Capítulo dieciocho: Muéstrame un poco
Alaska.
De acuerdo, tengo las mejillas sonrojadas en el momento en el que abro la puerta para Drake. La casa se encuentra en un silencio absoluto debido a que todos duermen, así que me llevo un dedo a los labios en la típica señal de pedir silencio, excepto que no se lo pido, se lo exijo.
¿Por qué estoy sonrojada? No es porque esté invitando a Drake a estar de noche en mi habitación, porque eso ya sucedió. No, se trata de que me di porras y me animé a llevar el pijama con el short más corto que tengo junto a la camisa más ajustada. Llevo medias hasta el final de mis pantorrillas y el cabello suelto llegando más debajo de mis pechos, lo cual es bueno porque cubren las cimas de los mismos que se marcan contra la camisa.
Drake no dice nada mientras cierra la puerta, con mucho cuidado de hacer el mínimo de ruido. Comienzo a caminar hacia las escaleras sin decir ninguna palabra y él me sigue. Arriba dejé golosinas. Cuando llegamos a mi habitación, cierro la puerta con seguro. El ambiente entre nosotros es algo diferente a la vez pasada. Aquella vez, Drake se dedicó a observar mi habitación mientras yo mantenía mi vista fija en él, en esta ocasión eso no es lo que sucede.
Esta vez me pega a su cuerpo con un agarre nada inocente, lamiéndome el labio inferior justo antes de darle un pequeño beso, ese es solo el comienzo de lo que se convierte en un beso lleno de intensidad que me toma por sorpresa y que me vuelve gelatina las piernas. Poso las manos sobre sus hombros en el momento en el que me alza lo suficiente para que mis pies estén sobre los suyos.
Sus labios son firmes, saben lo que quieren, y su lengua es ávida coqueteando una y otra vez con la mía. Siento cómo se me erizan los vellos, un cosquilleo recorre todo mi cuerpo.
Enlazo las piernas en torno a su cintura y de nuevo me estremezco al sentir cuanto me desea. Comienza a caminar y debido a que mis ojos están cerrados mientras nos besamos una y otra vez, poco después me encuentro descubriendo que nos guiaba hacia la cama y poco después tengo la espalda contra el colchón.
Separándose lo suficiente, me regala una mirada llena de deseo que, sin planearlo, me hace retroceder en la cama en busca de comodidad. Lo veo subir a la cama en el momento en el que recargo la cabeza en la suavidad de a almohada, con un gateo que encuentro gracioso y sexi me alcanza. Con sutileza abro mis piernas para hacerle espacio entre ellas y no tarda en ubicarse sobre mí, no deja caer el peso de su cuerpo... Todavía, pero puedo percibir todo el calor que emana de él.
Es loco la manera en la que no nos hemos dicho una sola palabra, pero nuestros besos y cuerpos parecen hacer el favor de hablar por nosotros, al menos creo que ese es mi caso. Nos vemos fijamente y alzo una de mis manos para retirarle cabello de la frente, luego me encuentro arrastrando los dedos hasta sus labios, sobresaltándome cuando mordisquea las yemas. Este hombre tiene experiencia y no fingiré que eso me molesta, porque sé que nada será un fiasco, que con Drake se tiene que disfrutar cada momento.
—Hola, Alaska —susurra. Hablando por primera vez.
Me da una pequeña sonrisa que se me hace imposible no devolver.
—Hola —devuelvo el susurro antes de tragar—. Esta es una manera interesante de volver a saludarnos, sobre todo teniendo en cuenta esa cosa tuya de la paciencia y cero sexo, bla bla bla.
Riendo deja caer su cuerpo contra el mío ocasionando que su dureza esté justo contra el vértice entre mis muslos. Cubriéndome la boca con una mano logro bloquear el sonido que iba a escapar de mí.
En mi mente no borro la fatídica experiencia con Caleb, tampoco mi breve tonteo con Norman, pero ¡Jesús desvistiéndose! He soñado con este sujeto —Drake— por años, con este momento, con esta cercanía y eso solo lo hace más excitante. Con sus besos él ya me había encendido y ahora con la increíble presión de su pelvis contra la mía, el mundo es un lugar mejor.
