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La canción.

Seis meses antes.

La casa donde vivían los hermanos es de dos plantas y un jardín delantero, en el primer piso se encontraba la cocina a la derecha, la sal de estar a la izquierda y en medio de ambas habitaciones un pequeño pasillo que dirigía a las escaleras que llevaban al otro piso donde estaban al fondo la izquierda el baño, luego en el medio la habitación del menor y posterior a la izquierda la habitación del mayor pero la habitación de los padres de los hermanos estaba en la sala, en una esquina a la derecha.

Luego de la muerte del padre y que la madre se fuera, Ikki cerró el cuarto y guardó la llave provocando que nadie pudiera acceder dentro de él, pero en esta ocasión no había encontrado otra alternativa que tener que entrar por que incluso la regla de prohíbo acceder también iba dirigida a él.

Se abrió paso dentro del cuarto, mil sentimientos aguardaba ahí dentro, aún podía olerse el olor a cigarro de su madre y la colonia de su padre, la cama desordenada que había dejado su papá antes de morir y el armario abierto con algunas prendas de ropa femeninas de su madre que había olvidado llevarse.

Entro por fuerza mayor, era la única cosa que odiaba de la casa, ese cuarto... Increíblemente odiaba estar ahí o estar cerca, no podía concebir la idea de tener que obligarse a sentirse mal por recordar los años pasados cuando aún vivía con su familia. Pero él no estaba ahí por eso, suspiro y se acercó al tocador, abrió uno de los cajones e inspeccionó dentro, al no encontrar lo que buscaba se dirigió a otro lado.

Paso al rededor de una hora y no podía encontrar un simple papel, nada lo desconcertó en su búsqueda, ni siquiera escuchar la puerta abrirse y luego oir unos pasos hacia donde se encontraba.

— Me dijiste que estaba prohibido entrar y te encuentro aquí. —

Reclamo el hermano menor, con una sonrisa desafiante mientras se acercaba a Ikki

— ¿Por qué llegaste tarde? — cuestiono con algo de molestia buscando en el fondo del armario, cerca de algunas bolsas y mochilas que aún quedaban

— Me entretuve con unos amigos, ya sabes, en la cafetería... Luego en el parque, luego fuimos a comprar.... ¡Ah!, Te compre algo y casi se me olvidaba dártelo. —

Ikki ni siquiera había volteado a ver a Shun, cuando lo hizo solo lo pudo ver corriendo fuera de la habitación, giró los ojos y siguió buscando sin tener éxito en su búsqueda; cansado caminó al buró al lado derecho de la cama y busco en los cajones lo que necesitaba pero en poco tiempo llegó su hermano y para improvisto de él, solo sintió todo el peso de Shun recaer sobre su espalda.

Shun estaba prácticamente acostado boca abajo sobre la espalda de Ikki y en esa misma posición le enseño lo que le había comprado, era simplemente un pequeño peluche de un gato enojado.

— Lo ví y me acordé de ti. — dijo casi entre risas.

Ikki desvió su atención hacia el peluche, lo tomó y lo observó alzando una ceja — ¿Y a mí por qué? — cuestiono volviendo en su búsqueda, dejando el regalo al lado en la cama.

Su hermano se bajó de el y tomo el peluche, luego se acercó de nuevo pero sentándose a su lado — Siempre estás enojado. — respondió viendo al gato en sus manos — por cierto, ¿Que buscas, puedo ayudarte? —

— Tu acta de nacimiento, dentro de poco tengo que inscribirte en la escuela y no la tengo. Recuerdo antes haber visto una aquí. — contestó y de reojo solo vio que su hermano se puso de pie y se fue a otro lado del cuarto.

La plática siguió entre ambos, los dos a veces reían, se aventaban cosas o simplemente paraban de buscar un momento para hablar mas cómodamente, hasta que Ikki recordó donde estaba el acta de nacimiento. Se puso de pie y fue a una pequeña repisa donde su padre ponía algunos libros, agarró un libro de astronomía y lo abrió por la mitad y sí, ahí estaba el acta.

Shun celebró a su manera, felicitando a su hermano entre risas y sonrisas aunque estaba algo deprimido por tener que salir del cuarto, poco a poco fue retrocediendo hasta quedar en una esquina del cuarto, se sentó en el suelo junto con el peluche y al lado del armario.

Ikki fue a la sala a dejar el acta, luego regresó para cerrar la habitación pero al hacerlo vio a su hermano en la esquina, suspiro y se acercó a él, se agachó y lo observó un momento.

— Es hora de salir de aquí. — dijo de manera tranquila aunque sabia que eso no serviría.

— ¿Pero por qué?... No veo nada de malo en que el cuarto se quede abierto. — sonrió aunque sin querer ver a los ojos a Ikki.

— Sabes las reglas, cumplelas. — repitió y Shun giró los ojos.

— En este aspecto no quiero.... — respondió — No puedes obligarme, ellos también fueron mis papás.

Dijo a manera de burla, tentando la molestia y la paciencia de Ikki pero contrario a lo que creería, su hermano en vez de enojarse y levantarse, se lo tomó con calma y se sentó delante de él.
Shun lo vio pero un poco dramático y en forma de juego fingió estar ofendido y volteo la mirada, dirigiendola ahora al armario a su izquierda, a unos cajones más exactamente.

La curiosidad siempre ha sido su mayor pecado, se acercó un poco y abrió el cajón encontrando dentro una infinidad de medicamentos y pastillas, se asombro por ver tantas cajas de pastillas, sacó una, cerró el cajón y se acercó a su hermano.

— Ikki, ¿Para que quería esto papá y mamá?. — cuestiono al ver la caja en sus manos, solo se leía el nombre pero no para que servía o que aliviaba.

El mayor lo vio y pareció ver la peor cosa, tomó la caja y la regresó al cajón, se levantó del suelo y tomando de la muñeca a Shun lo obligó a levantarse también, casi empujándolo lo sacó del cuarto y cuando ambos estuvieron fuera cerró la puerta con la llave.

— ¿Qué era eso?. — preguntó más serio.

— Era para el dolor pero no es algo que un niño debería de tomar. — respondió buscando un efecto en su hermano, el no tenía ya ganas de seguirle el juego ni de alegrarse luego de recordar aquel día....

— ¡Respetame que ya no soy un niño! — dijo ofendido lanzándole el gato de peluche, aunque solo era como un juego y no estaba realmente enojado

Ikki río un poco, volvió a molestarlo y lo empujó un poco, Shun regresó la agresión y así siguieron hasta que ambos se cansaron.

(...)

Tiempo actual.

Luego de hablar con Shiryu, Ikki regresó a su trabajo para presentar la entrevista que había mantenido con aquella mujer en el bar, puso la grabación a sus compañeros y todos fueron escribiendo en una pizarra lo más importante de la charla, mientras todos estaban ahí, Hyoga había estado manteniendo contacto con la policía cibernética por mensaje, no había encontrado nada en la red sobre algo que los apoyara pero seguirían buscando.

Era claro que una de las mayores amenazas era June pero ahora estaba muerta, alguien externo a la organización o incluso sus mismos compañeros la habían mandado a matar, ¿Qué error había cometido como para castigarse con muerte? Pero sobretodo, ¿Qué error había hecho Ikki para que ella apareciera muerta en su entrada?.

A palabras de Saori, June era buena chica, era puntual y servicial, ella no interfería con su trabajo en la noche a pesar de que fuera mala imagen para la escuela, quien sabe que la habría orillado a entrar en ese grupo delictivo, pero por otro lado, un tercero se vio involucrado y ese fue Milo, quien fue asesinado en carretera por el único delito de querer encontrar a su hija.

