
Capítulo 3
Un diario, un parque y otras malas intenciones
Me mire al espejo por última vez antes de salir de mi habitación.
Acomodé un poco mi cabello y observé mi uniforme, detallando la diminuta saya que papá me habia entregado el día anterior. De echo, no me quedaba tan mal, y era el primer uniforme con el que me sentía medianamente cómoda, exceptuando un poco, el echo del largo de la falda, el cual se veía escaso con las medias negras que no dejan que mis piernas se viesen.
─¡Hola, enana! No sabía que vendían uniformes tan pequeños.
Respire profundo, contando hasta diez para pasar por alto a Mike, que con tan siquiera dar un paso fuera de casa y enmarcar el boton del ascensor, me estaba molestado. Llegamos al primer piso y llevé la mirada a la calle que nos llevaría a ambos a la escuela.
─¡Oye! ─Dijo jalando mi mochila con brusquedad, casi quitandomela ─Tal vez tu torpeza te esta dejando sorda, pero acabo de dirigirte la palabra hace menos de cinco minutos en la puerta de tu casa.
─Dejame ─expresé con molestia tratando de soltar mi mochila de su agarre─. No se que te pase conmigo, pero no quiero caer en tu juego.
─Esta bien ─respondió, dejando de jalar la maleta para que esta vez tocase el suelo─. Enana tonta.
─No me llames enana. ─susurré, agachandome para recoger mi pertenencia y encaminarme a la escuela.
Levanté la vista un poco insegura y la giré hacia todos lados, dandome cuenta que Mike había desaparecido, y tenía 7 minutos de retraso por su culpa.
Maldito idiota...
***
─Oh... Lo siento... ─susurré con un poco de vergüenza, cundo nuevamente mi torpeza hizo que alguien más cayese junto a mi.
─No te preocupes... ¿Laura? ─Damon se levantó del suelo, arreglando un poco su pantalón para brindarme su mano al mismo tiempo en que susurró─. ¿Estas bien?
─Estaba ocupada mirando el horario de hoy, mientras el timbre no dejaba de sonar. Fue mi culpa lo que te pasó, debería de tener más cuidado.
¿Por qué esa frase me recuerda a alguien?
─Ayy estos dos son muy divertidos.
─¿Solo te dejo dos segundos y ya te pasa algo, enana? ─Mike caminó con Aidan a su lado en nuestra dirección, parecían divertidos, y yo estaba muy molesta, más bien enfadada.
Y apresurada, estaba apresurada de llegar tarde...
─No entiendo ─se excusó Damon.
─Parece que los bajitos son muy torpes.
─No es cierto. Como sea, me voy. ─Dije para salir y Aidan me tomó de la mano haciéndome caer al mismo timpo en que mi saya se subía, dejando al mi trasero al aire.
Que vergüenza, madre mía.
Los 3 chicos se quedaron mirándome y al mismo tiempo lanzaron su mano para ayudarme. Eso se hizo sentir especial, aunque Mike de inmediato empujó a sus dos amigos y dijo:
─Quitense. ─lanzó su mano con intención de ayudarme a levantarme. Una vez sostuvo la mía hizo una mueca con su rostro y comentó─. Ahí te quedas─. soltando su agarre para hacerme caer nuevamente.
─Que idiota eres, Mike ─Aidan se acercó, levantandome con una sonrisa vergonzosa.
─Muchas gracias -susurré acomodando la falda-. Pero ya debo irme.
─No le hagas caso a Mike, es un inmaduro -Aidan sostuvo mi hombro mientras giraba mi cuerpo.
Dile que él no tiene la culpa de nada, Laura.
─No te preocupes.
─¡Nos vemos luego enana! ─Gritó Mike, cuando estuvimos a una distancia muy memorable.
─Ojala y no... ─susurré, mientras tan solo lo ignoraba y seguía caminando hasta mi salon, donde se encontraban Jazzmin y Cloe, y, donde por suerte, el profesor aún no llegaba.
***
—Espero que hayan manzana nuevamente en la cafeteria -dijo Cloe tomando su maleta, uniendo sus manos de una forma bastante graciosa. Pareciera que rezaba para que sus plegarias se hiciesen realidad.
