Capítulo 4
Un monstruo buscando venganza mientras dos más se enamoran.
Laura Port
—No te me acerques —balbucee con rechazo. Alcé la vista y la clavé en sus iris para dirigirle la palabra con determinación—, por culpa tuya todos estos días me han pasado puras cosas malas. Eres un imbécil —grité mientras con mis manos exageraba un poco la situación—. ¿Acaso no te das cuenta que no eres importante? ¿Que nadie te toma en cuenta por lo pesado que eres?— me alejé de él mientras le empujaba lo más fuerte que pude y me di la vuelta para dirigirme a la escuela.
—Estas cometiendo un error, princesita —dijo, pero lo ignoré y seguí mi camino.
Y al parecer eso le dolió, pues después de haber dado unos cuantos pasos desvíe el rabillo del ojo hacia detrás, donde me pude dar cuenta que había cambiado la ruta de su camino.
La verdad no me importaba, solamente le había la verdad de lo que estaba ocurriendo y me sentía bastante bien con ello.
Princesita... Eso sí es nuevo...
La brisa escolar chocó contra mi cabello, sentí nuevamente unos pasos detrás de mí y no dudé en voltearme pensando que sería él nuevamente y hablé sin ni siquiera verle.
—Creí que ya te habías ido, por qué me sigues persiguiendo. No has tenido sufic...
—Eres ruda, aunque... ¿creo que te levantaste de mal humor? —escuché al darme la vuelta y quedarme perpleja.
Era Aidan.
Me miraba detenidamente mientras reía al mismo tiempo que observaba mi tonta cara de sorpresa.
En verdad, no me imaginaba que esto llegara pasarar.
—Lo siento, pensé que eras otra persona.
—Si —chasqueó su lengua contra la encía tan natural que sentí mis mejillas arder—, me imagino de quien se trate —dijo, y dio unos pasos hacia delante, acercándose más a mi—. ¿Mike no para de molestarte, cierto?
Asentí.
—Puedes estar segura que a mi lado no te pasará nada.
— ¡Laura! —se escucharon varios gritos desde lejos.
¡Eran mis amigas!
Miré con vergüenza a Aidan, quien tan siquiera había comenzado su conversación. Él volvió a sonreír y separó sus labios para pronunciar:
—Ve con ellas y no te preocupes más por Mike, mientras estés cerca de mí no te pasara nada —repitió, tiernamente mientras acomodaba su cabello y caminaba en dirección contraria a mí. Dejándome sola en medio del patio de la escuela—. Adiós, pequeña enana —fueron sus últimas palabras y le miré mientras sonreía y le fruncía el ceño.
De cierta manera no me molestaba que Aidan me llamase así, pero al contrario del otro sujeto... Simplemente me ardía la sangre con tan solo escuchar su voz dirigirse a mí.
—Te veo muy coqueta con Aidan. ¿Te gusta? —dijo Jazmín al llegar, seguido de ella Cleo me dedicó una sonrisa.
—No es lo que piensan... Chicas, soy nueva, él solo es amable conmigo —dije, mientras nos encaminábamos al salón una al lado de la otra.
Cada persona que pasaba por nuestro lado se nos quedaba mirando. Algunos susurraban en voz baja y nos daban de largo luego.
Jazmín volvió a hablar.
—Laura, por eso mismo te lo decimos. Esos chicos hace meses no nos dirigían la palabra en absoluto, y amables no son. Desde que llegaste han cambiado un poco.
—No las entiendo. ¿Qué me quieren decir con eso? Al final tan siquiera los conozco un poco, no es la gran cosa —me encogí de hombros desconcentrada, no entendía nada.
Justo en ese momento vino una imagen borrosa en mi cabeza, entonces Mike pasó por delante de mí y sonrió burlón luego de su mirada inspeccionase sobre todo mi cuerpo. Sus ojos se clavaron en los míos y él se detuvo para hablar.
— ¿Qué miras?
—Claramente a ti no es —mentí.
Era demasiado creído.
—Que sepas que con lo de esta mañana ya te has ganado mi odio, así que no te me acerques más —zanjó amenazante.
—Déjala en paz, Mike.
—No te metas en esto Jazmín, aún no olvido lo que me debes —comenzó a dar pasos firmes en mi dirección mientras sus ojos solo tenían un objetivo, yo.
