19:00
Varios meses después.
Los meses habían pasado, y la relación entre Coral y Saúl iba viento en popa, o eso hacían creer a los del exterior.
Él al salir de entrenar iba a recogerla a la universidad, ella iba a verle a gran parte de los partidos que jugaba en Madrid.
Estaban hechos el uno para el otro, se podía decir que eran como almas gemelas. Que los unía aquel hilo rojo del destino del que habla esa famosa leyenda japonesa.
Pero a pesar de ser la pareja envidiada por tantas personas, en su relación en más de un momento reinaban los celos, las discusiones y los gritos.
Y ese momento había llegado.
Coral llevaba varios días llegando tarde a las citas y comportándose raro con el "8", y eso a él le molestaba, pero intentaba disimularlo bien.
Al igual que el chico, ella llevaba notando un raro comportamiento por parte del ilicitano. Desde hacía varias semanas llegaba tarde al piso que compartían, además olía a alcohol y en varias camisas suyas había varias marcas de un carmín rojo pasión.
Ambos notaban que había una tercera persona en aquella relación, pero ninguno añadía nada al respecto.
Universidad Carlos V, 12:30
Coral se encontraba en clase de alemán. Aquella lengua tan complicada para muchos pero tan entretenida para ella.
Mientras escribía varias formas verbales del verbo amar apareció Joe. Ese chico de cabello azabache del que llevaba siendo amiga desde que era pequeña. Él se acercó a ella sigilosamente, ya que quería darle una pequeña sorpresa. Cuando estuvo detrás de ella, susurró en su oído:
-Guten Morgen, Prinzessin.
La rubia se giró asustada, lo que provocó la carcajada del gallego.
-Cabrón-murmuró ella sin apartar la mirada de su cuaderno.
El chico se sentó a su lado y agarró su mentón, haciendo que así quedasen cara a cara-. Pues amas a este cabrón, querida.
Y sin previo aviso le dio un beso. Uno de los tantos que llevaban desde hacía meses. Él llevaba enamorado de ella desde que tenía uso de razón, para ella antes era como un hermano, pero las cosas habían cambiado radicalmente.
Al separarse Joe le sacó la lengua, lo que provocó la carcajada de Coral-. Como nos pillen vamos a estar muy jodidos.
Él se apoyó en el respaldo de su silla, acto seguido se peinó el pelo-. ¿Te apetece quedar esta tarde para estudiar?
La rubia se giró rápidamente al escuchar su pregunta. Él la miró con una ceja levantada-. ¿Sólo para estudiar?
Sonrió con diversión-. No, también para... Tomar un café. ¿Qué te pensabas que íbamos a hacer, mente pervertida?
Ella negó varias veces mientras reía. Amaba a dos hombres, dos hombres totalmente diferentes pero que la volvían loca.
-¿A qué hora?
-Al salir de la universidad, digo yo.
La gran sala se calló al escuchar la puerta cerrarse. La profesora había llegado. Sacaron sus apuntes y libros y comenzaron a anotar lo que dictaba. El tiempo de los amantes había acabado.
Majadahonda, 12:30
Saúl agarró la cintura de Yaiza y la atrajo hacia él, haciendo que se fundieran en un beso lleno de pasión.
El de ojos azules mantenía una relación con la castaña antes de empezar con Coral, pero al empezar con la joven no cortó con ella, ya que amaba a las dos mujeres.
Saúl coló su mano por la camiseta de la chica y agarró su cadera, haciendo que ésta gimiera de placer al notarlo.
Al separarse, Yaiza sonrió de forma pícara, esa sonrisa pícara que tanto le gustaba al castaño desde el principio y que solamente significaba una cosa.
Ella agarró su mano y ambos se adentraron en su despacho, dando así rienda suelta a su pasión.
Al terminar, acordaron en ir a dar una vuelta por el centro de Madrid, específicamente por el Palacio Real.
Él salió del despacho con esa sonrisa de triunfador que tan a menudo llevaba en su rostro. Antoine lo vio y se acercó a él.