—Si yo tambien, muero de hambre —Jazzmin tomó su maleta y negó con la cabeza—. Pero hoy tengo ganas de una buena pizza. ¿Qué tú piensas, Laura?
Me encogí de hombros sin importancia.
—Cualquier cosa estaría bien, ¿supongo?
Salimos del salón de clase directo a la cafeteria mientras les contaba en el transcurso del camino lo que había sucedido en la mañana con Mike. Sus rostros no fueron muy sorpresivos, al contrario de sus respuestas. Según ellas por lo general él no es asi con los demás, lo que me hizo dudar un poco.
Supongo que solo me molesta para bromear asi que esperaba que pronto dejara de ser tan inmaduro.
—¡Oye enana! —Gritó una voz familiar mientras se acercaba a nosotras.
—¿Enana? —Preguntó Cloe al escuchar eso.
—¡Oh! Veo que estas con tus amiguitas. —dijo con una leve sonrisa-. Ven conmigo —tomó mi muñeca con descaro y apretó con fuerza para comenzar a caminar.
—No, espera.
—Déjala -protestó Jazzmin—. Ella va a comer con nosotras.
—¿Y eso me tiene que importar, Jazz? A base de que quieres que la deje con ustedes —Mike hizo un ademán de querer soltaltar un poco su agarre, miró a Jazzmin y con una sonrisa me soltó-. Disfruta tu hamburguesa, enana— dijo para largarse caminando por medio del pasillo.
—Eso fue extraño— Dijo Cloe como si no se pudiera creer lo que acababa de pasar.
—Totalmente —añadió la otra chica. Me quedé en mi lugar terminando de observar la escena anterior y las mire a ambas.
—Si ustedes que lo conocen no saben que significa eso, que dejaran para mi —les dije un poco divertida— Pero como sea, me suena la tripa.
Caminamos hacia la cafeteria y, para la mala suerte de mis amigas Mike había acertado con lo de las hamburguesas y ninguna de ellas se sintió feliz mientras mordían su pan con carne.
—No es para tanto, la hamburguesa consume casi las mismas calorías que una simple pizza —dije a Jazzmin—. Y si lo que quieres es no engoradar puedes comer simplemente la lechuga, o solo beber jugo de naranja —ésta vez le hablé a Cloe, quien miraba con mala cara toda aquella grasa.
Al poco rato de haber tomado asiento se acerca Damon, algo serio y con su móvil en la mano.
—Mike te quiere ver en las canchas de baloncesto —Dijo.
—¿A mi? —pregunté con algo de temor mientras me señalaba con el dedo índice el pecho.
—Si. Me pidio que te lo dijera, me topé con él cuando venia hacia acá. ¿Sabes que hay en le menú?
—Primeramente, ¿Para que ese imbecil quiere verme? Lo otro es que hay hamburguesas.
—No me dijo nada, solo me pidió darte el recado.
—Pero, ¿para qué?
—No se, Laura. Solo me dijo eso, creo que quiere hablar contigo a solas— mostró una sonrisa mientras miraba la cara de asco de Cloe hacia su almuerzo y se acercó a ella—. Si no te la vas a comer... ¿Me la das?
—Toda tuya.
—Uyy quien lo ve —se refirió Jazzmín a la anterior conversación sobre Mike.
—Eh... Yo no. Si quiere hablar conmigo, que venga él a buscarme.
La verdad que conociendo a Mike en estos dos días tan siquiera, no dudaba que sus intenciones fueran totalmente buenas.
—¿Por qué no vas? —preguntó Cloe—. Así tal vez solucionan sus diferencias. ¿Quizás se arrepiente de lo que pasó hace un rato y simplemente te quiere pedir perdón?
—¡Cloe! —intervino Jazzmín algo histerica— Si no quiere ir, déjala. Ella sabe lo que hace.
—Pues... No es mala idea, le diré a ese tonto que deje de molestarme de una buena vez.
—Laura, no se si sea una buena idea.
—Lo tendré todo controlado, vuelvo enseguida.
Tomé mi maleta con fuerza y mientras seguía las intrucciones que me habían brindado caminé hacia el lugar en que me había citado Mike.
Es una trampa imbécil.
¡Solo le diré que deje de molestar y ya!
Mientras me iba acercando a las canchas de baloncesto observaba que no había nadie cerca, solo se encontraba Mike, quien trataba de encestar un balón.
