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Capítulo once: Tú serás...

Alaska.

2 de abril, 2016.

Estamos jugando monopolio: los hermanos Hans y los hermanos Harris. Mientras que todos están peleando sobre trampas, propiedades y traición, yo estoy ocupada viendo cada vez que puedo a Drake frente a mí. Él está riendo del berrinche de Dawson sobre que hace trampa mientras Holden intenta ver las cartas de Jocker y Adelaide proclama que el banco está cerrado para Alice. Por mi parte, Hayley continúa haciendo lo que espero termine como una hermosa trenza en mi cabello. Es bonito pasar tiempo así con nuestras familias y esta no soy yo soñando con que podríamos ser nosotros en el futuro, para nada.

Es necesario dejar en claro que estoy actuando un poco boba, robando miradas cada vez que puedo de Drake. No dejo de recordar la manera en la que nos besamos en su habitación hace siete días. No es que cuente los días ni nada.

—Listo —anuncia Hayley. Tanteo mi cabeza para sentir el resultado final en mi cabello.

—Necesito verla.

—Yo te ayudo —dice Drake y lo observo.

Saca su teléfono y me toma una foto, luego se pone de pie y viene detrás de mí para tomar otra. Pasa la trenza por mi hombro y luego recuesta su pecho de mi espalda para mostrarme las fotos.

—¿Ves? Hermosa.

—Ya...—Es lo que alcanzo a decir tratando de controlar mi voz afectada por su cercanía.

Nos mantenemos viendo la pantalla de su celular y luego este vibra con una notificación de WhatsApp de Dawson. Alzo la vista hacia el gemelo de Drake y él hace señas de que vea el mensaje, bajo mi cabeza justo cuando Drake abre el chat. Es una foto de nosotros viendo su teléfono.

Tengo que luchar contra la urgencia de pedirle que me la envíe, porque es una foto tan espontánea, tan bonita y viéndola da la impresión de que él sintiera tanto cómo yo. Alguien se aclara la garganta, volteo y es Jocker, tiene una de sus cejas enarcada y parece que somos el centro de atención.

—Y así es cómo quedaron tus fotos. —Drake finge tranquilidad antes de incorporarse y volver a su puesto.

Tomo mi larga trenza para jugar con ella antes de ponerme de pie e ir hacia el sofá en donde Miranda y Jackson juegan con la pequeña Jackie. Mi teléfono vibra en mi bolsillo. Sonrío al leer lo que me ha llegado.

Señor Caliente: creo que debemos conservarla.

Y ahí está la foto que nunca en mi vida borraré. No puedo evitar sonreír antes de dejarme caer al lado de Jack.

El resto de la tarde transcurre de manera normal y divertida, mi sobrina pasa por los brazos de todos, incluso de Adelaide que asegura es demasiado raro cargar a alguien tan pequeño. El juego de monopolio nunca tuvo oportunidad de terminar cuando todos terminaron discutiendo y acusándose de tramposos.

Me despido de mis hermanos, cuñadas y sobrina, esperando poder verlos pronto. Los gemelos y Hayley permanecen en casa conversando con Alice. Me refugio en la cocina para robar una rebanada de pastel de helado cuando todos se distraen.

Me siento frente al mesón y disfruto de mi pedazo robado. Los señores Harris han ido a su casa y mis padres creo que salieron a comprar o no sé, no presté atención. Suspiro sintiendo el lado frío del pastel derretirse en mi lengua.

—Robando y no invitas.

Lucho contra las ganas de sonreír e incluso sin voltear es evidente que sé de quién se trata. Drake camina hasta estar de pie a mi lado, me sonríe y ladeo mi cabeza mientras lo observo. Tomo un trozo de pastel en la pequeña cucharilla y se lo extiendo.

—¿Quieres?

No me responde, sus acciones hablan por él. Baja su cabeza y guía su boca hasta la cucharilla, toma lo que le ofrezco y lo saborea viéndome fijamente. Necesito ayuda, me estoy perdiendo aquí en esta belleza de escena no apta para cardiacos.

—Gracias.

—Cuando quieras —susurro antes de tomar el último trozo del pastel y hacer a un lado el plato sucio.

—¿Qué te ha parecido la foto que nos ha sacado mi copia romanticona?

Golpeo mis dedos contra el mesón, he sido tan evidente con Drake que mentir no sirve de nada. Su mano se posa en el mesón mientras espera por mi respuesta.

—Me gusta mucho.