—No vamos a tener sexo, pero hay muchas cosas sobre las que apuesto estás curiosa y...
—¿Y qué? —Sin poder evitar muevo las caderas porque mi cuerpo exige fricción, pide acción por debajo o sobre arriba de la cintura. Lo que sea.
—Y tu libro sucio dijo muchas cosas que voy a confirmarte, desmentirte o adaptar a la realidad —su boca va a mi cuello, ladeo la cabeza a un lado para darle mejor acceso—. ¿Te gusta la idea? Aunque veo que planeabas que viéramos películas.
—¿Qué películas? ¡Jamás planeé tal cosa!
Él gira el rostro hacia la caja de ellas que había y tomándole el rostro lo obligo a verme, porque ¿A quién rayos le importa una película con una propuesta cómo la que hizo?
No soy una desesperada por perder la virginidad, la verdad es que no me pesa traerla conmigo, somos cómo las mejores amigas y nos cuidamos. No tuve acercamientos sexuales con Caleb o Norman por desesperación, no, fue por curiosidad y deseo de hacerlo, porque siempre me ha gustado la idea de indagar qué podría gustarle a mi cuerpo, porque aunque aún llevo esta discusión conmigo misma sobre el miedo de tener algo dentro de mí, me gustaría explorar muchas cosas.
Creo en el amor y creo en el sexo con amor, pero tampoco me cerré a la idea de que podría haber la posibilidad de que un día sucediera por el simple hecho de sentir pasión y deseo hacia alguien. No estoy dispuesta a explorar físicamente mi cuerpo con Drake por estar desesperada, querer agradarle o cumplir sus deseos. Lo hago porque él despierta deseo en mí, además de sentimientos dulces y fuertes, porque me siento cómoda y no me da miedo, quiero hacerlo.
—Muéstrame —pido.
Su respuesta es una sonrisa y es casi cómica la manera en la que se sienta a horcajadas sobre mis muslos. Estirando las manos se topa con la camisa que estoy usando.
—No tenemos por qué correr, podemos hacer algo muy básico —toma el dobladillo—. ¿Puedo?
Asiento en respuesta. Él arrastra el material muy lentamente hacia arriba encargándose en el proceso de acariciarme la piel con los dedos.
—Tu sonrojo se está esparciendo por todo tu pecho —murmura con la vista clavada ahí. Su índice y pulgar frotándome entre pechos—. ¿No tienes problema con esto?
—Mi único problema es que soy la única llevando camisa —aunque es una respuesta bastante genial, la suelto con un rastro de timidez.
Toma un puñado de su camisa desde la espalda y se la saca, me gusta esto de igualdad de condiciones. Deja de estar a horcajadas sobre mí para estar de costado a mi lado y una de sus manos me deja un patrón incomprensible de caricias en el estómago.
—Modificación para tu historia sucia: sí se puede conseguir que una chica se corra basados en darle placer a sus pechos si ella es particularmente sensible en ellos.
Proceso con lentitud lo que me dice por qué después de ello, él se encuentra inclinándose hasta hacerme sentir la humedad de su boca en uno de mis pechos. Creo que estoy soñando.
No queriendo cerrar los ojos, mantengo la vista en él, no deseo perderme nada de lo que me hace. Me retuerzo y mis caderas se alzan en busca de algo. Siento una mano en mi cadera intentando inmovilizar mis desesperados movimientos y la otra desciende... Tiemblo cuando la posa veo y siento en el abdomen haciéndome gemir cuando baja todavía más hasta llegar a mi vientre. Me rindo cerrando los ojos cuando, sobre el algodón del short, la mano de Drake se encuentra... Ahí.
Quisiera decir que este momento de delirio y pasión dura mucho, pero estaría mintiendo porque el final llega bastante pronto.
No dura poco porque Drake sea un asco en ello. Su duración es efímera porque parece que soy sensible, razón por la cual cuando me toca por quizá dos minutos mi cuerpo ya parece listo para explotar, así que cuando sus dedos viajan justo hacia el lugar donde espero un día nuestros cuerpos se conecten, siento que mi mundo colapsa.