—Ey —le grité al verlo de espaldas—. Ya estoy aquí, ¿Para que querías verme? -Dije en voz alta para que notara mi presencia.
Kevin sostuvo el balón entre sus manos y luego se dio la vuelta, esta vez esa sonrisa que siempre me molestaba no estaba en su rostro, lucía bastante serio
-Creí que no vendrías -Dijo levemente.
¿Qué estás planeando?
-Solo vine para decirte que dejaras de molestarme —Dije cerrando mis ojos mientras sentía que me sonrojada un poco y mi garganta se cerraba al terminar mis palabras.
—Te vez tierna cuando te sonrojas.
—Y tú te vez imbecil todo el tiempo, ¿Qué querías decirme, tengo que volver a clases pronto?
—¿Eh? —Mike se acercó un poco a mi y esta vez me mostró una cálida sonrisa en lugar de la malvada que ya estaba a ver todo el tiempo.
—Te dije que para que querías verme —ésta vez se lo pregunté con algo de nervios por ver como se acercaba cada vez mas a mi, con pasos lentos y firmes.
—Quería... —Mike se detuvo cuando se escucharon unas risas acercarse.
—¿Q-que? —Pregunté con timidez.
—Y-Yo... —las risas se hacían cada vez mas fuertes indicando que se acercaban cada vez mas
—¡Ey, Mike! —Gritó Aidan.
Antes de que pudiera girar mi cabeza para ver a los chicos sentí un fuerte jalón en mi mochila, el cual me hizo caer y sentir el duro suelo en mi trasero.
—Eres tan divertida, tonta y manipulable —Dijo antes de reír con maldad
—¿Qué están haciendo? —Preguntó Damon riendo.
—A-Ah, es solo que Laura es una enana —Dijo Mike riendo y rebotando un par de veces el balón en el suelo, mientras mantenía mi mochila debajo del otro brazo.
—Insisto en que los bajitos son muy tontos —dijo Aidan riendo.
—Si es cierto —Dijo Mike dejando que el balón cayera y siguiera rodando— ¿No creo que te moleste que veamos tu mochila, o si? —dijo con cierta curiosidad esperando a ver mi reacción.
—¡Oye, Dármela! —le grité.
—Luego. Solo quiero ver que escondes ahi —riendo y colocando su brazo enfrente de mi rostro para que no diera un paso mas hacia él. Justo en el momento en que logré acercarme la lanzó a los brazos de Damon, quien sería esta vez quien la revisara.
—Nada. No escondo nada —dije muy firme para que no la abrineran tratando se safarme del agarre de Mike, quien me sostenía los brazos con firmeza.
Tu diario no lo pueden leer, tonta.
—Mike, ¡Sueltame! Damon, ¡Deja la maldita mochila! —Dije quitando sus brazos de mi cuerpo con brusquedad y acercandome a Damon, quien antes de que pudiera tomar mi maleta subió su brazo por lo alto, por lo que nuevamente no pude alcanzarla.
—¡Ya basta! —Gritó Aidan un poco molesto para quitarle la mochila a Damon, mirar con mala gana a Kevin y devolverme mi pertenecia.
Le di una pequeña sonrisa en modo de gracias y él me la devolvió inmediatamente con un toque de ternura.
—No seas aburrido —Dijo Mike empujando su hombro.
—Solo quería saber que esconde la enana —dijo esta vez Damon.
Mike caminó rapidamente en mi dirección, me tomó con fuerza del brazo y miró con los ojos entrecerrados.
—Si la querías solo me la tenías que pedir decentemente —no respondí y solo traté de zafarme de su agarre— Te estoy hablando —insistió con un tono de voz más serio.
Levanté la mirada directamente en sus iris, aguantando un poco la tension para que en en momento en que iba a hablar, sonara el timbre para entrar de nuevo a clases. Mike miró hacia el edificio y luego volvió a posar su mirada en mi.
—Ag, que fastidio —Dijo Aidan caminando junto a Damon en dirección contraria a nosotros.
—Espero que esto no se vuelva a repetir —Mike con molestia me dio de lado y tomando nuevamente mi maleta la lanzó al suelo. Corrió en busca de la pelota de baloncesto y se acercó a sus amigos para marcharse del lugar.
