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Intercambio

Eran las doce de la noche, una pequeña brisa helada se colaban por las rendijas de la ventana de la cocina congelando a los hermanos que se mantenían a pocos centímetros del otro, viéndose directamente.
Shun tragó saliva, parecía algo nervioso debido a la reciente pregunta de su hermano que apenas hace algunas horas consideraba muerto, apretó sus puños a los costados de su cuerpo y marcó una sonrisa ligera pero falsa.

—Saga no me golpeó, de hecho ni siquiera lo he visto desde hace mucho.—

Respondió inquietando a Ikki quien sabía que su hermano mentía, el día siguiente era sábado y su hermano no iba a la escuela pero no debía de irse a dormir tan tarde. El mayor suspiro y negó, se acercó a Shun y dándole un pequeño golpe en la espalda le indicó que caminara en dirrección a las escaleras.

—En un momento vuelvo, porfavor espérame.— habló a Pandora desde el primer escalón, cuando ella asintió siguió su camino.

Shun iba por delante, él entró primero a su cuarto y luego ingresó su hermano, Ikki esperó a que el joven subiera a la cama, después se acercó a un pequeño sillón que estaba cerca de la cama y tomó asiento, el menor lo observó inquietante, ni siquiera se sentía cómodo estando recostado mientras Ikki estaba al lado suyo, intentó disimular su incomodidad dándose media vuelta, quedando a espaldas de su hermano.

—¿Vas a quedarte ahí? Pandora está esperándote abajo.—

Shun reclamó no encontrando valor para hablarle viéndolo de frente, Ikki lo observó y permaneció en silencio un rato.

—Pensaba irme luego de que te durmieras— explicó sintiéndose algo incómodo pero provocando que su hermano saltara de su cama y se acercara gateando sobre de la cama a él

—¿Y que intentabas hacer con eso?— preguntó algo molesto ahora contradiciendolo de frente

—Imaginé que te sentirías mejor si me quedaba a tu lado—

—¿Qué?, Claro que no.— respondió tajante —Al contrario, no me gusta que me estés cuidando todo el tiempo.

—Si, eso lo sé... — dijo con indiferencia —Por cierto, ¿Qué le hiciste al cuarto?, El papel tapiz ya no existe y los peluches que tenías tampoco... ¿Los vendiste?

—Eres demasiado observador— dijo con molestia —Y sí los vendí, no quería tener nada aquí...

—Pero los peluches te los habían regalado algunas de tus compañeras ¿No?, ¿Por qué los vendiste?—

—No te importa, necesitaba dinero, los vendí y punto— respondió —Ahora vete de aquí y déjame dormir.

—Si, está bien, ya me voy honey.— contestó burlándose y levantándose del sillón, una vez que estuvo de pie solo sintió un fuerte golpe por detrás producido por el impacto de un zapato en su cabeza. —¿Qué?, ¿Te molesta que te llamé Honey?

Ikki sonrió burlándose de su hermano pero a Shun no le generaba ningún tipo de gracia, se bajó de la cama y de un golpe en el rostro logró callar a su hermano. —¡Nunca en tu vida me vuelvas a llamar así!— grito enojado, Ikki solo respondió jalandole de vuelta el cabello y terminar por empujarlo a la cama.

El detective se acercó a su hermano, con su mano derecha presionó muy levemente el cuello de Shun contra la cama mientras que con su mano libre se apoyaba del colchón estando su brazo a unos centímetros de la cabeza del menor. Shun lo observó desde arriba permaneciendo acostado, cerró sus piernas al sentir las de su hermano rozar con las suyas, no intentó alejar a Ikki, al contrario, permaneció quieto poniendo ambos brazos a sus costados.

El juego de lucha libre de Ikki junto con su sonrisa se fue al sentir el miedo que expresaba su hermano menor con la mirada, dejó de presionarlo y se apartó sin antes haberlo ayudado a sentarse, él arregló el cabello del joven y compuso algunas arrugas de la camiseta que su hermano usaba en ese momento, luego golpeó unas cuantas veces levemente el brazo derecho de Shun.

—Duérmete ya niño.—

Dijo con desánimo mientras caminaba a la salida, cerrando detrás de él la puerta de la habitación, cuando bajó las escaleras Pandora ya lo esperaba en la cocina con algo de té para platicar más a gusto. Ikki agradeció el gesto cuando lo notó, tomó asiento junto a su novia y empezaron a dialogar, primero de lo que había ocurrido en la investigación que había llevado a cabo, luego de su interrogatorio con Paradox y por último quiso hablar de su hermano.

—Agradezco que lo hayas cuidado, cuando cobré mi chequé te pagaré por los días que estuviste aquí con el.— dijo llevando la taza de té a sus labios después

—Sabes que no tienes que pagarme.— contestó —Estaba preocupada por el, por eso vine... Me preocupe más cuando llegue y lo ví sangrando, lo llevé al doctor pero no era nada grave, solo le recetó antibióticos pero el médico mostró su preocupación en el peso de Shun.

—Gracias por llevarlo, ¿No sabes quién lo golpeó?—

—No quiso decirme, por mucho que insistí el no me dijo nada.—

—Claro...— mencionó algo desanimado —Antes él no comía mucho, su única comida era un tipo de avena que mi padre solía prepararle y a veces un vaso con leche... Estaba muy delgado, tardó mucho en recuperar peso pero ahora se está repitiendo la situación, solo que en ese caso el culpable no es mi padre.

—No intentes culparte, no es tu culpa— explicó acercando su mano a la de su pareja

Ikki sonrió y correspondió el ligero agarre. —Dentro de unos días cumplimos ocho años de novios, ¿Puedes creerlo?, Aún recuerdo cuando te conocí... — mencionó con cierta nostalgia pero Pandora se puso algo incómoda —Lucías y luces hermosa.

—Por favor Ikki, en esos tiempos no estaba tan bonita como tú recuerdas...— respondió —Poco a poco fuí sanando, antes era más fría contigo, me sorprende que nunca te hayas molestado por eso.

—No podía hacerlo, ambos pasábamos por malos momentos, yo la muerte de mi papá y tú... Pues ya sabes.— dijo pero luego permaneció en silencio un rato —Olvida todo, lo siento por hablar de esto.

Ikki se disculpó poniéndose de pie, se acercó a Pandora y la ayudó a levantarse de la silla, ambos irían al cuarto del detective para descansar de un pesado día, mientras Ikki preparaba la cama, Pandora sacaba del armario de su pareja su pijama (solía dejar algo de su ropa en el armario de Ikki al estar casi la mitad del año viviendo en esa casa y no en su departamento), suspiro al tenerla entre sus manos, giró a ver a su pareja y salió del cuarto un momento.

Caminó hasta el baño, cerró la puerta y la aseguró procurando que no se pudiera abrir, se despojó de sus ropas quedando únicamente en ropa interior; a través del pequeño espejo del lavabo podía ver parte de su cuello y busto, desvío la mirada del espejo y se visitó con la pijama ignorando los signos de agresión que un tío había hecho en ella.

(...)

Ikki estaba bajando del auto, ya había llegado a su trabajo pero necesitaba bajar algunas cosas del auto antes de ingresar. Con todo en mano entró y se acercó a la recepción a registrar su ingreso con Esmeralda, la chica se sorprendió y alegró al verlo de regreso luego de varias semanas sin saber de él.

Esmeralda lucía tan linda y llena de vida como siempre, con sus dos pasadores en forma de copo de nieve adornando su cabello saludó cordialmente a Ikki ignorando ambos el hecho el malentendido que se había generado antes de que Ikki se ausentara.

Luego de hablar un rato con Esmeralda, Ikki siguió su trayecto a su oficina donde sus compañeros ya lo esperaban, él dejo el álbum fotográfico y el vestido en una mesa que había en una esquina, explicó con lujo de detalle su investigación y lo que había recopilado en ella, explicó hasta la más mínima cosa que había encontrando y sus compañeros también tenían cosas que hacerle saber...

Ikki tomó asiento, había pasado la mayor parte del día relatando lo ocurrido mientras llenaba la pizarra con anotaciones que consideraba importantes, Hyoga tenía algo importante que decirle pero debido al entusiasmo de su amigo se le había hecho imposible hablarlo antes a pesar de ser importante.