Es un momento real. Si bien ha sido corto por mi inexperiencia y lo hambriento que estaba mi cuerpo de su toque, fue espectacular y todavía cuando fue enloquecedor que me tocara por sobre la ropa, sé que mi cuerpo eventualmente pedirá y necesitará contacto con piel desnuda.
Ha sido una de las cosas más reales que he experimentado alguna vez.
Su respiración baila contra mi cuello, su cuerpo se encuentra sobre el mío y su dureza de nuevo contra mi entrepierna, calentándome lentamente una vez más. Soy un desastre de sudor y respiración más cercana a jadeos, pero soy un desastre muy feliz.
—Entonces, sí se puede tener un orgasmo así —rompo el silencio. Su cuerpo tiembla contra el mío cuando ríe.
—Sí, no es tan intenso, pero estoy seguro de que es bueno. Puede ser mejor, sin barreras.
—Seguro —no pienso discutirle eso.
Intento colar una mano para acariciarlo por sobre la tela, pero lucho contra un bostezo, supongo que debo trabajar en eso de la resistencia si pretendo tener una vida sexual muy activa. Tomo la camisa de nuevo y me la pongo.
No ponemos a reproducir ninguna película, en lugar de ello giramos de costado para observarnos. Creo que en su mente él también está procesado lo que sucedió.
—Tengo curiosidad.
—Tú siempre tienes curiosidad —rueda los ojos.
—¿A qué edad dejaste de ser virgen?
—Dieciséis —Ni siquiera parece sorprendido de mi pregunta— y fue terrible.
—¿Lastimaste a la chica?
—No —ríe—, ella ya lo había hecho antes con alguien. Fue terrible no duraría ni siete minutos, me di cuenta de que no era cómo masturbarse, porque luché desde la primera estocada para no correrme. Y te aseguro que los siguientes encuentros tampoco fueron los mejores. Además, estaba bastante intimidado por la chica que parecía un sargento dándome órdenes.
Me gusta su honestidad, no está siendo un mentiroso diciendo algo cómo que nació siendo una gran maravilla en el sexo, porque siempre están haciéndonos creer que en la primera vez solo la chica tiene dudas, pero muchas veces me planteo si también no resulta mucha presión la primera vez de un chico: el pensar en complacer, en durar, en tocar los lugares correctos, cómo moverse, ser bueno en ello. Es mucha presión sobre alguien que también está teniendo sexo por primera vez.
—¿Ahora eres un Dios del sexo?
—Cuando lo hagamos, ya luego me das tu opinión —bromea—, pero te tengo una noticia que te hará feliz.
—¿Cuál?
—Eso fue a los dieciséis años y quizá mis primeras cinco veces o algo así, luego trabajé mi resistencia. Así que tranquila, no te dejaré a mitad de camino.
—Eso me alegra —me río.
—Entonces, ya que estamos en esta conversación. ¿Qué tan lejos has llegado, Alaska?
Supongo que esta es una conversación extraña o tal vez no, aunque estoy bastante sonrojada y siento algo de timidez, me gusta este momento sincero sobre un tema que dudo muchos se dediquen a hablar.
—Ya sabes lo que sucedió con Caleb. Con Norman... Nos frotamos un poco, pero hasta hoy eso fue lo más lejos que llegué.
—Espero llenar las expectativas de tus primeras veces.
—Lo estás haciendo —le sonrío—. ¿Tienes alguna confesión qué hacer? Algo que quisieras decirme.
—Sí, que si alguna vez vas abajo, por favor trabajemos en tus dientes. Esa mierda duele, una vez alguien fue brusco con sus dientes.
Estallo en una carcajada, pero rápidamente me cubro la boca con la mano para no despertar a mi familia, porque mis padres saben que me duermo tarde, más no que me río de esta forma porque tengo compañía.
—Tendrías que enseñarme... Y no ser idiota cómo Caleb.
—Promesa. Ahora, ¿Algo que confesarme?
—Me da miedo... —Tomo una respiración profunda—. Siempre esquivo la idea de tener algo dentro de mí —estoy avergonzada de mi confesión—. Es decir, yo quiero, pero a la vez la idea en mi cabeza me pone nerviosa. Supertonto.
