciencia que Alaska tiene para escucharme hablar, porque si bien he mejorado un poco mi hablar desde que comencé mis terapias, todavía queda un camino para llegar a lo que era antes.
—Vale, sí me escuchabas —cierra el libro—. Pido descanso.
—Concedido.
—Pero tú no dejes de hacer tu ejercicio —Asiente hacia mi mano.
En mi mano derecha se encuentra una pelota antiestrés con la que practico para recuperar mi movilidad, parece algo sencillo, pero cada apretón conlleva esfuerzo de mi parte, sin embargo, estoy bastante positivo sobre los resultados que poco a poco voy obteniendo. Cuando voy a mis terapias, conozco a personas que se encuentran en situaciones peores que la mía, por lo que no me permito quejarme al respecto. Soy afortunado y sé que podré mejorar mientras me lo proponga.
Ella busca su comodidad y recuesta su cabeza sobre mis piernas, lo que creo no es buena idea teniendo en cuenta que soy consciente de cuán cerca está su rostro de una parte de mi cuerpo que sé que todavía funciona muy bien. Su cabello se esparce por mis piernas y la cama, me sonríe y toma mi mano izquierda acariciando mis dedos.
—Tenemos tarea de química, novio.
—Todavía sigues...Hablando en plu...Plural.
—Porque es nuestra tarea, lo que lo hace muy romántico.
—No te dejes explotar, copia mal hecha.
Ambos alzamos la vista hacia la puerta en donde Dawson, comiendo una manzana, se encuentra. Él se adentra a la habitación y toma mi silla giratoria, se sienta y asiente hacia Alaska.
—La malcriaste y la volviste una vaga que no sabe de química ni física.
—¡Oye! —Se queja ella intentando patearlo, pero su pierna no es lo suficientemente larga para alcanzarlo—. ¡Sé de física y química!
—Sí, de la física y química corporal, pero no de la que necesitas estudiar —se burla Dawson—, te aprovechas de que mi hermano está bobo por ti y cede, yo en cambio intenté ayudarte.
—Eras un horrible profesor.
—Tú eras una horrible alumna —contraataca Dawson.
—No te hablaré si me sigues fastidiando —lo amenaza Alaska.
—Ay no, voy a llorar —él ríe y le arroja un beso—. Sabes que te quiero, Aska. Solo creo que deberías aprender tus asignaturas porque la honestidad es la base de...
—Blah blah blah, dejemos la bondad y la honestidad plena para las protagonistas súper buenas y santas de las novelas —lo corta ella—. En la vida real todos tenemos un toque de malicia y astucia, soy mala en los números y no me avergüenza que mi novio me ayude a pasar las asignaturas que involucran números —Se encoge de hombros.
»Sé que no ejerceré nada que amerite que despeje una letra o que divida mil veces para luego multiplicar y tener un resultado, así que mi falta de empeño en ello no le hará daño al universo. Así que déjame ser mala y graduarme sin problemas, gracias.
Rio y con mi mano izquierda acaricio su cabello, ella me sonríe. Dawson parece estar analizando las palabras y termina por aceptarlas.
—Es verdad, todos poseemos un poco de malicia —dice—, así que aceptaré tu argumento y dejaré que mi copia mal hecha, siga haciendo tu tarea.
—No necesitaba tu permiso, pero gracias —Le muestra el pulgar—. ¿Qué ha sido de Leah?
—Lo mismo. —Él frunce el ceño, le frustra cada vez que Alaska le pregunta—. Está bien por su cuenta y yo por la mía, deja de preguntar, fastidiosa.
—Aw, es un tema sensible. Preguntártelo y que me respondas así siempre, confirma que te vuelve loco que ustedes no fueran más que amigos.
—Cállate, no seas mala.
—Ya déja...Déjalo —Le digo y ella me da una sonrisa que pretende ser angelical.
—Ya no tocaré esa herida porque tú me lo pides, novio.
—Bueno, los dejo. Ya no quiero ser torturado por Aska y debo ir al consultorio, algún animalito necesitará de mis servicios.