—Mataron a Jabu.—

Fue lo primero que Hyoga dijo provocando que Ikki quedará con la boca abierta al escucharlo, pidió inmediatamente información acerca del fallecimiento del muchacho pero Ban le ordenó que bajara la voz; el detective se mostró preocupado pero a su vez atónito por lo que le acaban de decir y es que todo se podía explicar de manera sencilla...

Jabu estaba listo para denunciar a sus agresores, se había puesto en contacto con Hyoga para citar el día en que visitaría la comandancia, la llamada se llevó a cabo en la misma oficina cuando nadie estaba cerca, ese mismo día durante la noche se encontró el cuerpo del castaño sin vida flotando en un lago. La información sobre su fallecimiento no se hizo pública más que con la familia del joven pero gracias a la amistad que había con Afrodita, este  le había avisado. Nadie más que él, Ban y Geki sabían de eso en todo el departamento pero luego, de la noche a la mañana empezaron los rumores entre los pasillos sobre el joven.

Nadie sabía que Jabu iba a denunciar más que Hyoga, alguien había escuchado la conversación y había dado la orden que matar al muchacho antes de que hablara pero este alguien estaba dentro del edificio ya que justamente al día siguiente se habían perdido las grabaciones de video y audio del testimonio de Jabu.

Se informó a Ikki sobre la nueva seguridad que se estaba manejando en el lugar, con el propósito de protegerlos a todos de cualquier amenaza, una de las reglas más predominantes es que quedaba prohibido totalmente enviar o recibir mensajes fuera del horario de trabajo entre compañeros haciendo referencia a los temas, no se podía comentar con nadie lo que se hablara dentro de la oficina y cualquier cosa que se tuviera que discutir sería exclusivamente en la oficina estipulando un horario accesible para todos.

Ikki comprendió, accedió a cada una de las muchas normas que Hyoga siguió comentando y a partir de ese momento el detective no pudo dejar de pensar en las palabras de Nachi desde la última vez que se vieron, según su difunto compañero había un traidor entre ellos, Nachi lo había culpado a él pero era claro que no podía ser eso posible... Esta información prefirió omitirla y reservarla solo para él.

Al ser sábado, salió media hora más temprano, Esmeralda ya se había ido también cuando bajó al primer piso... Salió de su trabajo y subió al auto recordado cada una de las reglas de sus compañeros. Suspiró profundamente antes de conducir, debía de mantenerse tranquilo si no quería tener algún tipo de accidente, cuando se sintió listo arrancó el auto y condujo hasta su casa, al llegar e ingresar escuchó algunos murmullos en el segundo piso, su hermano no era el que estaba hablando... Era alguien más.

Cerró la puerta principal con llave, caminó unos pasos a la sala más específicamente al mueble dónde estaba apoyada la televisión, abrió un pequeño cajón y sacó su arma (no solía llevarla al trabajo, a parte de la que mantenía en la guantera del carro, esa servía como repuesto.) Cargó el arma y avanzó con sigilo por las escaleras, las voces provenían del baño, cuidadosamente caminó por el estrecho pasillo sintiendo las palpitaciones de su corazón latir más que nunca, cerró por un segundo sus ojos, tomó aire y acumulando fuerza pateó la puerta del baño haciendo que está se abriera por completo.

Ikki apuntó con el arma dentro del baño, dentro estaban su hermano y Seiya, había algunos productos de maquillaje sobre la tapa del inodoro (bases, correctores, sombras, delineadores, agua micelar, etc.) Y en el lavabo había un trapo manchado curiosamente de rojo vino. Seiya con una pequeña esponja de maquillaje alzó un poco las manos y sonrió con nerviosismo mientras Shun ocultaba su cara en la palma de su cara.

—¿Qué ocurre aquí?— cuestionó bajando gradualmente el arma.

—No te interesa, sal de aquí.— Shun respondió señalando fuera del baño pero Ikki parecía desconcertado

—No me iré hasta que me expliquen qué ocurre.— dijo poniendo el seguro al arma y adentrándose al baño, antes de dirigirse a ambos jóvenes se acercó al lavabo, tomó el trapo e instintivamente sintió el olor a sangre en la prenda.

Ikki tomo el trapo y lo tiró a la basura, dejó la pistola a un lado y tomó un poco de papel sanitario, se acercó a Shun, lo tomó del brazo ocupando un poco de fuerza y lo obligó a acercarse a él; Con el papel sanitario limpio con algo de dureza el rostro de su hermano y conforme más limpiaba aparecían más cicatrices, unas más recientes que otras.

Seiya se miraba más preocupado y nervioso que el mismo Shun quien parecía sobretodo molesto, el castaño dejó la esponja en su empaque y retrocedió hasta la entrada del baño. —Yo me debo de ir... Emmmm.... Amigo, creo que es hora de que le digas a tu hermano.— dijo con la intención de ayudar pero solo recibió la mirada asesina de los dos hermanos.

—¿Qué me diga que cosa?— preguntó enojado Ikki observando con molestia a Seiya, se notaba el desprecio y el asco por tener que dirigirle la mirada y la palabra.

—Si... ¿Qué cosa debería de decirle?— habló sarcástico arqueando una ceja y mostrándose totalmente indiferente ante su amigo quien solo intentaba ayudar.

Seiya suspiro, no había hecho nada malo pero sentía que se había metido en un gran problema, poco a poco fue retrocediendo hasta abandonar por completo el baño —No me corresponde decirte Ikki, disculpame.—

Dicho aquello Seiya se marchó, Shun viró los ojos y empezó a guardar el maquillaje en una bolsa de plástico que encontró con algo de molestía, Ikki lo observaba pero no interfería por el momento, fue cuando guardo la última base de maquillaje en la bolsa cuando se animó a hablar. El detective guardó sus manos en las bolsas de su pantalón y se recargo de la pared del baño —¿Desde cuándo te maquillas? —preguntó pero su hermano negó al escuchar la pregunta

—No sé de que hablas, yo no me maquillo.—

—¿Y eso que es?— cuestionó señalando la bolsa con el maquillaje

—Solo intentábamos algo.— Dijo mientras se acercaba a la salida del baño, pasando cerca de Ikki —No se porque te interesa.

—¿Será porque tienes marcas de agresión en la cara?—

El detective volvió a decir notandose algo enojado pero no importandole lo suficiente a Shun como para ignorarlo y salir del baño dejando hablando solo a Ikki quien seguía discutiendo de lo mismo; el menor jamás se sintió culpable o nervioso de que Ikki continuará preguntando y él siguiera evadiendo la situación, para evitar más cuestionamientos se encerró en su habitación lo que restó de la tarde, no volvió a salir de ahí ni siquiera para comer.

Ikki al ver la negativa en su hermano dejó que hiciera lo que quisiera pero no podía seguir permitiendo que dejara de comer o que vomitara en secreto la comida, no quería verse invasivo o extremista con ese tema pero era algo que últimamente lo había dejado intranquilo. Recordaba que algunos años atrás Shun tuvo que tomar cierto medicamento para incrementar su apetito, no sabía si seguían vendiendo dicha medicina pero debía de encontrarla, además de ir al hospital por los resultados de los exámenes médicos que su hermano de había realizado y que hasta el momento no sabía los resultados.

Esa pequeña tarde del sábado aprovecho para analizar todas las pistas que había recolectado, una cosa que le había dicho Paradox es que antes ella trabajaba en una joyería, no específico en cual o en dónde estaba ubicada pero relacionando casos, Akira había estado involucrada en una también. Había demasiadas joyerías en Japón, más específico en Tokio, visitarlas todas parecía una tarea complicada pero intuía que dicha tienda se encontraba en el centro comercial ya que ahí era donde se reunían a veces algunos jóvenes a pasar el rato, visitar tiendas o solo convivir entre ellos.

De no ser una tienda de ahí tendría que ir a su segunda opción siendo está la que se encontraba en el parque de atracciones que anteriormente había visitado; toda la noche se mentalizo en qué debía ir lo antes posible, antes de ir a dormir revisó su ropa, debía de ponerse algo casual que no llamara tanto la atención, se decidió por un suéter de color rojo vino, un pantalón de mezclilla negro y su gabardina café.