Varios chicos le seguían detrás, por lo que saqué de conclusiones que se creía el líder o macho alfa de la manada.
Patético.
Una vez cerca de mí, donde su respiración se sentía en mi rostro, y su dedo índice tocaba mi frente con autoridad, comenzó a hablar:
—Olvida lo que paso ayer, el tiempo pasó y Mike volvió a su antiguo yo —y, sin más, se marchó, sosteniendo su camisa en hombros.
No sabía en que momento se la había quitado.
—¿Que acaba de pasar? —solté al aire muy confundida, anonada por la forma en que se había expresado y, al ver las caras de Cloe y Jazmín.
—Mike volvió —susurró Cleo—. ¿Qué le hiciste, Laura?
—Creo que nada. Solamente le reproche la verdad... que todo lo malo que me pasaba era por su culpa y demás cosas ciertas, que puede que no le hallan gustado delante de bastantes personas. Puede que le haya hecho pasar una vergüenza. ¡Pero se la merecía! — exclame buscando su apoyo, pero no lo obtuve.
—Si sabes que... Bueno, obvio no sabes... Pero el Mike que conociste ayer era el bueno —dijo Jazmín—. Ya nada será igual, su antiguo yo ha vuelto, y pronto los otros chicos cambiarán también.
—No entiendo porque deberían cambiar tan solo por ese estúpido.
Dije, recordando sus egos de liderazgo, ya que viniendo de simplemente de su persona hacía que me pusiese mal.
—Laura son cosas de la antigua escuela, cosas que no entiendes por ser nueva, pero te aconsejo que te alejes de esos chicos antes de que sea demasiado tarde —aconsejó Cloe tomándome de la mano—. Creo que es hora de entrar a clases.
Pero me retuve.
—Mike es el único ogro del grupo. Los demás son muy simpáticos —les dije.
—No los conoces como nosotras, pero ya estás advertida. Deja eso y volvamos a clases.
Al decir eso, sonó nuevamente la campana dándonos a entender que ya era hora de entrar a las aulas.
Mientras caminábamos por aquellos enormes pasillos se pudo notar un grupo de chicos en nuestra contraria agrupados. Se veían rudos y pareciera que nada les importaba a su paso.
—Los Bad Boys han regresado —se escucharon varios susurros a nuestro alrededor. Todas las miradas se dirigían hacia mí, y luego de notar el por qué, solo me quedó esperar ver que pasaría.
Había una cosa que tenía segura, y es que todo lo que estaba sucediendo, era mi culpa.
***
Mike Dalas
Hacía mucho tiempo que habíamos desintegrado el grupo, los chicos habíamos acordado en tener armonía con la escuela y llevarnos bien con todos. Se nos hacía innecesario tener el control de, prácticamente todo, pero eso cambió cuando llegó la mocosa de Laura, arruinado la paz que se tenía, recordándome mi horrendo pasado. Haciéndome pensar cosas que no debía.
Engañándome a mí mismo.
—Tenemos que hacer algo con la situación que se está viviendo ahora mismo, Laura es una amenaza para nosotros y se puede convertir en alguien con más influencia —debatí a los chicos, quienes nos encontrábamos reunidos en las canchas de la escuela.
—Creo que no es necesario llegar al punto de tener que volver a desatar esa guerra entre todos —Aidan miró a los otros chicos buscando apoyo—. Creo que es tonto que quieras hacer esto por el simple hecho de que Laura no te caiga bien.
—Yo digo que si es necesario —comentó Kols—. Hace varios meses que la asociación está cerrada y ya los estudiantes ni caso nos hacen, creo que se ha perdido hasta el deseo que me tenían las chicas. Es frustrante.
Mientras Kols apoyaba mi decisión, Bruno asentía con la cabeza a las palabras expuestas por su hermano, mientras que Damon solo se quedaba callado observando.
—Bueno, por mayoría volveremos a unir la asociación, hay que darle la noticia al alumnado antes de que entren a sus clases, y de paso darle la enhorabuena a Laura por lograr lo que nadie antes había logrado. Se ha ganado el odio del grupal—. Dije, y todos nos levantamos de aquel sucio suelo.
Caminábamos por el pasillo de la escuela, deteniéndonos en la esquina principal de los pasillos de esta. Ése era un lugar bastante habitado por el paso de las personas, por lo que esperaríamos a que resonara el timbre de entrada.