—¿Eso es normal en las chicas? O bueno, también a los chicos que le van a los chicos. Digo, causa ruido saber que te meterán algo, supongo —Se ríe y golpeo su brazo—. No te preocupes por eso, deja de pensarlo, eventualmente cuando suceda ni siquiera tendrás tiempo de pensarlo porque es algo que tu cuerpo te indicará que quiere.
—Supongo, porque yo quiero que me toques sin ropa —me concentro en ver su cuello.
—Y yo quiero hacerlo.
—¿Alguna vez has soñado de manera sexual conmigo, Drake?
—Sí ¿Y tú?
—No tan extremista, pero sí lo he imaginado —me sonrojo y esa es su advertencia—. Mucho.
—¿Te gusté siempre, Alaska? —Su mano me toma de la barbilla para hacerme verlo a los ojos.
—Desde que llegué a la adolescencia y supe lo que era sentir verdadera atracción. Pensé que nunca estaríamos así.
—No me di cuenta, pensé que solo me veías por la ventana porque no te parecía una cosa horrible, pero creí que solo se trataba de eso. ¿Nunca ibas a decírmelo?
—Para mí no tenía sentido hacerlo. Pensé que sería tonto y no quería que luego ya no fueras mi amigo.
—¿Sabes? Siempre me gustaste de una manera en la que notaba tu cuerpo y personalidad, pero no fue hasta que leí todas tus historias que me di cuenta de que siempre me escudaba pensando en ti cómo una niña, para de esa manera sentirme culpable y ocultar esos deseos.
»Pero cuando vi lo que habita en esa cabecita tuya, entendí que no eres una niña y que, con honestidad, fácilmente jamás iba a superarte.
Con los dedos tomo sus labios, la diversión en sus ojos es evidente cuando los muevo fingiendo hablar por él:
—Eres la mujer de mi vida, Aska. Me traes loco. —Hace a un lado mi mano mientras ríe.
—No tienes que decirlo por mí cuando es la verdad —me golpea la nariz con el índice—. Te quiero.
—Yo te quiero...
Me da un beso rápido.
—Descansa, debemos trabajar esa resistencia tuya antes de llegar a algún lado.
Río bajito y hablamos otro poco más hasta que no puedo luchar más con el sueño y me quedo dormida. Me gustaría decir que me dormí con una sonrisa, pero a lo máximo que aspiro es no haberme quedado dormida con la boca abierta ni babeando la almohada. Ya sabes, cómo la gente normal, porque si hay algo que he aprendido hoy, es que la gente real no crea momentos perfectos, pero sí momentos memorables, reales y especiales.
***
18 de julio, 2016.
Observo cómo Alice pinta sus labios con la mirada fija en el reflejo que le da el espejo, le sienta bien ese color morado. Recargo la espalda de una de las paredes de metales del ascensor y ella mee sonríe a través del reflejo, de inmediato me encuentro devolviéndole el gesto.
—¿Por qué te pintas la boca justo ahora? —cuestiono.
—Porque me provocó y porque me gusta.
—Claro —ladeo la cabeza a un lado—. ¿Le dijiste a Georgia que veríamos a Austin?
Georgia es su mejor amiga, quien aún después de esa mentira sobre que Austin no quiso conocerla – cosa que él nunca supo – sigue delirando por él y ansiando conocerlo en algún momento.
—No, porque no vinimos a ver a Austin, vinimos a ver a nuestro hermano y a Ade.
Eso es cierto, cenaremos con Adelaide y Jocker; Jack nos ha traído porque Alice no sabe conducir y porque es así de adorable hermano cuando no está molestándonos con bromas o siendo sobre protector. Sin embargo, estoy casi segura de que Austin estará hoy aquí, puesto que Adelaide también está y suelen coincidir en los días en los que salen en vivo desde el estudio. Cosa que también sabe Alice.