Al siguiente día, rodando entre las diez y media de la mañana, guardó su billetera en la bolsa interna de su gabardina, una pequeña grabadora y su celular, tomó las llaves de la casa y salió de su habitación. No pensaba avisarle a su hermano de su salida pero no hizo falta decirle para que el se diera cuenta.

—¿A donde vas?

Preguntó estando a solo unos pasos fuera de su habitación, aún en pijama y algo dormido; Ikki a la mitad de las escaleras se dio la vuelta y respondió con la verdad: —Voy a la plaza, espero no tardar.— dijo pero Shun volvió a encerrarse en su cuarto, él no le dio gran importancia y siguió caminando hasta la puerta, salió de su casa y subió a su auto.

Ajustó los espejos y el retrovisor, arrancó el auto y salió del pequeño pasillo donde se ubicaba el auto, condujo lentamente para salir de su patio y llegar a la carretera pero tuvo que detenerse cuando escucho la puerta de su casa volver a cerrarse. Desde dentro del auto giró a ver qué ocurría, Shun había cerrado la puerta y ahora se acercaba al auto, vestía con un suéter blanco, una bufanda en tono negro, un pantalón de tela del mismo tono que la bufanda, zapatos casuales en tonos cafés y no podía faltar el broche de catarina en el suéter que Ikki había comprado para él y que desde ese día no podía salir sin el. Sin esperar una aprobación subió al auto, cerró la puerta y se puso el cinturón de seguridad.

—¿Qué haces?— preguntó Ikki apagando el carro por un momento

—Voy a acompañarte, quiero comprar algo ahí — respondió con naturalidad esperando a que el auto volviera a arrancar

—¿Y porqué o qué?, Creí que estabas enojado.—

—Sigo estando enojado pero tampoco me quiero quedar solo en la casa, ¿Nos vamos ya?— dijo un poco impaciente, pareciendo notar que no quería quedarse solo en la casa por otro motivo.

—Claro... —dijo con cierto disgusto— Solo espero que en el trayecto me expliques lo del maquillaje y lo de tu amiguito, quiero que seas honesto, ¿Katya sigue molestándote o es alguien más?.

—¿Por qué quieres seguir con ese tema?, Olvídalo ya. —reclamó enojado— Déjame solucionar mis propios problemas yo solo, no quiero que te involucres más.

—Si me involucró es porque me doy cuenta de que tú no puedes solucionar tus problemas solo.— contradijo con cierto orgullo.

La discusión siguió hasta que llegaron al estacionamiento donde la retomaron, venían casi gritando todas sus fallas y errores dejando que cualquiera los escuchara, Ikki se arrepentía por haber salido tan tarde  de su casa ya que de haberse levantado más temprano, quizá Shun no notaba su ausencia. Ingresando al fin al centro comercial, ambos de mala gana se separaron, los dos tenían cosas separadas que hacer y mientras Shun se iba por la izquierda, él iba por la derecha.

Fue una casualidad haberse encontrado a Esmeralda cerca, el domingo no trabaja ni ella ni él con la policía por lo que no había inconveniente alguno de estar ahí a esas horas del día. Aunque era una investigación lo que pensaba hacer Ikki, llevar a Esmeralda consigo podía funcionar como coartada para ingresar a la joyería.

—¿Me acompañas?, Muy pronto será mi aniversario con Pandora y quisiera sorprenderla... Una opinión femenina podría ayudarme.— explicó siendo lo suficientemente convincente como para lograr hacer que Esmeralda accediera.

—Bien, supongo que puedo ayudarte.— respondió alegre acompañando al detective a la dichosa joyería.

Pasaron a la tienda de joyas más grande que había en el centro comercial, Ikki en parte sí quería sorprender a su novia y este era buen momento como para realizar dos tareas. Esmeralda lo acompaño dándole algunas sugerencias de anillos que a Pandora podrían gustarle, algunos tenían piedras preciosas incrustadas, algunos estaban bañados de oro pero predominaban todos aquellos que eran de plata y que parecían ser de tonos casi blancos... Similares al vestido que en ese momento y a pesar del ligero Esmeralda llevaba puesto.

Ikki pareció no convencerle ninguno pero de todos modos llamó a una señorita para preguntar por el precio de un anillo bastante lindo que llevaba en el centro un pequeño rubí,  la joven se acercó y mostró el anillo junto al precio.

—¿Qué te parece?, Yo creo que sí le va a gustar.— respondió Esmeralda alentando a Ikki a comprarlo.

—No lo sé, no es algo que ella usaría realmente...— contesto con duda.

—¿Buscaba algo en específico?— preguntó la vendedora devolviendo el anillo al anaquel

—Un anillo de compromiso pero no hay como el que quiero— respondió

—¿Qué es lo que buscaba?—

—Un anillo en tonos oscuros, mi pareja no suele usar colores como los tonos blancos, grises o así... No se si hay un anillo de color morado, azul marino o negro que puedan ofrecer— explicó pero la joven negó

—Lo siento, pero no tenemos más.—

—Ya veo, la verdad es que me gustó la tienda... No la había visto antes, ¿Es nueva aquí?— preguntó y Esmeralda giró a verlo con algo de duda

—Tenemos aproximadamente tres años aquí.— respondió con amabilidad

—Comprendo, perdón entonces... —se disculpó con la señorita como si de verdad sintiera no reconocer el lugar— ¿Hay algún otro lugar que me recomienden visitar para encontrar el anillo que busco?

La vendedora con buena intención de ayudar sugirió otra tienda, cercana a una iglesia donde quizá podía encontrar el anillo que quería. Ikki agradeció y salió del negocio, había sido demasiado corto ese pequeño en el que estuvo en la joyería pero con eso bastaba para reconocer que esa joyería no tenía nada que ver con Paradox o Akira.

Aunque si se encontraba en el centro comercial (lugar que frecuentaban demasiado Akira y sus amigas) ese sitio no era el que buscaba, tenía joyas valuadas en millones de yenes, piezas únicas y bonitas pero había (aunque no mucha) personas viendo las joyas y comentando de las mismas, el lugar era solo un gran cuarto sin más habitaciones, solo estaban las vitrinas y la recepción y también y lo más importante, cerca del lugar estaba un policía custodiando las tiendas cercanas por lo que se podía suponer que podía pasar nada malo en esa área por lo menos.

Agradeció a Esmeralda por acompañarlo, ella se mostró feliz de hacerlo pero pregunto si solo iba a visitar ese sitio y no el que le habían recomendado, Ikki con total calma explico que primero visitaría una de las farmacias que había cerca y luego pasaría a una tienda de novedades ya que seguía todavía sin regalo para darle a su novia en su aniversario.

Esmeralda se preocupó cuando Ikki menciono la farmacia, creía que su amigo estaba enfermo y por tal motivo preguntó sobre su visita pero él respondió que la medicina que iba a buscar no era para él sino para su hermano, la chica se calmó y lo acompaño de todos modos a la farmacia aún sabiendo que su compañero de trabajo estaba sano.

—Buenos días, emmm... Disculpe, recuerdo que venden un jarabe para incrementar el apetito, ¿Aquí se puede conseguir?— preguntó al farmacéutico detrás de mostrador

—Se de cual habla pero no sé si está en existencia todavía, permítame ir a buscarlo.—

El joven se retiró a la bodega dejando a Ikki y Esmeralda por un momento a solas, Ikki no mencionaba nada, solo se centraba en revisar su celular pero ella se mostraba inquieta ante la falta de atención.

—¿Para qué es la medicina que quieres?—

—Para Shun, no ha comido bien últimamente. —respondió guardando el celular nuevamente— El medicamento le ayudará a comer mejor e incrementar algo de peso.

—¿Tiene un desorden alimenticio?— preguntó cambiando levemente el tono de su voz, sonaba algo sería ahora y no tan alegre como solía hacerlo, no estaba preocupada... Sino que parecía molesta.