—¡Ve a salvar vidas, Dawson! ¡Dawson es el mejor! —Anima Alaska.
Mi hermano le sonríe y guiña un ojo antes de salir de mi habitación. Eso solo demuestra que estos dos pueden discutir mil veces por tonterías y a los segundos actuar cómo las personas que más se adoran en el mundo. Me gusta que mi novia y mi hermano se lleven tan bien, y me encanta que Alaska ni una sola vez en su vida nos ha llegado a confundir, eso da hasta alivio, hace saber que no tendremos vergonzosas confusiones.
Hago un quejido porque siento dolor, más parecido a un calambre, en mi mano derecha y mis dedos parecen agarrotados, supongo que mi ejercicio tomará un descanso durante unas horas. Alaska se incorpora y nota lo que sucede, me da una sonrisa alentadora y se inclina hacia la mesita de noche – lo cual me da una vista torturadora de ella – y vuelve con una crema mentolada que me recetaron. Aplica un poco en sus manos y luego toma la mía comenzando a masajearla para aliviar el dolor y darle algo de movilidad a mis dedos.
No es que Alaska haya nacido con el don de saber qué cosas hacer para aliviar mi dolor, pero ella fue a una de mis terapias y preguntó cómo debía hacer los masajes porque había visto a mamá hacerlo, aprendió muy bien, porque aunque no es algo que se quita con rapidez, poco a poco va cediendo, además, es bastante dulce que ella me ayude en esto.
—¿Se siente mejor? —pregunta.
—Sí, está dejando de doler, gracias.
La miro mientras parece muy concentrada viendo los movimientos que hace sobre mi mano. Su entrecejo se encuentra fruncido, sus labios apretados y sus mejillas con el sonrojo que siempre la caracteriza. Con mi mano derecha, retiro el cabello de su rostro y lo ubico detrás de sus orejas, eso la hace sonreír, pero no dice nada.
—Te amo —le digo mientras acaricio su mejilla con mi pulgar.
—Lo sé, por eso me miras cómo un tonto, pero eso me gusta —alza la vista—. ¿Sabes cuánto esperé por esas palabras? Literal pensé que me tocaría verte encontrar otra novia y luego verte casarte...
—Todavía...Me puedo...Casar con o...Otra ¡Auch! —me quejo cuando presiona con fuerza en mis nudillos con sus masajes.
—Lo siento —pero está sonriendo, así que no lo lamenta—. Estábamos teniendo una genial conversación y tú la estabas volviendo turbia.
Me rio y tiro de su brazo para que caiga parcialmente sobre mí, el impacto duele un poco, pero es ignorado porque puedo sentir la mitad del cuerpo de Alaska sobre el mío, de hecho una de mis piernas está entre las suyas y me parece una posición encantadora. Su mano ya no está sobre la mía, una se encuentra sobre mi pecho y la otra contra la almohada manteniendo el brazo por sobre mi cabeza, parece una posición donde ella manda y tiene el control, encuentro que eso es sexi, pero es porque en Alaska yo encuentro que incluso su torpeza en ocasiones me seduce.
—Eres hermosa —Me alegro de haberlo dicho sin pausas.
—Debo agradecer a mis padres y al amor y pasión que tuvieron que emplear en crearme —finge dar un discurso—. A los genes de mis antepasados y al destino que hizo una combinación que dio este resultado...
—Tonta —la interrumpo.
—Soy la tonta que te gusta —Baja su rostro y su nariz acaricia la mía—, por cierto, también te amo.
—Lo sé...Por eso me...Miras co-cómo boba. —Alzo mi rostro para darle un beso suave.
Bajo mi cabeza de nuevo contra la almohada y ella viene hacia mí dándole continuidad al beso. Hace un tiempo, cuando las cosas entre Alaska y yo eran platónicas, cuando éramos solo amigos que se conocían desde pequeños, no imagina siquiera que ella tendría tanto talento para besar. Nunca sabré con quién o quiénes aprendió y tampoco me importa, lo que me importa es que ahora soy quien disfruta de tal destreza.