Unos minutos después, mientras todos caminaban apresurados por los extensos pasillos Kols hizo llamar su atención. Se nos quedaron mirando inmovilizados al volver a vernos otra vez juntos, con aquellas chaquetas de cuero negro.
—A todos los estudiantes que ya nos conocen y a los que aún no saben de nuestra presencia —dije en voz alta mientras me ganaba la atención de todos, y movía mis manos mientras gesticulaba cada palabra—. Les quiero informar que gracias a su nueva compañera de escuela "Laura" —señalé a la chica de cabello castaño que abrazaba en su pecho un libro, a lo que todos voltearon a verla—. Los Bad Boys han regresado —terminé de decir y todos se quedaron boquiabiertas—. Ésta vez más temerarios que nunca, con más odio y menos paciencia. Les aconsejamos que no se nos acerquen o no dudaremos en darle la paliza que en algún momento no les dimos por pena— al mismo tiempo que mis palabras resonaban por mis labios podía observar esas caras que ansiaba ver de las personas preocupadas y con miedo, sus expresiones le devolvían luz a mi alma—. Todos aquellos que pensaron que eran nuestros amigos no nos dirijan más la palabra, las chicas no nos inunden. Serán rechazadas nuevamente.
En ese instante el pasillo se convirtió en un basurero/comedor. Todos comenzaron a arrojarle panes, dulces, hojas de papel, y hasta una chica se acercó a Laura arrojándole encima toda una malteada.
Tan solo reí a carcajadas mientras la miraba y podía observar que sus ojos se habían aguado, emitiendo unas cuántas lágrimas de ellos con algo de vergüenza.
—Todo no es malo —hablé, volviendo a llamar la atención de todos mientras Laura corría lejos tapando su rostro con ambas manos— Gracias a Laura se inaugurará la fiesta de bienvenida del Trip en casa de los hermanos. Todos están invitados, será esta noche.
Por un momento hubo un momento de festejo. Luego de eso todos comenzaron a caminar apresurados a sus aulas y pensé en mi próximo paso.
—Laura será mi invitada especial —susurré, me acomodé el cabello y comencé a caminar sin rumbo en busca de la chica.
— ¿Dónde vas?
—A resolver un asunto —respondí, dando a entender que debía de hacerlo solo.
Fui directo a lo mas obvio: los baños. Ella debía de estar allí con sus amigas mientras trataban de darle consuelo. Abrí con fuerza la puerta y efectivamente, su rostro desteñido se pudo ver en el reflejo del gran espejo que colgaba en la pared.
Me acerqué a ella con unos pasos cortos y lentos. Su cuerpo temblaba y se me pasó por la cabeza que intentara pegarme, pero no lo hizo. Sus amigas estaban a cada lado, calladas. Observándolo todo.
—Eres la invitada especial de una fiesta que daré hoy. Trata de no faltar o habrá consecuencias —le dije mientras la tomaba del mentón con fuerza—. Ustedes también están invitadas— para luego darme la vuelta y retirarme de aquel mugriento lugar que apestaba a comida con olor fecal.
***
Tiraba de la cama para el clóset, del closet para el suelo y de la silla para el sillón toda la ropa en busca de algo cómodo para la fiesta. En medio de aquel desastre encontré unos cuántos globos con serpentinas.
Esta fiesta prometía demasiado.
Entre mis planes estaba hacerle saber a Laura, lo que en verdad significaba el Trip, lo que todos de una puta vez odiaron y ella había desatado por sus acciones.
Kols me dio una perdida al celular, eso solo indicaba que la mayoría de nuestros planes ya estaban elaborados. Todos los recursos necesarios para darle la bienvenida y las gracias a Laura estaban de viento en popa.
Sentí el chirrido de la manilla de la puerta, dónde ésta automáticamente se abrió, dejándome ver a esa mujer mayor de pelo negro delante de mis narices.
— ¿Que harás hoy? —dijo, adentrándose en mi habitación y se acercándose a mí.
—Lo de siempre.
—Solo no te metas en problemas, Mike —me reprochó como cada vez que hablábamos y salió con su mala cara de siempre.
Era agobiante que me estuviera recordando eso todos los días de mi vida.
***
Laura Port
—Sí que te has metido en un buen lío.
