Amantes (22)
Álex comentó con sarcasmo lo mismo que comentó antes, que todos querían saberlo, y que si no lo decían, lo descubriríais.
Ella sonrió, puso una mesa del té en el suelo, desdobló el pergamino sobre ella, después carraspeó, tomó aire y pronunció en un idioma antiguo que no lograste identificar unas palabras aparentemente sagradas. Las letras del pergamino en las que ponía: "revelación" con tipografía elegante y antigua brillaron. El papel empezó a arder y se desintegró, las cenizas del mismo formaron un portal que brillaba sutilmente en tonos azulados y verdosos, tonos agua... Parecía como si fuese un reflejo en el agua. Los tres mirasteis dicho portal como si fuera lo más interesante del mundo.
<<La localización era el patio trasero del reino del norte, la nieve se extendía por toda la zona, se podía ver al pelinegro solo, usando una rama algo gruesa como pincel, dibujando en la nieve, agazapado, casi como si fuera un niño pequeño o similar. Tras él, la figura del albino se acercó y se agachó de cuclillas a su lado con dos tazas de alguna bebida caliente, por el color, seguramente sería chocolate caliente.
- ¿Pasarás el día aquí?- preguntó dándole su respectiva taza.
- En caso de que me vaya ahora, tendré que quedarme en el pueblo de abajo a pasar la noche, lo que menos quiero es tener que correr campo a través por la noche.
- ¿Eso es que te vas ya? ¿No vas a terminar el chocolate?- el sarcasmo de su mirada era evidente, dejó caer la rama al haber acabado de dibujado aquellas rosas con sus debidas hojas, los detalles, y todo aquello necesario para un dibujo que era lo que era, un dibujo que duraría hasta la próxima nevada... y se levantó.
- Me iré cuando termine el chocolate.
- Sabes perfectamente que vas acabar pasando el día entero aquí y que acabaré acompañándote hasta el pueblo en caballo.
- ¿Entonces porque haces preguntas evidentes?- comentó dando un sorbo largo a la bebida.
Se escuchó la risita del albino, los dos caminaron hacia el interior del palacio. La habitación del albino era modesta aunque tenía una exquisita decoración con recuerdos y detalles de su infancia o simplemente recuerdos infantiles que perduraban en su habitación, dibujos de cuando era niño... además de una gran colección de grullas de papel, las cual parecía tener mucho cariño, pues estaban colocadas con suavidad en las estanterías de las paredes.
- ¿Esperarás a que me cambie?
- ¿Vas a venir en serio?- asintió con la cabeza en respuesta.- Genial, voy a tener que ponerme cadenas y candados en el pantalón.- una nueva carcajada se dejó escapar de los labios del albino.
- No soy tan peligroso por la noche, Will...
- Si, como quieras... Cambiate ya de ropa.
- Uh, cálmate, no seas impaciente...- le sonrió.
Se metió en el ropero, era una zona amplia en la que podía entrar una persona completa, prácticamente dos, una zona que le daba privacidad para vestirse y poder probar diferentes conjuntos en su tiempo libre.
Salió del vestidor con un pantalón ajustado blanco, con botas de tacón típicas de un caballero, la parte superior era una camisa blanca y una chaqueta azulada con una faja en la cintura azul más oscura. En ese momento se estaba poniendo unos guantes blancos. Su cabello blanco se encontraba atado en la larga cola de caballo, le sonrió y se acercó a tomar su taza.
Una vez acabado el contenido, los dos salieron del palacio hacia el establo, donde el pelinegro se subió sobre el mustang y el albino se acercó a una hermosa yegua de pelaje color crema, la cola y la crin blanca. Se subió a su lomo, ella si tenía una silla de montar y la rienda puesta. Los dos salieron de la zona del palacio a galope y bajaron la montaña casi como si de una carrera se tratara, media hora después llegaron al pueblo, el camino no había permitido ir más rápido. Al llegar al pueblo los pueblerinos se acercaron entre saludos efusivos y cercanos al heredero, sobretodo los niños, que lo recibieron entre abrazos y peticiones de jugar juntos.