En la lista de sospechosos se encontraban ahora, primero a June (estaba muerta pero aún se podía investigar sobre ella), seguido de Saori, luego Camus y Aioria que aunque habían testificado eso no quería decir que los dejaban como posibles sospechosos por la relación que tenían con Milo.... Y por supuesto, Milo también entraba ahí.

Se decidió tomar un breve descanso luego de dos horas de investigación, Ikki salió por un café y unas galletas abajo en el primer piso, quería hablar con Esmeralda para calmarse luego de estar bajo tensión con su equipo, bajó las escaleras y encontró a la chica recibiendo algunas llamadas, cuando finalizó, al fin pudo hablarle.

— Buenos días Emmy, ¿Gustas un café?. — preguntó llevándole un café, no había recibido ninguna respuesta pero supuso que lo necesitaba.

— Muchas gracias, te lo agradezco, últimamente todo ha estado tan agitado que ni siquiera eh tenido tiempo para beber algo. — respondió poniendo un momento el café en el mostrador para sacar de su bolso blanco un poco de crema para él café.

— Eso he visto, ¿Llegan muchas llamadas?. —

— Demasiadas. —

Respondió revolviendo su café ahora con leche antes de beberlo, ambos hablaron de cosas triviales, sobre su vida, el trabajo y lo que quisieran hacer luego de que se calmara todo dentro de ese lugar. Los dos estaban pasando un momento agradable hasta que de las escaleras bajó Nachi llamando la atención de ambos.

El policía bajó el último escalón, saludó a esmeralda y se dirigió a Ikki posteriormente — ¿Podemos hablar? — preguntó casi a modo de orden, el contrario solo aceptó despidiéndose de su amiga y yendo hacia donde su compañero quería.

Casi nadie ocupaba el elevador del edificio a pesar de ser más práctico, sin embargo Nachi propuso usarlo para sorpresa del detective, ambos ingresaron y el policía presionó el botón del último piso que daba a un pequeño pasillo que te llevaba a las escaleras de la terraza.

— Mu me prestó las llaves, quería hablar contigo pero en privado, pensé que aquí nadie podría escucharnos. — respondió abriendo la puerta de la terraza y abriéndose paso a través de ella, Ikki lo siguió sin decir nada aún.

Los dos caminaron hasta la barda de la terraza, Ikki presentía un aura de misterio y desconfianza que no terminaban de agradarle, siempre camino a unos pasos por detrás de su compañero en todo rato, mantenimiento sus manos atrás de su espalda por si algo ocurría, podría hacer uso de su arma rápidamente.

— Se que no sabes porque te llamé.... Pero es muy simple y quisiera ir al punto. — comentó manteniendo su mirada fija en Ikki. — hay dos cosas de las cuales quisiera hacerte llegar.

Nachi parecía nervioso, constantemente miraba a la entrada y luego regresaba a los ojos de Ikki, puso sus manos sobre su cadera, por debajo de su saco.... Más exactamente dónde guardaba su arma, Ikki se alarmó pero no podía demostrar su preocupación ante una posible amenaza, solo desenfundó su arma y la tuvo lista por si debía atacar.

— Mu había comentado sobre el padre de Milo, dijo que él sabía quien había matado a su hijo pero que por su seguridad no quiso denunciar.... Quiero interrogarlo. — dijo al fin manteniendo a su compañero un poco más tranquilo pero sin dejar de guardar su arma — Te lo comentó a ti porque... Siento que alguien nos está espiando.

Ikki guardó su arma — ¿Por qué crees eso?. — cuestiono, no tenía objeción en su petición de ir a la casa del padre de Milo a interrogarlo pero le parecía curiosa la siguiente afirmación que había hecho.

— Es un presentimiento, hice aparta una investigación por mi cuenta, la tengo guardada con mi esposa... Ahora iré a hablar con el padre de ese hombre.... No se lo he contado a nadie más que a ti, ni siquiera mi esposa sabe que iré. — respondió. — Si algo me pasa, sabré que fuiste tú el traidor y avisaré a los demás.

Él detective no comprendió del todo lo que le acababan de decir, ¿Él era el traidor?, Nachi estaba confundido... ¿Cómo podía ser él quien los traicionara si estaba investigando el caso con ellos?.

— Eres un idiota hablando de idioteces, ¿Cómo puedo ser yo el traidor? — reclamó enojado

— ¿Por qué apareció la rubia en tu casa?, Se lo de la nota, no creo que halla sido un accidente... Lo del accidente de auto era para matarte y hace apenas unos segundos estabas empuñando tu pistola. — recriminó haciéndole saber sus razones pero el contrario se ofendió.

— Claro que la estaba empuñando por tu actitud tan misteriosa, créeme que si estuviera metido en esas cosas, ahorita mismo anduviera viajando por el mundo en ves de estar trabajando en este mísero apartamento. — refutó antes de dirigirse a la salida — y hablando sobre el padre de Milo, has lo que gustes, por mi no hay inconveniente pero tendrás que hacérselo llegar a Shion quien es quien autoriza ese tipo de cosas.

— Ya lo hice, el aceptó y selló mi petición. — respondió sin haberse movido de su lugar.

— Entonces te deseo suerte en tu búsqueda. —

Ikki se fue del sitio y pasó el resto de su jornada como si nada hubiera ocurrido, obviamente tuvo que haber hablado con Nachi en lo que quedaba de sus horas laborales pero ninguno mencionó nada de lo que habían hablado con anterioridad.

Ikki salió del edificio, se despidió de Esmeralda y subió a su auto, condujo hasta su casa y luego de estacionarse abrió la puerta para llegar al fin a descansar. Estaba agotado, todo lo había estresado tanto que incluso cuando ya estaba seguro dentro de su casa, cerro la puerta con llave para evitar escándalos fuera.

Dejó sus cosas en la entrada y subió a su habitación, pensaba descansar ahí dentro un rato antes de empezar a trabajar ahora en el hogar, al abrir su puerta del cuarto encontró a Pandora empacando algunas cosas.

— Buenas noches, ¿Qué haces?. — preguntó cerrando la puerta del cuarto antes de acercarse a ella

— Voy a ir a mi departamento, gracias por dejarme dormir aquí la noche pero es momento de que vuelva. — dijo sin dejar de empacar, tan solo sintió el abrazo en su cintura y la respiración de su pareja cerca de su cuello

— ¿Segura que quieres irte? — pregunto casi susurrando.

— Tengo que, sino me van a quitar mi habitación. — respondió un poco desanimada, luego de quitar su maleta de la cama donde estaba, por el peso de Ikki cayó en el colchón con su novio sobre ella (claro que no dejó que todo su peso recayera en ella)

— Yo pago el alquiler aunque no lo vivas.... Pero quédate. — murmuró casi entre murmullos cerca a su oído, mientras que con su mano derecha le empezaba a subir su vestido negro entallado

— Ikki no, ahorita no. — contestó tajante sentándose en la cama luego de apartar a su pareja.

Él detective se apenó, se apartó y se sentó a su lado. — Disculpa... Debí entender que no era el momento. — se disculpó antes que nada — Pero de verdad me gustaría saber porque te vas, apenas llegaste de Nagasaki... ¿Tienes que irte otra vez?.

