"Esclavitud" (34)
Alexandra inclinó suavemente su cabeza mientras el rubio oscuro ponía la corona sobre la cabeza de la chica. Al hacerlo, el reino entero se llenó de vítores, de gritos de felicidad, lanzamiento de flores en simbolismo con la alegría del reino y la felicitación de haberse convertido en la reina. Ella dio una reverencia al pueblo sujetando suavemente su vestido. Tomó la palabra cuando el reino se llenó de silencio al escuchar que ella carraspeó para aclararse la garganta y hablar ahora como reina.
- Prometo, que tal y como hizo mi padre, no permitiré que nada ni nadie perjudique a nuestro reino, que nada ni nadie intente profanar la paz de mi gente y prometo que por encima de todo y que que todo lo que haga será en beneficio del pueblo, así como en beneficio de nuestros aliados. No buscaré venganza contra los perpetradores que nos quitaron una parte importante del reino sin piedad, no busco que nadie muera, no busco un derramamiento injusto de sangre, solo pido que mi padre sea recordado como el rey que fue, como el rey que ha sido, y como el rey que será siempre en nuestra memoria, que él pueda descansar en paz y no se quede con el miedo de no poder sobrevivir sin él. Sé perfectamente que jamás llegaré a su nivel, pero como nueva reina de Ceniza, prometo que no descansaré hasta intentar estar a su nivel y proliferar en un reino cambiante que poco a poco va mejorando y avanzado. Os doy gracias a todos por creer en mí, en mi motivación y en mi título que hasta ahora ha sido el de una heredera, pero que ahora me convertiré en vuestra reina, en la líder que os guiará lo mejor que pueda y dando todos mis esfuerzos por mi pueblo. Muchas gracias.
Los aplausos, los vítores y las felicitaciones llenaron el campo y el jardín delantero del palacio. Dio una nueva reverencia y en su rostro apareció una sonrisa amable. Keenan llegó a su lado y los dos hermanos se tomaron de las manos y dieron una nueva reverencia. Él la abrazó con fuerza.
- Felicidades hermanita...
Ella sonrió y miró hacia el interior del palacio, la única ventana que todavía seguía cerrada, la única que cortina que todavía seguía echada, ahora ligeramente movida con su padre mirando desde lo alto, protegiendo y custodiando el cuerpo de su amado. Sonriendo orgulloso por su pequeña que ahora era la reina de Ceniza...
Giró la cabeza hacia el apacible y durmiente cuerpo de su pareja.
- Definitivamente será una gran reina...- dejó escapar entre sus labios soltando la cortina que volvió a cerrarse dejando un hilo de luz colarse en la habitación, avanzó hacia el asiento al lado de la cama, se sentó y se reclinó cerca del pálido cuerpo que ya no despertaría.- Llegó la hora de asumir que no vas a abrir tus ojos heterocromaticos otra vez.- tomó su mano en la que todavía yacía el anillo de matrimonio en su anular.- Ni que volverás a decirme "te amo" como todas las mañanas después de despertarme entre cosquillas, besos o caricias en el cabello.- sonrió de lado aguantando el agua que en sus ojos estaba a punto de escaparse.- La muerte nos separó en el mundo terrenal... Aún así... espérame en el más allá... Te amo Silver...
Cuando anocheció y todos en el pueblo regresaron a sus hogares... Keenan, Álex y tú os disponiaís a tomar la primera cena con un título superior, y sin compañía de nadie más que los sirvientes que iban de lado a lado, explicándole cosas a la nueva soberana del reino y explicando las nuevas restricciones que le impedían tener tanto tiempo libre como pensaba que tendría. Cuando la cena dio inicio, permitieron que ella cenara en paz y tranquilidad, sin restricciones de tiempo, pues todavía no iban a forzarla a cumplir los parámetros, no empezaría hasta el día siguiente que tendría que aprender a ser reina desde el principio hasta el final de su vida.
- ¿Deberíamos ir a por nuestro padre? Todavía no ha salido de la habitación de matrimonio...- musitó Keenan.
- Él saldrá cuando haya asumido su muerte, separarlo de él cuando todavía no lo ha asumido es como volver a matar a nuestro padre.- respondió Álex con seriedad pero al mismo tiempo con un aire entristecido.- Es duro aceptar que la persona a quien le juraste lealtad para toda la vida ya no se encuentre entre nosotros...
Kenai era mitad orco. Estaba relacionado con la naturaleza, con el misticismo de lo sagrado, de la lealtad, de la fidelidad, de las promesas para toda la vida, el matrimonio que lo unía con Silver no era solo un mero intercambio de anillos o un "yo los declaro marido y marido", no; era un pedazo de la alma lo que perdía, no, eran dos almas que se unían, y ahora que una de ellas ya no estaba se sentía la depresión y el vacío eterno de la soledad hasta asumir que ese pedazo de alma que perdió todavía estaba allí, pero de forma astral. Hasta que eso no pasara, Kenai seguiría ligado a Silver físicamente y sufriendo por haberlo perdido...
