Una invitación
ACTUALIZACIONES: MARTES Y VIERNES
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Jueves, 06 de noviembre.
07:30 a.m.
—Bla bla bla...tienen el agrado de invitarlos a la boda de...¡¿Tania y Pedro?!
Mamá y papá me quedan mirando desde el otro lado de la mesa.
—¿Estás bien? —Pregunta papá con la tostada a medio masticar.
Mi cerebro va a toda velocidad: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¡¿POR QUÉ?!
—Sí, sí, dos amigos de la universidad que...eh...se van a casar.
Mamá odia que use el celular en la mesa pero de todos modos entro a facebook. Alguien tiene que explicarme.
En lo alto de la biografía de Tania está el anuncio de la boda y...oh, lo sospeché desde un principio.
Siguiente parada: whatsapp y el más lindo chico del planeta.
Yo: Acaba de llegarme una invitación para la boda de Tania y Pedro.
Cambio de conversación.
Yo: También te ha llegado una invitación para la boda de Tania y Pedro?
Dejo el celular mientras espero que Gabriel conteste y le explico a mis padres:
—Bueno, ya está, se casan porque ella está embarazada.
Mamá suelta un suspiro exasperado.
—Los tiempos ya no están para esas cosas. Si no esperaban ese niño, es absurdo que se gasten plata en una boda. Deberían ahorrarla y darle lo mejor a la pobre criatura —sentencia.
—Al menos sabe quién es el padre —intenta bromear papá.
Todos nos reímos, y yo le cuento la historia a medias:
—Sí, llevan un par de meses de novios. Lo conoció en Año Nuevo y después empezaron a salir.
La verdad completa era que Pedro había sido un revolcón para dar la bienvenida al año, pero al parecer uno tan bueno que repitieron plato hasta que se pusieron de novios.
—Sigo sin entender por qué se casan —dice mamá—. La gente ya no hace estas cosas, ya a nadie le importa.
—Imagino que esto debe ser por el padre de Tania, que es militar.
Papá toma el sobre y lo revisa, como si quisiera saber qué tipo de invitaciones se envían para una boda a la fuerza.
—¿Vas a ir?
—Creo que sí, le preguntaré a Gabo.
—No te olvides de confirmar si viene para el cumpleaños de tu hermana.
—Es...¡en dos semanas! —Interrumpe papá en tono de sorpresa.
—Sí, apenas tiene dos meses, supongo que lo está adelantando antes de que se le note la barriga.
Mamá se lanza a contar la historia de la sobrina de una amiga suya que se casó con ocho meses y por poco tiene al bebé en plena boda. Aprovecho para revisar mi celular:
Gabo <3: ¡Acabo de verlo en facebook! ¡Está embarazada!
Yo: Sí! También lo vi!!
Gabo <3: Vamos a ir?
Yo: Supongo que sí, me viene bien una fiesta gratis!
Gabo <3: Ni tanto, tenemos que comprarles un regalo!
Yo: Uf, sí, la invitación viene con lista de novios. Qué aburridos!
Gabo <3: Cuando nos casemos, dejemos que la gente sea creativa :)
Yo: Mmmm....no sé si confío en la creatividad de nuestros amigos...
Gabo <3: Es verdad, hay que ponerle lista de novios a la gente aburrida!
Yo: Por qué vamos a invitar gente aburrida a nuestra boda!
Gabo <3: Para los regalos aburridos pero necesarios, como la vajilla y esas cosas. Pero habrá suficiente licor para transformarlos después.
Gabo <3: Debo irme, desayuno!!! Te amo!!!
Yo: Disfrutaa!!! Yo también te amo!!
Me quedo mirando la pantalla unos segundos con una sonrisa idiota, recordando la primera vez que Gabriel decidió que yo era la única persona no aburrida del grupo.
Sin embargo, cuando cierro whatsapp hay una notificación que me jala la vista. Es la aplicación que me avisa cuándo me viene el periodo y que resulta sorprendentemente útil.