—Eso parece, yo creo que todo fue a raíz de su problema.— contestó refiriéndose a Katya, solo que por respeto a Shun no quiso comentar tal cual era el problema.

—¿Su problema?— preguntó con su mismo tono de voz, ocultando sus manos por detrás y mostrandose curiosa por dicho inconveniente 

—Es algo complicado Esmeralda, no esperes que pueda decírtelo tan pronto. Quizá pasado un tiempo pueda hablar de eso contigo... Ya que aún recuerdo cómo Shun reaccionó a ti aquel día, no te culpo pero me sigue pareciendo curioso.— explicó pero la joven no escuchó gran parte de las palabras de su amigo por pensar en demás cosas

—¿Tu hermano vino contigo? —preguntó pero Ikki no pudo darle la respuesta por el farmacéutico que había regresado y para desafortunio de Ikki, la medicina que quería se había agotado de momento.

Ikki agradeció de cualquier modo y salió de la farmacia, aún había dos más en la plaza donde podía investigar, no hizo falta que le respondiera a Esmeralda a la pregunta que le había hecho ya que una vez que salieron de la farmacia, la joven aprecio al muchacho en el segundo piso visitando un negocio donde se vendían celulares y aparatos eléctricos nuevos y semi nuevos (que eran algunos más baratos)

Esmeralda bajó su mirada y siguió acompañando a Ikki, no creyó ella misma responder a su pregunta, después de seguir a Ikki a otra tienda más se disculpó con él por no poder seguir acompañándolo y se marchó, llevaba algo de prisa por querer salir del lugar... Esto pudo notarlo el detective de inmediato, quería preguntar si todo estaba en orden pero era demasiado tarde, Esmeralda parecía haber corrido hasta la salida.

La medicina que buscaba al parecer no se encontraba ahí o en algún otro lugar dentro de la plaza, resignado a tener que buscarla otro día fue a una tienda de novedades a buscar un pequeño regalo para su novia, un regalo que fuera especial y que de verdad le gustara. En el primer piso y luego de pasar diez minutos buscando no encontró mucho, subió las escaleras eléctricas en busca de otra tienda, a lo lejos observaba una que le llamaba la atención y a esa se acercó.

Entró con normalidad, la tienda tenía demasiado color rosa en las paredes y en el suelo, dudaba estando ya dentro del negocio poder encontrar algo que a Pandora pudiera agradarle pero quiso buscar, caminó entre los pasillos a veces deteniéndose para ver alguna novedad o para checar precios; parecía que nunca encontraría el regalo ideal para su pareja pero estando cerca de irse, vio frente a él un peluche algo peculiar, era una pequeña cabra negra con un lazo en el cuello de color rojo. Tan rápido como vio dicho peluche sabía que era el indicado, lo tomó y fue a pagarlo, pidió que lo envolvieran en una bolsa especial para regalo.

Salió de la tienda con el regalo en mano, aún le sobraba tiempo como para visitar otra de las joyerías en la plaza, nada perdía al acercarse y hacer unas cuantas preguntas. Analizó el camino primero desde donde se encontraba, la tienda más cercana estaba aproximadamente a unos seis metros de dónde estaba, caminaría un poco pero de todos modos debía de hacerlo; avanzó hasta la dichosa tienda frente a sus narices, pasando al lado de varias más donde ofrecían desde helados hasta cosméticos, dejó atrás una librería y una zapatería pero se detuvo al lado de un tipo de juguetería al ver algo inusual en uno de los clientes.

No quiso entrar directamente, se mantuvo cerca de la entrada simulando ver una de las figuras de acción que se encontraban en el mostrador al lado de la puerta, en el fondo del local, un muchacho castaño vestido con una larga túnica holgada blanca, apenas atada con una cinta a la cintura y usando solo unas calcetas con olanes en los tobillos intentaba alcanzar un peluche de Sanrio en lo alto de un anaquel. El motivo por el cual Ikki se detuvo a observar a dicho joven fue por la ropa que usaba al parecerse la tela con la del vestido que había encontrado en Gomorra (lugar donde trabajan Paradox e Integra).

Un señor vistiendo de traje en tono rojo vino y ocupando un sombrero que cubría su cabellera se acercó al niño, lo tomó por la cintura y lo cargó para que pudiera tomar el peluche de Cinnamoroll que intentaba alcanzar, el chico lo tomó y quizá por la altura desarrollo vértigo lo que le hizo aferrarse en un abrazo al misterioso hombre de rojo.

Ikki entró a la tienda, no se acercó demasiado a ambos, mantuvo una distancia de tres metros en todo momento, quería ver los movimientos del sujeto de rojo al ser quizás otro sospechoso en el caso, entendía que no debía de guiarse por casualidades y menos al tomar por referencia un tipo de tela pero nada perdía en querer ver a esos dos.

El hombre se acercó a pagar, en ningún momento dejó que el niño tocara el suelo y el chico parecía que tampoco quería bajar al acomodar su cabeza cerca del cuello del hombre y pasar una mano por detrás de este a modo de abrazo. Al finalizar el pago el hombre se fue de la tienda, Ikki se sorprendió al ver qué nadie los mal veía o si quiera alguien murmuraba, quizá solo pensaba demasiado en las cosas y se podía tratar solo de un padre con una extraña relación con su hijo... O con su hija ya que realmente no sabía el género al solo ver al joven por detrás.

Por si acaso, los siguió con cautela, llegó el momento en el que el tipo de rojo bajó al niño, lo tomó de la mano y siguieron caminando, parecía que iban al primer piso al ver qué se dirigían a las escaleras eléctricas; era tanto el nivel de sobreprotección que el hombre volvió a cargar al niño para poder bajar las escaleras. Llegados al primer piso dejó que el menor caminara por su cuenta pero aún de la mano del mayor, siguieron caminando con “naturalidad” si es que así se podría decir, ahora sí recibiendo algunas miradas curiosas y en desaprobación de las demás personas que los veían.

En un momento totalmente inesperado para Ikki quien seguía bajando las escaleras, observó a una mujer acercarse a la pareja, la joven vestía con un vestido blanco entallado al cuerpo, llevaba un sombrero con una flor a la derecha y unas zapatillas, todo del mismo tono que el vestido, debido a la distancia Ikki no pudo ver quién era esa mujer pero notó la reacción del chico al verla.

El joven detuvo su caminar a pesar de que el mayor tiraba de su mano para que siguiera pero no tenía éxito, la mujer se acercó y saludo con un beso al sujeto de rojo, luego saludó al muchacho de la misma forma y este la golpeó al recibir el beso; el tipo de rojo parecía que se había enojado, se acercó al niño y le devolvió el golpe que le había propiciado a la joven y sin tiempo de reaccionar lo volvió a cargar está vez notandose el disgusto en el menor al empezar a forcejear ante la negativa de ser tomado en brazos.

Todos se estaban dando cuenta de está escena, parecía que los dos adultos estaban apenados por el comportamiento de ¿Su hijo?, El hombre al no encontrar solución al comportamiento del chico tuvo que ir al baño más cercano con la chica siguiéndolo detrás de él; a nadie de ahí le importó que la mujer entrara al baño de hombres... Más que a Ikki quien disimuladamente se acercó, esperando a que la pareja saliera para notar que reacción tenían.

Por si llegaba a servir como información para su caso tomó foto del baño y luego de varios minutos tomó una foto de cuando la pareja salió, el hombre cargando de forma nupcial al niño que mantenía abrazado fuertemente el peluche que anteriormente había comprado y a comparación de hacía minutos, mantenía una actitud demasiado pasiva... Incluso parecía dormido, pero los pequeños sollozos y espasmos que presentaba lo delataban.

La mujer se despidió luego de darle una carta al tipo de rojo, se despidió de la misma forma en que saludó pero con la excepción en qué en esta ocasión, para despedirse del menor besó sus labios en lugar de su mejilla y el chico ni siquiera reaccionó; la mujer se fue y el hombre al encontrarse nuevamente solo se acercó a la banca más cercana para tomar asiento, mantuvo al niño en su regazo en todo momento, nunca dejó de abrazarlo y el menor no mostró objeción jamás.