Cómo sucede casi siempre, una de sus manos termina en mi cabello, lo que me hace saber que luego tendré que lavarlo porque sus manos se encuentran todavía llenas de crema mentolada. Siento la caricia húmeda de su lengua contra mis labios y la dejo entrar. No mentiré ni pretenderé ser tímido, ella gime.
Extraño el sexo.
Y extraño mucho más el sexo con Alaska.
Pero el doctor todavía no me ha autorizado a realizar actividades interesantes —lo sé porque se lo pregunté en la última consulta con discreción— aun cuando ha pasado poco más de un mes, lo cual es entendible si tienes en cuenta que removieron y recortaron mis intestinos, tiene sentido. Pero no es fácil cuando tienes una novia, cuando tenías una vida sexual muy activa y cuando cada cosa parece estimularte.
Ella abandona nuestro beso y mordisquea mi labio inferior antes de besarme de nuevo, su cabello está por todas partes y me hace cosquillas en las mejillas, pero no me importa.
—Estoy pensando...Creo que tengo una idea... —murmura contra mis labios dejando continuos besos e intentando retirar su cabello de mi rostro.
—¿Si?
—El sexo es prohibido por ahora —se separa un poco para que podamos concentrarnos al hablar y poder mirarnos—, pero otras cosas no.
Sonrío y aprieto mis dedos sobre su piel desnuda, veo cómo de manera fascinante sus ojos se oscurecen y sus mejillas que de por sí viven con color, se sonrojan a tal punto que alcanza su nariz y llega hasta su cuello...Estoy seguro de que también llega por debajo de su camisa.
—Las personas no se agitan tanto cuando hay algunos toques y besos en ciertos lugares...
—Tú te mue-mueves bastante.
—Bueno, pero a mí no me revolvieron todo por dentro —contraataca y sonrío.
—Podría intentarlo.
—Creo que es una buena idea, espero no terminemos en emergencias contigo muriéndote por ello —susurra contra mis labios.
—Estaremos...Bien.
Ella me sonríe y su mano comienza a deslizarse desde mi pecho hasta el borde de mi pantalón holgado, aprieto mi agarre en su piel y ella ríe...
—Drake, cariño, ya lleg...
Prácticamente empujo a Alaska, pero terminamos siendo un enredo donde está aplastando mi mano y estoy parcialmente encima de ella. Ambos vemos hacia la puerta y mamá se encuentra cómo alguien viendo un accidente de tránsito.
Alaska y yo reaccionamos, saco la mano de su ropa y me alejo de ella, tomo una almohada y la coloco en mi regazo. Todo es malditamente evidente teniendo en cuenta nuestras expresiones culpables ¡Y teniendo en cuenta en dónde estaban nuestras manos!
—De acuerdo —dice mamá luego de aclarar su garganta—. Traje unas galletas bajas en azúcar y yogurt griego...Los espero en el piso de abajo.
Asentimos y mamá me da una mirada que indica varias cosas, pero las más resaltantes son: tendremos una incómoda charla y compórtate.
Mamá se asegura de dejar la puerta incluso más abierta antes de irse, Alaska hace un sonido de protesta mientras cubre con sus manos su rostro.
—Oh, Jesús travieso, esto es tan vergonzoso —dice en un hilo de voz—. No podré ver a Irina a los ojos nunca más.
Alaska me mira a través de sus dedos.
—¿Y ahora?
—Ahora, bajamos...Actuamos nor-normal —respiro hondo— y listo. La charla...será para mí.
—Pero para ellos igual tendría que ser evidente que llevamos una vida sexual, es decir, tú antes tenías sexo, llevamos tiempo saliendo y las hormonas...Pero es diferente a que nos pillen. ¡No puedo verla a los ojos!
Ruedo los ojos y me incorporo con lentitud antes de ponerme de pie, miro hacia ella en una pregunta silenciosa sobre si se quedará aquí toda la vida intentando evitar a mi mamá; por supuesto que de manera dramática ella se pone de pie, peina su cabello con sus dedos y enlaza su brazo con el mío. A medida que salimos de la habitación, esconde su rostro en mi brazo y lo encuentro divertido.