— Creí que mi cliente había salido impune pero ahora me llamó porque requería de mis servicios, no puedo negarme. — contesto tomando de la mano a su pareja a manera de aceptar su disculpa. — También me alejo por qué mi presencia podría molestar

— Has vivido aquí desde hace unos meses y no nos has molestado... ¿Por qué sería diferente ahora?. — preguntó preocupado pero Pandora sonrió y negó

— Hoy me di cuenta, preparé algo de comer pero Shun ni siquiera lo tocó, desde que llegó de la escuela no ha querido salir del cuarto. — contestó — él va creciendo... Entiendo que pueda ser difícil convivir conmigo, al fin de cuentas, quizás ahora que es más consciente a comparación cuando me conoció de niño, sabe el tipo de mujer que soy.

— ¿De qué hablas?, Si ese idiota te dijo algo o te insulto me las va a pagar, no tiene porqué tratarte mal... —

Dijo molesto con ganas de levantarse inmediatamente de la cama para ir a reclamarle a Shun, sin embargo Pandora lo interrumpió y lo obligó a permanecer sentado.

— Él no me dijo nada pero, yo ví desde ayer que no está cómodo, aparte, no te pregunté por las vendas que trae consigo, quizás por eso actúa así de extraño. — intento defender de una posible y muy terrible pelea que se pudo originar entre los hermanos

— ¿Sus vendas?, Fue por qué ya mocosa lo empezó a agredir en la escuela, solo que no me decía nada y se desquitaba con él mismo cortandose y agrediendose. — respondió bajando la tonalidad en su hablar.

— Ikki, deberías mejor llevarlo para que un médico lo revise porque.... Ayer tampoco comió nada y no se si tú le das dinero para la escuela o allá le dan desayuno pero en caso de ser negativo, el tiene dos días sin comer que yo he visto. —

El mayor pareció interesado en el tema, aquel enojo había desaparecido al escuchar las palabras de Pandora, luego de una breve charla la despidió en su entrada cuando el taxi llegó por ella, ambos se prometieron escribirse mientras pasaba unos días en Nagasaki, eran las ocho en punto para aquel momento, luego de cerrar la puerta fue a la cocina a preparar algo para cenar que a su hermano le pudiera gustar.

Cuando termino luego de veinte minutos fue al cuarto de Shun para llamarlo a cenar, después de no recibir ningún comentario, entró sin autorización encontrando la habitación entre penumbra, apenas se alcanzaba a ver una luz saliendo de su ventana, camino dentro teniendo cuidado de no pisar sus cosas regadas, fue al escritorio donde había una pila de libros y cuadernos, fue posteriormente a la cama de su hermano y revisó antes de despertarlo debajo de su almohada, aun quería saber más cobre la caja que había encontrado antes pero que por el momento aún no sabía de qué era.

No encontró nada y fue a prender la luz, tardo solo unos segundos para que al fin despertará el susodicho, Shun se quejó de la luz mientras iba abriendo poco a poco sus ojos, lentamente se quitó el cobertor del cuerpo y se sentó en una orilla de la cama.

— ¿Por qué haces eso?... ¿A qué hora son?, Se me hace tarde para la escuela. — reclamó estirando sus brazos a lo largo y ancho antes de ponerse de pie.

— Es para que cenes algo, aún es de noche, mañana irás a la escuela, hoy ya fuiste. —

Shun se quedó pensativo pero contrario a lo que Ikki creía que reaccionaría, su hermano se volvió a recostar en la cama y a cubrirse con el cobertor. El mayor pareció enojarse pero se tranquilizó, volvió a levantar la voz para que su hermano bajara a cenar pero fue ignorado, su último remedio fue levantarlo él mismo casi jalando de sus brazos para que se pusiera de pie.

E increíblemente lo logró, Shun tuvo que despertarse y bajar a cenar muy en contra de su voluntad, al llegar a la cocina y tomar asiento, su hermano le sirvió algo de lo que había cocinado, kushiage era la comida favorita del menor y justamente eso tenía frente a sus ojos más sin embargo no lo probó.

Ikki se había servido un poco y había traído dos vasos con té, se sentó frente a él y espero a que su hermano comiera pero solo lo vio jugar con la comida, quiso ser paciente y esperar, sabía que no podía resistirse mucho tiempo pero sorprendentemente pudo aguantar, habían pasado ya unos minutos y su hermano no había probado nada.

— ¿No quieres comer?. — preguntó llamando la atención de Shun

— No, no tengo hambre... Aparte Pandora no ha bajado. — respondió, Ikki supuso entonces que no había sido su intención incomodar a su pareja, por un lado lo disculpaba pero ahora no perdonaba que no comiera.

— Pandora acaba de irse por trabajo, volverá en unos días, prueba la comida por favor. — pidió amablemente sin querer llegar a extremos.

— No tengo hambre, no puedes obligarme. —

Ikki suspiro y se recargó de su silla, no dejaría pasar este problema, intento mantenerse tranquilo en todo momento y no dejarse llevar por el enojo, volvió a suspirar, lo miró a los ojos y pidió que se levantara.

— Puedes irte entonces, si no tienes hambre ve a tu habitación pero necesito que me dejes aquí en la mesa tu teléfono, tus cómics y todo el dinero que lleves en la billetera; en un momento subiré para quitarte la computadora, algunos de tus peluches y tus audífonos. — contesto sonando pasivo en todo momento pero logrando la reacción que había querido en su hermano.

Shun había quedado estupefacto ante lo que acababa de oír, apenas podía procesar lo del teléfono y las demás cosas. — No puedes quitarme mis cosas por no querer comer. — reclamó enojado señalando al final el plato con la comida, Ikki solo curvó los hombros.

— Si puedo, entonces... ¿Quieres comer o voy por tus cosas?. —

Shun se enojó pero volvió a sentarse en la silla, con demasiada pesadez comió lo que pudo hasta terminar sin esperar que su hermano le sirviera otra porción de comida extra y rellenara su vaso con más té, él observó atónito nuevamente el plato, ya estaba arrepentido de haber comido una vez, sentía las arcadas acercarse a él con solo ver qué ahora debía de comer doble, alzó su vista hacia su hermano buscando piedad pero tan solo con verlo sabía que está vez no funcionaría.

Suspiro y empezó a comer, a mitad de plato de plano no podía seguir, el vómito involuntario se presentaría pronto si seguía comiendo; aunque conocía las consecuencias alejó el plato. — Ya no quiero. —

— Van dos días que no comes nada, no creas que no estoy enterado. — replicó volviendole a acercar el plato.  — Otro bocado y ya.

Él joven viró los ojos y como si se tratara de algún tipo de tortura comió un poco más, luego se levantó y se fue a su habitación antes de que ocurriera algún accidente, su hermano lo único que pudo hacer fue levantar la mesa y guardar la comida que había sobrado, al ser algo tarde apagó las luces del primer piso y fue a su habitación a distraerse en internet queriendo olvidar el momento.

Prendió la computadora cuando al fin estaba en su cuarto y en total soledad y oscuridad, planeaba desvelarse viendo una película que uno de sus amigos le habían recomendado, puso la película y se distrajo viéndola hasta que a mitad de esta checó la hora, rondaban cerca de las diez de la noche, no había creído que tardara demasiado.

Apagó la computadora y camino hasta su cama, antes de acostarse escucho sonidos extraños que provenían del baño, por el sonido de su computadora había ignorado lo demás, salió de su cuarto y se dirigió inmediatamente al baño, no espero una autorización para entrar, solo abrió la puerta viendo a su hermano incado en el suelo frente al retrete, estaba despeinado, solo llevaba unos shorts negros y una camiseta verde oscura lo cual era raro considerando la infinidad de suéteres y pantalones que solía usar para dormir.

