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159 y 163cm De Amor

"¡Lu-Han es gay! O eso dice Mina"

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Chae-Young estaba carcomiendo sus uñas de los nervios mientras esperaba en el patio delantero con nona. No podía dejar de pensar en la locura que había cometido.

— Chae-Young, tranquila. — Decía la señora mientras tiraba unas carcajadas. — Volverá sano y salvo.

— Lo dejé solo con Mina Eonnie, ¿Tú crees que eso sea algo bueno?

— Tuvo la buena acción de llevarlo a pasear así le compraba el juguete que le prometió... No seas tan dura con ella.

La mirada de ambas fueron hacía el portón cuando se escuchaba abrirse. Los latidos de Son ya se iban relajando aunque se había levando de una forma brusca para ir caminando lentamente para llegar al auto y ver el estado del niño.

La puerta del acompañante fue abierta y salió un Lu-Han sonriendo de oreja a oreja. — ¡Mami! — Salió del coche para abalanzarse hacía su madre y darle un enorme abrazo.

— ¡Pequeño!, ¿Estás bien?, ¿Tienes los huesos sanos? — Le llenó de preguntas mientras estaba agachada, mirando al niño de pies a cabeza.

— ¡Sí!, ¡Mina Noona me compló  un juguete genial! 

A todo esto, Myoui salió del coche y se dirigió hacia el baúl sin decir ni una palabra.

— ¿Qué te compró? — Preguntó inocentemente la madre.

— ¡Una cocina de juguete para gays! 

— ¿Eh?

— ¿Para gays? — Saltó nona, mientras caminaba despacito hacía ellos.

— Es una cocina que elegí, ¡Es rrrrrosa y tiene floles, Mina dijo que era para gays como yo! 

Chae-Young suspiró, mientras acechaba la mirada a Myoui. — ¿Y qué es ser gay? — Le preguntó al niño.

— ¡Ser cool!, eso me dijo Mina. Mami soy gay, muy gay, ¿Verdad?

— ¡No! Bueno sí, o no sé.

El pequeñin hizo un mohín con sus labios. — ¿No soy gay? 

— Eso lo decidirás con el tiempo... De mientras eres un niño hermoso.

— ¿Y no gay?

— No lo sé. Cuando seas más grande lo decidirás. 

Cruzó sus pequeñitos brazos e hizo una mueca de disgusto. — Quería ser gay, cómo tú...

— ¡¿E-Eh?! 

— Mina Eonnie dijo que soy gay cómo tú. 

Chae se levantó rápidamente, con el corazón en la boca. — ¡Mina! 

La contraria cerró el baúl con una sonrisa enorme, mientras dejaba la caja grande al lado de la chica que la volvía loca. — Aquí está la cocina.

— ¡¿De gays?! — Escupió con ironía la de 163 cm. 

— Pues, es rosa y tiene flores.

— ¡Es una cocina común y corriente! 

— De gays. — Afirmó Mina.

— Sí mami, ¡Soy gay!