Cuando llegamos a la sala, mamá nos da galletas y un vaso con yogurt a cada uno. Luego hay un silencio incómodo mientras estamos sentados en los sofás comiendo en silencio, nadie quiere sacar el tema, pero tampoco podemos olvidarlo.
—Es importante la protección...—rompe mamá el silencio.
Alaska se ahoga con la galleta y palmeo su espalda mientras miro a mamá y abro mis ojos hacia ella pidiendo que pare, pero su mirada es determinada, lo hará vergonzoso para nosotros.
—Y no solo es responsabilidad de la chica, por lo que no hagan algo cómo ir solo por píldoras anticonceptivas, es necesario el uso del preservativo para evitar enfermedades y siempre es bueno tener doble protección...
—Mamá... —imploro.
—¿Mamá qué? Si son adultos para iniciar una vida sexual juntos, entonces son adultos para tener esta charla.
—Lo sé, sé sobre...Sobre protección...Eh, hemos sido...Somos responsables —balbucea Alaska y notó que está excesivamente sonrojada.
—Bien, es importante ser responsables sobre las decisiones que toman.
—Lo entendemos —digo antes de que se extienda.
—Bien —concede ella.
Continuamos en silencio mientras comemos, el sonrojo de Alaska no disminuye y no ayuda que mamá no deja de vernos cómo si fuésemos unas ratas de laboratorio.
—No sientas vergüenza, Alaska. También fui joven.
—¡Mamá! Ya...Lo entendemos.
—Lo que digo es que no seré una hipócrita condenando que tengan una vida sexual activa, lo único que pido es que sean cuidadosos. Y no quiero que Alaska se sienta avergonzada por lo que ha sucedido, ¿De acuerdo? No lo juzgaré ni me molestaré sobre ello.
—Gracias —murmura Alaska y titubea un poco en verla, pero termina por hacerlo y le da una sonrisa avergonzada.
—Y deben tener en cuenta que Drake no puede tener relaciones sexuales hasta que el médico...
—¡Vale, mamá! Ya...Ya...Ya. Corte —imploro y ella ríe.
—De acuerdo, creo que entendieron el punto.
—Lo hicimos —responde Alaska.
—Bueno, entonces esta ha sido una buena conversación.
—Seguro —susurro viéndola, ella me guiña un ojo y se pone de pie caminando hacia la cocina.
Alaska deja ir una lenta respiración y relaja su cuerpo, voltea a verme y me da un beso rápido en la boca.
—Iré a casa, hablamos por la ventana.
—De acuerdo...Y sobre...Tu idea —hago una pausa para ubicar todas las palabras y no acelerarme, eso podría ocasionar que no se entendiera lo que quiero decir—. Creo que es...Buena. Lo haremos.
Asiente y me da otro beso rápido, se pone de pie, se despide en voz alta de mamá y sale de mi casa. Mamá reaparece con un delantal puesto y mira hacia la puerta.
—¿La asusté?
—No lo sé, pero —pausa— fuiste rara.
—¿De qué hablas? Fui una mamá genial.
—Seguro —alzo mi pulgar y ella asiente feliz volviendo a la cocina.
Termino por reírme de toda esta situación bochornosa que ninguno de los tres olvidará, luego suspiro porque pudo haber sido un buen momento, pero mamá regresó demasiado rápido. Me digo que puedo esperar, lo he hecho antes y con Alaska todo siempre vale la pena.
***
4 de diciembre, 2016.
—Muy bien, tú puedes, arriba...Arriba —Me alienta con fuerza Jacob.
Tomo una profunda respiración y con el brazo tembloroso logro alzar hasta la altura de mi pecho una pesa de dos kilos, logro sostenerlo poco más de un minuto luego la dejo caer al suelo. Flexiono mis dedos con lentitud y sonrío viendo el progreso en ellos, responden bastante lento, pero he avanzado mucho en estos meses.
Mi fisiatra, Jacob, es un tipo genial, siempre parece tener energía y me anima cómo si se tratasen de unas olimpiadas. También es muy bueno, hemos tenido grandes avances y siempre estaré agradecido con Holden por invertir tanto dinero en uno de los mejores.