-Ñiguez, tienes que cortar con una de ellas.
-Anto, no puedo. Cada una tiene algo que hace que no me quiera ir de su lado. Además, no te incumbe lo que haga con mi vida.
El francés suspiró cansado, agarró su bolsa y antes de salir al exterior dijo:
-Tú haz lo que quieras, pero el que al final va a salir perdiendo serás tú, Saúl.
El ilicitano se quedó sin palabras, ya que llevaba toda la razón del mundo. Finalmente, el que acabaría peor sería él, pero no podía evitar que le gustasen dos personas.
Una mano se posó en su hombro y acto seguido notó como alguien le besaba el cuello-. ¿Vamos a comer juntos y damos una vuelta por Madrid?
Él asintió y tomó su mano, encaminándose a su coche para poner rumbo al restaurante.
Centro de Madrid, 19:00
Coral iba subida sobre la espalda de Joe, ambos llevaban una gran sonrisa en su rostro, una sonrisa llena de felicidad y verdad.
Llevaban toda la tarde juntos. Desde que comenzaron a comer en el restaurante favorito de ambos hasta ahora mismo.
Todo el mundo que los veía por la calle pensaba que hacían muy buena pareja, que estarían juntos hasta que fueran ancianos. Pero eso mismo pensaba la gente que veían a Saúl y Yaiza.
Éstos últimos tenían una esencia más madura. De ir caminando por la calle de la mano y hablando tranquilamente sobre temas variados pero siempre con esa luz en sus ojos.
Los más jóvenes rebosaban de inocencia, de ganas de querer vivir la vida al máximo, pero juntos.
Pero esas ganas de ambas parejas se acabaría pronto.
Los cuatro estaban andando por el mismo sitio de la capital. Y la torpeza de Saúl hizo que se tropezara con Joe.
-Discul... ¿¡Coral!?
La susodicha se giró sorprendida. Al ver al ojiazul se le cayó el alma al suelo. Se iba a armar una buena.
-Hola Saúl, ¿cómo estás?-preguntó intentado no parecer muy tensa, cosa que fue en vano.
-Bastante buen, igual que tú, ¿no?-dijo con una sonrisa bastante forzada pero sin apartar la mirada del gallego.
-Lo mismo digo. ¿Te importaría si podemos hablar ahora mismo a solas? Es que muy importante-dijo ella recalcando el "muy".
-Por supuesto-Coral agarró el brazo del ojiazul llevándoselo a un lugar apartado de los amantes de ambos.
-¿Quién es él? -preguntó de forma brusca.
-Lo mismo digo, querido. Me sonaba esa chica de algo, pero no de estar acostándose contigo, mira tú por donde.
-¿Desde cuándo estáis juntos?
-¡No estamos juntos! Simplemente estoy dando una vuelta con un muy buen amigo.
-Y tanto que buen amigo, macho. ¿¡Qué tiene él que no tenga yo!?
-¿¡Me estás preguntando tú eso a mí!? Que llevas con esa chica desde antes de que comenzaramos. ¿¡O es que crees que no me doy cuenta!?
Saúl miró nervioso al lugar donde ocurrió el encuentro. Yaiza estaba mirando el móvil, al igual que Joe.
Coral carraspeó para captar su atención-Mira, no voy a discutir. Los dos nos hemos sido infieles, por lo que tenemos la misma culpa. Así que, lo más lógico creo yo que sería darnos un tiempo, un tiempo largo.
-Está bien. Te irás de casa entonces, ¿no?
-Sí. Antoine y Noa me han ofrecido una habitación para quedarme allí, no te preocupes.
-Vale. Pues... Muchas gracias por estos meses, rubia.
-Igualmente, Ñiguez.
Se fundieron en un pequeño abrazo, un abrazo lleno de culpa y tristeza.
Cada uno volvió con su respectivo acompañante. Pero antes de irse se miraron de nuevo. Sus ojos azules se fundieron prometiéndose que algún día intentarían volver, o por lo menos ser amigos.
Espero que os guste ✨
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