El tipo de rojo acariciaba la espalda baja con su mano izquierda mientras que con la derecha se encargaba de sostener el peso del joven, poco a poco fue acercándose a los labios del niño, parecían una verdadera tentación al parecer al no poder resistirse al besarlos. Ikki tomó una foto, ese chico no era su hijo... Y a juzgar por la actitud pasiva del niño le hacía sobrepensar todo lo que pudo ocurrir en el baño.

Al finalizar el largo beso, el menor empezó a llorar, cubría gran parte de su rostro con el peluche que abrazaba y a modo de consuelo el mayor lo mecía lentamente en sus brazos y por tiempos besaba su frente. Ikki no podía ver más, ese hombre era un sospechoso en todo esto y no perdió tiempo en tomarle más de una foto que inmediatamente respaldo en caso de cualquier cosa.

Volvió al segundo piso, suspiro en camino a la planta alta, estaba aturdido y se sentía mal por dejar al menor ahí solo pero por el momento no podía hacer mucho por ayudarlo, no era exagerado sentir el estómago revuelto y un fuerte malestar, sentía que debió de haber hecho algo más por el chico que sufría a sus espaldas, inclusive sentía las lágrimas mojar su rostro al pensar en lo que había sufrido en el baño en ese instante en qué ambos adultos entraron con él.

Llegó al segundo piso y en lugar de ir a la tienda que pensaba visitar en un principio solo fue a sentarse, era tan grande el malestar e incomodidad que las náuseas empezaron a aparecer, ese chico aún era un niño de quizá doce o trece años de edad máximo, era increíble pensar que había gente tan despreciable como para abusar de ellos. Tomó asiento y se relajó, necesitaba sentirse bien para poder continuar, pensando en otras cosas, en ningún momento había visto a su hermano, quizás se estaba divirtiendo mucho visitando tiendas o comprando y al pensar en Shun, solo por respeto a él lo dejó divertirse otro rato más antes de ir a buscarlo para regresar a casa.

Dejó que su hermano comprará o viera cosas por otros cinco minutos más, luego bajó a la planta baja y de quedó cerca de la entrada, ahí siempre era el punto de reunión cuando iban de visita y tenían de separarse, no pasó mucho para ver a Shun bajar por las escaleras con algunas bolsas de compras. El muchacho se acercó a paso lento, se le dificultaba el caminar y estaba algo pálido, Ikki se acercó a él al notarlo un poco raro, lo ayudó con sus compras y fueron caminando a paso lento hasta el auto, el detective dejó que su hermano le sujetará el brazo para evitar que tropezara o cayera.

—¿Te pasó algo o porque caminas así?— preguntó al llamarle demasiado la atención la forma de caminar de su hermano

—Los zapatos... Me lastiman... —Respondió en un ligero susurró mostrándose de verdad adolorido por los dichosos zapatos que había decidido usar.— Hace poco los compré... A lo mejor por eso me lastiman.

—Ponte mis zapatos, te quedarán mejor, yo me quedó con los tuyos.—

Sugirió y Shun obedeció quitándose los zapatos mostrando sus calcetines negros por un momento en que se ponía los tenis de su hermano aunque ante esto Ikki tendría que irse descalzo al ser su hermano dos tallas más pequeñas que él; al acercarse al auto el detective fue el primero en subir y Shun pareció costarle más trabajo de lo usual pero culpó ahora a la inmensidad de los tenis que le dificultaba el caminar.

Ikki arrancó después de un tiempo, era una hora pesada en el tráfico lo que dificultó su regreso a casa, ni siquiera había notado que su hermano se había quedado dormido en el asiento del copiloto hasta que lograron llegar a su hogar. El detective intentó despertarlo pero no lo consiguió, suspiro pesadamente y antes que nada, sacó del asiento trasero todas las bolsas de compras, luego se acercó al asiento de su hermano de dónde le quitó el cinturón de seguridad y con cuidado lo intentó sostener en sus brazos de forma nupcial para no lastimarlo.

Después de varios intentos logró abrir la puerta y cerrarla, aunque no era algo por qué alegrarse le agradeció a Shun ser más delgado para poder cargarlo con más facilidad pero no quería que esto continuará así por lo que tendría que buscar con urgencia esa medicina que lo ayudaría a recuperar peso. Ya en el segundo piso de la casa y en la habitación del joven, con cuidado lo dejó recostado en la cama, acomodó las bolsas en el sillón cerca de la cama, cerró las cortinas y apagó las luces y se retiró del cuarto... Por lo menos uno de los dos si se había divertido.

Bajó a la sala, estaba preocupado al haber fallado en su búsqueda de la joyería y por no haber podido ayudar a ese chico en el centro comercial, se disgustaba y se enojaba consigo mismo por no poder hacer nada. Se recostó en el sillón y se mantuvo observando el techo un largo rato pensando en todo lo que había ocurrido, en su mente él mismo detallaba propuesta alternas para poder seguir las investigaciones, una de las opciones más rentables que sentía que podía realizar era pedir las grabaciones de las cámaras de seguridad de los negocios involucrados rogando por obtener aunque sea una pequeña pista.

Pasado un rato se levantó, con la vista más clara, fue a la cocina a preparar algo sencillo para comer, se tardó un poco pero le agradó el resultado de sus tallarines, se sirvió primero el un plato y cuando terminó sirvió otro para Shun que dejó que se enfriara un poco en la mesa en lo que lo iba a despertar.

Llegando a la habitación de su hermano escuchó sollozos, abrió la puerta lentamente encontrando a su hermano despierto, sentando en la mitad de la cama limpiando sus lágrimas; Ikki se acercó con preocupación, se sentó a unos centímetros delante de él y por voluntad propia de Shun, este lo abrazó sin parar de sollozar.

—¿Qué ocurre?— cuestiono al corresponder al abrazo repentino, acariciando por momentos el cabello de su hermano menor

—Tuve una pesadilla...— murmuró entre lágrimas sujetándose con fuerza a Ikki

—Tranquilo, las pesadillas son solo sueños, no son reales.— respondió intentando ser amable, evitando burlarse de la situación al encontrarla algo ridícula

—Son solo sueños... —repitió en voz baja— ...No son reales...

—Preparé tallarines, ¿Quieres bajar a comer?— preguntó separándose luego del abrazo que le había dado sin aviso su hermano

—En un momento bajo.—

Shun respondió e Ikki entendió al irse después del cuarto sin mostrar algún tipo de negación, el menor suspiro antes de ponerse de pie, vió a su derecha el sillón con las bolsas de compras intactas y se alivio por un instante; era raro que Ikki aún no preguntara por los resultados de los exámenes médicos pero ya estaba preparado para eso, se puso de pie y fue a cambiarse de ropa a una más cómoda pero sobretodo limpia.

Con cierto repudio miró las sábanas de su cama, antes de que su hermano volviera quitó las sábanas, las guardó en una bolsa de plástico y escondió dicha bolsa en el fondo de su armario, posteriormente bajó a cenar muy en contra de su voluntad.

(...)

A la mañana siguiente cuando Ikki ya se encontraba trabajando junto con su equipo, Shion llamó a la puerta de la oficina acompañado por una mujer, Shion presentó a la dama como una nueva compañera para el equipo de Ikki, ella fungía como psicóloga criminalista  y ayudaría a dar nuevas pistas y aportes pero esta vez orientados más a conocer el posible sospechoso.

Hilda se presentó con todos, Shion los dejó trabajando, Hyoga y Ban la ponían al día con todo lo que sabían y lo que habían descubierto recientemente mientras Geki e Ikki revisaban las noticias más recientes de Japón en general.
La mujer pidió escuchar la opinión de todos los presentes sobre el caso en lo que ella analizaba el contenido audiovisual que tenían en posesión, cada uno expuso su punto de vista y sus diferentes sospechosos y aunque los comentarios eran variados todos concluían en qué esta persona no parecía tener algún desorden o trastorno mental como para hacer dichos actos, tampoco parecía hacerlo por diversión sino más bien por dinero y está suposición se derivaba en qué hacía caso a los comentarios de sus clientes, cumplía con la fantasía de cada uno sin importar el costo porque de todos modos al final aumentaba los precios de las víctimas.