—¡Eres un idiota! —Grité molesta una vez Mike mantenía cierta distancia de mi.
Los chicos me miraron al igual que él, pero luego siguieron caminando. Contuve las lágrimas y con la poca dignidad que me quedaba me agaché y tomé mi mochila, sin importar que tan tarde pudiera llegar a la clases ésta vez.
***
—¿Segura que estás bien? —Preguntó Jazzmin preocupada tocando mi hombro— No nos contaste que paso con Mike, y... llegaste tarde a Álgebra.
—¿Ese idiota te hizo algo? —Preguntó Cloe algo amenazadora y Jazzmín la miró un poco a regañadientas.
—No es nada chicas —Dije con una leve sonrisa. La verdad no quería seguir dándoles quejas sobre Aidan y sus amigos— Estoy bien, solo estoy un poco cansada. Tengo ganas de volver a casa y tomar una ducha.
—¿Segura? En las últimas clases te veías muy triste —Insistió Cloe.
—S-Si. Gracias chicas —Dije lo mas segura posible para que no se preocuparan más y una vez vi sus rostros mas frescos, me calmé. Me hacía sentir bien que se preocupasen por mi. Al menos ya sabia que tenia amigas, y de cierta manera, era lo único bueno en mi nueva escuela.
—Si quieres te acompaño hoy a tu casa —se ofreció Jazzmin caminando junto a mi hacia la salida.
—¡¡Jazzmin!! —gritó Aidan al verla.
—H-hem. No, no te preocupes —Dije con una sonrisa— Es obvio que Aidan quiere acompañarte.
—No le prestes interes ha eso, Laura. Si quieres que te acompañe lo hare con gusto. Él es un imbecil —susurró sus ultimas palabras y esperó mi respuesta.
—¡Ya debo irme! —sonreí apurada y caminé hacia la salida mientras con mi mano me despedí de ambas chicas.
¡Si me iba antes de que Mike me viese no me molestaría más por hoy!
—Nos vemos mañana, Laura —gritó Cloe correspondiendo mi despedida.
—¡¡Cuidado!! —Grito Damon mientras mi cabeza chocaba en su pecho conmigo y por inercia mi cuerpo se corrió hacia trás haciendo que perdiera un poco el equilibrio. Por suerte Damon sujetó mi brazo e impidió que me cayera como en la mañana.
—¡Lo siento! —dijo.
—No te preocupes.
—Es la segunda vez que nos pasa ésto en el día. ¿Segura que estás bien?? —Preguntó preocupado
—Si, si lo estoy, no te preocupes. Ni siquiera llegué a tocar el suelo.
—Y-yo... Quería disculparme por lo del mediodía, lo de t-tu mochila. No debí seguir el tonto juego de Mike —rascó su cabeza con algo de verguenza y prosiguió—. Me gustaría compensarte.
—¿Que harás? —le dije curiosa.
—Solo sígueme —Me tomó de la mano de inmediato y lo rechacé con cierta desconfianza. Él se giró hacia mi y sonrió con ternura— Laura, si te preocupa que vuelva a pasar lo de hace un rato no lo hagas, nunca más se repetirá —hizo un gesto con su cabeza que me volteara y allí estaba él, mirándonos junto a Aidan y mis amigas, quienes conversaban entre ellas mientras Mike no nos quitaba el ojo de encima—. Estarás bien a mi lado— y volvió a tomarme la mano para marcharnos de la escuela, y estar lejos de él.
—¿Por qué hiciste eso? —pregunté una vez lejos de aquel lugar mientras caminabamos uno al lado del otro.
—No quiero que el idiota de Mike te moleste más —dijo serio—. No se que le pasa contigo pero me siento muy apenado por lo de esta mañana, y pues, te quiero llevar a un lugar especial para disculparme.
Caminamos unas cuantas cuadras llegando hasta el parque que ayer había llamado mi atención. Me alegraba haber venido esta vez, ya que tal vez, ahora si podría entrar un rato a éste y pasar una buena pasantía.
El parque parecía un hermoso y enorme bosque. Tenía bastantes árboles, algunos con unas cuántas flores bastantes relucientes. El sol iluminaba todo el lugar y me sorprendía cómo no había absolutamente nadie, excepto Damon y yo.