Ikki pudo tener una mejor visión de el conforme se acercaba, veía moretones y rasguños en sus piernas, golpes que parecían recientes en sus brazos al igual que quemaduras de cigarros y cerca de su cuello, por sus clavículas manchas moradas que parecían moretones que salían no precisamente por golpes.

Se agachó cuando estuvo a su lado y talló su espalda con su mano izquierda mientras que con la derecha recogía el cabello largo de su hermano y lo colocaba por detrás para evitar que estorbara, solo duró unos segundos más su hermano vomitando lo que recientemente había comido, cuando finalmente acabó tiró de la cadena con la poca fuerza que le quedaba.

Ikki tomó un poco de papel de baño y con eso limpio la boca de su hermano, tomó un poco de agua entre sus manos y le mojó en la frente, después busco una liga y ató el cabello de Shun en una coleta baja, el joven solo miraba al suelo, con espasmos pequeños todavía y ligeros temblores.

Él detective se puso de pie, ya sabía por dónde iba el asunto y eso no le gustaba, no creía que Katya había sido capaz de acabar con la magnífica personalidad dulce, amable y cálida que caracterizaba a su hermano, ahora de solo verlo parecía un cadáver con vida, sabía que ahora su hermano no pesaba tanto, lo tomo por debajo de las axilas solo para ayudarlo a levantarse y como sospecho, era como estar cargando nada, simplemente no pesaba como debería de serlo para un adolescente de quince.

— ¿Te sientes mejor?. — pregunto manteniendo un ligero agarre en los hombros de su hermano, el contrario solo afirmó.

— Perdón... — susurró casi entre lágrimas, con sus piernas un poco dormidas se acercó a su hermano y lo volvió a abrazar.

— ¿Desde cuándo estás vomitando? — pregunto correspondiendo al instante al abrazo

— Desde semanas atrás. — murmuró escondiendo su cara en el pecho del mayor para cubrir de tal forma su vergüenza y sus posibles lágrimas.

Ikki no mencionó nada, solo siguió abrazándolo mientras peinaba el cabello verde de su hermano pensando en una solución, no duró mucho en pensar en algo que pudiera ayudarle pero por mientras era tarde, solo permaneció así unos instantes más hasta que poco a poco fue separándose de Shun.

Tomó un poco de papel de baño para limpiar la humedad en los ojos y las mejillas, botó el papel al cesto y tomó de la mano a su hermano para llevarlo a su habitación, una vez dentro, Shun subió a su cama y se sentó en medio de está, estaba viendo atentamente los movimientos de Ikki por su cuarto, vió como pasaba de su armario hacía una cómoda de más ropa, se tranquilizó cuando lo vio sacar una pijama de suéter y pantalón con estampados de gatitos, tanto el suéter como el pantalón eran de tono blanco.

Ikki se acercó a su hermano, le intentó quitar la camiseta que llevaba pero Shun inmediatamente se lo negó, el mayor comprendió y le puso él mismo el suéter encima de la camiseta y se dio vuelta para cuando tuviera que vestirse con el pantalón, una vez listo volvió a darle la cara.

— ¿Estas mejor?. — preguntó sentándose a su lado en la cama — ¿Quieres que me quede contigo esta noche?.

— ¿Por qué deberías hacerlo?, No seas ridículo. — respondió recostandose en la cama y tapándose con el cobertor. — Fue suficiente con que me sacarás del baño e intentarás vestirme.

— No es que sea ridículo.... Solo me preocupo. — refutó poniendose de pie. — Si necesitas algo o no puedes dormir, solo tienes que tocar en mi habitación.

— Lo sé, siempre lo has dejado en claro pero no te necesito. —

Ikki soltó una risa, revolvió el cabello de su hermano y caminó hasta la puerta — Yo se que sí me necesitas. —

Shun no respondió e Ikki salió, cerró la puerta a su espalda y suspiró, aquella sonrisa que había puesto se había ido tan rápido como salió de aquel cuarto, resignado fue a su habitación a dormir un poco.

A la mañana siguiente, a las cinco en punto Ikki se despertó, fue a bañarse primero y a vestirse antes de preparar el desayuno, después de que arregló su cama bajo las escaleras, fue a la sala y prendió el televisor sintonizando las noticias... Su vista se desvío un momento hacía el cuarto de sus padres, parecía raro pero parecía que la puerta estaba entre abierta.

Se acercó a la puerta y tomó el picaporte, efectivamente estaba abierta, entró al cuarto solo para revisar que todo estuviera en orden; todo estaba tal como lo habían dejado sus padres, era extraño que la puerta estuviera abierta si se supone que tenía llave pero a lo mejor era por la antigüedad de la casa.

Volvió a cerrar la puerta y fue a la cocina a preparar el desayuno, luego de unos minutos dejó la comida en la mesa y sirvió un vaso con té para él y uno con jugo de manzana para su hermano, al ver qué no bajaba y que la comida se enfriaba luego de esperarlo por minutos fue a ver qué ocurría.

Subió las escaleras y caminó al cuarto donde entró sin esperar autorización, encontró a Shun aún dormido, tenía una mirada de angustia apesar de estar dormido, el se abrazaba de una almohada que tenía a la mano y su cuerpo estaba descubierto... El cobertor se había caído al suelo durante la noche.

Se acercó a él, no quería hacerlo pero tenía curiosidad por ver qué tantas cosas Shun le estaba ocultando, se sentó a su lado y con bastante cuidado fue alzando las mangas de su pantalón poco a poco, lentamente se iba viendo su piel tersa y blanca pero de igual manera se iban viendo los enormes moretones de tonos verdes, morados e incluso llegaban a verse de un tono negro... Y solo empeoraba conforme avanzaba.

Dejó de revisar sus piernas, fue precavido con Shun para que no despertara, sentía su corazón latir al cien por hora, a cada minuto dedicaba un tiempo para voltear a verlo y supervisar que seguía dormido, lentamente fue alzando su camiseta dejando ver su abdomen, dejó de respirar y aguantó la respiración en un intento de ser discreto.

Mordió sus labios y tragó saliva, una sensación fría recorría su frente conforme le iba quitando la camisa; poco a poco fue viendo cada golpe que el cuerpo de su hermano contenía, a un lado de su abdomen, en la parte derecha, veía una herida peculiar que prefirió no tocar... Una apuñalada con un arma punzo cortante.

Ikki quedó inmóvil en ese momento en que sus ojos se encontraron con dicha herida, bajó la camisa de su hermano y estando a punto de levantarse e irse de inmediato del cuarto, Shun se despertó.

El menor talló sus ojos y bostezó, con dificultad vió a Ikki, se desconcertó al ver a su hermano ahí, se sentó en la cama y lo abrazó rodeando sus brazos por detrás del cuello del mayor.

— Buenos días.... — susurró apoyando su cabeza en el hombro de Ikki, estando aún dormido y sin intenciones de soltarlo.

Él detective lo abrazó envolviendo sus brazos detrás de la espalda del menor, su respiración aumentó en tan poco tiempo que pudo haber roto un récord, con su mano derecha acariciaba suavemente la espalda de su hermano y con la izquierda limpiaba su mejilla húmeda.