Las puertas del ascensor se abren, salgo y Alice camina a mi lado enlazando un brazo con el mío. Habla sobre haber encontrado su carrera soñada: diseño de interiores. Me encanta su entusiasmo, es genial ver que este tiempo libre le sirvió para dar con su especialidad. Al primero que vemos es a Derek quien parece estar revisando algo en unas hojas. Alza la vista cuando estamos cerca de la puerta y nos sonríe de esa manera suya que derretirían a cualquiera.
—Las hermanitas Hans, que cada día crecen más. Vengan y saluden al casi hermano de ustedes —Abre sus brazos en una clara invitación a abrazos que creo nadie puede negarse.
Las personas que hacen el programa con mi hermano no son solo compañeros de trabajo, ellos también son prácticamente su otra familia. Derek, Krista, Holden, Rayan, Breana, Elise e incluso Valerie, quien es la exesposa de Jocker y actualmente se encuentra fuera del programa por motivos personales, y Parker uno de los últimos en llegar. Todos ellos se han convertido en algo cómo una familia y una constante en nuestras vidas a raíz de sus relaciones con mi hermano.
Derek nos da unos buenos minutos de halagos antes de que entremos al estudio. Aún es temprano, por lo que solo vislumbro a Breana conversando con Adelaide y no me lo pienso dos veces cuando camino hasta ellas siendo seguida por mi hermana.
—¡Chicas! —Esa es Breana quien es la primera en vernos, ambas nos saludan—. Qué bueno verlas, por cierto ¡Felicidades, Alaska! Supe que estás saliendo con uno de los encantadores niños Harris.
¿Drake un niño? No me lo parece cuando me toca, cuando me besa o cuando simplemente me enloquece.
—Sí, finalmente —sonrío—. Es un novio raro, pero muy bueno.
Mis palabras la hacen reír, Adelaide da un sorbo de lo que luce como té y asiente.
—Vamos, su hermano estaba preguntando por ustedes. No sabía si al final iban a renunciar a cenar con nosotros.
Le sonrío a Breana antes de caminar detrás de Adelaide, quien va escuchando lo que Alice le dice. Hubo un tiempo en el que mi hermana tuvo un fuerte rechazo hacia Adelaide, estaba cerrada a la idea de Jocker saliendo con nuestra actual cuñada y no le da miedo admitir el hecho de que fue bastante pesada, pero luego de que Adelaide nos ayudará cuando Alice pasó una terrible experiencia y posterior a ello tras la tragedia de Jocker, la relación de ellas mejoró. Nuestra cuñada fue un gran apoyo, estuvo cuando la necesitábamos y demostró que estaba hecha para ser parte de nuestra familia. Además, es tan nerd como Jocker y siempre podemos discutir sobre libros. Y si eso no es suficiente, conocerla a ella conllevó a conocer a Alexa Blake, la mejor persona con la que puedo discutir sobre libros eróticos o de romance, ella es la mejor amiga de Adelaide.
—Felicidades por pasar al último año, Alaska. Ahora solo te queda la decisión épica de que harás con tu vida y seguir estudiando —y eso suena totalmente cómo Adelaide.
—Si me lo dices de esa forma, te prometo que me llenas de total entusiasmo —comunico.
—Aw, solo quiero decirte las maravillas que te esperan de la vida. ¿Qué hay de ti, Alice?
—Ya sé lo que quiero estudiar. Me ha servido este tiempo libre para pensarlo muy bien.
—Eso está genial... ¡Peluchito! —Se interrumpe Adelaide viendo a Austin salir de lo que supongo es un baño.
Él se detiene frunciendo el ceño, rueda sus ojos y le sonríe antes de notar nuestras presencias. Camina a paso muy lento hasta nosotras y se detiene cuando está justo al frente.
—Algún día me llamarás Austin.
—Siempre serás peluchito. Mi peluchito superamigo. —Se burla, él bufa antes de sonreírme.
—Es bueno verte de nuevo, Alaska —Luego su mirada va a Alice y su sonrisa vacila un poco cómo si se preparara para la hostilidad—... Y hola a ti.
—Hola a ti —devuelve Alice.
—Iremos a cenar después del programa. ¿Te unes? —pregunta Adelaide.
—No, gracias por la invitación, Adelaide, pero tengo una cita.