Nos adentramos un poco en el bosque viendo un hermoso sendero con piedras alrededor. Seguimos caminando hasta ver un puente de madera que atravesaba un pequeño lago de agua cristalina. Éste era inmenso y solo se veía a lo lejos más árboles y unas cuántas sillas para poder sentarse.
Podría venir a ese lugar todos los días, puesto que en verdad era muy relajante y me hacía olvidar de mis problemas, o sea, de aquel imbécil.
Me senté junto a un árbol que me brindaba una pequeña sombra, justo para poder cubrirme del sol. Damon me siguió los pasos sentándose a mi lado.
Un momento de paz era lo que necesitaba, y es que aunque estuviera sola en casa, aun era bastante difícil acostumbrarse a un nuevo hogar.
A los pocos minutos de estar allí Damon recibió una llamada teniendo que marcharse, dándome un beso en la mejilla y dejando sola a la sombra del árbol. Me pareció el momento perfecto para sacar mi diario de la mochila, puesto que el día anterior me había quedado dormida sin tener tiempo de terminar un dibujo que tenía en mente.
No quería que mi diario solo tuviera escritura, ya que una de mis pasiones era pintar. Y eso me recordaba a que me hubiese gustado estar en la clase de arte en vez de la de música.
Malditos tontos que me arrastraron hasta sus garras.
Saque un lápiz de mi cartuchera y recordando mi nueva casa comencé a dibujar. Realizaba trazos suaves sobre la hoja, tratando de hacerlo lo más parecido posible, aunque podría agregarle unos cuántos retoques, es decir, no queria que mis dibujos fuesen aburridos.
***
Una pequeña punzada en mi cachete hizo que abriera lentamente mis ojos, veía un poco borroso por el sueño que aún tenía. Al mover un poco mi rostro sentí como el pasto rozaba contra mi cachete, una de mis manos se encontraba sobre mi diario cerrado y todo mi cuerpo se había caído sobre el césped.
<<Me había quedado dormida>> Fue lo que pensé al notar cómo ya estaba atardeciendo.
Por suerte la luz no se había ido del todo, pues supongo que el bosque de noche debía ser bastante oscuro y aterrador.
Apoye mi brazo sobre el suelo y me senté, la hoja que había caído en mi cachete ahora se encontraba en el césped.
<<¿Cómo era posible que haya terminado recostada en el suelo?>>
Es decir lo último que recordaba era haber estado sentada de espaldas, recostada sobre el tronco del árbol y mi diario abierto sobre mis piernas.
No le di mucha importancia. Tal vez solo me caí al quedarme dormida.
Tomé mi mochila, guardé mi diario junto con mi lápiz y luego me levanté del suelo. Debía llegar a casa antes que papá volviera para hacer la cena, pero ya creía que sería imposible y buscaría un gran regaño.
Salí del bosque, encontrándome con una cafeteria en frente de aquel lugar y no dude en entrar. Era bastante hermosa y acogedora, habían unas cuántas mesas de madera y las sillas eran amplias, lucían bastante cómodas. No se porque antes no me había percatado de su presencia.
Tome el menú y sin saber que comprar por la inmensa lista de cafés, capuchinos y hasta postres, me decidí por un capuchino de vainilla para llevar. No quería seguir demorando la llegada a casa.
***
<<Como detesto a ese chico. Su nombre es Mike. No deja de molestarme y le gusta decirme enana. Hoy fue demasiado pesado conmigo, me llamó a las canchas de baloncesto y sólo se burló de mi junto a sus amigos, dónde Aidan me ayudó a deshacerme de él. Creo que hoy tuve suerte después de todo.>>
<<Ayer esos chicos no se comportaron así conmigo, por lo que parece que es culpa de Mike y sus malas influencias que me traten de esa manera. Cualquier persona me diría que los ignorara, pero es tan difícil cuando me encuentro a ese idiota en todas partes.>>
<<Quisiera lanzarle un zapato a la cara cada vez que muestra esa odiosa sonrisa y me llama enana.>>
<<¡¡No soy enana!!>>
<<Pero bueno, no todo es malo. Tengo un par de amigas maravillosas, se que apenas las conocí ayer pero son demasiado atentas conmigo y además bastantes divertidas. Jazzmin y Cloe son un poco raras, algunas veces dicen cosas sin o con doble sentido cuando se refieren a los chicos. Trato de leerlas entre líneas y sospecho que me ocultan algo. Diría que lo mejor que me pasó en el día fue que Damon me llevara a ese hermoso parque y me salvara de las garras de Mike>>
***
—Laura, hija despierta —Escuché la voz de mi padre mientas tocaba insistentemente la puerta— Tienes que ir a la escuela.
