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[Día 9]: Caballero.

Los ojos celestes de la chica se fijaban en sus lentes. ¿Debía dejarlos o no?

Aquella noche, había sido obligada por sus padres a ir a una fiesta de quince años, de alguna prima lejana cuyo nombre ni siquiera conocía. Claro que, se negó muchas veces a ir. Incluso discutieron sobre ello... Aunque, al final no logró convencerlos de que tenía algo importante que hacer.

A pesar de eso, su ánimo respecto a la situación no mejoró cuando le dijeron que tendría que bailar con alguien en aquella fiesta.

— ¡Es un rotundo no!

—Agh, contigo no se puede. —Hizo una pausa y suspiró—. ¿Qué te parece si llevas a tu propio caballero?

Tardó un segundo en analizar la situación. Si su madre le estaba pidiendo que llevase un chico al baile, eso sólo significaba una cosa... Podía llevar a Soraru. Si es que no estaba ocupado, claro.

Inmediatamente, tomó su celular y abrió la aplicación de mensajería por la cual se comunicaban. Tecleó rápido, borrando cuando se equivocaba con ciertas letras.

» ¿estás libre esta noche?

» espera, eso sonó mal ///

» Vaya, vaya. Sí, no tengo nada que hacer

» Por qué preguntas?

» es que surgió algo y...

» sé mi caballero en la fiesta de esta noche;

El azabache tardó unos minutos en responder, por lo que la muchacha creyó que no tenía ganas de serlo. La desesperación invadió su ser. Si no la aceptaba, significaba que tendría que bailar con algún desconocido. Y, no. Ella quería bailar con Soraru.

» Te advierto que soy malo con el baile

» Pero fue tu decisión escogerme

¿Eso era un sí? Quiso creer que sí.

» gracias, soraru-san (';ω;')

» ('・ω・')

» ehhh¡¡

June no hizo más que fangirlear porque el azabache la había aceptado y, además, había colocado un kaomoji.

- . . . -

La noche llegó muy rápido. De repente, la chica tenía puesto un elegante pero corto vestido y zapatillas plateadas. Llevaba el cabello suelto y había decidido quitarse los lentes.

Alguien tocó el timbre de la casa. Debía ser Soraru. Fue su madre quien abrió la puerta, topándose con las hermosas facciones de aquel azabache. Su piel blanca y reluciente, sus ojos oscuros brillando y sus húmedos labios entreabiertos.

—Buenas noches —saludó.

A June casi le da un ataque. Dicen que la primera impresión siempre es la más importante,y de hecho creyó que el chico le dio una muy buena impresión a su madre. La elegancia con la que estaba vestido y la educación de sus palabras, sumado a lo guapo que era, hacían de él el candidato perfecto para acompañarla al baile.

Sin dudas, nadie negaría que hacían buena pareja.

Soraru fue invitado a pasar y sentarse en el sillón. La madre de la muchacha de ojos celestes le preguntó si quería algo de tomar, y él se negó con amabilidad.

—S-Soraru-san... te ves... genial —balbuceó la chica, incapaz de procesar la imagen que había visto.

—Gracias. Tú también luces... hermosa. —La última palabra la dijo mirando a otra parte, evitando el contacto visual.

No dijeron nada más luego de eso.

Unos minutos después, llegó por fin la hora de ir a la fiesta. Subieron los cuatro al auto del padre de June. En el camino, tuvieron una incómoda conversación.

—Y, bien. ¿Qué eres para mi hija? —cuestionó el padre.

—Somos amigos.

— ¿Cuántos años tienes?

—Veinte.

— ¿A qué te dedicas?

—Soy cantante, señor.

— ¿Eres famoso? ¿Ganas mucho dinero?

—Conocido. Me alcanza para vivir.

—Vaya... ¿Tienes licencia de conducir?

—Por supuesto.

— ¿Vas al gimnasio?

—De vez en cuando.

— ¿En dónde conociste a mi hija?

—En un funeral.

— ¿Cuándo se conocieron?

—Hace casi tres meses.

El hombre chasqueó la lengua. A pesar de todas sus preguntas, no logró doblegar al azabache. Éste sonrió cuando se dio cuenta de eso.

No tardaron mucho en llegar. El sitio era un enorme salón y estaba muy bien decorado. El suelo de mármol brillaba, y las blancas paredes eran decoradas por pilares dorados.

A decir verdad, la fiesta fue muy aburrida. El único punto emocionante para nuestra protagonista fue el momento en el que bailó con Soraru.

Todos fueron invitados a pasar a la pista de baile. Con la cabeza gacha, June aceptó la mano que el azabache le tendió, y se colocaron en algún punto apartado en el que no pudiesen llamar mucho la atención.

Empezaron a dar vueltas sin sentido. Sus pasos estaban descoordinados, lo que provocó que la muchacha estuviese a punto de caerse al suelo.

— ¿E-Estás bien? —titubeó él, con algo de preocupación.

—Sí —murmuró ella, aferrándose a su brazo.

—Lo siento. Creo que debería mejorar mis habilidades como bailarín...

—N-No hay problema, fue mi culpa...

Continuaron moviéndose, y poco a poco la sincronización fue apareciendo. Así lograron mantenerse durante unos minutos más, hasta que la música cesó.

Al final de la noche, Soraru seguía sin poder creer que fue capaz de bailar con ella.


Ok, sinceramente me gustó mucho el resultado de éste día, así que puedo irme a dormir en paz~

pd: me da risa que la descripción de soraru es mega masiva y la de june es tan pobre que dan ganas de llorar :'v

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