—A mí también —roza mi nariz con su índice—, sobre todo porque tú estás preciosa como siempre.

Agárrenme que me caigo. Él es demasiado para esta vida. Intento parecer casual, cosa que seguramente no logro, deslizo mi mano hasta dejarla al lado de la suya. No veo el movimiento, mantengo la mirada en él.

En uno de sus gestos característicos, cuando se trata de mí, él enarca una de sus cejas, muerde su labio inferior antes de mover su mano y atrapar la mía. La gira haciendo que mi palma conecte con la suya.

—¿Y ahora, Alaska?

Su sonrisa de alguna manera logra alentarme, así que mis dedos se cuelan entre los suyos y él sella el movimiento entrelazando nuestros dedos. No sé cómo explicar la manera en la que se siente.

—Así —digo cuando encuentro mi voz—. Ahora estamos así.

Agradezco que luego de nuestro momento en su habitación, las cosas no sean raras entre nosotros, pero no somos tontos o al menos quiero creer que no lo soy, las cosas indudablemente han cambiado. No son grandes cambios, pero están ahí y nuestras manos en este momento son una prueba de ello.

—¿Crees que soy una niña?

—No.

—Entonces ¿Qué crees? —pregunto.

—Te lo diré en clave y algún día sabrás el lugar indicado dónde buscar para saber qué es lo que creo. —Es su respuesta, la cual me deja muy inconforme.

—Eso no es justo.

—¿Qué podemos hacer para que sea justo?

Tengo serios problemas si estoy malinterpretando esto, pero estamos coqueteando de una manera demasiado evidente. Me pierdo viendo sus ojos, de verdad que siempre amaré lo especial de ellos. El cómo en dos colores puede capturar todo.

—Yo... —repentinamente siento la necesidad de decirlo todo.

—¿Tú?

Pero vuelvo en mí, sacudo mi cabeza y acabo por sonreírle antes de bajar de la silla. No suelta mi mano, le pido que se agache para poder susurrar en su oído:

—Creo que eres mi Harris favorito.

Suelta una risa y besa mi mejilla.

—Sin duda alguna, tú eres mi Hans favorita.

***

16 de abril, 2016.

Hay alguien que ha estado enviándome mensajes raros por JoinApp, al principio parecía divertido y le respondí porque era dulce, ahora creo que se está volviendo un poquito extraño o tal vez estoy siendo paranoica.

Leo una vez más el último mensaje que me ha enviado Cometa05 determinando si me asusta o solo encuentro extraño la naturaleza de su mensaje. Escucho risas y de inmediato alzo la vista a la ventana de Drake.

Está entrando con una chica y solo puedo pensar una cosa: por favor no de nuevo. Y no ahora que siento que somos diferentes.

La chica ríe de manera tontorrona antes de comenzar a hacer un baile medio sexi, no sé qué le dice Drake, pero está señalando hacia el celular que sostiene en sus manos. La chica sacude su cabeza y se saca la camisa. Camina hasta él. Lo acorrala, no sé qué le dice, pero él de nuevo le muestra el celular. Ella se lo quita y lo guarda en la cinturilla de su falda y comienza a besarlo.

Contengo el aliento, en un primer momento Drake no se mueve, luego su cuerpo parece que se relaja un poco. A veces las hormonas ganan, supongo. Algunas veces tu cuerpo pide sexo cuando ya lo conoces y a veces eres soltero y no está mal que duermas con chicas, porque no tienes novia.

Solo a una vecina con un enamoramiento por ti.

La chica lo guía hacia la cama, pero sacude su cabeza y frunce el ceño momentáneamente. Le dice algo, ella ríe y se incorpora para besarlo.

Él cierra los ojos y se inclina hacia su toque, pero de nuevo sacude su cabeza en negación y le dice algo. Entonces ve hacia la ventana y me observa. No sé cómo luzco, pero bajo del marco de mi ventana y cierro las cortinas de golpe.

No sé por qué no dejé de ver desde un principio, pero era como ver una novela pasar frente a mis ojos. Corro hasta mi cama y me siento sobre ella abrazando una almohada.

A diferencia de aquella vez, siento que esto ha sido muy diferente. He visto todo el proceso de seducción de la chica que debido a sus movimientos, quizá va ebria. Lo he visto caer y detenerse, como si su cuerpo peleara con su razón, ya que no era inmune al tacto de esa chica, pero algo le detenía. Estoy muy confundida.