Abrí con pereza mis ojos topándome con el reflejo borroso de mi padre, otra vez me había quedado dormida mientras escribía.
Aun no me acostumbraba a la diferencia de horario.
—H-hum, ya voy papa —dije con flojera en un bostezo.
—Necesito que lleves a Baby hoy a su escuela. Está abajo esperándote, alístate rápido.
Luego de desayunar y vestirme como si se me fuera a ir el tren, desayuné y coloqué los libros en mi vieja mochila. Esta vez sería un gran día, ya que evitaría que pasara el incidente del día anterior, puesto que no me quitaría la mochila del espaldar para nada, habia dejado el diario debajo de la almohada, y, estaba dispuesta a evitar a Mike y a sus amigos.
Todo saldría bien ya que estaba muy bien planeado.
Aunque tenía mucha pereza, anoche no había podido conciliar el sueño hasta las 3 de la mañana. Pero no importaba iría un rato al parque a dibujar y luego pasaría por la misma cafeteria del día anterior.
—¡¡Enana!! —se escucho al insomnio.
Demonios, esto tenia que ser una broma.
Apenas salía de casa y tenía que llevar a Baby a su escuela. Respiré tres veces consecutivas profundamente, sacundí mi cabeza y apresuré el paso para que Baby me siguiera el ritmo.
—Ayer no me esperaste, sin embargo te fuiste de manos con Damon —Escuché su voz cada vez más cerca.
—Creo que el vecino te está hablando, Laura —me dijo Baby, como si no hubiese escuchado un tonto hablando.
—Solo ignóralo y camina más de prisa que llegaré tarde.
—¿Sabes que es inútil, verdad? Eres tan bajita que dos de tus pasos hacen uno mío.
Seguí caminando dejando a Baby en su escuela para retomar a la mía. Ya estaba demasiado retrasada, pero como si no pudiera evitarlo, Mike seguía siguiéndome.
—¿Acaso no te has desviado ya de tu ruta? —le hablé un poco molesta.
<<Venga ya. No puedes ni tan siquiera evitarlo por 20 minutos, mujer>>
—Solo daba un paseo mañanero. Se siente bien estirar las piernas de vez en cuando.
Estaba un poco incómoda al tener a ese chico siguiéndome como un acosador. Ya estaba a pocos metros de la escuela y sin darme cuenta tropecé con un escalón cayendo al suelo.
<<Es que te pone nerviosa, chica>>
—Ayy. En serio que siempre me haces el día —dijo Mike entre risas parado junto a mí—. ¿Cómo es posible que alguien sea tan tonta?
En serio no me di cuenta del escalón que rodeaba la acera.
—Levántate, no vez que todos te miran por lo que eres —dijo inclinandose para susurrar mientras recalcaba sus últimas palabras— ¡Una rara!
Me levanté del suelo molesta y luego sacudí mi uniforme.
—Esto es tú culpa —le esculpí.
—Yo no hice nada, enanita —dijo riendo—. No es mi culpa que seas tan torpe y no mires por donde caminas.
—Claro que sí es tu culpa. Que me pasen estas cosas, que llegue tarde a clases, todo —le dije mientras él solo reía—. ¡TE DETESTO TANTO! —. Mike paró de reír y luego se acercó un poco más a mí.
—Repite lo que dijiste— dijo acercándose cada vez más y clavando su mirada en mis ojos mientras que su sonrisa se borraba lentamente.
—Te detesto demasiado, Mike —dije firme tratando de no sonrojarme.
<<¿Por qué te sonrojarías por decirle a un imbecil lo que sientes?>>
Mike frució el ceño y luego tomó mi rostro fuertemente con sus manos, hacienda que le mirase directamente a los ojos.
—Tu... —susurró enojado, tragó un poco de saliva y luego bajo su vista a mis labios.
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