Cloe me miró preocupada. Jazmín husmeaba en mi pelo para ver si quedaba algún resto de comida y dirigí la vista al suelo. Las tres nos habíamos pasado dos turnos limpiando todo el desastre que había formulado Mike en el pasillo con su estúpida fiesta.
—No entiendo por qué me tiene que pasar todo esto a mí —dije mientras limpiaba con el pañuelo de Cloe, una gran mancha de mi trasero.
—No te preocupes, Laura. Esto por parte no es tu culpa. A ver, desataste a Mike, pero todos sabíamos que esto volvería a pasar —comentó Jazmín—. Mike estaba buscando esa oportunidad que le acabas de brindar para regresar el Trip.
— ¿Pero por qué le dicen el Trip, y por qué les da tanto miedo a todos? — pregunté a las chicas mientras me disponía a enjuagar mi cabeza que en serio apestaba.
Jazmín sacó de su mochila un gel de manos y lo vertió sobre mi cuero cabelludo mientras el agua hacia su trabajo.
—Son cosas que se vienen arrastrando por años —comentó—. Mike guarda un secreto que ni siquiera saben sus amigos, o eso es lo que se comenta en la escuela. Todos le tienen miedo por lo que se comenta de él. Cuando empezamos la escuela Aidan y Damon se le fueron acercando y poco a poco se convirtieron en muy buenos amigos. Casi que se podría decir que eran y son inseparables. Luego de eso llegaron Bruno y Kols que son los hermanos, aunque no lo parezca. Para llamar la atención se hicieron llamar Trip, que nadie sabe que significa y pues en ese momento a nadie le interesó.
—En ese tiempo cualquier persona que se les acercara, mirara o tan siquiera les dirigiera la palabra, era golpeado ferozmente por los 5 chicos hasta que le dejaban tirado en el piso inconsciente. Los profesores nunca dijeron nada, ya que los chicos vienen de familias muy ricas y le dejan hacer lo que les dé la gana. Con el paso del tiempo se les comenzó a llamar el Bad Trip, pero ellos prefieren llamarle Bad Boys, porque son las personas más asquerosamente malvadas de toda la escuela. Luego de un tiempo al sentirse rechazados por todos se deshicieron de ese Trip y comenzaron a convivir con la escuela como personas normales, pero desde que llegaste las cosas han cambiado demasiado y ellos volvieron a ser como antes —terminó de decir Cloe—. Digamos que muchos te van a odiar, si es que ya no lo hacen.
—Tan solo quieren llamar la atención, aunque no encuentro lógica de que golpeen a los demás. ¿Quiénes se creen? Como sea, no pienso ir a su inútil fiesta de pacotilla —moví mi cabeza en el aire secando un poco mi cabello y, automáticamente las chica me golpearon cada por un hombro.
—Estás loca si piensas que dejaremos que no vayas a esa fiesta. Te caerán a patadas y no te podrás levantar en toda tu vida —dijo Jazmín.
—Sí, es cierto. No debes preocuparte, al final las fiestas que dan si son muy buenas, lo que siempre hacen algo malo que termina avergonzando a alguien.
— ¿Entonces qué debo hacer?
—¡¡¡Compras!!! — dijeron ambas a la vez.
***
Al salir de la escuela las chicas me platicaron que las fiestas que usualmente hacían en casa de los hermanos eran de agua. Prácticamente porque tenían piscina, y era por ese entonces que nuestra primera parada fue en la tienda de bikinis, vestidos y tacones.
Me llevaron a rastra hacia el centro de la tienda. Hablaban entre ellas que tenía que estar perfecta para esa fiesta ya que era muy importante ir de porte y elegancia.
—Creo que éste te quedaría bien —habló Cloe, mientras aguantaba con una mano un triquina de flores y buscaba con la otra algunos más.
—A mí me gusta éste —enseñó Jazmín probándoselo por encima del uniforme. El de ella era algo distinto, pues traía dibujado una piel de leopardo—. Creo que me compraré la talla S.
— ¿No es muy pequeña para ti?
— ¿En qué mundo vives, pequeña Laurita? Mientras más pequeña la talla más te resaltan las bubis.
—Iré a dar una vuelta, quizás encuentre algo que me guste en otra sección.
Ambas asintieron y comencé a buscar entre todas las secciones algo interesante.