Hilda no era precisamente de Japón pero conforme lo que escuchó, lo que vió en las imágenes del álbum y lo poco que sabía del caso (quedándose solo con lo que Shion le había dicho) podía decir que estas personas trabajan por dinero pero también disfrutaban de lo que hacían, su principal motor era el dinero pero inclusive “los altos mandos” podían divertirse con lo que ofrecían.
Estás personas no eran idiotas, esta gente sabe muy bien a qué público va dirigido su trabajo, al enfocarse en la moda loli logran atraer clientes no solo exclusivos de Asia, sino que permite expandirse a otros continentes aprovechándose del aspecto de las personas originarias de Japón al lucir más jóvenes de lo que aparentan.

Geki al escuchar hablar a la psicóloga cuestionó si solo Japón estaba sufriendo de este problema, Hyoga mandó a su compañero indagar en internet en lo que revisaban algunos expedientes que mantenían en esa oficina. Hilda junto con Ikki los revisaron, la mayoría de jóvenes adolescentes que habían desaparecido en los últimos meses coincidían en algo que hasta el momento no habían puesto atención, todos y cada uno de ellos, vestía de un color particular la última vez que se vieron con vida, inclusive Marín quien había salido a altas horas de la noche había portado dicho color.

Ikki se alejó un momento de sus compañeros, se acercó a la computadora y trasladó las imágenes que había tomado en su celular de aquel muchacho en el centro comercial para imprimirlas, impresas las imágenes las colocó en el pizarrón juntó las demás, señaló la vestimenta del muchacho y el parecido con el vestido que se había encontrado en Gomorra.

Hilda se sorprendió al ver las fotos, tomó una hoja y anotó los colores que más predominaba en la imagen siendo el rojo, azul celeste, rosa pastel y blanco; el color rojo era el único tono oscuro que había, los demás eran tonos más claros o variantes del blanco.

Ese día se habló de todo lo que se podía junto con la psicóloga que se había adaptado bastante bien al equipo, se tocaron temas de interés como la trata de personas, el canibalismo que existía dentro de la dichosa organización, los abusos y torturas que se aplicaban, los asesinatos y la infantilización que existía hacia las víctimas una vez eran privadas de la libertad pero por último tema, se tocó el asunto de las dichosas marcas que se hacían tanto los empleados como los inocentes.

Todo era un orden, había una jerarquía de poder en forma piramidal, eso sumado al tema de los colores solo querían decir que la o las personas que estuvieran involucradas priorizaban el orden por sobre todo, se intuía que está persona podía ser alguien con una cierta manía con el orden o la limpieza, con la armonía sobre todo.

Aunque Ikki no expresaba del todo lo que pensaba, intuía internamente que el tema de la estética visual infantil, los tonos claros, el álbum y demás no eran influencia directa de Akira sino que quizá las personas involucradas si sentían cierta manía por estos temas pero que aprovecharon la llegada de la joven para explotar este recurso y beneficiarse de ello.

En sí aún sabían sin conocer la mayor parte de esta organización, tanto la psicóloga como Geki pensaban que lo de las habitaciones rosa y todo lo que venía detrás de este concepto era solo una pequeña parte de todo lo que se podía ver en las casas de seguridad porqué... ¿Por qué se llamarían a si mismos Sodoma y Gomorra entonces? Y como si fuera una buena obra por parte del destino, aquella persona que había enviado mensaje a Ikki informando de Gomorra y posteriormente había enviado el vídeo de Marín, se volvió a comunicar con todo el equipo enviando otro video y un pequeño mensaje.

“Marín tendrá hoy su ceremonia”

La psicóloga no recibió aún el mensaje, “anónimo” aún no sabía de su existencia y eso era algo importante; la existencia de este sujeto cómplice y aliado al parecer de la policía generaba desconcierto porque como era posible que se enterará primero de las cosas que ocurrían en la organización y porqué colaboradora con la policía.

Hyoga puso el vídeo en su computadora mientras Ban intentaba contactar con otros compañeros en el departamento para que los ayudarán a rastrear el celular de anónimo, el vídeo mostraba de manera breve una de las habitaciones de la casa, todo el cuarto era totalmente blanco, los muebles, la iluminación, el suelo y las paredes eran blancas. Hilda al ver la habitación se asombró, tenía algo de tiempo en no ver un cuarto así, Ikki preguntó de que trataba la habitación y la señorita respondió aclarando la duda de su compañero al comentar que esa habitación era un método de tortura que se ocupaba anteriormente para dañar psicológicamente a la persona que fuera introducida en ella, en el cuarto todo debía ser blanco, desde la iluminación, la comida y la ropa de la víctima; el cuarto era insonoró, aunque la persona gritará dentro no era capaz de escuchar su voz por lo que lentamente los afectaba, no hacía falta dejar durante meses a la persona en ese cuarto, solo unas horas eran suficientes para dañar su mente.

Hyoga suspiro pesadamente al imaginarse lo doloroso que podría ser estar ahí pero por el momento pensar en el cuarto era irrelevante (aunque debía de retomarse el tema después) lo que importaba ahora era saber sobre Marín, según el mensaje estaba a punto de tener su ceremonia pero ¿De qué se trataba está ceremonia? Se intentó comunicar con la persona que había mandado el mensaje pero el número ya no estaba disponible...

La sesión paró unos minutos para pero descansar y tomar algún refrigerio antes de continuar, la cafetería estaba abajo e Ikki quiso bajar para preparar un té y quizá hablar algo con Esmeralda para quitarse el estrés del trabajo. Luego de preparar su té se acercó a la joven con una taza de café para ella, la rubia lo aceptó con agradecimiento.

—¿Tomando un descanso?— preguntó sonriente acercando la taza humeante a sus labios

—Uno pequeño —contestó— Honestamente ando demasiado estresado y cansado... Y eso que apenas es Lunes...

Esmeralda río y continuo: —Te entiendo, es cansado. —dijo— ¿Cómo vas con tu caso?, Hace rato que no me hablas mucho de ello

—Por protocolo no puedo contarte más, —respondió bebiendo algo de su té— Pero vamos avanzando bien, sabes que pienso, hasta el momento nadie lo ha comentado pero se que por lo menos Ban se ha dado cuenta pero tampoco quiere hablar.

—¿De qué hablas?— preguntó con curiosidad dejando el café a un lado

—Creo que Shiryu tenía razón en algo que me comentó hace tiempo, hace algunos meses para ser exactos. —dijo bajando luego la voz— Él me había dicho sobre unos pasadores, no le tomé importancia al inicio pero ahora... Jum...

Ikki no quiso seguir platicando más y Esmeralda aunque estaba con una gran duda no interrogó más a su compañero, pasado ese pequeño lapso de tiempo el detective volvió al trabajo.

(...)

Justo a las tres y media Ikki regresó de trabajar, entró a la casa y mientras se quitaba los zapatos aventaba la corbata lejos junto con su pequeña maleta.

Cómo siempre, Shun estaba en su habitación cuando él regresaba a casa, se adentró más y contempló la comida en la cocina, se acercó a la olla en la estufa encendida, el caldo se había consumido y las pocas verduras que tenía estaban desechas por el calor del fuego. Ikki apagó la estufa con desconcierto, miró a sus alrededores pero aún así su hermano no parecía hacer acto de presencia.

Un tanto preocupado salió de la cocina y se acercó a la entrada para asegurar la puerta con llave, lentamente subió las escaleras y fue directo al cuarto de Shun, no hizo falta que abriera la puerta, solo la empujó un poco al encontrarse entreabierta y lo que vió dentro era a su hermano dormido en su cama.

Giró los ojos y encendió la luz del cuarto se acercó a él y con la intención de despertarlo sujeto un poco su brazo y lo agitó, primero lo hizo con delicadeza pero al prestar mayor atención notó la cara de su hermano con un extraño color rojo, Shun sudaba a pesar de hacer frío afuera, puso su mano en la frente de su hermano pero inmediatamente la retiró al sentir “caliente”.