Pasó un rato así hasta que Ikki pudo controlarse para poder terminar el abrazo, antes de ponerse de pie, besó en la frente a su hermano (cosa que era poco común en él) y lo tomó de las manos. — Creo que no he sido tan amable contigo, papá.... Papá me mataría si ve como estoy cuidando a su hijo favorito. — dijo con la mirada baja, con total culpa y un poco de arrepentimiento pero Shun negó rotundamente

— No tienes razón para ser amable conmigo, papá nunca podría hacerte daño... Mamá sí pero ambos sabemos que sería la primera en alegrarse si algo me pasara. —

Ambos hermanos se observaron, un chiste crudo no tan recurrente en ellos pero que en lugar de incomodarse lo tomaron con humor, por primera vez luego del 16 de Abril ambos reían como antes, ambos sonreían y ambos se sentían culpables de sus propios errores.

Los dos bajaron a desayunar, Shun comió muy poco pero por lo menos había probado alimento; después del desayuno Ikki fue a dejar a su hermano a la escuela y luego de eso se desvío del camino para ir a un lugar importante que tenía que visitar con urgencia.

Conforme conducía, el camino pavimentado iba desaparecido para abrirse paso a un camino de tierra, las casas se volvían cada vez más rusticas y las calles más inseguras, llegó un momento donde tuvo que estacionar su auto y seguir a pie si no quería que le quitarán el vehículo, el camino normal por las calles, de joven no salía de esos sitios peligroso donde las drogas y el alcohol no faltaban.

Miraba a sus alrededores viendo que nada había cambiado, uno de sus antiguos vendedores se acercó a ofrecerle drogas pero el de plano las rechazó, no pensaba volver a ese vicio jamás y la razón era bastante simple.

Al fin y después de un rato llegó a una casa tradicional japonesa, un poco grande y que hacía contraste con el resto del lugar, se acercó a la entrada y entró sin más, se quitó los zapatos y pasó directo a buscar a Aldebaran. Cuando lo encontró, se posó delante de él, el yakuza lo saludó e invitó a sentarse a tomar algo de té, Ikki aceptó y se sentó en el suelo delante de la mesa de madera.

— ¿A qué se debe tu visita muchacho?. — preguntó sonriente sin dejar de ver a Ikki por encima de su taza de té

— ¿Qué hay de lo que te encargué?, Me interesa como no tienes idea saber quién es Katya, ¿Ya sabes algo?. — pregunto en un tono pasivo agresivo, Aldebaran chasqueó sus dedos y en menos de un minuto sus sirvientes ya habían traído una carpeta amarilla

— No hay mucho que se pueda indagar de esa niña más lo que supongo ya sabes. — contestó aventando el folder delante de Ikki sobre la mesa — Es casi invisible en la sociedad.

Ikki tomó la carpeta, la abrió encontrando varias imágenes que lo sacaron de quicio, en vada foto se veía a la joven besándose con múltiples hombres y con mujeres y entre esas fotos lo que más rabia le dio fue ver a una niña pequeña como víctima de Katya y a su hermano entre esos tantos chicos.

— Es una zorra esa niña jajaja, tenías razón en esa parte. — dijo Aldebaran señalando la carpeta. — Según lo investigado está a punto de ser mayor de edad y también...

— Maldita desgraciada, está mal de la cabeza si cree que puede involucrarse con mi hermano. — respondió enojado viendo las fotos donde se veía a Shun convivir demasiado cerca con ella, casi como si se tratara de una pareja de novios.

— A ver Ikki, son jóvenes, déjalos vivir su amor. — dijo el yakuza — Tu ya lo estás viviendo, deja que el niño también lo experimente, ¿Cuántos años tiene?, ¿17?.

— ¡Tiene 15!, Él no puede enamorarse aún y si lo hiciera no de ella. — reprochó azotando la carpeta contra la mesa ocasionando un sonido fuerte — mi hermano... Shun, era un muchacho amable, alegre y sobretodo inocente en algunos sentidos.... Y esa maldita, luego de que empezó a golpearlo.... Lo corrompió, ahora es grosero, introvertido y tiene miedo hasta del aire.

Aldebaran suspiro y negó, se levantó y camino fuera del cuarto, luego regresó con unos pañuelos que le entregó a Ikki después de sentarse a su lado. — Sufres mucho por él, yo te dije que podría ayudarte a conseguir su custodia con la condición de que te portarias como su hermano y no como su padre.

Ikki tomó un pañuelo de mala gana y limpio sus ojos, respiró y volvió a tomar la carpeta — me estoy portando como su hermano, solo que no me gusta los cambios en él, tiene golpes por todo el cuerpo y ahora está vomitando la comida y todo es por Katya, de haber sabido que todo esto ocurriría jamás lo hubiera inscrito a esa escuela horrible, mi hermanito se fue, ese niño feliz se fue y solo me dejó a su versión deprimida. —

— Eres igual de exagerado que tú padre. — respondió Aldebaran poniéndose de pie. — Hasta el momento es todo lo que he conseguido de la niña, ella ni siquiera tiene redes sociales, es difícil seguirle el rastro.

Ikki se levantó del suelo, arregló su traje y guardo dentro de una de las bolsas internas de su saco la carpeta. — Recuerda que te estoy pagando por información y estás simples fotos no me sirven de mucho. Has bien tu trabajo, seguiremos en contacto. — 

Él detective se retiró al no tener otra cosa que discutir, volvió a caminar hasta donde se había estacionado su auto, subió en él y lo condujo hasta su trabajo sin más interrupciones o distracciones, al llegar al edificio, Esmeralda lo recibió con un saludo enorme y una sonrisa, hablaron un rato hasta que se empezaba a hacer tarde e Ikki debía de ir inmediatamente a trabajar, el detective pensaba que era el último en llegar, sin embargo estaba bastante equivocado.

Mientras Ikki lidiaba con sus problemas familiares y sus demás compañeros también luchaban contra sus propios problemas, Nachi había ido en busca de respuestas, no había creído que la casa del padre de Milo estuviera tan alejada de la ciudad o más bien, que estuviera en otra ciudad.

Tardó mucho en llegar, hizo varias paradas para recargar gasolina e ir al sanitario hasta que al fin pudo encontrar la gran casa en la que vivía Kardia, el hombre al que iba a investigar. Él ya llevaba escritas todas las preguntas, tenía incluso un micrófono escondido para registrar las respuestas.

Llegó al portón que separaba la casa del patio y el patio de la calle, bajó del auto y tocó el timbre, al paso de unos minutos se abrió el portón y el ingresó, camino por el pasillo de madera en medio del patio para llegar a la puerta principal, en el momento en que piso el pórtico la puerta principal fue abierta por una de las sirvientas.

— El señor lo espera en su oficina. —

Dijo la muchacha al ver a Nachi, este agradeció y antes de pasar respiró profundo, él no había anunciado su llegada, era curioso que lo recibieran a pesar de ser un extraño; ingresó a la casa viendo que dentro no había nada de color blanco, gris y rojo.

La sirvienta lo guío al segundo piso y posterior a la oficina de Kardia, la chica entre abrió la puerta y se marchó para darles espacio a los hombres, Nachi hubiera preferido que la muchacha se quedará pero aceptó enfrentarse a ese hombre el solo, desde dentro de la oficina se escuchó la voz ronca por el alcohol de aquel hombre que decía “adelante”, él entro sin más rogando que todo saliera bien.

Cerró la puerta detrás de él y camino a paso lento hasta el escritorio marrón del señor, se detuvo al llegar detrás de las sillas y solo se sentó cuando el señor le dió su autorización, una vez que tomó asiento el hombre se puso de pie, fue por otra copa y regresó para ponerla delante del policía.