Jacob me entrega una botella de agua y la bebo cuando termino de limpiar con una toalla el sudor de mi frente. Luego tomo un chicle, ahora siempre cargo conmigo, porque es un ejercicio sencillo para la movilidad de mi rostro.
—¿Cansado? —Me pregunta.
Al principio admitiría sin duda alguna que estaba agotado, ahora entiendo que es cómo una línea que él dice que debo responder con entusiasmo, demostrando que estoy dispuesto a dar lo mejor de mí sin lastimarme. Porque pese a que me alienta a no ceder tan rápido, también me recuerda que debo reconocer mis límites y no excederme, porque la idea es mejorar no empeorar.
—¿Cansado? Apenas estamos... Comenzando —termino por responder y comienzo a mascar el chicle.
—Esa es la actitud, vamos de nuevo.
Sudo mucho, gruño y doy lo mejor de mí cada minuto en que se me exige y me alienta a esforzarme e intentarlo. Cada vez que miro hacia los asientos, Holden me alza el pulgar y aplaude animando, si no, lo encuentro grabándome —seguramente para subirme en alguna red social—, pero no me molesta, mi hermano ha venido a casi todas mis terapias y aunque es bastante escandaloso animándome, a todos parece darle ánimos y a veces lo escucho coreando el nombre de alguien más que también esté haciendo terapia, Holden fue hecho para ser amigable con todos.
Cierro mis ojos mientras tiro la banda elástica con mi mano derecha y Jacob cuenta cuánto tiempo lo mantengo. Cuando la suelto, alzo mi mano derecha un poco temblorosa, cosa que antes no podía hacer.
—Creo que he tenido suficiente... Este es mi límite... Hoy —cedo.
—Muy bien Drake. ¡Dame esos cinco!
Llevo mi mano aún temblorosa hacia él y le doy los famosos cinco. Jacob le dice a Holden que ya puede venir y no tardo en sentir la mano de mi hermano despeinando mi cabello.
—Hoy has estado genial, hermanito —Me felicita.
Se sienta en el suelo frente a mí y saca la crema de mi mochila, me sonríe con exagerada alegría haciéndome reír mientras se aplica en la mano y toma mi mano derecha para masajearla hasta el antebrazo, de esa manera evitamos calambres o agarrotamientos que podrían causarme dolor.
—Gracias, Hol.
—No hay de qué. Terminamos esto, tomas un baño y vamos a tu cita médica. ¿Quieres que pasemos por Aska? Porque ella me está acorralando por mensajes preguntando si puede venir con nosotros.
—Puedo imaginarlo —Hago una respiración profunda para decir una oración larga—, pero si la buscamos, estaremos...Tarde en la...Cita.
—Eso pensé. Podemos pasar por ella luego de salir del médico y tal vez los llevo a una cita y juego el papel de un cuidador —sonríe divertido—. Le preguntaré a Krista si quiere ser cuidadora, la otra vez dijo que Alaska y tú se veían tan lindos que quería espiarlos, fue extraño, pero supongo que es válido.
Casi suena cómo si mi hermano estuviera cobrando por exhibirnos, pero por suerte entiendo lo que quiere decir, así que asiento y él le escribe a Alaska diciéndole que vaya a su casa al salir de clase y espere a que pasemos por ella para llevarla a una cita muy romántica, él lo hace sonar todo exagerado y aunque le pido que pare, no se detiene hasta que envía el mensaje.
—Creo que deberías comprar flores, vendí una cita clásica y romántica, no puedes fallarme —dice riendo.
***
La cita con el doctor fue buena. Mayormente estoy viendo al médico con algo de miedo, siempre alerta de que pueda decir que algo va mal, no quiero revivir una experiencia tan dolorosa y angustiosa para todos.