2 Días de retraso
¡¿Qué?! Esto no puede estar bien. Mierda, mierda, mierda...esto me pasa por burlarme de una embarazada. Puto karma.
Abro whatsapp otra vez y reviso la conversación. ¿Le digo o no le digo?
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2 años y nueve meses atrás
Cuando Gabriel dice por primera vez que no le gusta el helado de menta, tengo que admitir por fin lo mucho que me gusta.
Es decir, me ha estado gustando por un buen tiempo, pero esta es la primera vez que si alguien me preguntara quién me gusta y yo me sintiera con ánimos de contestar, la respuesta sería: Gabriel.
—No les hagas caso —lo apoyo mientras todos sueltan ruidos de indignación—. Ellos son los raros.
Aunque la verdad es que tal vez lo seamos nosotros. Es decir, acabo de admitir que me gusta un chico porque odiamos el mismo sabor de helado.
—Tienes razón, hay que alejarnos de ellos —Gabriel me toma del brazo y casi se me escapa una risita nerviosa. Es curioso cómo el contacto con alguien que te gusta te vuelve consciente hasta de los vellos en tu brazo.
—Sí, no queremos que nos vean con esta clase de gente.
Gabriel se ríe mientras se pone de pie. Le sigo la corriente y me guía hacia una mesa apartada del grupo. No puedo creer que esté haciéndolo en serio. ¿Puede leer mentes?
Los chicos nos silban mientras mis amigas se ríen, divertidas.
—¿Por qué somos amigos de ellos? —Pregunto mientras esperamos que el mozo venga por nuestro pedido.
—En realidad, ninguno de ellos está en la lista de mis mejores amigos —confiesa Gabriel—. Invitaron a Daniel, pero él está visitando a una tía que acaba de dar a luz y sabía que me encantaban los comics.
Oh dioses, esto es tan malo. Nunca leí ningún comic. ¿Debería empezar a leerlos? Es decir, acabo de amar totalmente la película, no puede ser tan diferente de leer un libro. Lamentablemente, he terminado con mi época de adquirir conocimientos solo por agradarle a un chico.
—No los he leído —confieso encogiéndome de hombros—. Pero nunca puedo negarme a una película gratis.
Estoy aquí porque Tobías, el chico que sale con Kristal, consiguió entradas para el estreno de Los Vengadores y le dijo que llevara algunas amigas.
El mozo interrumpe la conversación para tomar nuestros pedidos y cuando se va, tengo miedo de no saber qué decir. Gabriel me ahorra la molestia.
—Creo que deberíamos volver, van a extrañarnos.
—Sí, probablemente no sobrevivan otro minuto sin nosotros.
Pasamos el resto de la tarde actuando como si los demás pudieran contagiarnos una enfermedad que Gabriel denomina "aburriditis". Es la cosa más divertida que he hecho desde que Susana, una de mis amigas, me llevó a tomar fotos a un albergue de animales. ¡Y eso fue hace dos meses!
Sin embargo, debo ser la única que lo ha notado, porque Kristal y Alicia empiezan a hablar de un trabajo de la universidad mientras yo me preocupo por casi babear su mejilla cuando nos despedimos.
Tardo al menos un minuto en salir de mi burbuja para poder concentrarme en la conversación y me guardo todos mis pensamientos. Conozco a mis amigas y sé que si digo una palabra, empezarían a nombrar a nuestros hijos antes de que me dé tiempo de respirar.
¿Debería contarle a Susana? Este ciclo tenemos solo una clase juntas y cada vez la veo menos, pero es la amiga más centrada que tengo.
O tal vez no le diré a nadie, se siente bien tener un secreto.
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Jueves, 06 de noviembre
09:03 a.m.
De vuelta al presente, no se siente bien tener un secreto.
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Hola a todos!!
Bienvenidos a mi nueva novela :) Espero que les guste tanto como adoré escribirla y si alguien puede viajar en el tiempo, que se la envíe a mi yo de 16 años, por favor.
¡Besos y calma!
Valeria
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