Abrió su botella de whisky y sirvió en ambas copas en la mesa, una era para el oficial y otra para él. — Lo estaba esperando. — dijo con grave voz volviendo a sentarse en su asiento detrás del escritorio, de un pequeño cajón del mismo sacó unas cuantas fotos que aventó en la mesa para que policía las viera.

El oficial las tomó con duda, vió con detenimiento las imágenes, eran de la autopsia del hijo de aquel señor y de su nieta, hubieron dos imágenes que llamaron su atención, una de un cuarto con tonos pastel, llena de juguetes y objetos dirigidos a niños de preescolar y en la otra imagen, la nieta del hombre durmiendo en la cama de ese cuarto.

— Esa foto fue tomada después de que violaran a mi nieta. — señaló con su mano derecha la imagen mientras llevaba su copa a sus labios, cabe destacar que no había ocurrido ningún tipo de reacción en él al comentar el suceso.

Nachi bajó la mirada y dejó las imágenes boca abajo nuevamente en el escritorio, se sentía sumamente mal pero no podía dejarse llevar por sus emociones en ese momento, con fuerza alzó la mirada y preguntó los hechos. Kardia soltó una ligera risa para después dejar su copa en el escritorio, se recargó de su silla y cruzó los brazos; según las palabras de Kardia, Milo había sido culpable de todo, él se había involucrado con la mujer en el bar y él mismo había buscado su muerte y la de su hija.

En base a sus palabras, Milo era un padre cuidadoso y atento pero que nunca contó que su propia esposa vendiera a su hija en una desesperación económica por la que estaban pasando, al ser vendida, la niña fue “entrenada” para ser revendida a alguien más, Milo se enojó al ver cómo su niña era tratada al recibir videos e imágenes de la pequeña, el mismo busco sus pistas y dio con la verdad pero antes de que pudiera hacer algo fue asesinado.

Nachi volvió a ver las imágenes, quien viera las fotos sin tener un previo contexto pensaría que son normales al ser solo una niña durmiendo en su cuarto pero habría que indagar más en las fotos, él pidió autorización para quedarse por lo menos con la foto de la habitación y de la niña durmiendo, Kardia accedió.

Él testimonio de Kardia fue lo que ya se sabia y de suponía que había ocurrido, no cambiaba mucho de la información que Camus y Aioria e incluso Ikki habían comentado, solo que Kardia sabía que en cualquier momento se acercarían a el por respuestas.

— ¿Conoce al culpable? —

Preguntó Nachi y Kardia tardó en responder, pasado un tiempo asintió pero no dijo nombres, lo único que pudo declarar fue que los miserables les gusta jugar con la mente de las familias involucradas con ellos, las fotos que tenía le fueron enviadas a él solo porque sí, ese grupo no pide dinero para liberar a las víctimas, su diversión es torturar a los familiares con lo que más les llega a afectar, sus hijos.

Nachi cuestionó el comentario final ya que se trataba principalmente de su nieta y no tanto de su hijo, aparte de que ellos no secuestraron a la niña sino que fue vendida por su madre, Kardia negó y alegó que mantuvo contacto con el líder al querer comprar su negocio de helados y todas las sucursales pero él al negarse enojó a su comprador lo que lo llevó a desquitarse con su hijo y su nieta.

Por mucho que Nachi quiso descifrar y hacer que Kardia dijera el nombre de aquella persona no pudo lograrlo, Kardia era un hombre impulsivo que se enojaba con facilidad, lo había amenazado con salirse de su casa si volvía a preguntar, las preguntas a partir de ahí se volvieron neutrales solo para investigar lo más básico.

Era de tarde cuando al fin había terminado el interrogatorio, agradeció el tiempo invertido y salió de la casa ahora en busca de las siguientes personas pero que quizá por la hora tendría que parar por ese día, subió al auto y condujo regreso a Tokio a su casa junto a su esposa.

Al llegar, se encerró en un cuarto destinado a su pequeña oficina, sacó una libreta e hizo anotaciones de lo que había investigado, puso en su pared las fotos que había conseguido y tachó en un mapa la locación a la que había ido, posterior hizo una bitácora en su computadora registrando todo lo importante y luego lo redacto en un texto en el bloc de notas de la computadora.

A la mañana siguiente y a la misma hora del día anterior volvió a subirse a su auto para ir en dirección de su siguiente parada, tardó un poco en esperar a que las jóvenes salieran de la escuela pero dada la hora pidió al encontrarse frente a ellas unos simples minutos para capturar información sobre Akira, la joven que había iniciado toda la investigación.

Las chicas con duda aceptaron luego de ver la placa de Nachi, ellas fueron a un sitio más seguro para el interrogatorio, cuando estuvieron listas empezaron a dialogar, el policía inicio preguntando las razones por las cuales creían las chicas que su amiga no había asistido a su punto de encuentro; todas se miraron entre sí, unas con más culpa que otras, y la mayor de todas respondió que se debía a lo mejor por su pareja.

Nachi cuestionó eso y una de las jóvenes contesto que el novio de Akira era un señor que se encargaba de una joyería, estaba siempre solo pero a aveces lo acompañaba otra mujer... Ellas sospechaban que estaba casado, el señor ya era evidentemente mayor de edad y por eso el romance entre él y Akira era secreto.

Él oficial preguntó por la otra mujer y la única respuesta que obtuvo fue que era una mujer que aparentemente se veía que era la esposa de ese hombre, ella ayudaba en la tienda u otras veces estaba solo sentada en el mostrador con un largo vestido blanco entallado y con guantes del mismo tono hasta los codos.

La mujer se veía elegante, siempre luciendo su esculpido cuerpo, haciendo siempre notar su belleza y su encanto con la indiferencia y frialdad que se notaba en su mirada, según ellas, la mujer era quien mandaba en la tienda por qué ella decidía a qué hora se cerraba y a que hora se abría. Ella era apegada en extremo a su supuesto esposo, así como aveces lucía estúpidamente hermosa, a veces lucía tan anormal que daba miedo.

Al preguntar a qué se referían con “anormal”, las chicas contestaron que llegaron a ver a la mujer con vestimentas inusuales incluso para lo que se consideraba “normal” en su ciudad, la mujer elegante a veces vestía con vestidos tipo lolita demasiado infantiles para su gusto, incluido algunas de sus acciones y comportamientos con su esposo, a lo que las llevaba a suponer que de ahí se derivan los gustos de aquel sujeto por las menores de edad.

Algo que había que destacar en toda la declaración fue el gusto extremo de la limpieza y el orden por parte de ambos en el local, en su vestimenta y en su apariencia, todo aquello que volvía a las cosas “impuras o feas ” era menospreciado y erradicado, Akira sufría mucho de acné, aquel tipo pagó dermatólogos y tratamientos para eliminar todo el acné en ella y por supuesto, ese hombre manejaba el guarda ropa de la chica, obligándola a usar solo lo que él quería que usará y de los tonos neutros que él quería.

Nachi se fue con toda esta información que posteriormente la juntó en un archivo en su computadora y en físico escrito en una libreta, la copia escrita se la encargó a su esposa, él confiaba en que ella podría cuidar de la información que había recolectado...

(...)

Era la una de la tarde ya, en la escuela secundaria/preparatoria, en el segundo patio de la gran institución y debajo de un árbol estaban dos amigos; Seiya tocaba una canción para Shun, una canción que su amigo le había pedido pero que el se rehusaba a tocar hasta que finalmente accedió a hacerlo luego de muchas peticiones por parte del joven.