—¿Otra mujer a devorar? —Lo pica Adelaide.
Alice y yo somos dos hambrientas de información porque ¿A quién no le gusta recibir información gratis?
—No, cenaré con mi papá, tonta —le sonríe—. ¿Te veo en diez para comentarte el artículo que hablaré hoy? Creo que estaría genial que lo discutiéramos, mi primera opción fue Jocker...
—¡Oye! —Se queja Adelaide.
—Pero está teniendo una fuerte investigación ¿No? En fin, te veo en diez —nos hace un asentimiento de nuevo a mi hermana y a mí—. Que se diviertan.
Lo vemos alejarse y luego Alice decide hablar.
—No entiendo por qué enloquecen por él.
—Es atractivo, ahora parece que es famoso, es inteligente, tiene buena voz, es un excelente amigo, divertido y leal. Tienes razón ¿Por qué alguien querría salir con alguien tan horrible cómo Austin, Alice? —Me río de las palabras de Adelaide mientras caminamos los pasos restantes para entrar al camerino que comparte con Jocker.
De inmediato me arrojo a los brazos de mi hermano, él nos sonríe y saluda con cariño. Como siempre comienza por preguntar cómo estamos, molestar a Alice sobre si leyó sobre alguna información, preguntarme si aprendí química e intenta hacernos cosquillas. Me dejo caer a su lado en el sofá.
—¿Qué tal Drake? ¿No hay ningún trasero que patear, verdad?
—No. Drake está bien —me sonrojo—. No tienes de qué preocuparte.
—Eso espero, de igual manera advertí a Holden que mantenga un ojo en él.
Todo lo que hago es rodar los ojos, pero sonrío cuando me abraza. En líneas generales Jocker no es un hombre muy expresivo o abiertamente cariñoso, pero con mi hermana y conmigo siempre ha sido especial, ahora también lo es mucho más con Adelaide.
—Leí tu artículo sobre «no lo dejes en el cofre» —lo sorprende Alice—. Fue conmovedor de leer, Jocker. Recordar todo lo que viste allá, la manera en la que fuiste parte de un problema de tal alcance y destrucción, me dio escalofríos.
»Te admiro mucho y es increíble que no te detengas y sigas con ello, mostrando las diversas caras de nuestro mundo —todos la vemos sorprendidos. Alice no suele leer mucho, es más sobre ver las noticias o escuchar sobre ellas. Se sonroja—. ¿Qué? Era realmente un artículo genial y lo compartí en mis redes.
—Gracias, Alice. Leyéndolo y compartiendo ya estás ayudando a que el sol no se tape con un dedo —Le sonríe. Alice se sienta a su otro lado—. ¿Ya lista para estudiar?
—Eso creo, pero hablemos de eso en la cena.
Mi celular anuncia un mensaje. Sonrío cuando veo que se trata de Drake y los mensajes comienzan a llegar sin parar.
Señor Caliente: ¡MATAME! ¡SUBISTE LA SINOPSIS DE UNA NUEVA HISTORIA!
Señor Caliente: DICE CONTENIDO ADULTO. MIERDA.
Señor Caliente: ERES PERVERSA.
Alaska: ¿Por qué me gritas? :O
Señor Caliente: ¡PORQUE ESTOY EMOCIONADOOOOO! Llevabas tiempo sin escribir, me asustaba haberte robado tu inspiración.
Señor Caliente: ¿quieres darme spoiler? 7u7
Alaska: Nop. Tendrás que esperar. Por cierto, no te olvides de dejar corazón.
Señor Caliente: Ni falta te hace, llevas cinco mil de ellos ya en la sinopsis.
Señor Caliente: por cierto, FELICIDADEEESSS. 200mil seguidores. Estoy orgulloso de ti.
Espera ¿Qué? Entro rápidamente a mi perfil y quiero dar saltos de emoción cuando veo que no miente. ¡Oh, Jesús lector de sucias historias!
Alaska: ¡NO ME LO PUEDO CREER!
Señor Caliente: yo sí, porque eres increíble. Te quiero, pásala genial con Jock. Dale mis saludos.
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