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La mejor amiga


Lunes, 10 de noviembre

08:23 p.m.

—Ha sido el momento más vergonzoso de mi vida.

—Es solo un esmalte —intento animarla—. Y lo compraste, así que no hay problema.

Susana hunde su rostro en sus manos y la abrazo para consolarla. Estábamos admirando esmaltes de una promoción y accidentalmente una botella se deslizó entre las manos de Susana. Afortunadamente solo se rompió la parte de la tapa, pero de todas formas salpicó varias botellas.

—Vamos, te diré algo que te hará pensar que tu vida es completamente perfecta. Tengo un retraso de seis días.

Ahí está. He estado buscando una forma de decírselo y ahora se me ha escapado casi sin pensar.

Susana abre mucho los ojos y se lleva las manos a la boca. Le toma al menos un minuto recuperarse. Es bueno que estemos sentadas, aunque temo por el helado que tiembla en su mano.

—¿Susy?

—¿EsdeGabriel? —Suelta las palabras tan rápido que tengo que repetirlas en mi cabeza hasta que cobran sentido.

—¡Por supuesto que es de Gabriel! —Replico sorprendida—. Jamás lo engañaría...pero no estoy embarazada.

Agrego la última parte casi sin esperanzas y ella se encoge de hombros.

—Lo siento —murmura—. No sé qué estaba pensando. Yo solo...ven aquí.

Susana me jala hacia ella y deja que repose mi cabeza en su hombro. Empieza a acariciar mi cabello en plan protector.

—¿Cómo estás?

—Tengo miedo —alzo la cabeza para poder mirarla a los ojos—. ¿O quieres que diga que estoy genial?

Ella me da una sonrisa comprensiva.

—Estaría aterrorizada.

—Justo como me siento —confirmo.

—¿Le has dicho a Gabo?

—No...no puedo...

—¡Lucía! —Ella deja la actitud maternal para mirarme con reproche—. ¡Él tiene que saber!

—No estoy segura, podría ser solo un retraso.

—Entonces ve y hazte una prueba de embarazo.

Trago saliva. Eso solo lo hará más real, pero asiento de todos modos.

—Mira, a todas nos ha pasado, ¿sí? —Dice Susana compadeciéndose de mí—. Son seis días, no es el fin del mundo. Creo que una semana es el plazo máximo.

—Estoy en negación, pero siento que mañana entraré en pánico.

—¿Toma un té de orégano?

—¿Eso ayuda?

—No hace daño probar. A mí me pasó una vez, ¿recuerdas que me pediste que te reportara cada seis horas si había algún cambio?

—Juro que en el segundo en que salga algo, en cualquier sentido, voy a anunciártelo con bombos y platillos. O con trompetas funerarias.

Ella consigue soltar una risita.

—En serio deberías comprar una prueba de embarazo.

—¿Solo por seis días? No sé, qué vergüenza.

—Mira, es una prueba de embarazo. No es un arma asesina ni discos de pedofilia ni Cincuenta Sombras de Grey, o algo que merezca que te juzguen. Compra la maldita cosa y quítanos la duda.

—La próxima semana, ¿vale?

—Vale.

Nos quedamos en silencio, terminando los helados.

—Yo pensé que eran cuidadosos —murmura Susana, como si no supiera cómo seguir la conversación.

—Su...no lo entiendes, nos saltamos solo una vez...fue una distracción. No lo usó y yo no se lo pedí a tiempo...pensé que podía tomar la pastilla del día siguiente y luego recordé que había tomado una hace cuatro meses, y esas cosas son una bomba para tu cuerpo. Pensé que estaría bien, ni siquiera terminó dentro, pero nunca antes en mi vida se ha retrasado tanto, y tengo todos los síntomas...

Se me quiebra la voz y ella me abraza. Empieza a murmurar que todo irá bien, pero lo piensa mejor.

—Lu...si algo sale mal, ¿pensarías en tener ese niño?

La miro, totalmente en shock. Ella se ve más seria de lo que alguna vez creí posible.

—No —susurro—. Preferiría morirme. No puedo, Su, no estoy hecha para esto, me arruinaría la vida.

—¿Qué le pasó a la linda chica conservadora?

Se me escapa una sonrisa amarga.

—Mis papás son conservadores —mi voz se quiebra sin que pueda evitarlo—. Mi madre se moriría, estaría tan decepcionada de mí...

—Pero sabes que estaría equivocada, ¿no? Un embarazo no es una razón para avergonzarse de nadie. Y ellos adoran a Gabriel.

—De todas maneras, no puedo. Es imposible.

—Si pasa algo —su mirada me asusta—, me dices y vemos cómo solucionarlo, ¿vale? He escuchado montones de historias de chicas en la universidad que lo hicieron. Sé a quién podemos preguntarle.

¿Me está ofreciendo lo que creo que me está ofreciendo? Sé que es un delito penado por ley. Mierda. Voy a transformar a mi mejor amiga en una criminal. ¿Por qué tengo que arruinar todo?

—Pero estás segura, ¿verdad?

—¿Qué clase de pregunta es esa? —Mi voz suena histérica—. ¿Quién diablos está preparada para un aborto? ¡No, no quiero abortar, pero quiero muchísimo menos estar embarazada!

Su mira alrededor, pero no hay nadie en los alrededores del parque.

—Está bien. Tenemos ahorros, ¿vale? México tiene el aborto legalizado hasta las doce semanas. Nos tomaremos "vacaciones" —hace comillas con las manos—. O averiguamos sobre esas pastillas que usan otras chicas. Lo que necesites, Lu. Vas a estar bien.

—Eres la mejor, no sé qué haría sin ti.

—Probablemente te tomaría unos seis años más conseguir dominar el mundo.

—Tienes toda la razón.

Nos quedamos allí por otros cinco minutos, asimilando todo.

—Lu, una última cosa.

—¿Sí?

—Deberías decirle a Gabriel.


2 años y cinco meses atrás

—Susana, deja de estudiar, ya te lo sabes de memoria.

Detrás de sus lentes, Susana le lanza una mirada enojada a Alicia. Afortunadamente, ella está demasiado preocupada en pintarse las uñas y no le presta atención.

—Bien, me voy a la biblioteca entonces.

La miro colocar su cuaderno de vuelta en el bolso y arreglarse el cabello.

—Nos vemos luego —logro decir.

Susana me lanza una sonrisa pequeña y se va sin despedirse.

—No puedo creer que haya hecho eso —dice Kristal—, ¿hace un muy lindo día soleado y ella solo se va?

—Me voy a la biblioteca —la imitó Alicia—, es una aburrida. ¿Por qué la dejamos salir con nosotras?

—Es nuestra amiga —murmuro tímidamente.

—Ah, sí —dice Alicia como si estuviera aceptando un hecho terrible—. ¿Tú también te vas a la biblioteca?

Pero no, me quedo, porque la verdad es que he estudiado tanto que realmente me lo sé de memoria. La culpa que siento por dentro me dice algo que no quiero admitir todavía: soy una terrible amiga. 

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