Ikki entró casi en pánico al sentí la calidez extrema en el cuerpo de su hermano, prácticamente había corrido a su habitación por el termómetro para medir su temperatura y el resultado era que tenía calentura, el detective tomó asiento un momento en el sillón y al estar casi desesperado por la reciente situación olvidó como debía de actuar en esos casos, con sus manos temblando al igual que el resto de su cuerpo y con su pulso acelerado llamo al doctor para que viniera a ver a Shun, al explicarle la situación por la llamada el doctor Andreass llegó en cuestión de minutos.

Revisó a Shun y ordenó que le quitarán de encima la enorme pijama de lana que llevaba puesta (a pesar de que afuera hacia frío), Ikki primero cubrió el cuerpo de su hermano con una sabana para poder seguir, quitó apartando la vista cada prenda, luego fue por un trapo húmedo que colocó en la frente de su hermano.

—Estas son las medicinas, asegúrese de que las tomé, revise también el trapo en su frente. —dijo entregando la receta médica— Y por favor, que deje de consumir los antidepresivos, le están haciendo un gran daño a su salud, eso sumado a...

—¿Su transtorno alimenticio?— cuestionó pero el doctor pareció estar algo sorprendido al respecto.

—¿Leyó los resultados médicos de su hermano junto con... La nota que le hice?— interrogó recalcando la última parte

—No me llegaron los resultados al celular y Shun no me los entrega aún.— contestó con desconfianza al ver a Andreass alzar las cejas y morder sus labios

—El joven me dijo que no tenía celular... Es mejor que hable con él, al chico le entregué los resultados —aclaró antes de irse— Y por cierto, chequé lo de su transtorno de conducta alimenticia, no me hace falta examinarlo más para darme cuenta que está un poco grave, le sugiero que lo lleve con un psicólogo.

—Está yendo a uno de hecho... — murmuró con algo de decepción que se notaba a simple vista, el doctor se despidió luego de su pequeña visita mientras él se quedaba meditando la situación contemplando la figura de su hermano aún dormido en la cama.

Era algo peligroso explorar el cuarto teniendo a Shun dormido ahí mismo, debía de hacerlo cuando él no estuviera presente... Bajó con incertidumbre a la cocina, preparó algo sencillo que su hermano pudiera comer y cuando estuvo listo subió al cuarto de Shun, dejó la bandeja de comida en el buró y con paciencia fue despertando a su hermano.

Shun fue entre abriendo los ojos, la luz le molestaba un poco por lo que Ikki fue a apagarla y luego regresó para sentarse al lado del joven y ayudarlo a sentarse pero justo cuando Shun se sentó, la sábana que  cubría su pecho se cayó hacia su regazo mostrando parte de su cuerpo desnudo.
El muchacho recogió inmediatamente la sábana para volver a cubrirse y juntó sus piernas hacia su pecho; su respiración se incrementó en un segundo y aunque Ikki intentaba ayudarle Shun desprecio su ayuda.

—¿Qué demonios hiciste?— preguntó furioso viendo a su hermano a los ojos con su mirada llena de odio, Ikki lo observó y se sorprendió solo un poco

—¿Perdón?— con una ligera risa al inicio de su oración pregunto pero Shun en vez de responder solo observaba su cuerpo a través de la sábana blanca.

—¿¡Porqué maldita sea me quitaste la ropa!?, ¿¡Qué demonios te pasa!?— gritó enojado ganado sus sentimientos sobre su razón, ni siquiera el estaba cociente de su estado de salud, solo se dedicó a sacar el asunto fuera de contexto.

Ikki alzó una ceja, tomó la muñeca de Shun y acercó su mano hacia la frente del muchacho obligándolo a sentir su propia temperatura, ahí Shun exhaló con más calma, llevando su mano libre a su rostro con tal de cubrirlo aunque esté acto hiciera que la sabana volviera a caer. —Casi mueres aquí por fiebre y aún así te dignas a reclamarme.— reclamó indignado soltando agresivamente la muñeca de Shun.

—Perdón... Perdoname solo que... Ya sabes, no ando del todo bien.— intentó explicarse pero Ikki parecía haberse molestado un poco al notar que no siquiera quería escucharlo.

—Como sea, no importa —respondió acercándose posteriormente a la entrada de la habitación— Debo irme a trabajar, ahí está la comida por si gustas comer. Regresando quiero ver los resultados de los exámenes médicos.

—¿No vas a quedarte?, Puedo mostrartelos ahora sí quieres... — intentó retener a su hermano sin éxito aunque esto significará tener que mostrarle dichas pruebas a Ikki

—No, regresando me las das, —Dijo saliendo del cuarto— Quizá llegué tarde.

Ikki no espero más y salió finalmente de la habitación, se encamino a su cuarto solo por unas cosas y bajó las escaleras; realmente no quería dejar solo a Shun pero intuía que nada malo podría ocurrirle en un pequeño lapso de tiempo mientras estaba fuera así que sin ninguna preocupación por el momento subió a su auto y condujo a su trabajo nuevamente...

Pero Shun exhaló nervioso, salió de la cama y se vistió cubriendo más su cuerpo, ignoró por completo la comida y se acercó a su mochila para sacar una bolsa plástica que antes había tenido resguardada en su armario, en la bolsa no quedaba nada de dinero del que había tenido pero solo quedaba su celular... Un celular de última generación que no podía compararse con el que Ikki le había conseguido.

Prendió el celular con miedo, entró a la aplicación de mensajes y observó el que le interesaba, marcaba una hora... “10:00 p.m.” Uno de sus contactos le había mandado ese horario, Shun se alarmó, se preocupó y en su desesperación tiró contra la pared el celular nuevo que le habían regalado.

Estaba preocupado, solo saba vueltas descalzo por su habitación, jugando con sus manos en lo que pensaba en algo, por momentos llegaba a morder sus labios al imaginar el peor escenario. Respiró para tranquilizarse, tomó el teléfono básico y marcó en las teclas el número de su amigo.

—¿Seiya?, No funcionaron las pastillas que me diste, no lograron el efecto deseado.— reclamó con cierto enojo

—¿Te dio fiebre?— preguntó al otro lado de la línea

—Si pero ni siquiera con eso pude hacer que Ikki se quedará en casa...— respondió con molestia en lo que pensaba en otra alternativa. —Sabes que, debo ir a... A.... Bueno, ya sabes a dónde.

—Si tu vas con él yo le diré todo a Ikki.— reclamó

—Seiya, no me queda otra opción más que ir... Creí que si fingía estar enfermo lograría retenerlo pero no pude...—

Shun colgó la llamada con esa última frase, suspiro dejando el teléfono en la cama, se sentó un momento para respirar, su corazón latía con fuerza y sus piernas temblaban, su estómago rugía por hambre y su preocupación se hacía cada vez mayor. Se levantó y se acercó al armario, cambio su pijama por una ropa más formal, vistiendo de traje y con el broche de catarina que Ikki le había regalado salió de su habitación.Entre sollozos bajó las escaleras, casi  desfalleciendo en los últimos escalones al su voluntad perecer, con algo de náuseas y miedo salió de su casa.

(...)

En el trabajo de Ikki, Ban había sacrificado su horario de comida por el trabajo y esto había tenido una respuesta positiva al contactar con la policía de Grecia. Ban había logrado contactar con el jefe de policías de por allá, al contarle por mensaje cifrado la situación se logró hacer que Docko revelará también algo curioso.

Para está revelación se había ordenado la presencia de Hilda únicamente y la de Hyoga (luego se les compartiría a los demás incluido Shion), Docko comentaba por mensaje que Grecia sufría de un problema parecido al que estaba sufriendo Japón, era difícil de poder explicar ya que ciertas personas que solía encontrar sin vida carecían de alguna extremidad, algunos no tenían piernas, pies, manos o brazos... Y en casos más extremos, era la misma cabeza la que le hacía falta al cuerpo.

En ese breve instante en qué se logró comunicar con Docko, Hilda pidió una reunión presencial para dialogar sobre el caso ya que aunque eran casos distintos podían ser los mismos al tomar en cuenta el tema de canibalismo que aparentemente está organización practicaba.