- Lo peor de todo es que no deja de llamarle en sueños... Es una tortura...
- La tortura fue tenerlo tan cerca y no haberlo salvado a tiempo... El resto no puede ser más doloroso que eso...- ella dijo dejando escapar un suspiro.- Cuando lo asuma, por favor, Keenan, _____, no mencioneis a Silver hasta que no sea él capaz de hablar de él sin sentir el vacío...
- Es nuestro padre, Álex... No puedo no hablar de él ni honrar su memoria.
- Por favor...- insistió ella.
Keenan no dijo nada.
Tampoco lo permitió el sonido de la puerta que provenía de la sala y la habitación matrimonial. Los tres girasteis la cabeza hacia dicha puerta, viendo al rubio oro con ojeras bajo sus ojos, producto de las lágrimas, de no dormir y de la depresión constante, por lo demás, tal vez estaba demasiado serio, pero al menos había salido de la habitación.
- No estéis tan serios por mi... Estoy bien...- musitó forzando una sonrisa.- Asumí su pérdida, y ahora solo me lamento por no haber tenido la valentía suficiente para haber salido de la habitación y coronarte.- su expresión tenía arrepentimiento, pero no nostalgia o tristeza.- Felicidades hija mía... Después de tus palabras ya no podría estar más orgulloso de ti...
Ella sonrió ampliamente, se levantó y abrazó a su padre.
A partir de ahí todo mejoró relativamente y el tiempo empezó a pasar mucho más rápido de lo que ya pasaba de por sí. Los destrozos de la guerra poco a poco se fueron fosilizando entre el musgo, el césped y la erosión, las mercaderías y la alianza poco a poco se fue recuperando y fortificando, tomaron el curso después de asegurarse de que ya no había peligro. La calidad de los productos, del reino, la calidad de vida, la gente, todo fue mejorando poco a poco, los carruajes poco a poco fueron aumentando sus rutas, más rápidas, más seguras, los caballos cada vez eran más sanos, más fuertes, las aldeas y las villas fueron aumentando cada vez más, formado ciudades propiamente dichas con sus propios nombres, con sus propias culturas permitidas por la capital del Reino.
Gilbert Atxa cumplió su "esclavitud", más bien su año de servidumbre, en el Reino Solberg después de su derrota humillante y regresó al Reino Atxa, encontrándose con la sorpresa de que su reino había cambiado tanto..., había crecido tanto... y era tan irreconocible. No era el terreno yermo y maltratado que antes jamás hubiera mirado porque todo estaba muerto, ahora era un paisaje digno de admirar, con terrenos llenos de brillantes cultivos de trigo, patata y remolacha. Con granjas de pollos y cerdos que antes no podrían ser alimentados, ni cuidados y que solo con verlos los aldeanos se hubiera arrojado sobre ellos. Pero ahora todos estaban sanos, todos tenían comida, todos tenían suficiente economía para que hubiera un mercado en el reino, cosa que jamás hubo antes; para que pudieran criar animales, para que pudieran tener hectáreas de cultivos... Al salir de la carroza real, la cual también le sorprendió ver que los caballos estaban sanos y bien cuidados, pudo ver el enorme palacio que siempre era el punto más llamativo de la capital como siempre, salvo que ahora ya no era lo más extraordinario de la ciudad, sino que era el monumento donde vivía la realeza pero ya no era como antes, ya no daba la misma sensación. Al acceder al palacio su padre y su madre lo recibieron entre abrazos y como si no lo hubieran visto en muchos años en vez de solo un año.
También lo recibió su primo.
Lo cual se le hizo inédito, pues el odio mutuo que había entre ambos lo confundía extraordinariamente por aquella amabilidad repentina que mostraba.
Le tendió una mano formal.
- Bienvenido al reino... Espero que todo lo que he logrado en un año no lo destroces en unos meses... Espero que seas un heredero digno del título, y recuerda que si la presión es demasiada puedo tomar el mando una vez más.
- No, gracias.- apartó su mano con desprecio.
- Pensaba que el tiempo que estuviste en Solberg te enfriaría las ideas y esa cabezota mente cerrada que tienes.
Lo miró con amenaza.
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ah... Como adoro sus piques <3
No, en serio, adoro cuando se pelean, soy mala porque me guste eso? :0
Seguramente si xd
El siguiente capítulo será una tremenda joya para todos aquellos que odien a Gilbert con toda su alma ewe
Pero no adelantaré nada más que eso uwu
Aquí las opiniones --------------------------->
Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1644 Palabras]
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