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Capítulo 6––– ¡Detente!.
(Me gusta Spiderman).
*P.o.V Ryan G.
Me había llegado un mensaje sospechoso de un número desconocido.
Decía:
"Te eh visto hoy, estabas muy guapo".
Mi cara se puso de mil colores y luego me quedé pensando. ¿Quién me había visto hoy?. A los lugares a los que había salido habían sido la casa de Jacob y el partido de basquetbol contra los alfileres. Y eso fue todo.
Entro al perfil del contacto en WhatsApp y veo el pelo que parece ser el de una chica, el cual es rubio mostrando únicamente un ojo. Largas pestañas, bonito.
Seguro no tiene tanta autoestima, ya que podría poner una foto de todo su rostro. Lo mismo va para mí, pero esa foto en particular me había gustado. Mi cabello, me había gustado.
Y le contesto luego de recalcular una última cosa. Y me doy cuenta de que hay algo que aún no encaja. Minutos después golpeándome la cabeza encajo todas las piezas del rompecabezas.
¡Era la chica a la que había golpeado!. ¿Pero porque escribió eso?. ¿Se estaba burlando de mí?.
Y de pronto llega otro mensaje:
"Tu cabello es bonito, a mi hermano le encantaría cortarse el pelo parecido".
Y quedo de piedra. Entonces decido recapacitar o como sea, porque de verdad me estaba molestando su actitud y su insinuación.
"Eres rara".
Escribí.
También opté por bloquear el contacto para evitar futuras sorpresas y mensajes de texto peores si cabe.
Me recosté en mi cama con las manos a los costados de la cabeza y suspiré sonoramente.
Luego me levanté impulsado por energía como para aventar una casa por una ventana y fui a por una soda al refrigerador.
Suena el timbre de casa y corro a abrir la puerta. "Ding-dong".
— ¡Que ya va, idiota!.
Abro y me topo con un sonriente Irvin en la puerta. Cada vez que respira se le forma una nube de vaho.
— Pasa colega. Y quítate los tenis.
Hace lo que le digo e instantes después estamos dentro frotandonos las manos por separado.
— Perdón por arribar tu casa a estas horas de la noche pero.. — hace una pausa que me toca los cojones por lo dramática que es— Vamos a un bar con los chicos, ¿Te apuntas?.
Lo miro como si se hubiera vuelto loco.
— No pasa nada si no quieres. En cambio te puedes quedar aquí viendo partidos de rugby en tu portátil.
Me río de esto último y decido comentarle lo que acabo de pasarme.
— Te ah mandado un mensaje diciendo que le gusta tu pelo. Ajá
Inconscientemente se pasa una mano por el suyo al decir esto, y se queda mirando al suelo.
— ¿Y lo malo?.
Me siento al sillón y le ofresco una lata de refresco, asiente y le digo que tome una del refri. Se sienta a mi lado soltando todo el aire de sus pulmones. Sus pálidos dedos sostienen la boca de la lata con soltura sin miedo a que pudiera resbalarse y así provocar un desastre en la alfombra.
— Deja de bloquear a las chicas, por eso no tienes novia— añade divertido.
— ¿Y tú qué?— le pregunto mirándolo de reojo.
— ¡Te dije que estoy metido de lleno en subir las notas, compañero!— le da un sorbo a su bebida— Pronto me verás con muchas chicas buenorras agarradas a mis brazos. O podemos ir a un Club de Striptease, como quieras.
Me lanza una miradita mientras sonríe. Y no puedo reprimir una risa.
— Me parece bien— le digo palmeandole la espalda afectuosamente.
Y de su garganta parece querer salir un ronroneo leve.
Acto seguido termino mi refresco y lanzo la lata aplastada previamente al bote de basura. Pienso en la oferta de mi amigo y me enfundo una campera deportiva y salimos trotando por las calles como dos posesos.
Nos reímos e intercambiamos comentarios sobre el partido de hoy. Me dice que estuve firme y que llegaremos a la final ganándole a unos cuantos equipos.
El tiempo o con el tiempo podré alcanzar la cima.
— ¿Y quién va a estar ahí?.
— Los chicos: Austin, Donovan, Jacob...— hace una pausa para mirar sus zapatos y seguir corriendo.
De verdad que hace un frío que te cala los huesos pero trotando agarramos calor.
— ¡Esa esquina de ahí!— exclama en cuanto llegamos a una calle que da a un callejón.
Es un bar bastante tranquilo, cálido y acogedor. Casi familiar. Al entrar me doy cuenta de todo esto y en una mesa apartada de todos los hombres viejos están nuestro grupo. Uno de ellos levanta la mano, Donovan.
— Hola chicos, ¿qué tal?— digo sentadome en el sillón encuerado junto al lado de la ventana.
Es como una mesa rodeada de sillones como bancos pero cómodos.
Jacob chifla sonoramente y de aquí veo su cadena brillar. Viste unos jogging y una sudadera roja. Lleva la capucha puesta y se la quita cuando tomamos asiento ambos.
— Ho-hola...
Ese último es Austin, que saluda tímido hacia nuestra dirección.
Luego me encuentro preguntándome que es lo que vamos a ordenar aquí. U a tomar, que es lo que se haría en un bar. Es que jamás eh estado en uno.
Una ronda de hamburguesas llegan 10 minutos después y nos encontramos charlando de videojuegos y películas viejas o películas de ficción. Cómo La Guerra de las Galaxias.
— Groot es la ostia, maldito árbol que sabe bailar— comenta Donovan con su sonrisa afilada.
Todos nos reímos. Irvin me lanza un pedazo de lechuga. Jacob se zampa la suya como si fuera beber agua estando en un desierto. Y Austin escucha con atención y por extraño que parezca, envía SMS por debajo de la mesa de vez en cuando.
Jacob se percata de esto porque es el que se sienta a su lado. Entonces como lo conozco desde que somos niños, anuncia a toda voz:
— ¡Austin está ligando con una tía que bien podría ser mi madre!.
Me río atragantandome y de pronto todos nos quedamos en silencio. Un rubor notable le sube al cuello y le tiñe el rostro de golpe.
— ¡Es tu mamá Jacob!.
Irvin se ríe como un descocido, y yo me quedo KO.
En plan, primera broma oficial de Austin.
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