Al llegar Ikki se le comentó la situación, luego a Geki se le informó todo y cuando todos sacaron sus propias conclusiones fueron a hablar con Shion. Este pidió discreción, el organizaría todo para lograr un encuentro entre Docko y ellos pero debían de guardar silencio, Ikki dijo que se quedaría hasta tarde intentando investigar en las noticias locales de Grecia pero necesitaba la autorización de Shion para quedarse hasta tarde pero por suerte este se lo concedió.

La jornada pasó normal exceptuando por Ikki quien estaba exiliado en otro apartamento intentando buscar alguna noticia de Grecia que se relacionara a su caso, con ayuda del traductor iba traduciendo algunos encabezados que le resultaban llamativos y dónde se mencionaban implícitamente algunas prácticas o juegos sexuales predominando entre todos el BDSM y el Petplay*.

Era algo curioso que allá está organización misteriosa apostara a otro contenido a comparación con lo que se manejaba en su país al reducir a su población a simular ser niños pequeños, este tema lo comentó con Hilda en la cafetería al tomar un breve descanso, Ban se unió a ellos confirmado su teoría sobre que no solo se manejaba un tema infantil sino que abarcaban muchos más pero que por lo menos en Japón era lo que más predominaba por el momento.

Ban al igual que el resto del sus compañeros salía de trabajar a las seis de la tarde pero le expresó a Hilda su deseo por quedarse otro rato más en la oficina para arreglar algunas cosas, Hilda aunque quisiera no podía acompañarlo pero le deseo suerte y lo dejó trabajar, pasó a despedirse de Ikki y salió de la oficina ignorando a Esmeralda en la recepción.

A las nueve y media de la noche, Ikki respondió a un mensaje de su hermano indicándole que debía de regresar a casa de inmediato porque supuestamente al intentar hacer la cena se había hecho un rasguño con el cuchillo en su mano. El detective viró los ojos y no tuvo la remedio que abandonar el cubículo dónde se encontraba, pasó a su oficina por sus cosas, Ban seguía ahí y el le ayudo a buscar sus cosas, Ikki se despidió y bajó hasta la recepción.

Esmeralda no estaba ahí cuando el bajó, salió y subió a su auto para pasar todavía a la farmacia por algunas vendas para Shun... Ban por su parte había decidió quedarse, días anteriores había encontrado unos videos rondando por internet algo explícitos y ahora los estaba analizando.

Había analizado hasta el momento 45 videos diferentes todas las noches después de que sus compañeros salieran de trabajar, al no conocer las intenciones de Hilda le informó que permanecería un rato más en la oficina; los videos mostraban casi siempre el mismo escenario, la habitación rosa y las víctimas siendo abusadas por un hombre vestido de blanco.

Había ocasiones como el vídeo 23 donde el sujeto vestía de rojo y salía acompañado de más mujeres, está información era delicada por todo el trasfondo que significaba ya que presuntamente abusaban de menores de edad....

Por mala suerte, su computadora quedó sin batería, fue por su cargador a su mochila y regresó para conectarla a la luz, ahora le tocaba ver el vídeo 46... En algunos casos se necesitaba ser fuerte para poder ver algunas escenas ya que en algunas partes el escenario era tan grotesco que lo hacían vomitar, eso de “solo siguen una estética” era mentira y los videos lo demostraban con los actos inhumanos que aplicaban... El cuarto rosa solo era para hacer un contraste con todo lo que se hacía en ese mismo sitio pero aún habiendo estudiado tantos años, con experiencia por casos anteriores y con demasiada fuerza de voluntad para poder comentarlo aún no podía decirle a sus compañeros de dichos videos que por casualidad una vez había descubierto.

Vió el vídeo encontrandose horrorizado por lo que acababa de ver, no podía creer lo que había visto; una sensación de asco y odio se habían generado en él y eso que apenas el vídeo estaba iniciando... Humillación, degradación, bondage, orgías, etc.... Todo había en ese vídeo en particular, pasó al siguiente y era el mismo contenido, paso nuevamente al próximo video y a partir de ahí, todos trataban de lo mismo, incluso podía jurar que conforme pasaba y pasaba videos cada vez la situación iba empeorando.

Desesperado presionó el vídeo 99, no tardó mucho para reconocer a la persona que agredía a la víctima, era bastante claro y eso lo hizo enfurecer más... Se reclinó en su asiento pausando el vídeo, estaba boquiabierto, no sabía siquiera como reaccionar pero no iba a quedarse de brazos cruzados, se puso de pie y tomó su arma, le quitó el seguro y la cargó y como si alguien predijera sus pasos, a las 9:50 p.m. las luces se apagaron, el con la lámpara de su celular alumbró el pasillo a la salida, iba dispuesto a matar al agresor de la víctima pero ni siquiera pudo dar un paso fuera de la oficina....

(...)

10:10 p.m.

Ikki había salido de la farmacia por lo necesario, se había tenido que desviar un poco de su camino usual a su hogar por un embotellamiento en la carretera pero esto sirvió de algo ya que Hyoga llamó a su teléfono, le pidió casi a gritos y entre lágrimas que se presentará en la oficina porque había ocurrido una desgracia Ikki obedeció y condujo hasta allá.

Afrodita, Death mask y todo el equipo forense resguardaban al rededor, Afrodita solo esperaba de brazos cruzados viendo al interior del edificio mientras su amigo y compañero le susurraba cosas al oído. Ikki se acercó a Hyoga, Geki e Hilda con duda al ver tan serios a los otros dos.

—¿Qué pasó?— preguntó al ser aparentemente el único que no sabía que ocurría.

—Asesinaron a Ban y al parecer encontraron droga en el café de Shion y Mu... A ellos ya los están tratando en el hospital pero Ban... Él...— Hyoga no termino, sentía un nudo en la garganta al hablar de ello

—Perforaron su garganta y cortaron su lengua... En la oficina se encontró su cuerpo— comentó Hilda siendo la única un poco más fría con respecto al tema, quizá por que no conocía del todo a Ban

Ikki se alejó un poco de ellos y fue en busca de Esmeralda, supuestamente ella debía de estar trabajando a esas horas hasta que no la relevaran a las once de la noche, la buscó entre todos sus demás compañeros hasta que finalmente la encontró, estaba siendo tratada por una amiga de la chica que curaba un moretón en su rostro.

—Emmy, ¿Qué pasó?, ¿Estás bien?— preguntó preocupado acercándose a la joven pero ella ni siquiera podía dirigirle la mirada.

—Ikki... Se cortó la luz en el edificio.... —respondió pidiéndole a su amiga que parara de atenderla, se acercó a Ikki y por miedo lo abrazó— mientras buscaba mi linterna en mi bolso alguien llegó, se acercó hasta la recepción y me dejó inconciente de un golpe, subió y... Ban.... Él murió... Este hombre mató a Ban Ikki.

Comentaba llorando pero Ikki ni siquiera reaccionaba al abrazo, estaba un poco en shock por lo que acababa de escuchar, un sentimiento de miedo invadió su cuerpo junto a un escalofrío que perduró por un buen rato. —¿A qué hora fue?—

—Casi cerca de las diez—

Ikki retiró a Esmeralda de él y corrió a su auto, ignoró a Afrodita y a su equipo, subió al carro y sacó su celular, contempló la hora cuando Shun le había enviado el mensaje, estaba algo tenso, guardo el celular y condujo hasta su casa, aunque Esmeralda desde lejos buscaba su mirada él la ignoró por completo y se dedicó únicamente a llegar a su casa.

Al entrar, Shun lo recibió entre lágrimas y con un abrazo, él correspondió fijándose que la mano de su hermano estaba en perfectas condiciones pero lo más sorprendente es que su fiebre había desaparecido. Bajó un poco la mirada, seguía algo impactado por lo que acaba de suceder que ni siquiera podía articular palabras, estaba tan pálido como aquel vestido largo blanco que su hermano estaba ocupando....






Pet play: El Pet Play es considerado como una de las prácticas más amables y versátiles dentro del BDSM, esto es debido a que se pueden combinar muchas prácticas mientras uno está jugando en este rol, pero hay que recordar que aunque la persona adquiera la personalidad de un animal, hay que tener los cuidados necesarios para llevar esta práctica de manera sana

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