—Creo que este es perfecto para ti Laura —habló a mi detrás Jazmín mientras me acercaba un vestido rojo carmesí con tirantes. A simple vista se podría ajustar a mi cuerpo perfectamente, con algo de escote en mis senos, espalda y mostrando levemente mi muslo.
—Es perfecto, te vez súper hermosa — decía Cloe emocionada mientras aún miraba con recelo que bikini podría comprar. Jazmín me jaló de la mano y puso frente el espejo colocando el vestido delante de mí.
—Te quedará perfecto, ahora busquemos los tacones mientras te decides por el bikini. Eres un poco lenta.
Se alejó tomando unos zapatos de tacón fino que podrían dejar mis pies al descubierto con una pequeña cinta por encima de mis dedos.
—Estos son perfectos —me dijo alzándolos al aire y corriendo en mi dirección para probármelos.
Me obligó a entrar al probador, pasándome el vestido por encima de la puerta para asegurarnos de que todo fuese perfecto.
—Pareces una modelo Laura, que buen cuerpo tienes —me dijo Jazmín y yo solo sonreí alagada mientras caminaba en dirección al espejo.
—Chicas no me alaguen más y busquemos sus vestidos también.
—Laura, en nuestra casa tenemos todo lo que necesitamos. Solo que como sabemos que es tu primera fiesta en la ciudad te debemos preparar para la ocasión —Jazmín tocó el vestido, era suave. Parecía seda.
Volví a colocar el uniforme de la escuela para salir del probador y encaminarnos a la caja para pagar las cosas.
—Es una pena que no haya gustado ningún bikini.
—De igual manera no pienso darme un baño en esa piscina, solo voy porque para ustedes es muy importante.
—Solo faltan pequeños detalles para terminar, por ejemplo, iremos a la peluquería para arreglar esas puntas.
—Como no hay demasiado tiempo solo lo rizaremos, ya después cuando haya un poco de más calma pensaremos en como pintarlo.
***
Luego de una larga tarde por fin entraba al edificio. Saludé muy decentemente al portero y dispuse a esperar que llegara el ascensor a mi piso para dirigirme al departamento.
Tenía que pedirle permiso a papá para que me dejara quedarme en casa de Jazmín, ya que haríamos una pillamada luego de la fiesta, o eso querían ellas.
Se abrió la puerta del ascensor y pude ver a Mike, quien cargaba unas cuantas jabas en sus manos. Éste me miró asombrado pues mientras entraba a la caja metálica tan solo permanecía intacto en su lugar.
Sacudió su cabeza volviendo en sí, dirigió su vista al frente e hizo como si no me hubiera visto, por lo que marqué el piso 11.
Mientras se cerraban las puertas pude escuchar alguien gritar que detuvieran el ascensor, por lo que oprimí inmediatamente el botón de Stop.
—Detenga el asesor —dijo en un suspiro cuando por fin estuvo frente a mí—, Gracias —me dijo y solo asentí con una sonrisa.
—Para donde va — pregunté para enmarcar su piso, puesto que me bajaría en uno de los últimos.
—Para el 11 por favor —me dijo, por lo que sonreí.
—Es el mismo al que voy, por lo que debe ser nuestra vecina y la mamá de Mike.
—No, bueno si... Es un gusto.
—Soy Laura —le dije mientras le miraba sus fracciones. No eran muy parecidas a las de Mike, de hecho, no se parecían en nada.
Una vez llegado al piso 11 puse un pie fuera del ascensor y me despedí de ella para entrar al departamento. La mujer solo forzó un poco su sonrisa y entro apresurada a la suya.
Después de todo si se parecían en algo. Los dos eran...
—Papá, ya llegué — grité mientras me dirigía a mi habitación y dejaba mis cosas en esta para hacer la cena.
— ¡Oh! Te vez hermosa, hermana.
Baby se acercó a mí, dio un beso en el cachete y acarició con cuidado mi cabello. Papá inmediatamente se apareció en la puerta de mi habitación.
—Demasiado hermosa diría yo. ¿Qué tramas Laura?
—Hoy habrá una fiesta, y me gustaría quedarme en casa de unas nuevas amigas. ¿Si me dejas? —dije mientras le daba muchos besos para tratar de convencerle.
—Si me lo pides así solo te puedo decir que sí. Pero como siempre te he dicho llévate tu llave por si decides regresar a casa.
Asentí emocionada mientras le daba un gran abrazo y proporcionaba muchos besos más en su rostro.