El doctor dice que mi recuperación está siendo buena, mi cicatrización está completa; el eco abdominal y la endoscopia que me realizaron hace unos días, garantizan que con mis órganos todo está marchando sin ningún problema. En cuanto a mis niveles de azúcar, aún no están cómo desearíamos, se encuentran un poco por sobre el límite así que todavía debo ajustarme a una dieta que controla mi consumo de ella.
Así que cuando Holden atendió una llamada telefónica, me pareció un buen momento para preguntar sin riesgo a que mi hermano me molestara, si podía retomar mis "actividades extracurriculares" a lo que el doctor me vio en silencio hasta que use la palabra exacta: sexo. La respuesta puede ser considerada alentadora según cómo la analices, me dijo que preguntara dentro de dos semanas y cuando mencioné si podía llevarlo hacia la parte oral, me dijo que no debería haber inconveniente siempre que no me pusiera muy creativo e inventor, que ya tendría tiempo luego para eso.
Así que creo que en teoría, todo se trató de buenas noticias.
Ahora me encuentro en mi habitación terminando de ponerme la chaqueta por encima de mi camisa mangas largas y paso la mano por mi cabello intentando peinarlo. Hay un toque en la puerta y digo que pueden entrar. No tardo en sentir unos brazos envolviendo mi cintura desde atrás y sonrío sabiendo, por el perfume, que se trata de Alaska.
—Estoy emocionada —dice abrazándome con fuerzas—. Primero porque Holden dijo que avanzaste mucho en la terapia. Segundo porque dijo que las cosas fueron buenas con los resultados de todos tus exámenes y con la evaluación del doctor.
—¿Tercero? —pregunto.
—Estamos yendo a una cita —me libera—. ¿Cómo veo?
Me giro y la miro: hermosa cómo siempre. Sé cuánto le gusta a Alaska divertirse escogiendo atuendo cuando le digo que salgamos, también sé que disfruta con los labiales y más poniendo a prueba si son duraderos luego de unos buenos besos, así que no me sorprende que se vea increíble y no son solo los ojos de novio enamorado hablando.
—Hermosa —digo y ella enarca una ceja esperando por más—. Impactante.
—¡Vamos! Di más, te hago un favor al alentarte porque sabes que debes practicar frases largas —se excusa.
Camino hacia ella y envuelvo mi brazo alrededor de su cintura, el otro tarda más en responder, pero lo logro aunque el agarre sea un tanto más flojo. Acerco mi rostro al suyo y en mi mente busco las palabras que quiero decir, un ejercicio que me funciona, para que me resulte más fácil decir toda la frase.
—Estás hermosa cómo... Siempre. Brillas, hermosa... Encantadora, fantástica.
—Muy bien dicho, novio. ¿Beso?
—Muchos.
Y cómo Alaska no protesta, el primer beso para poner a prueba su labial comienza. Tengo un momento difícil porque quiero adentrar mi mano en su cabello, pero trae una trenza y sé que se molestaría si arruino su peinado, tampoco tomo su rostro por miedo a marcar mis dedos en su maquillaje, una vez lo hice y lo odió porque me burlé. Así que me ordenó mantener mis brazos tales cómo están mientras compenso la falta de movimiento en mis manos con mi boca. El beso me está afectando con ciertas reacciones, pero no me importa porque cuando finaliza un beso no me detengo y doy inicio a otro incluso más húmedo y largo.
—¡Niños no sean traviesos! Ya nos vamos —escucho la voz de Krista desde el piso de abajo—. Los esperamos en el auto.
A regañadientes dejo de besar a Alaska y sonrío viendo que mantiene sus ojos cerrados y suspira. Aún sin abrir sus ojos, sonríe.
—¿Y bien? ¿Sobrevivió el labial?
—Lo hizo —respondo y paso el pulgar por mi labio inferior, solo obtengo un poco de mancha en el—. Es bueno.
—¡Genial! Porque compré muchos colores.
Sus ojos se abren y se pone de puntillas dándome otro beso rápido. La libero de mis brazos y la dejo guiarme cuando toma mi mano. En las escaleras conseguimos a papá subiendo y él nos dice que nos portemos bien, prueba de que mamá tuvo que haberle contado aquella incómoda tarde. Cuando llegamos a la sala, Dawson parece que terminó de hacerle preguntas a Krista y todavía sigue en pijama, cosa que Alaska no deja pasar.