La canción era especial para Shun, solo tenía tres acordes que se repetían, no contaba con voz por lo que la hacía una pieza instrumental; la melodía transmitía varias emociones que podían cambiar de acuerdo a la percepción de quién la escuchara, Seiya no se sentía a gusto tocándola pero Shun parecía disfrutarla o por lo menos relajarlo luego de haber pasado todo un mes en total estrés.

Shun estaba recostado en el pasto, dedicándose a escuchar lo que su amigo tocaba, no decía nada ni reaccionaba, solo cerraba sus ojos y se dejaba llevar por el sonido de la guitarra.

Seiya se cansó de tocar lo mismo, la música sonaba bastante deprimente a su parecer y solo para animar la entonación cambio un poco los acordes, pasando de los primeros trastes de la guitarra a casi los últimos, dando un giro a la melodía que ahora sonaba un poco más aguda y más animada al cambiar el ritmo un poco.

Shun abrió los ojos y se sentó en el pasto, puso su mano derecha sobre las cuerdas para impedir que siguiera tocando, esto molesto a Seiya.

— No toques así. — pidió Shun pero Seiya giró los ojos y dejó la guitarra a un lado.

— ¿Hay alguna razón o porqué?, — pregunto algo enojado no dejándose llevar por sus emociones al conocer el temperamento de su amigo

— Esa canción no puedes tocarla, en público no. — contestó con un nudo en la garganta, sintiendo su voz quebrarse con cada palabra dicha — Si te pedí que la tocatas era solo por qué quería concentrarme pero te dí reglas para que lo hicieras.

Seiya suspiro y se arrodilló frente a su amigo, apoyó sus manos sobre sus hombros y lo observó un momento — No le has dicho a tu hermano, ¿Verdad? — preguntó y al no tener respuesta se sintió decepcionado — ¿Cuándo planeas hacerlo?

Shun arqueó los hombros desviando su mirada, era un tema que no quería tocar al hacer mención de su hermano en él pero que debía de afrontar en algún futuro, para desviar la atención de su preocupado amigo cambio de tema y con lágrimas cayendo se sus ojos volteo a verlo un momento para después nuevamente bajar la mirada al tornarse rojas sus mejillas y sentiste avergonzado.

— Se enteró de que vómito la comida... Apenas ayer se dio cuenta, ¿Es un avance?. — preguntó limpiando sus ojos no pudiendo hacer nada con su voz ahogada y con las lágrimas que seguían brotando.

Seiya respiró profundo y lo dejó en libertad, se sentó a su lado y observó el sueño al no saber que responder, luego de unos instantes alzó la voz con su respuesta. — Si esperas a que Ikki se entere será tarde. —

A las tres de la tarde fue la hora de la salida en la escuela, Ikki no asistió a la salida pero Shun podía irse solo, Seiya lo acompaño durante un tramo pequeño hasta que tuvo que cruzar la calle; Shun siguió caminando por la banqueta, con sus manos escondidas en las bolsas de su suéter, mantenía la mirada fija en su camino, no desviaba la vista por nada, tenía un camino ya predestinado para llegar a su casa y lo estaba cumpliendo.

Su corazón latía a mil por hora, empezaba a sudar a pesar del frío que solía hacer, a veces suspiraba para calmar el estrés que representaba ir caminando solo de la escuela a su casa. Parecía que ese día sería tranquilo hasta que tuvo que cruzar la calle, esperaba que el semáforo cambiará de luz pero no fue necesario, pasándose el alto una gran camioneta de color blanco se estacionó frente a él.

Tenía los vidrios polarizados, era alta y las puertas eran corredizas con excepción de la del conductor y la del copiloto, una mujer desde dentro abrió la puerta corrediza dejando ver su interior; Shun respiró hondo y soltó levemente el aire antes de entrar, dentro de las bolsa de su suéter apretó los puños e ingresó sin dejar ver el pánico que tenía.

Aproximadamente a las ocho de la noche, Shun llegó a su casa, sus piernas y sus manos temblaban, sentía su corazón querer salirse de su cuerpo, había evitado llorar solo por orgullo; antes de ingresar a su hogar se desató el cabello que mantenía amarrado en una coleta alta, se limpio el maquillaje de la cara erradicando con el lápiz labial rosa de sus labios y las sombras de ojos lilas junto con el ligero delineador.

Se acercó a la puerta y sacó sus llaves, abrió con facilidad y entró aventando su mochila al suelo y quitándose los zapatos en la entrada, se giró para cerrar la puerta y tomo un pequeño descanso para respirar, con el temblor en su mano derecha aún presente, sacó de la bolsa izquierda de su pantalón una caja con pastillas, tomó una pequeña pastilla y la consumió.

Su hermano bajó las escaleras al escuchar ruido abajo, en la entrada estaba su hermano menor, bajó apoyando su mano en el barandal. Se acercó a él y se quedó a solo centímetros de su persona.

Shun se dio vuelta, vio a Ikki y sonrió un poco, camino unos pasos a las escaleras antes de decir algo, al pisar el segundo escalón giró a ver a su hermano. — ¿Qué pasa?... — pregunto con su voz contradiciendo su aparente alegría

— ¿Qué te pasó esta vez?. — preguntó sin querer verlo

La sonrisa claramente fingida de Shun desapareció al instante, se acercó a su hermano y lo tomo suavemente de la mano para hacer contacto visual con él, cosa que de alguna forma funcionó.

— Shun, se que estás pasando por cambios... Sigues creciendo y esas cosas pero si solo quieres llamar mi atención, no vas a conseguirlo. ¿Qué estabas haciendo, por qué llegas a estas horas?, ¿Buscas desafiar mi autoridad o algo así? —

Dijo Ikki algo molesto, no había tenido un buen día en el trabajo y ahora todo su coraje reprimido lo expresaba en contra de Shun quien lentamente iba soltando su agarre.

— Si quieres decirme algo solo dilo pero espero que sea importante porque ya es mucho el trabajo que tengo como para escuchar más declaraciones sin sentido y absurdas, si tú excusa es que estabas con ese vago de Seiya ni siquiera me dirijas la palabra, solo vete a tu cuarto. —

Shun obedeció y subió las escaleras sin decir nada, conforme subía limpiaba sus ojos y su rostro, intentaba controlar lo más posible su respiración para no demostrarle su vulnerabilidad a su hermano; había estado a nada de confesarle su secreto pero intuyó que no era el momento.

Una vez que entro a su cuarto no salió en lo que restaba de la noche, solo se dedicó a responder mensajes y entre ellos estaba aquella persona especial que preguntaba cosas que él no lograba entender todavía pero que entendería al día siguiente.

Era sábado, lo que significaba que ese día Shun no asistía a la escuela pero Ikki si al trabajo, una vez que estuvo listo salió de su casa y fue directo a la estación de policías, demoró un poco debido al tráfico pero pudo llegar al fin al estacionamiento. Al bajar del carro y acercarse a la entrada observó a Nachi hablando con Esmeralda, la chica veía y leía algo escrito en una libreta que su compañero sostenía y que por momentos señalaba.

Al entrar él, Nachi cerró la libreta, se despidió de Esmeralda y subió a la oficina; Ikki se acercó a la chica y saludó como normalmente lo hacía, Esmeralda lo saludó y registro su llegada en la bitácora en su computadora pero fuera de eso, no mantuvieron ningún tipo de conversación.

Nachi a pesar de todo se mantenía normal, no había querido mostrarle el contenido de su libreta a nadie, ni siquiera a Geki quién era con quién mejor se llevaba de todos sus compañeros. Ese día la policía cibernética se comunicó con ellos informándole una actividad inusual en una página de una aplicación de citas, se mantendrían a todos informados pero no podían acusar a nadie sin pruebas.

