Expulsar al vampiro (41)
- ¿Qué importa lo que piensen? Ellos viven sus vidas, yo vivo la mía.
¿Era tu impresión o se estaba enfadando? Ya no sonreía, estaba serio, casi podría decirse que amenazante mientras discutía con el rubio oscuro. Alexandra también notó esto y trató de contener a su hermano, lo que menos quería era que hubiera una pelea innecesaria en el interior del castillo.
- De todas maneras, deberías volver con los tuyos.- cortaste a Keenan antes de que volviera a insistir con el argumento de que las vidas humanas tenían sentido, etc.; Él te miró con obviedad, casi como si te dijera: "Ya te dije que no tengo a donde volver" o algo así.- Aunque nadie te eche de menos o aunque a nadie le importe si te vas o no, sigues siendo del reino del suroeste, y por ende, enemigo nuestro, por lo tanto, insisto en que te marches por las buenas.
- ¿Y si no me voy será por las malas?- sonrió con perversidad.
Aquello te recorrió un escalofrío por la espalda.
- La única persona que podría darme un mínimo de pelea entretenida era vuestro padre, lástima que ya no esté aquí, ninguno de ustedes está a mi nivel, por lo tanto, ninguno de los tres puede intimidarme lo suficiente para poder echarme del reino.
Había dejado completamente de lado su faceta de niño bueno, tierno y adorable, ahora se había vuelto tétrico, perverso y astuto, dejando claro que era más fuerte que ellos cuando ya podían haberlo medido por su flujo de poder. Era cierto que era fuerte, pero si lo atacabais todos a la vez siempre podríais ponerlo en un aprieto. Lo malo es que ahora, nadie tenía la culpa, pero si la tenían vuestras palabras, ahora estaba tenso y ligeramente molesto, por lo que no podéis libraros de él hasta que él no quisiera irse del reino y regresar al suyo.
- No he dicho en ningún momento que te marches por las malas, solo te ofrezco la posibilidad de marcharte por las buenas antes de que agotes nuestra paciencia.
- Oh, vamos... ¿De verdad te crees que me voy a ir así como así cuando en el reino del suroeste me aburro y aquí al menos me divierto al ver como intentáis echarme?
- Bien, entonces no intentaremos echarte.- mirasteis a Álex con los ojos abiertos, casi como diciendo "¿Estás loca?".- Te marcharás tú solo cuando te aburras de nosotros porque te ignoremos.
Ahora comprendíais su plan.
Hizo un puchero.
Después sonrió comprometidamente y se encogió de hombros dejando escapar un "De acuerdo" entre dientes, casi como si fuese un pacto, un acuerdo o un trato cerrándose.
Así que, para echarlo, simplemente teníais que ignorarlo, él se aburriría y se iría del palacio hacia otro lugar en el que seguramente repetirían el proceso hasta que se fuese a su hogar o con los suyos de una vez por todas.
Claramente no iba a ser tan fácil como pensabais.
Los días se los pasaba durmiendo, después de todo era una criatura sensible al sol, este no era letal para él solo lo cansaba; pero las noches se volvían un infierno porque era una criatura nocturna, se paseaba por el palacio, llegaba hasta tu habitación y empezaba a molestarte y despertarte cada vez que volvías a conciliar el sueño, lo cual te enfadaba mucho y acababas tirándolo de la cama de una patada. Aunque no hacías que se fuera, solo hacías que volviera a molestarte, sacudirte, hacerte cosquillas, incluso una vez que ignoraste todas las tonterías que intentaban despertarte, te acabó mordiendo en el cuello, lo cual fue jodidamente desagradable.
- ¿Se puede saber que quieres?
Sonrió con autosuficiencia, después se acomodó y dejó ver sus colmillos convirtiendo su sonrisa en una llena de ternura.
- No puedes ignorarme.- se rió como si fuese una victoria por su parte.
- ¿Cómo quieres que lo haga si me muerdes?- gruñiste.
- Al menos llamo tu atención.- sonrió.
- Eres un imbécil, déjame en paz.- lo empujaste para quitártelo de encima.
- No me digas asííííííííííí...- lloriqueó haciendo un puchero.- Te volveré a morder si lo haces.