—Vamos, deja el cariño y ayúdame a hacer la cena o me arrepiento del permiso que te acabo de dar.
Tan solo emití una carcajada y los tres nos dirigimos hacia la cocina.
Papá se encargó de hacer el arroz y pelar los vegetales, Baby siempre ponía la mesa y yo me disponía a cocinar aquel gran pollo que cenaríamos.
***
—Laura, te queda hermoso ese vestido.
Baby entró en mi habitación, sorprendiéndome por detrás mientras me vestía para salir.
—Gracias hermanita, algún día tú te verás así de linda, ya lo verás —dije mientras ésta se sentaba sobre la cama y yo me acomodaba en una silla frente al espejo del escritorio para maquillarme.
Pinté mis cejas de un color carmelita, ya que era el que más me favorecía. Con un poco de base empolve mi cara y comencé a pintarme los ojos. Primero le di una leve capa de un carmelita un poco claro, para darme un toque de uno más oscuro por encima de éste, logrando una línea encima de otra. Un color carne por encima de estos dos fue sufriente para hacer un delineado de gato con un brillo dorado, y ponerme unas pestañas medianas que me quedaban estupendas. Pinté mi ojo por debajo con un lápiz marrón claro y para terminar mis labios de un color muy natural.
— ¿Cómo me veo?
—Te vez aún más linda, nunca pensé que te supieras maquillar tan bien. Deberías de hacerlo usualmente.
Le miré entrecerrando los ojos mientras me colocaba los tacones para perfumarme e irme.
—Cuídate mucho Laura —me dijo papá en mi frente. Me abrazó mientras me miraba con orgullo y soltó.
—Si pa', no te preocupes. Estaré bien — y mientras le daba un beso en la mejilla, salí del departamento.
***
Las chicas habíamos quedado en encontrarnos en la plaza, para luego llamar un taxi y que este nos llevara directo a casa de Kols.
— ¿Llevas mucho tiempo aquí?
—Solo 10 minutos — dije mientras me volteaba y las observaba mejor—. Se ven fabulosas con esos vestidos.
—Lo sabemos — Jazmín sonrió, Cloe sacó su celular para llamar a un taxi y éste llegó enseguida.
A los pocos minutos estábamos frente la puerta de la casa, y podía jurar que mis pies temblaban al caminar.
—Tengo miedo —confesé.
—Tú no te preocupes, mientras no te alejes de nosotras no te pasara nada.
Mike Dalas
Mientras se abría la puerta del asesor puse notar a Laura en frente de mí, su cabello en serio había cambiado y para ser sincero se veía bastante bonita. Dirigí mi vista al frente para ignorarla y monte sobre la moto para dirigirme a casa de Kols, ya que debíamos de preparar la fiesta.
Cada rincón de la casa tenía puestos de bebidas, globos por todos lados y bafles dentro y fuera de la casa.
—Esta fiesta promete.
—Lo sé —Fue mi corta y simple respuesta—. Ella no sabe lo que le espera.
¡Hoy Laura sabría lo que había causado!
***
Comenzaron a llegar personas y la casa cada vez se llenaba más, pero no veía por ningún lado a Laura. Tomé de la mano a la primera chica guapa que me paso por delante y nos fuimos para los sofás que se encontraban en frente de la piscina.
A mi lado se encontraba una banca que encima tenía una hielera con unas cuantas cervezas en su interior. Solo hacía falta que llegara la chica causante de todo y en verdad se armaría la buena fiesta.
***
Laura Port
Al bajarnos del auto nos adentramos en la fiesta. Pude ver a lo lejos que Mike se encontraba con sus amigos en la parte trasera de la casa, y que estaba acompañado de una chica en su regazo.
¿Quién querría estar con ese imbécil?
— ¿Bueno Laura que quieres tomar?
—No, yo no bebo —respondí a Jazmín y ésta se fue a buscar unas bebidas para ella y Cloe—. ¿Qué hacemos ahora? -Grite a la chica que se encontraba a mi lado para no obtener ninguna respuesta. Me había hecho un caso omiso ya que se estaba besando con un chico.
¿En qué momento había pasado eso?
No quería estar sola en medio de la fiesta, por lo que me fui a sentar a una esquina, dónde para mi mala suerte pude ver que Mike comenzó a caminar en mi dirección.