El día transcurrió, fue un poco más productivo que el anterior gracias al apoyo y el interés que la policía de otros estados estaban presentado; a las seis de la tarde todos se retiraron, Nachi tardo un poco en guardar sus cosas, bajó las escaleras y fue al estacionamiento donde estaba su auto, dejó sus cosas en el asiento trasero y una vez que subió arrancó.

Conducía ya que noche por la calle cerca de los negocios que eran visitados solo por gente de dinero, se preocupó al ver a Esmeralda caminar sola por ese tipo de calles ya que aunque eran concurridos los incidentes aún podían ocurrir; se estacionó a su lado cuando la alcanzó y bajó el vidrio del asiento del copiloto.

Le preguntó si quería subir qué el la llevaría a su hogar, Esmeralda agradecida sonrió y aceptó, subió al auto y guío a su amigo por las calles por dónde debía de pasar para llegar a su casa, el lugar era bastante lejos al parecer de Nachi, le preocupaba que la gasolina se iba agotando y Esmeralda seguía indicándole por dónde ir.

Nachi soltó un suspiro al ver qué si compañera sonreía al señalar dónde debía de estacionarse, dando gracias al cielo por no tener que quedarse sin gasolina para el regreso se estacionó y Esmeralda bajó luego de agradecer por llevarla a su casa.

Él policía se despidió y avanzó solo un poco hacia adelante para retroceder e ir a su casa, no había avanzado demasiado cuando el carro empieza a querer apagarse, él vio detrás del volante el indicador de gasolina y su peor pesadilla hasta el momento se volvía realidad. El auto se apagó, se quedó solo en una calle apenas iluminada y totalmente sola, sacó su celular de la bolsa de su saco y mando un mensaje a su esposa con la poca señal que había.

— “Llegaré un poco tarde, no me esperes despierta. Te amo.” —

Y con ese mensaje se despidió de su esposa mientras pensaba en que hacer, una idea recorrió su mente, era ilegal pero algunas tiendas vendían gasolina por litros; con algo de miedo bajó del auto y sin lámpara ni nada buscó entre penumbras una tienda disponible, cabe mencionar que no pudo encontrar la tienda gracias a qué alguien lo había encontrado primero a él.

Cuando despertó de su sueño obligado, solo pudo recordar la oscuridad de la calle y de como alguien lo había golpeado mientras buscaba una tienda disponible; no sabía dónde estaba, veía todo con dificultad por la luz blanca del gran salón donde se encontraba.

Sus manos y sus tobillos estaban amarrados con una cuerda y en su boca yacía una mordaza que le impedía realizar cualquier tipo de sonido, intentó tranquilizarse, vió a su alrededor... Una gran casa de tres niveles, una alfombra en color gris, suelo de mármol blanco y paredes del mismo tono, en el centro de la habitación había un gran comedor con demasiadas sillas.

Su respiración se aceleró al igual que los latidos de su corazón, sentía el miedo recorrer y poseer cada espacio de su miserable cuerpo, su sudor cubría parte de su rostro e invadía sus manos pero por lo menos en su cara se podía disimular gracias a sus lágrimas.

Sintió morirse cuando vio siete personas entrar por una puerta en una esquina del gran cuarto, tenían el rostro cubierto con antifaces pero vestían de gala, el que entró primero vestía de un intenso rojo y el que le siguió de blanco y a partir de ahí los tonos en la vestimenta de los demás iba en escala de grises.

Era imposible que no lo vieran pero aún guardaba algo de esperanza, sabía que esas personas no podían ayudarlo pero confiaba en que los recientes músicos que ingresaban pudieran hacer algo... Estuvo equivocado.

En ese grupo de sujetos, solo había dos hombres, los demás eran mujeres, ellos se sentaron en la mesa y al cabo de un rato unos meseros llegaron a serviles de comer, a una de las mujeres le dieron una porción más grande de alimento que a los demás.

El sujeto de rojo no probó alimento, a cada rato veía la hora y cuando su reloj marcó las tres de la mañana hizo sonar una pequeña campanita que llevaba guardada en el saco. Los músicos empezaron a tocar y en simultáneo solo dos mujeres que vestían con colores más oscuros que las demás se pusieron de pie y se fueron acercando a Nachi.

A ese punto, Nachi ya sabía lo que pasaría, veía a las mujeres acercarse estando él llorando en silencio, sin oponer resistencia de ningún tipo no intentando liberarse ya que suponía sería inútil, lo que hacía era solo rogar para que su esposa estuviera a salvo y que no resintiera su partida al momento en que le darían la trágica noticia.

La menor de ambas mujeres pateó al policía en su abdomen obligándolo a mantenerse boca arriba, subió la falda de su vestido y se sentó en las piernas de su víctima, se acercó sugerentemente a él, y besó su mejilla derecha, se recompuso nuevamente para quitarse el antifaz y ver a los ojos a Nachi con una horrible sonrisa de oreja a oreja,

El policía derramó lágrimas frente a ella, sus ojos solo se centraban y solo podían enfocar a los cálidos pero a la vez horribles ojos de aquella mujer que lo mantenía preso, su corazón no dejaba de latir, sentía su piel enchinarse y su corazón acelerar cada vez más conforme el sonido de la guitarra cambiaba de trastes y acordes junto con el sonido del piano.

Un miedo indescriptible se apoderó de su alma, quería correr y gritar ayuda, sentía las miradas de todos sobre él, ahora sabía quién era el que estaba detrás del misterio que mantenía en suspenso a Tokio...

La segunda mujer, a la que Nachi había ignorado, había traído consigo un arma de fuego... Ni siquiera había dejado la oportunidad al policía de despedirse, con un simple disparo en el cráneo terminó con su vida, manchando de carmesí todo a su alrededor al desfigurarle el rostro por el impacto de la bala.

Después de dos días, a las ocho de la mañana en la oficina de policías de la estación de Tokio, Ikki y compañía estaban preocupados ya por su compañero al no saber absolutamente nada de él luego del día sábado.... Último día en que lo vieron.
Al ser una investigación importante ni siquiera habían tenido el tiempo de discutir sobre ello o visitar a la esposa de su compañero por noticias, Hyoga ya había levantando una denuncia en contra de su desaparición y a palabras de Mu, el se encargaría de agilizar las búsquedas por Nachi.

El misterio de ese policía fue resuelto en poco tiempo, cuando la policía forense de Hiroshima reportó un olor inusual en el bote de basura de un hospital, cuando examinaron el contenedor, en una bolsa negra de basura se encontraban los miembros desmembrados de lo que restaba de Nachi.

Esta información fue enviada directamente a Tokio donde se les hizo saber a los policías de ese departamento lo ocurrido, todos estaban en shock al recibir tal noticia pero el que peor reaccionó fue Ikki, el detective pidió un momento para asimilar todo, salió de la oficina dejando a sus compañeros solos un momento y fue al baño del edificio.

Con su mano temblando y con su piel pálida abrió la puerta y se encerró en un cubículo, estaba respirando demasiado rápido en ese momento, su corazón parecía que quería de su cuerpo y sus manos heladas y temblorosas servían para callar los sollozos que emitía de su boca.

Con Nachi, ya eran dos personas que morían indirectamente por culpa de él, la primera era June. No había duda que lo seguían a él, Nachi había hablado de su investigación con él antes de fallecer, ¿Habría hablado con alguien más o de verdad él era sin saberlo el traidor dentro de la organización?.

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