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159 y 163cm De Amor
"La cama está apretada"
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Ya era la hora de dormir. Chae y Lu-Han se encontraban en pijama mirando televisión en el living mientras Mina se preparaba para acostarse.
Hoy se encontraban en la casa de Myoui. Chae-Young y Lu-Han habrían ido a la tarde a visitarla y Mina les pidió que se quedasen a dormir. O mejor dicho, le pidió a Chae que lo haga... sinceramente no le interesaba que el niño esté en su hogar. Si era por Mina, podría dormir afuera.
A la media hora de mirar la pantalla esos canales infantiles, la menor se dio cuenta que el pequeño cerraba sus ojitos y trataba de batallar para no dormirse. Ya era la hora de llevarlo a la cama.
Y ese era un gran problema. ¿Dónde dormirían?
Sabía claramente las intenciones de la nipona, seguramente querría que durmieran con ella. Y no estaba equivocada ya que la habitación para huésped ni siquiera la abrió.
Las intenciones de Myoui era que Chae-Young durmiera junto a ella abrazadas. Y claro, Son no era ninguna estúpida. Podía imaginarse algo antes de que pasase.
— Mami... — Le dijo el niño con una voz soñolienta. — ¿Podemos dormir?
Ahora la joven estaba más desesperada por encontrar una solución. El niño ya tenía sueño, y todavía no tenía algún lugar para ubicarlo.
Suspiró. Sabía que la siguiente acción podía ser riesgosa.
Alzó al pequeño; éste se aferró cómo un koala, apoyando su carita en el hombro de su madre. Empezó a subir las escaleras y luego, entró a la habitación de la dueña de la casa con suma cautela.
Mina en ese momento iba a apagar la luz del velador, pero quedó congelada al ver que el mocoso estaba casi dormido en los brazos de "su" chica. ¡¿Acaso iba a tener que dormir con ellas?!
— Que duerma en el sofá y tú te vienes a dormir conmigo. — Le dijo de mala gana. La contraria viró los ojos al escuchar aquél descabellado plan. ¡¿Cómo dejaría a su pequeño hijo solo en el living?!
— Deja de rezongar. — Se fue para el lado que le correspondía en la cama y dejó cuidadosamente al niño. Luego ella se ubicó en medio de los dos, haciendo una barrera para que Mina no empujara al niño. — Y ni se te ocurra patearme o algo por el estilo para que nos caigamos.
— Estoy apretada. — Musitó entre dientes, con la peor cara de perro enojado que podía tener.
— Buenas noches, Minari. — Le contestó, sin darle importancia a la hermosa mal humorada. — Que descanses.
— Saca al ni-...
— Te quiero. — Dijo, interrumpiéndole, antes de darse vuelta para dormir abrazada a Lu-Han.
La japonesa se rindió. —: Malditos mocosos.
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