- Déjame dormir.- bufaste y le diste la espalda.
Sí, eso era un error, pero te daba igual, simplemente querías dormir.
- Me aburro...- dijo alargando la "o" con impaciencia.
- Cómprate un burro.- rodaste los ojos acomodándote en la cama para volver a arroparte.
- ¿Uh? ¿Un burro? ¿Para qué? No tengo ningún carro del cual tirar...- hizo un puchero y se acurrucó cerca como si fuera un niño pequeño.
- Entonces no molestes.
- Eso no tiene sentido.
- Déjame dormir, maldita sea...- dicho esto hiciste tu mejor esfuerzo para ignorarlo y que te dejara en paz.
Siguió hablando, hablando, y, cómo no, hablando más todavía, no se callaba ni aunque le metieras la cabeza en el agua, no se callaba nunca... Bufaste con pesadez. Después de lo que calculaste como media hora o así, acabó callándose y te miró, después se recostó en la cama a tu lado y se llevó los brazos detrás de la cabeza.
Parece que por fin se rindió...
Cuando despertaste, él no estaba en tu cama, suspiraste con alivio. Al salir de tu cuarto con la ropa puesta, te dirigiste hacia uno de los salones donde había una terraza para tomar el desayuno.
- ¿A vosotros también os estuvo dando la tabarra durante toda la noche?- preguntaste alzando una ceja mientras ella tomaba la taza de té con un par de pastas de hojaldre con crema.
- ¿Estuvo contigo?- preguntó Keenan.
- Hasta que me dormí.
- Vaya... Que mala suerte...- comentó Álex.- A nosotros no nos ha molestado desde que está zumbando por aquí... Parece que le gusta molestarte especialmente a ti.
- Ah, genial... Bendita mi suerte...- rodaste los ojos.
Los dos te miraron.
- ¿Dónde te lo encontraste la primera vez?
- Estaba paseando por allí para desestresarme porque no podía dormir y él me habló de la nada.- respondiste.- No se mostró hasta que no me golpeé contra el árbol.
- Intuyo que te siguió...- ella se llevó una mano al mentón, hizo una mueca.- ¿Ignorarlo sirvió de algo?
- No, porque si lo ignoro a todo lo que me hace, me acaba mordiendo.- bufaste con molestia mientras movías el cuello de la camisa blanca, los dos vieron como tenías dos mordiscos diferentes pero en el mismo lado del cuello.- Y si encima me quejo, él se ríe porque no soy capaz de ignorarlo.
- Entonces tenemos que expulsarlo del reino cuanto antes.- dijo ella con seriedad.- Avisaré a nuestro padre, él tiene mucho poder, si atacamos los cuatro juntos podríamos acorralarlo y hacer que se vaya de una vez por todas.- los otros dos asentisteis con la cabeza.
Una vez decidido, avisasteis a Kenai para echar al chico del palacio, este afirmó con la cabeza, estaba de acuerdo con el plan, y en tal que tuvisteis el plan confirmado esperasteis al anochecer. Aunque fuese él quien tuviera la ventaja.
No lo estabais menospreciando, al contrario, temíais porque fuese mucho más fuerte que vosotros, pero no ibais a permitir que se fuera de rositas y que estuviera molestándoos en el palacio durante toda la noche. Cuando él apareció en tu habitación le resultó extraño que no estuvieras allí, hizo una expresión extraña, después salió hacia el pasillo para buscarte allí donde sea que estuvieras, pasando por la habitación de Keenan y Álex; hasta llegar al salón principal en el que lo esperabais. Su expresión se mostró confundida, más aún al ver al padre de los niños presente.
- ¿Me vais a echar...?- alzó una ceja como si fuese algo divertido, como si le hubieran dicho de jugar al escondite...
- Si.- dijo ella seriamente.
- Uh... ¿Tengo que humillar a vuestro padre delante de vosotros?- comentó juguetón mientras sonreía de lado con malicia.
- Impertinente...- comentó con el ceño fruncido el padre.
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Se viene desmadre pero no lágrimas, así que, tranquilos, chicos, seguramente les den una paliza a todos, pero no lloraréis...
Creo...
ewe
Aquí las opiniones ---------------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1339 Palabras]
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