—Pensé que no venías —dijo con su voz un poco aguda y luego rectifico—. Bueno, en verdad siempre supe que lo harías, pero no me esperaba que te arreglaras tanto para esto.
—No quería venir pero me obligaron —respondí tajante.
—Mira a ver cómo me hablas maldita idiota —dijo, levantándome la voz, pero como la música era tan alta solo le llegue a escuchar yo por la cercanía en la que nos encontrábamos.
Mike hizo una señal con su brazo y la música se detuvo mientras los chicos del Trip se acercaban a mi uno detrás de otro. Me separé de él con un poco de temor buscando con la mirada a mis amigas pero no las llegué a encontrar entre tantas personas. Comencé a caminar de espaldas a la parte trasera mientras Mike y sus amigos me perseguían dedicándome una horrible mirada cada uno de ellos, sin excepción alguna.
— ¡Todos saben lo que tienen que hacer! — vociferó Mike y cada persona que se encontraba en la fiesta comenzó a aventarme un huevo.
Sin mucha escapatoria y con bastante vergüenza salí corriendo, dónde al tocar el césped me sentí segura. Pero esa sensación solo duro pocos segundos.
— ¿Ya tienes tu merecido o todavía no? — dijo, por lo que todos comenzaron a reírse a horcadas de mí.
— ¿Por qué me haces esto?
Mis ojos se aguaban pero resistía para que no cayera ninguna lágrima delante de tantas personas.
— ¿Acaso no te das cuenta? Eres una idiota. Te lo mereces
Luego de eso se comenzaron a escuchar varias voces. Unas diferentes a las otras en las que solo se podían distinguir insultos. Mike levanto su mano para que pararan de hablar, comenzó a caminar en mi dirección por lo que hice todo lo contrario.
Camine de espaldas hasta que llegué al borde de la piscina.
—Ten cuidado que te caes —insinuó brindándome su mano mientras perdía un poco el equilibrio—. No soy tan malo —dijo, me tomó de la mano cuando estaba a punto de caer y luego entre abrió sus labios—. O tal vez sí.
Y luego de soltar su agarre al decir esas palabras con burla, caí de espaldas en aquella piscina que se encontraba demasiado pegajosa.
Al olerme me pude dar cuenta que resaltaba un olor a harina de pan y, mientras me paraba en la parte bajita de ésta, podía sentir mi vestido todo estropeado.
Mis zapatos se habían caído y se me hacía imposible encontrarlos al no poder moverme muy bien. El agua turbulenta y cochina en serio apestaba, o quizás solo era yo después de tantos huevos. Podía sentir que mi cabello estaba totalmente arruinado y mi maquillaje se corría ya que lágrimas comenzaron a salir de mis ojos.
Todos se burlaban de mí y entraban nuevamente a la fiesta dejándome tirada en aquel lugar, a excepción de Aidan y Damon, quienes corrieron a donde me encontraba y me extendieron su mano para ayudarme a salir de aquella piscina mugrienta.
—Ven Laura, te ayudaré —dijo Aidan avergonzado mientras extendía aún más su brazo para ayudarme.
—No caeré de nuevo en su trampa, no de nuevo —traté de nadar hacia una esquina de la piscina para poder salir por mi cuenta, pero se me hizo imposible.
—Confía en mí, enana —Aidan me sonrió mientras su mano temblaba, por lo que acepté su ayuda con algo de miedo.
—Es mejor que la saques de aquí —comento Damon.
—Sí, eso pienso hacer. Entretén a todos dentro para poder salir con Laura por detrás
Entre Aidan y Damon se comenzaron a hacer unas señas mientras susurraban algunas palabras.
—Espérame debajo de aquel árbol —señaló Aidan mostrándome una salida para adentrarse con Damon a la fiesta.
Mi caminar era lento, mi vestido me pesaba demasiado y andaba descalza, pues nunca pude recuperar los zapatos. Me senté en las raíces del árbol que me había indicado Aidan y tapé mi rostro mientras mis ojos se aguaban y comenzaba a llorar sin encontrar un fin.
¿Por qué me tenía que pasar todo esto a mí? ¿Por qué Mike? ¿Por qué yo?
—No llores más y vámonos —escuché decir mientras un motor se parqueaba delante de mí y me extendía su mano para sacarme del infierno que estaba viviendo.
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