—¿Viernes en la noche y en pijama? ¿Tú? ¿El gemelo romántico y rompecorazones? ¿El soltero?
—Me tomo un tiempo para mí —se excusa abriendo un libro de filosofía—. Le llamo un descanso.
—Le llamo despecho —lo fastidia ella—. Aunque espera, nunca fueron novios.
—Eres mala —la acusa Dawson sin verla—. Salgan de aquí, Hol los espera en el auto con Krista.
Me acerco a él y de manera teatral beso su frente, él tira de mí y me abraza con fuerza haciéndome reír porque caigo sobre él y por suerte, Alaska libera mi mano a tiempo o hubiese sido arrastrada.
—No vayas y quédate con tu alma gemela que tanto te ama —pide con voz infantil y abrazándome con más fuerza—. No importa si dices que no, igual no te dejaré ir.
—Volveré —digo riendo e intentando salir de su agarre.
—Pero te extrañaré, planta a tu novia mala y quédate conmigo.
—¡Oye! —La mano de Alaska toma la mía y tira de mí—. No seas codicioso, él no va a plantarme.
Soy la persona que es tironeada de un lado a otro por ambos, pero los tres estamos riendo hasta que Dawson me libera y nos dice que nos vayamos antes de que se arrepienta de dejarme ir.
—Diviértanse —grita antes de que cerremos la puerta de la casa.
Caminamos hasta el auto de Holden, pero Krista, quien se encuentra sentada en el puesto de copiloto, nos pide que nos detengamos y me quedo un poco incrédulo cuando saca su teléfono y captura una foto de nosotros.
—Bah, son demasiado lindos juntos. Cómo si hubiesen nacido el uno para el otro. ¡Me encanta! Lo enviaré por el grupo para que todos aprecien a esta bonita pareja y para que Jock vea que cuido a su hermana en la cita —anuncia.
—Diles que les mando saludos a todos —pide Alaska mientras llegamos hasta el auto.
—Hecho, cosita hermosa. Te ves espléndida, me encanta tu labial.
—Es muy bueno, es aprueba de todo —se ríe Alaska—. Luego te digo el nombre.
—Cuento con ello —responde Krista—. Oye, Hol, sabes que...
Subimos a los asientos traseros, Holden pone el auto en marcha y los primeros minutos somos Alaska y yo escuchando la conversación que mantienen y viendo cómo Krista busca alguna canción que le guste en el estéreo.
Alaska se abre paso hasta asomar su cabeza en medio de los asientos y reconozco por su sonrisa que se avecina algo realmente imprudente.
—¿Tienen alguna relación de más que amigos? Porque siento que presencio a una pareja que lleva tiempo. ¿Me perdí esa noticia? —pregunta con entusiasmo.
—Aska, a tu asiento y ponte el cinturón de seguridad —ordena Holden y ella obedece.
—¿Y mi respuesta? —insiste.
—No somos novios ni estamos saliendo, pero coincidimos en que en otra vida fuimos una pareja lesbiana que se amó mucho —responde Krista y estira su mano peinando el cabello de Holden—. Fuimos dos grandes mujeres que se enamoraron y follaban increíblemente bien, pero en esta vida aunque también follamos increíblemente bien, nos estamos dando un descanso para enamorarnos de otras personas.
La respuesta es tan extraña que deja a Alaska descolocada, río ante la alocada declaración y durante unos segundos desarmo la respuesta para entender que: en una vida pasada fueron lesbianas, se amaron, follaron bien, follaron en esta vida —eso entendí— muy bien, pero están esperando a enamorarse en esta vida de otros...Y, qué rara es Krista.
—Somos increíbles amigos —dice Holden sonriendo—. Pocas personas consiguen amistades así. Lo mejor de Infonews, es la amistad que forjó en nosotros.
—Pero ella insinúo que tuvieron sexo —no deja escapar Alaska.
Krista se encoge de hombros y se enfoca en su teléfono mientras Holden ríe y canturrea la canción sonando.