- Como se nota quien es quien juega con ellos.- se bajó de lomos del caballo y tomó la rienda entre sus manos.
- Karan se encarga de ellos la mayoría del tiempo, es él quien juega con ellos...- llegaron al establo, los niños llamaron a Karan diciendo que el príncipe estaba en el establo, este lo miró con sorpresa y sonrió amable.
- ¿A qué debo el honor de su visita, su majestad?
- Solo vine acompañando a William, mañana él se irá a sus tierras y yo regresaré al palacio.
- ¿Dónde está ______? ¿Se quedó en el palacio?
- Regresó a su hogar a salvo... No te preocupes...- negó con la cabeza el pelinegro sacando dos monedas de plata de la bolsa que guardaba.- Lo de los dos.- el de cabellos rubios tomó las monedas y asintió con la cabeza.
Los dos salieron del establo después de dejar los caballos a cargo del chico de piel morena y cabellos rubios.
- No hace falta que lo pagues por mi... ¿Qué soy? ¿Tu novio o algo?
- Calla, ya lo hice, ya está hecho... Y si, lo eres, idiota.
- Awww...- dejó escapar una risilla apoyando una mano sobre sus cabellos para despeinarlos con cariño.>>
El portal se desintegró justo ahí. Los dos hermanos se miraron fijamente a los ojos, después te miraron a ti. Alexandra dejó escapar una carcajada de la victoria y empezó a celebrar por haber confirmado por fin que ambos estaban juntos.
En ese momento te diste cuenta de algo que podía dar miedo o preocuparte bastante en un futuro. Álex era capaz de cualquier cosa por tal de descubrir algo. Otra cosa que pensaste es: "¿Por qué carajo no usaron esos pergaminos para descubrir dónde estabas en vez de amenazar a Atxa con iniciar una guerra?" Hubiera sido todo más rápido... En tu opinión...
Nah... Incongruencias en la trama.
El caso es que estabas de nuevo en el palacio del este, a salvo y ahora sí, cerrarías la ventana y así te asegurarías de que nadie pudiera entrar y llevarte de nuevo... Aunque todavía no sabías cómo hicieron para llegar a la ventana si estaba alta y ellos no sabían de magia. Como sea...
Aquella noche pudiste dormir bastante mejor que las anteriores. Al menos te quedaste K.O. nada más apoyar la cabeza en la almohada, también es cierto que tuviste unos días bastante agitados, para empezar, despertar en el reino del noroeste, escapar hacia el reino del norte a caballo, dormir en una aldea cercana y después subir toda la montaña otra vez sobre el caballo, llegar al palacio y regresar a base de teletransportación al reino del este.
Dos días verdaderamente caóticos desde tu punto de vista.
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me: *escribiendo*
Esta parte del capítulo:
<<No hace falta que lo pagues por mi... ¿Qué soy? ¿Tu novio o algo?
- Calla, ya lo hice, ya está hecho... Y si, lo eres, idiota.>>: *existe*
me: *muere de ternura*
Will diciéndole idiota después de algo tierno o romántico me da la vida :3
A vosotros también? ------------>
Nah, seguramente soy la única loca que le da ternura que Will sea tsundere xddd
Aquí las opiniones --------->
También amé lo de "incongruencias en la trama"
Adoro romper la cuarta pared XDDDD
No, de hecho, adoro ser sarcástica, ósea, es cierto, hay gente que lee la historia y cuando se llega a una parte pues, descubre que algo que sucede en el futuro, se podría haber usado en el pasado...
Pues yo soy esa voz sarcástica de la gente que se da cuenta de que hay fallos en la trama...
Para fingir que estaba todo pensando para ser sarcástica... XD
En realidad no....
Ya sabeis, (Creo) qué escribo en directo e improvisando, que es cierto que tengo algunos puntos planificados, pero que escribo improvisadamente xD
Por eso es normal que haya incongruencias en la trama a veces...
A veces disimulo fingiendo que estaba planeado, pero otras veces solo me doy cuenta cuando ya lo acabé de escribir xD
Y me quedo como: FUK ._.
Okay, ya paro uwu
Espero que os haya gustado hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo
Bye~
By Silvia Line
[1377 Palabras]
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