En mi tocador mi teléfono comienza a vibrar, pero no lo tomo por miedo de que sea Drake, por qué no sé qué podríamos decirnos. Estoy en un raro estado de ánimo. Me acuesto y reproduzco YouTube en mi laptop para despejar mi mente de cualquier pensamiento.

No sé cuánto tiempo pasa, pero cuando tomo mi teléfono, sus mensajes tienen tres horas de haber sido enviado junto a sus llamadas perdidas. No es insistente, hay tres mensajes.

Señor Caliente: Eso se vio terrible, lo sé.

Señor caliente: Ophelia es amiga de Dawson. La rescaté de un bar, porque está ebria hasta el culo. Sí, me besó, pero no iba a ceder. Promesa.

Señor Caliente: por favor... He leído cuando escribes de estas escenas y la protagonista corre indignada. No corras, habla conmigo.

Miro hacia el techo odiando que cite las acciones de uno de mis personajes, golpeando mi ego y haciéndome buscar mi razón. Después de todo, él ni siquiera tendría que darme explicaciones, pero me hubiese dolido que no lo hiciera.

Alaska: ¿Por qué tendría yo que correr? Es tu vida.

Señor Caliente: Sabes por qué.

Alaska: No. No lo sé

No me responde de inmediato, pero veo cómo ha leído mi mensaje. Luego me llega una captura de pantalla que al descargarse, descubro, es un nombre de usuario.

Señor Caliente: Soy yo. Es mi cuenta. No me descubriste, así que supongo nunca tendré dedicación.

Alaska: ¿Por qué me lo envías?

Señor Caliente: busca el único mensaje que te he enviado. Debe estar atascado entre tantos...

De inmediato busco a TattoHD, creo haber visto varios de sus comentarios en mis historias, pero no podría mentir al afirmar que estoy segura. Doy con su perfil y lo odio por hacerme sonreír con su descripción simple.

«Sí, genio, me gustan los tatuajes.

Sí, descubrí que me gusta leer.

Sip, ando leyendo historias románticas y de sexo.

Y Sí, soy un Alas Fans (creo que deberían encontrar nombre para su fandom).

Soy chico.

No hay más nada que saber de mí, ve a leer a @AlasBookH »

Hago clic en enviar un mensaje y me paralizo cuando leo su mensaje enviado el dos de abril.

TattosHD: creo (estoy muy seguro) que me gustas y quiero un montón de besos de chocolate contigo.

Pero creo que no es el momento.

Sin embargo creo que en algún momento, tú serás...

¿Qué? ¿Qué jodido seré? Siento que quiero tirar de mi cabello. En una noche me ha hecho pasar por mil emociones. Le escribo con rapidez, lo que conlleva a un par de palabras mal escritas, pero no me importa. Tenemos una situación más importante aquí.

Alaska: ¿Seré qué? Qu merda significa que serét.?¡

Señor Caliente: Serás...

Alaska: ESTO NO ES NI UN POCO GRACIOSO. DIME.

Señor Caliente: ¿Qué te inspira?

Alaska: ¡No es momento de hablar de eso!

Señor Caliente: tampoco lo es para hablar de lo otro ;)

Me ha agarrado con mis propias palabras, maldito astuto. Golpeo mi frente con el celular. Vibra.

Señor Caliente: ¿No vas a correr, verdad? ¿Crees en lo que digo?

Alaska: Puedo ser sabia creyendo en tu honestidad o idiota cayendo en tus mentiras. Cómo sea, no estoy corriendo. No iba a hacerlo para que conste.

Alaska: pero... Puedes ponerla a dormir en el sofá.

Señor Caliente: yo estoy en el sofá ahora.

Y me envía una foto suya en el sofá que reconozco, amplío la foto para evaluar su belleza de cerca y deslumbrarme con ella a gusto. Cuando he visto la foto desde todos los ángulos, le respondo.

Alaska: ¿Dormirías conmigo?

Señor Caliente: ¿Pregunta trampa?

Alaska: no.

Señor Caliente: ¿Te refieres a realmente dormir?

Alaska: si no quisieras dormir en el sofá.

Señor Caliente: tus padres me matarían.

Alaska: Ellos no lo sabrían.

Una vez más no me responde a pesar de haber leído mi mensaje, luego de unos minutos aparece que está escribiendo.

Señor Caliente: Alaska...

Alaska: ¿Si?

Señor Caliente: Ven a abrirme la puerta.

Señor Caliente: vine a dormir contigo.

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