—Cariño, no todo sexo conlleva a una relación. Hay sexo de pareja, sexo espontaneo y sexo casual. Sexo sin complicaciones, sexo sin compromisos y sexo con compromiso. Hay variedades de sexo y lo importante es que sepa cuál estás teniendo —indica Krista sin dejar de escribir en su teléfono—. Además, solo fue una vez. Increíble, pero una vez y no afecta nuestra amistad.
—Amigos para siempre —ríe Holden—. Pareces preocupada, Aska.
—No, no, ¿Pero de verdad no serán novios y están bien?
—De verdad —responde Krista—. No pensé que fuese tan sorprendente de creer, no todos los amigos se enamoran.
—Y no todas las parejas que se vean bien juntos deben estarlo —sigue Holden.
—Entiendo, fascinante —dice—. Sería genial escribir sobre ello.
Lo susurra tan bajo que solo yo escucho tal declaración. Tengo fe de que falta muy poco para que Aska se anime a retomar de nuevo su escritura, siento que ha sido una especie de terapia el escribir poemas o líneas cortas antes de que se sienta lista de volver y segura de que no todos quieren hacerle daño y que hay personas que realmente aprecian su trabajo. Tomo su mano y entrelazo nuestros dedos, ella gesticula hacia mí un: "eso fue raro" haciendo referencia a Hoden y Krista, asiento.
Saco de mi chaqueta una nota que traje conmigo, una que escribí al llegar a casa, ella la toma y la abre de inmediato antes de que pueda decirle que la mire luego. Veo su rostro sonrojarse y la manera en la que toma una profunda respiración por la boca cuando lee unas palabras que recuerdo bien:
"Querida Alaska,
Esto no es un poema, estas solo son letras para decirte:
La luna es hermosa, todas las estrellas lo son.
Eres hermosa y grandiosa.
Por eso te digo que usemos nuestras bocas para cosas fogosas... Alerta de spoiler: lo siguiente no rimará.
Luz verde para orales ¡Yeih!"
Ella ríe por lo bajo y voltea a verme, con su dedo me señala, luego a mi entrepierna y estoy de verdad asombrado cuando me muestra su lengua y finge fuegos artificiales con sus dedos.
—Hol, parece que en los asientos de atrás están hablando de sexo oral.
Alaska se paraliza y yo veo al frente, Krista nos observa con una gran sonrisa cómo si estuviera orgullosa.
—Aw, cómo crecen —se acomoda en su asiento—. Parece que ellos luego van a divertirse.
—¿Puedes hacer eso, Drake? —pregunta mi hermano.
Cierro los ojos y respiro hondo, primero mi mamá y ahora Holden. Él me mira por el espejo retrovisor brevemente antes de volver la vista al frente.
—Puedo —mascullo—. Pregunté.
Holden ríe por lo bajo y creo que lo escucho decir "una buena terapia" mientras sigue conduciendo. Alaska aprieta mis dedos y volteo a verla, pese a lucir avergonzada sacude la nota hacia mí y se inclina, lo más que le permite el cinturón de seguridad hacia mí, para susurrarme:
—Parece que hoy me colaré en tu habitación y no solo para leer un libro.
Sí, estoy esperando felizmente por ello.
Holaaaa, mis amores ❤ A ver, divido el capítulo final porque: es muy largo y todavía no termino de escribirlo, pero espero estar subiendo la segunda parte esta semana, lo que pasa es que también espero para ese entonces tener el epílogo listo.
Esta primera parte es relajada porque lo que deseo es mostrar cómo poco a poco Drake y Alaska van retomando su vida individualmente así cómo en pareja, creo que se lo merecen ellos y ustedes leerlo luego de meses angustiantes hahaha
Así que nos leemos esta semana con la segunda parte.
Recuerden que pueden conseguirme en mis redes cómo:
Instagram: DarlisStefany
Twitter: Darlis_Steff
Facebook: Darlis Stefany
YouNow: DarlisStefany aquí me encuentran para los en vivos.
Un beso, nos leemos prontito.
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